Para elaborar este trabajo crítico he tenido en cuenta los siguientes materiales: «La Planificación socialista. Su significado», de Ernesto Guevara; «La creatividad en el pensamiento económico del Che», de Carlos Tablada; «En busca del paradigma perdido de Marx y Engels», de Luis Marcelo Yera; y «Ernesto Guevara: una reflexión de largo aliento», de Néstor Kohan. […]
Para elaborar este trabajo crítico he tenido en cuenta los siguientes materiales: «La Planificación socialista. Su significado», de Ernesto Guevara; «La creatividad en el pensamiento económico del Che», de Carlos Tablada; «En busca del paradigma perdido de Marx y Engels», de Luis Marcelo Yera; y «Ernesto Guevara: una reflexión de largo aliento», de Néstor Kohan. Aunque todos estos autores consideran de total actualidad el pensamiento de Ernesto Guevara sobre el socialismo y en especial su defensa a ultranza de la planificación y su negación del mercado, yo creo que no es acertada esta valoración. Y pasaré ahora a explicarles por qué.
1. En todas las economías socialistas de los años sesenta el plan era tomado como la esencia fundamental del socialismo. En palabras de Ernesto Guevara: «Podemos, pues decir que la planificación es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista». Pero en todas esas economías, como era inevitable, se hacía uso del dinero y de las categorías de la economía mercantil. Se supo desde el principio, desde la NEP de Ilích Ulianov, que el socialismo no podía de momento liquidar la economía mercantil. No obstante, como los precios lo establecía la autoridad estatal central y no el mercado, nunca se respetó la ley del valor. Quien conozca «El Capital» de Karl Marx, sabrá que sin mercado es imposible que la ley del valor juegue su rol. Aunque en todos los manuales de economía socialista se hablaba de que los países socialistas debían saber utilizar las relaciones entre mercancía y dinero, lo cierto es que no supieron. Aunque Stalin y Mao Zedong hablaron de que los dirigentes comunistas de los países socialistas debían respetar la ley del valor, lo cierto es que nunca la respetaron. Dicho en términos filosóficos: admitían la ley del valor en esencia, pero se negaban a aceptarla en su manifestación objetiva. Puesto que donde los precios no son determinados por el mercado, la ley del valor no tiene posibilidad objetiva de manifestarse.
2. En el pensamiento de Guevara, secundado por Carlos Tablada, aparece la idea de que nos encontramos en la época de la transición al socialismo y al comunismo. Carlos Tablada, en los puntos 2 y 3 de la página 9 del texto referido, lo expone así: «1. Negación de la vigencia rectora de la ley del valor en el periodo de transición al comunismo»; «3. Rechazo a que la caracterización del periodo de transición al comunismo, ni aun en sus primeros momentos, tenga que venir dada por ley del valor y demás categorías mercantiles que su uso requiere». Esta idea queda aún más claramente expresada en la página 5 del mismo texto: «En mi opinión, los aspectos fundamentales del pensamiento y de la práctica del Che tienen vigencia si los adecuamos a los cambios que han tenido lugar, pero sin alterar la esencia de su punto de partida crítico de ciertas concepciones en la construcción del socialismo como tránsito hacia la sociedad comunista». Repito la idea de Tablada: «época de la construcción del socialismo como tránsito hacia la sociedad comunista». Creo que esto es un grave error de concepción estratégica. No se puede negar que la época actual es la época de la transición del capitalismo al socialismo. El hecho de que todas las economías del mundo sean economías mixtas, de propiedad pública y de propiedad privada, atestigua que nos encontramos en la época de la transición del capitalismo al socialismo. Y en esta transición es inevitable que en el socialismo existente, ya sea el de China o el de Cuba, haya huellas y restos del capitalismo. Cuba se ha tenido que abrir a la inversión extranjera, al capitalismo mundial, para desarrollar su propia economía socialista. Esta es la realidad. Y quien admite cierto desarrollo del capitalismo extranjero, debería admitir cierto desarrollo del capitalismo nacional. Y quien admite cierto desarrollo del capitalismo, debe ser conciente de la necesidad de desarrollar la economía mercantil. Y si no se permite este desarrollo, la economía socialista terminará perdiendo la batalla frente a la economía capitalista. Lo nuevo en la concepción socialista estriba en comprender que sin mercado, por una parte, las economías socialistas no podrán satisfacer las crecientes necesidades materiales y culturales del pueblo, y por otra parte, no podrán derrotar al capitalismo. Y de no hacerse así, de permanecer atado a la idea de que el plan es la esencia definitoria del socialismo, a los ojos del mundo el socialismo se seguirá presentando como una sociedad donde predomina la pobreza material, la restricción de necesidades y la uniformidad en el gusto.
3. Lo dicho anteriormente constituye el marco real donde se mueven los socialistas de todo el mundo, el marco que constituye la época de la transición del capitalismo al socialismo, sin embargo, según el pensamiento de Guevara, secundado por Tablada, la época que se vivía en los años sesenta, y para algunos la que se vive ahora, es la época de la transición del socialismo al comunismo. Pero sólo hay que ver el mundo para concluir que esto no es cierto. Si queremos transitar hacia el comunismo, suponiendo que nos encontráramos en la época del socialismo avanzado, entonces será un objetivo estratégico liquidar las relaciones mercantiles monetarias, esto es, no producir la riqueza como mercancía. Pero como resulta que no nos encontramos en la época de la transición del socialismo al comunismo, sino en la época de la transición del capitalismo al socialismo, entonces el objetivo estratégico de acabar con economía mercantil está fuera de época. Y si aceptamos que hay un periodo de transición entre el capitalismo y el socialismo, que nos encontramos en los primeros pasos del socialismo, entonces debemos aceptar sin ninguna clase de prejuicios ni de reparos que en el socialismo debe haber elementos del capitalismo. Puesto que si no hubiera elementos capitalistas, no podríamos hablar de la transición del capitalismo al socialismo.
4. Si en verdad nos encontráramos en la época de la transición del socialismo al comunismo, no sólo sería un objetivo estratégico acabar con la economía mercantil, sino también con el Estado en tanto organización de la violencia. Serían objetivos estratégicos la liquidación del ejercito, de la policía y de las cárceles. Pero el cumplimiento de estos objetivos estratégicos no aparece en el pensamiento de Guevara ni en el de Tablada. Por lo tanto, ellos reconocen, aunque implícitamente, que nos encontramos en la época de la transición del capitalismo al socialismo, que nos encontramos en la época donde todavía la sociedad socialista necesita para confirmarse de un Estado que organice la violencia. En la página 7 del texto citado Carlos Tablada se expresa en los siguientes términos: «Che profundizó en Marx, Engels y Lenin. Y el concepto de plan aparece vinculado a los conceptos de revolución anticapitalista y dictadura del proletariado». Se ve claro que Tablada hace hincapié en el lado de dictadura que tiene el Estado socialista, y no en su lado democrático. Circunstancia que hace evidente que Tablada reconoce implícitamente que nos encontramos en la época de la transición del capitalismo al socialismo. No obstante, en este aspecto hay que establecer una distinción importante: Con Ilích Ulianov aprendimos que todos los Estados son por su esencia dictaduras, en tanto con ello entendemos que todo Estado pretende asegurar el predominio de un determinado modo de producir la riqueza. Podemos entender entonces que el carácter de dictadura de un Estado socialista viene determinado por su objetivo de hacer que el modo de producción predominante sea el socialista. Pero esto no quita que el sistema de gobierno de una sociedad socialista pueda ser democrático y que las relaciones con otras clases también puedan ser democráticas. Si en una sociedad socialista se admiten cierto desarrollo de la economía capitalista y de la economía individual, es inevitable que esta situación tenga su reflejo superestructural y tenga que admitirse la legalidad de partidos capitalistas y pequeños burgueses. Y el partido comunista debería vivir con estos partidos en un régimen de democracia. No hay por qué estar continuamente destacando el carácter de dictadura que tiene el Estado socialista en su relación con el capitalismo, olvidándose por completo de afianzar y desarrollar su carácter democrático.
5. En el pensamiento de Guevara el plan se presenta como un arma de la conciencia socialista, como la oportunidad racional de que el hombre por primera vez haga una historia consciente. Ni en la práctica ni en la teoría se le puede atribuir esa propiedad al plan. La más importante de las armas científicas que tiene el hombre para hacer por primera vez una historia consciente es El Capital de Karl Marx. Gracias a esa rica y grandiosa obra teórica el hombre puede hacerce con una representación científica de la economía mercantil y de la economía capitalista. Y sólo conociendo con profundidad la economía mercantil y la economía capitalista, las vanguardias de izquierdas podrán dirigir la construcción de la sociedad del futuro de modo consciente. Pero El Capital es la obra menos conocida por los marxistas, por los leninistas y por los maoístas. La razón de fondo la he expuesto en otros trabajos publicados en Rebelión: se le ha prestado excesiva atención a la lucha de clases y se ha dejado muy de lado la lucha por la producción. O lo que es peor: se entiende la lucha por la producción como un modo de manifestación de la lucha de clases. No obstante, el hecho de que en las economías socialistas, aunque sean planificadas, hagan uso del dinero, hace evidente la necesidad de que los comunistas conozcan profundamente El Capital para saber lo que es el dinero. Y el hecho de que en todas las empresas socialistas sea necesario saber cuánto cuesta producir los bienes y cuánto es el margen de ganancia que se obtiene, plantea igualmente a los comunistas la necesidad de conocer El Capital para saber lo que es el precio de costo y la ganancia. Es imprescindible para la construcción consciente del socialismo que los marxistas conozcan la naturaleza de la mercancía y la del capital, y que en consecuencia tengan un sobrado dominio de las categorías mercantiles y capitalistas. No se trata, como hace Guevara, de negar la inevitable presencia de la ley del valor y de las determinaciones mercantiles y capitalistas en el periodo de transición del capitalismo al socialismo, sino de conocerlas a fondo para dominarlas y emplearlas al servicio del socialismo.
6. Veamos ahora el plan bajo el punto de vista práctico. Tradicionalmente se ha planteado que un país socialista debe planificar su economía por dos razones: una, porque los medios de producción son de propiedad pública, y dos, porque el sector socialista de la economía debe dirigir el resto de la economía nacional. Y los objetivos más importantes que se quieren lograr con la planificación son tres: desarrollo proporcional entre los distintos sectores económicos, equilibrio entre la oferta y la demanda, y distribución proporcional entre los fondos de acumulación, fondos destinados a nuevas inversiones o a la reproducción ampliada, y los fondos de consumo, fondos destinados a retribuir a los trabajadores y resto de grupos sociales. Pero estos objetivos, examinada la experiencia de los países socialistas, no se han cumplido: uno, el sector de los medios de producción siempre ha sido proporcionalmente superior al sector de los medios de consumo, que da como resultado empresas ricas y obreros pobres; dos, la oferta y la demanda no han estado equilibrada, como demuestra los problemas constantes de escasez de medios de consumo básicos; y tres, los fondos de acumulación siempre han sido proporcionalmente superiores a los fondos de consumo, que da como resultado grandes obras de infraestructuras y trabajadores con salarios raquíticos. Guevara pensaba que el plan era el modo en que el hombre podía construir el mundo de un modo más racional a como lo hacía el capitalismo, pero la experiencia ha demostrado que el socialismo ha construido el mundo de modo más irracional que el capitalismo. Pero hay otro aspecto importante que pone en evidencia las limitaciones del plan para la consecución de esa meta que Guevara le atribuye: hay millones de productos con un sin fin de especificaciones y variaciones que el plan no puede abarcar. En China, por ejemplo, solamente unos cuantos centenares de productos eran manejados por la Comisión de Planificación Estatal.
Pero de este grupo la comisión sólo podía calcular con exactitud sólo una decena de productos, mientras que del resto las estimaciones no eran rigurosas. Incluso en los cálculos de exactitud el plan no podía cubrir las variaciones en sus especificaciones. De manera que en la práctica el plan se convertía en un plan de referencia y no en un plan de riguroso cumplimiento. Por lo tanto, bajo el punto de vista práctico el plan se ha mostrado como un mecanismo económico inferior al mercado, tanto para el desarrollo de las fuerzas productivas como para el desarrollo proporcional de los distintos sectores económicos.
En Las Palmas de Gran Canaria. 4 de diciembre de 2004.