No nos dejemos engañar por afirmaciones tales que “¡La democracia está en peligro!” o “¡Los indios están subvirtiendo el orden!”.
Porque quiénes están destruyendo la democracia son un gobierno que tiene un 83% por ciento de desaprobación, unas instituciones y empresas corruptas que desoyen las necesidades de la inmensa mayoría de los ecuatorianos y una fuerza policial y militar que atropella los derechos humanos y constitucionales de los manifestantes. Por eso la Constitución reconoce el derecho a la resistencia y a las manifestaciones pacíficas de los que reclaman un cambio de rumbo y la salida de un presidente que atropella a su propio pueblo por imponer un modelo de organización nacional que empobrece a las personas, se olvida del bien común de la nación, desbarata la convivencia social y destruye la naturaleza. La política es la más noble actividad de los seres humanos, porque su objetivo es la organización armoniosa y consensuada de los ciudadanos. La economía es la organización equitativa de la repartición de los bienes y servicios de una nación.
Los reclamos de los indígenas organizados nacionalmente en la CONAIE (Confederación de las Nacionalidades Indígenas del Ecuador) se enmarcan en un diálogo rechazado reiteradamente por un gobierno que se autoproclama falsamente “del encuentro”, que los califica injustamente de vándalos, delincuentes y terroristas y que los reprime causando más hambre, numerosos heridos y presos, y cuatro muertos. El levantamiento de los indígenas lleva ya 10 días y se ha generalizado en todas las provincias del país, incluyendo las Islas Galápagos, y todas las clases sociales, menos el puñado de familias que sólo conocen la dominación, la explotación, la manipulación y la represión.
Los gritos por un cambio de sistema político y económico ahora son unánimes, más allá de todas las mayorías absolutas. La democracia ahogada por los últimos años de dos gobiernos indolentes se expresa en las carreteras, las calles y las plazas de nuestro país y debe ser oída y respetada, porque se trata de respetar y fomentar los derechos básicos de todos los seres humanos.
Por esta razón, unos miembros de la Iglesia de los pobres de varias provincias del país estamos haciendo pública nuestra solidaridad con un pueblo que reclama sus justos derechos a vivir en la dignidad y se encuentre satisfecha en sus derechos. He aquí unos extractos de nuestra proclama, como un aporte más para la construcción de una salida positiva a las justas reclamaciones y a las pacíficas manifestaciones del Pueblo del Ecuador.
“CARTA ABIERTA AL PAÍS Y AL MUNDO – A los 10 días del paro nacional en Ecuador. Junio 22 de 2022.
“Derribó a los poderosos de sus tronos y exaltó a los humildes” (Lucas 1,51).
Somos integrantes de la Iglesia de los pobres del Ecuador, que ha hecho suya “la causa de Jesús de Nazaret”. Con la Iglesia Latinoamericana, sus mártires y profetas, hemos hecho la opción por los pobres y su liberación integral.
La situación catastrófica por la que estamos pasando en el país, a causa de la aplicación del modelo neoliberal… “En todas partes las injusticias son una violencia. Y se puede decir, debemos decir, que la injusticia es la primera de todas las violencias, la violencia número uno”, monseñor Helder Cámara de Brasil.
El descontento, abandono y explotación se manifiesta en la actual protesta social con un paro nacional. Después de varios intentos infructuosos de diálogo la CONAIE demanda respuesta a 10 planteamientos mediante un levantamiento. A estos reclamos y a este levantamiento indígena se han ido sumando las organizaciones sociales y el pueblo en general: Ya llevan 10 días y enfrentan una fuerte represión de parte del gobierno de Guillermo Lasso, que ha provocado hasta ahora la muerte de 4 personas, 5 personas que han perdido un ojo, más de un centenar de heridos y decenas de presos.
… Reconocemos en los justos reclamos de los Indígenas y los pobres del país la voz de los humildes, que están exigiendo la sustitución de una aparente democracia sometida a la dictadura del mercado por una economía solidaria y equitativa…
Por estas razones, nos identificamos con el levantamiento popular y pacífico de la CONAIE y de las demás Organizaciones Sociales porque “una fe sin obras es completamente muerta” (Santiago 2,14). Apoyamos los 10 reclamos que se han presentado al gobierno y la Revocatoria de Mandato, que demuestran el incumplimiento del Plan de Gobierno, las privatizaciones y su baja credibilidad.
Denunciamos el uso desmedido de la fuerza por parte de la policía y el ejército, propios de una dictadura, a la vez que rechazamos los hechos violentos de ciertos manifestantes e infiltrados del gobierno.
Abogamos por un diálogo real y constructivo que incluya los diversos sectores de la sociedad ecuatoriana… Queremos paz, una paz que es fruto de la fraternidad y de la justicia.
Nos comprometemos a “hacer propia la angustia de los pobres… denunciar al injusto y al malvado”, siguiendo el ejemplo de monseñor Leonidas Proaño y otros pastores; a impulsar una mayor conciencia política basada en la ética del bien común; a construir un Ecuador fraterno, inclusivo y equitativo, porque reconocemos en todo esto la presencia y el crecimiento del reinado de Dios.”
Depende de todos nosotros un desenlace que vaya satisfaciendo las necesidades más sentidas que sigamos trabajando a la sustitución del mortífero sistema neoliberal. El Reino es justicia, fraternidad y comunidad.
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