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El ocaso del papado

Fuentes: Argenpress

Desde que subió al solio pontificio Benedicto, todo lo que sale de aquel lugar es un puro disparate… Benedicto califica de «abominable asesinato» el trance y arrastra tras de sí al bellaco Berlusconi. Eluana Englaro, la italiana en coma desde 1992, ha llegado a la clínica «La Quiete» de Udine donde se le desconectará la […]

Desde que subió al solio pontificio Benedicto, todo lo que sale de aquel lugar es un puro disparate… Benedicto califica de «abominable asesinato» el trance y arrastra tras de sí al bellaco Berlusconi.

Eluana Englaro, la italiana en coma desde 1992, ha llegado a la clínica «La Quiete» de Udine donde se le desconectará la sonda alimenticia que la mantiene con ¿vida?

Antes de alborotar o impedir, moral o leguleyamente, que esta joven italiana pase serenamente a mejor vida, la pregunta que debieran responderse Benedicto y compañía es: ¿desearía yo permanecer 17 años en ese estado lamentable para mí, para los míos y para todo el mundo, sólo porque un recurso médico -y por lo tanto humano y no divino- lo hace posible? Respóndete, Benedicto, y habrás encontrado la clave de la sabiduría de la que careces pese a tus años trampeada por un efectista intelectualismo…

No se conoce hasta ahora pensamiento capaz de defender con tanto necio ahínco al embrión -un proyecto de vida- y a la vida artificial, sea la terminal asistida, sea la sostenida sólo por un artilugio alimenticio. Pero es que además no se sabe de nadie que actúe y piense así, y al mismo tiempo desprecie con el silencio consentidor la vida plena segada en conquistas históricas, en guerras, en invasiones y en ocupaciones de otras naciones y pueblos. Desde la ciudad del Vaticano jamás se ha escuchado una sola palabra de arrepentimiento por su apoyo a pretéritas y genocidas Conquistas, ni contra las actuales barbaridades del imperio. Sin embargo Benedicto califica de «abominable asesinato» la humanitaria retirada de la sonda a Eluana. ¡Qué miserable sensibilidad la suya! ¡Qué gran farsante del siglo XXI!

Está visto que sin dictadores de derechas, los aspavientos papales no son más que cabriolas de bufón. En cuanto cesa la presión psicótica de la Iglesia en la sociedad, la inteligencia más natural y sensitiva percibe fácilmente el sensacionalismo calculado de Benedicto con este calificativo de asesinato abominable difundido urbi et orbe. Incluso preclaros hombres de fe que Benedicto o sus antecesores tratan de heterodoxos, no aceptan que ese calificativo sea propio de un ser normal .

¿Acaso la simple artificiosidad del arte médico de nutrir a un cuerpo virtualmente inerte y sólo palpitante en estado de moribundez, es para Benedicto «vida»? Apartar un adminículo (la sonda) no creado por Dios, ¿es «abominable crimen»? ¿Responde esa manera forzada de existir, la de Eluana Englaro, a la voluntad de Dios, o a la de los hombres? ¿Se puede llamar vida al «estar»; al permanecer un cuerpo recostado en estado comatoso 17 años? Dios, ese Dios que se supone le guía y en cuyo nombre habla y actúa Benedicto, no incorporó en la Creación la sonda nasogástrica para vivir. Eso no ha sido vivir; ni siquiera es existir…

Benedicto persigue, sin duda, concitar con este golpe de efecto la atención del mundo habida cuenta la enorme y progresiva pérdida de prestigio de la Iglesia católica desde que las dictaduras van desapareciendo o se van transformando en tiranías colegiadas que son las democracias neoliberales.

No sé qué fundamento pueda haber en la profecía de Nostradamus que asigna a este papa el papel de penúltimo que tendrá la Iglesia. Pero tal como se llevan las cosas por allí, la Iglesia católica, o al menos la Iglesia interpretada por el Estado Vaticano, tiene todas las trazas de ser una multinacional más que en la vorágine general del capitalismo va a la quiebra. Y no sólo la material, sino sobre todo la moral. Y además con carácter ecuménico, que es como llaman ellos a lo universal.