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El pacto entre el Partido Comunista y la Concertación

Fuentes: Crónica Digital

Parece bastante evidente que a la derecha le duele la posibilidad de que se concrete un pacto instrumental entre el Juntos Podemos y la Concertación. Piñera, Coloma, Allamand y una nutrida cantidad de voceros y dirigentes de la UDI y RN han lanzado sus dardos en contra de esta iniciativa. Tratan de hacer ver una […]

Parece bastante evidente que a la derecha le duele la posibilidad de que se concrete un pacto instrumental entre el Juntos Podemos y la Concertación. Piñera, Coloma, Allamand y una nutrida cantidad de voceros y dirigentes de la UDI y RN han lanzado sus dardos en contra de esta iniciativa. Tratan de hacer ver una supuesta «incongruencia valórica y doctrinal» de la DC al pactar con el PC y el JPM.

Ellos, los que avalaron la dictadura de Pinochet y el terrorismo de estado; los que tratan de «importar» a nuestro país la criminal política de «seguridad democrática» emulando a Uribe y Bush, se dan incluso el lujo de cuestionar el pacto desde una visión «valórica y doctrinal». Ellos, los que quieren a Chile bajo la tutela de la constitución pinochetista; subordinado a las grandes transnacionales; de espaldas a América Latina; bajo el imperio del neoliberalismo más dogmático realmente existente en el mundo.

Los medios de prensa de derecha, con El Mercurio a la cabeza, han hecho de estos ataques una línea editorial que se refleja prácticamente todos los días.

Usaron el viaje de estado de la Presidenta y una delegación nacional de Chile que la acompañó a Cuba, para golpear el pacto instrumental. Ahora, dan espacio a declaraciones de la derecha y también de algunos militantes DC, para cuestionar el pacto porque ello podría hacer perder los votos del centro a la DC.

En la historia política y social de Chile, por diversas causas y circunstancias, las vertientes de la izquierda y de la DC se han encontrado en torno a objetivos convergentes, como también se han confrontado sobre la base de diferencias y búsqueda de caminos políticos alternativos uno del otro.

El tiempo histórico más reciente de esa convergencia, en la diferencia, se produjo en la lucha en contra de la dictadura de Pinochet. El pueblo de izquierda, allendista, y el pueblo DC, freista, estuvieron en una parte importante de esa lucha en trincheras comunes, no iguales, pero sí convergentes. Quienes han llegado incluso a esgrimir el tema religioso para cuestionar el pacto, no entienden que las creencias religiosas y las creencias no religiosas nunca han sido obstáculo para las prácticas históricas de los pueblos y sus identidades políticas, cuando de por medio y esencialmente se encuentran asuntos efectivamente doctrinales y valóricos tales como los Derechos Humanos en sus dimensiones individuales, sociales, económicas y políticas. Todo indica que, en términos generales, las convergencias entre el PC y la DC se han dinamizado cuando se trata de conquistar un estado democrático o ensanchar sus límites en cuanto derechos humanos; derechos civiles y ciudadanos; derechos económicos y políticos. Ciertamente, esto, jamás lo aceptará la derecha y tratará de combatirlo incluso con la represión, como lo ha hecho en toda la historia de Chile.

Con una mirada más larga, efectivamente lo que trata de impedir la derecha es que en Chile se rompa la exclusión en el Parlamento y se abra un escenario nuevo de correlaciones y representaciones en el Poder Legislativo. La derecha teme que, en definitiva, sea la propia constitución pinochetista la que entre en peligro real. Piñera, por su parte, teme que en el Parlamento haya una expresión de la izquierda y del Partido Comunista, porque las fuerzas de izquierda cuando han conquistado espacios en el Parlamento han abierto democráticamente más las posibilidades de transformaciones profundamente democráticas y se han enfrentado a la derecha.

Chile tiene una historia, y no se puede negar y menos distorsionar tan burdamente: Lo concreto es que, invariablemente, la derecha y su tronco histórico siempre han temido a la Soberanía Popular y al Pluralismo en la vida política y social. El integrismo lo lleva en sus genes y, en definitiva, siempre han golpeado con la exclusión y la represión a quienes ven como un peligro.

En la historia de Chile, la derecha siempre ha estado de espaldas a la Democracia. Con todo, tal como lo ha señalado el Presidente del PC y candidato presidencial, Guillermo Teillier, parece lógico encontrar tanto en la DC como en el PC militantes que discrepan de este pacto, sin embargo, también parece lógico que las posiciones de mayoría sean las que realicen la política, como lo ha señalado el Presidente de la DC, Juan Carlos Latorre, al referirse a opiniones contrarias al pacto con el PC provenientes de su partido.

Seguramente, esto también le duele mucho a la derecha. Sin embargo, la política es efectiva en la medida de su realización práctica. Estamos bien notificados de que la derecha hará lo imposible por evitar este pacto instrumental.

En su realización, todo indica que el pacto instrumental será efectivo con una lista única nacional, tanto para que sean elegidos candidatos del PC y de la izquierda, y romper la exclusión, tanto para que sean elegidos candidatos de la Concertación, y que se le quite escaños parlamentarios a la derecha que, bajo el imperio del antidemocrático sistema binominal, ha cosechado una representación falsa y espúrea. Lista única que no significa la pérdida de identidad política de las partes. Por eso, en esta situación y en este caso, la omisión no sirve.

Si este pacto se logra, y se cumple, Chile habrá ganado democráticamente y la representación parlamentaria se hará más diversa, plural y con posibilidades reales de generarse nuevas correlaciones en el mismo Parlamento.

Como ha ocurrido en la historia política y social de Chile, la interacción de estas representaciones parlamentarias con los movimientos sociales ha permitido un ensanche de la
Soberanía Popular y mejores posibilidades de transformaciones.

En este proceso en torno al pacto no se ha puesto en juego ni se ha relativizado el camino de construcción de una alternativa de poder nacional desde la izquierda y el progresismo. Hay muchas convergencias en las luchas y en los contenidos programáticos, que se amplían, respecto de superar el neoliberalismo en Chile en estas expresiones y sectores. Hay que tener bien presente que nadie en el JPM y la izquierda (y también en la Concertación) ha puesto siquiera en duda que esta alternativa en construcción desde la izquierda y el progresismo levante un programa de gobierno y un candidato presidencial único y unitario del sector.

Lo que sí puede afectar la concreción y el resultado del pacto es que se levante una lista paralela y alternativa desde sectores que hasta hace poco fueron parte de la Concertación. Es el caso del PRI que encabeza Adolfo Zaldivar y del MAS que dirige Alejandro Navarro. El asunto es bien claro, si eso se produce, es decir, si se levantan listas paralelas y alternativas, se pone en peligro la elección de los candidatos del sector excluído, llamado «extraparlamentario»; la elección de candidatos de la concertación y la posibilidad de quitar espacios a la derecha. Este es el efecto concreto y no otro.

Por eso, es necesario y fundamental comprender a fondo el paso que se está dando y se está construyendo.

Lo relevante que es la realización del pacto instrumental y evitar los obstáculos, que ya con los que pone la derecha hay más que suficientes.

Hace algunos años, a mediados de lo noventa, un parlamentario y destacado abogado defensor de los Derechos Humanos presentó ante la Corte Interamericana de Justicia el caso de varios detenidos desaparecidos chilenos, y expuso que el estado chileno denegaba la Justicia para ellos. En su argumentación agregó que esta denegación de justicia se producía porque en Chile estaba vigente la ley de amnistía impuesta por Pinochet y que era imposible terminar con su vigencia porque, a raíz del sistema binominal, quienes representaban a los victimarios tenían en sus manos el poder de mantener esa ley vigente con un poder de veto que a veces era acompañado por sectores del mismo oficialismo. Y señaló que, por ese mismo sistema binominal, era muy difícil que quienes representaban a las víctimas del terrorismo de estado accedieran al Parlamento chileno. La causa fue acogida. El parlamentario que la presentó era Andrés Aylwin.

– Juan Andrés Lagos es periodista. Encargado de Relaciones Internacionales y Comunicaciones del Partido Comunista de Chile. Vicepresidente Corporación Universidad ARCIS. Subdirector de Crónica Digital.