Los libros fueron el mayor tesoro de las culturas de la Antigüedad. La prueba es que entre los más grandes monumentos arquitectónicos siempre han estado las bibliotecas. Gracias a los libros se transmitió todo un legado de conocimiento que de otro modo se habría perdido a lo largo de las épocas. Piedra, madera, cuero de […]
Los libros fueron el mayor tesoro de las culturas de la Antigüedad. La prueba es que entre los más grandes monumentos arquitectónicos siempre han estado las bibliotecas. Gracias a los libros se transmitió todo un legado de conocimiento que de otro modo se habría perdido a lo largo de las épocas. Piedra, madera, cuero de cabra, papiro o papel fueron los soportes básicos para estampar la escritura, un arte en sí mismo y el modo más seguro de grabar el pensamiento humano para ofrecerlo a la sociedad y dejarlo como herencia a las generaciones posteriores.
Las bibliotecas, esos recintos generalmente austeros y silenciosos en donde se guarda la memoria humana, su creación literaria y su acervo cultural, poseen esa rara cualidad de trascender a las generaciones, a los cambios sociales y políticos, a las modas y a los avances tecnológicos, por su virtud de aprehenderlos y asimilarlos sin perder su esencia. Las bibliotecas deberían representar, por ello, la institución más perdurable de una sociedad, dado que son un patrimonio educativo e intelectual cuyo valor reside en la alegría y curiosidad de quienes descubren en ellas el tesoro del conocimiento en el placer de la lectura.
En el Parque de la Industria se han abierto las puertas de la XII Feria Internacional del Libro en Guatemala, un acontecimiento que se ha consolidado a través de los años como un punto de encuentro para autores, editores y público, cuyas actividades ofrecen la maravillosa oportunidad de compartir experiencias y adquirir libros a precios accesibles. Para la niñez, es un espacio lleno de vivencias y una oportunidad para entrar en contacto con un rico universo literario, un mundo por conquistar. Para los adultos, es un valioso momento de intercambio directo con algunos autores nacionales y extranjeros presentes en la Feria.
Dedicada a México como invitado de honor, Filgua 2015 ha convocado a un selecto grupo de escritores, artistas e intelectuales en un nutrido programa de presentaciones, recitales y conferencias dedicadas a diferentes públicos. Este esfuerzo de organización por parte de la Gremial de Editores brinda a la población guatemalteca uno de los pocos espacios culturales para asistencia masiva de público. El éxito de la iniciativa, sin embargo, depende también del interés y la participación de sus principales beneficiarios: niños, adolescentes y adultos, los verdaderos huéspedes de honor.
Un país sin lectores es un país sin futuro. Los esfuerzos de ciertos quijotes por incentivar la lectura en las nuevas generaciones se topan de frente contra un sistema educativo que no la propicia y una pérdida progresiva de interés en las nuevas generaciones por una actividad que algunos consideran obsoleta frente a la invasión de nuevas tecnologías. Sin embargo, en la lectura está la llave del conocimiento y la construcción de un acervo intelectual capaz de abrir caminos de desarrollo.
El aporte de la generación de ayer es propiciar esta actividad enriquecedora entre niños y jóvenes, guiarlos hacia el aprovechamiento de ese recurso infinito de la exploración poética, el deslumbramiento ante una obra literaria, y entonces darles el regalo más preciado: un libro. O varios…
Fuente: Prensa Libre