En una ampliada reunión nacional de sus coordinadores provinciales, las Comunidades Eclesiales de Base (CEBs) hemos hecho un análisis de la realidad del Ecuador con el fin de vislumbrar el proyecto de país que necesitamos.
Sobre la realidad de nuestro país hemos detectado lo siguiente: por una parte un crecimiento catastrófico del desempleo y, por otra, el aumento significativo de las ganancias de las empresas, los bancos y los negocios internacionales, ganancias escandalosas en tiempo de pandemia donde la acumulación de riquezas es un insulto a la pobreza creciente y las muertes causados por el coronavirus.
Denunciamos la traición del gobierno actual que ha entregado el país en manos de los más ricos nacional e internacionalmente. Estos grupos han aprovechado esta situación para enriquecerse descaradamente mediante las privatizaciones de los bienes estratégicos del país, la corrupción descarada, la evasión de impuestos y la fuga masiva de capitales en los paraísos fiscales. El gobierno ha pactado con el FMI (Fondo Monetario Internacional) para recibir miles de millones de dólares sin hacer obras nacionales de envergaduras pero sí pagar los intereses a costa de la reducción drástica de los gastos sociales como la educación, la salud y el seguro social.
La Asamblea Nacional, contra la voluntad nacional expresada en las elecciones presidenciales de 2017, ha aprobado leyes que han destruido la institucionalidad del Estado y beneficiado a los poderosos, contradiciendo los derechos laborales, humanos y constitucionales. De esta manera hemos caído en una dictadura de la miseria material, intelectual y cultural con el encubrimiento y la manipulación de los grandes Medios de Comunicación comerciales que nos esconden la realidad y justifican la actual situación desastrosa de la economía y la política. Se ha creado una inmensa cortina de odio contra el gobierno anterior a base de odio, mentiras, persecución, apresamiento y exilio contra los opositores y las organizaciones sociales que denuncian la realidad espantosa del país.
Frente a las propuestas de los numerosos binomios presidenciales de las próximas elecciones encontramos en la mayoría de los partidos políticos un vacío de programas de gobierno y una ausencia de medidas que enrumben al país en una recuperación económica, una revitalización de la producción nacional y un fortalecimiento de la dignidad nacional. La presentación televisiva de estos binomios presidencial por el Consejo Nacional Electoral se pareció más a un show de elecciones de miss Ecuador, de reinas de belleza para las fiestas nacionales de Quito o Guayaquil, donde las preguntas superficiales terminaban en promesas ridículas e imposibles de cumplir.
Necesitamos un nuevo proyecto de país basado en un serio análisis de la realidad actual. Los proyectos de gobierno deben estar orientados a hacer retroceder el hambre, la miseria y la pobreza que ha aumentado en 20% en estos 4 años y que castigan más de la mayoría de la población ecuatoriana. Deben enfrentar la corrupción generalizada y el saqueo de las riquezas nacionales y los bienes comunes. El Estado debe recuperar su función de orientar la economía y poner los recursos estatales a servicio de la población en general. La Asamblea nacional debe ser el eco de las necesidades más apremiantes de la nación y la fiscalizadora de los atropellos a los derechos de las personas y del pueblo en general, de parte de los grandes grupos financieros del país como también de los medios de comunicación nacionales. Los sectores populares necesitan recuperar un estilo de vida y de trabajo que les devuelva alimentación, dignidad y participación. Necesitamos retomar la integración latinoamericana para defendernos de las multinacionales y de los gobiernos principalmente de Estados Unidos y de Europa que han emprendido una nueva colonización de nuestro continente. La resistencia a este neocolonialismo ha vuelto a Bolivia, Argentina y México, se mantiene en México, Venezuela y Cuba y progresa en otros países.
Quince de los 16 binomios nos esconden la realidad del país: sólo buscan fortalecer sus intereses personales y privilegios de grupos. Sus propuestas demagógicas buscan en definitiva profundizar la política neoliberal del actual gobierno. Todas las encuestas nacionales e internacionales serias confirman que los ecuatorianos vamos a refrendar el voto que se nos ha robado en las elecciones de 2017, o sea, el de la Revolución Ciudadana con el binomio y los asambleístas de la lista electoral 1 y 5. Aparece como la mejor opción para fortalecernos como país pujante y digno, rebelde y organizado, esperanzado y feliz. Así iremos retomando la hoja de ruta que el papa Francisco no ha trazado en su última carta encíclica: ‘Construir la hermandad universal mediante la fraternidad sin frontera, la amistad social y el amor político. Sepamos discernir en medio de tanta oscuridad el árbol que ha producido buenos frutos, cultivándolo, promocionándolo y defendiéndolo de los lobos feroces disfrazados de mansas ovejitas.