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El rock proletario y la música revolucionaria, alzados contra el copyright

Fuentes: http://lubrio.blogspot.com

«¿Es revolucionario que mis discos, mis libros, mis canciones o mi película usen las obsoletas leyes del Copyright, que podrían ser usadas por las grandes transnacionales del entretenimiento para multar y arrestar a las personas que les gusta mis obras?» En otros países recrudece la «guerra de Copyright»: las grandes empresas del entretenimiento ordenan el […]

«¿Es revolucionario que mis discos, mis libros, mis canciones o mi película usen las obsoletas leyes del Copyright, que podrían ser usadas por las grandes transnacionales del entretenimiento para multar y arrestar a las personas que les gusta mis obras?»

En otros países recrudece la «guerra de Copyright»: las grandes empresas del entretenimiento ordenan el cierre de sitios web, el arresto de personas y la implementación de leyes controversiales en pro de sus intereses, como SOPA y PIPA (en Estados Unidos), Sinde-Wert (en España), Döring (en México), Lleras (en Colombia) y el convenio ACTA en 31 países. Si bien algunos músicos están de acuerdo conque se arreste a las personas que descargan sus MP3, en países más civilizados como Venezuela los artistas más bien se sienten honrados de que la gente los conozca, descargue y comparta sus canciones. Se está experimentando con nuevos modelos que permitan a los artistas vivir de su música, y a sus fanáticos el poder obtener sus canciones sin dejarle la mayor parte del dinero a grupos económicos multinacionales.

«Son de la caña», el primer disco de Dame Pa Matala.
Foto: CornetaRota

Grupos como Dame Pa’ Matala están acostumbrados a tocar y vender sus discos ya no en discotiendas, sino en sus propios conciertos, con un éxito impresionante. Mucha gente ha descargado sus MP3 por Internet, pero eso no impide que vendan cientos de discos en sus conciertos.

Otros grupos acostumbran irse a barrios y zonas frecuentadas por la gente, para tocarles en vivo, sin tarimas, sin barreras, sin mucha parafernalia y compartir con ellos directamente. La semana pasada, los caraqueños pudieron encontrarse al grupo argentino de reggae, rock y ska Las Hormigas Negras, tocando en el bulevar de Sábana Grande de forma improvisada, sin tarimas y sin otra cosa sino dos cornetas y sus instrumentos. Y la gente les compraba sus discos de forma directa. Sin disqueras de por medio que les quitaran un porcentaje.

Las Hormigas Negras en Sabana Grande el pasado miércoles,
haciendo un concierto gratuito en el bulevar.

El grupo visitaba Caracas para tocar en un local comercial ubicado en Chacao como parte de una gira que realizan por toda Latinoamérica, pero eso no les impidió hacer toques improvisados en uno de los principales bulevares caraqueños, y presentarse ante una audiencia que tal vez no los conocía en persona.

El Pacto publica sus discos en Internet, con Licencia Creative Commons

Pero una de las experiencias que más nos llaman la atención es la del grupo de rock proletario y campesino El Pacto-EP, que tiene más de 20 años contagiando con su música a las y los venezolanos. Oriundos de Lara, la gente los conoce por éxitos como Chimborazo, La Caravana, Explosión San José y Pueblo a la Calle, entre otros. En sus conciertos, zanqueros y artistas realizan teatro de calle interactuando con sus fanáticos, brindando una experiencia única.

José Gabriel Álvarez, de El Pacto-EP, tocando el año pasado
la canción «El robot de la otra banda».

Y es que El Pacto tomó dos decisiones controversiales: colocó su más reciente disco, «Bailando con los gallos», en su página web www.elpacto.com.ve para que todos lo descarguen, y les colocó una licencia Creative Commons, dándole permiso legal a las personas de descargarlo y compartirlo con sus amistades: justamente lo contrario a lo que vemos en los discos comerciales, que vienen con advertencias legales prohibiendo incluso que le prestes el disco a tus amistades.
El uso de Creative Commons «nos fascinó primero porque no estamos de acuerdo con el copyright», nos explicó el pasado viernes José Gabriel Álvarez, vocalista principal de la agrupación, en el programa Cópiate esta Radio de la emisora Alba Ciudad 96.3 FM. «Es muy difícil decir que una obra es completamente tuya cuando uno ha estado influenciado por todo. La licencia reconoce que la música es de El Pacto pero se puede compartir, se puede utilizar y eso no nos afecta a nosotros en ningún momento la autoría de los temas y la música».
«Es importante que rompamos con ese cerco de patentes, de registros que son propios de la sociedad capitalista y consumista», añadió. «Todo lo contrario: queremos que nuestra obra sea utilizada por la Humanidad, que tenga una utilidad, una función, y para eso es imprescindible que tengan cierta libertad de movimiento también».

Modelos por cambiar
Esto involucra un cambio de modelo en el mundo de la música. La industria del entretenimiento usa mecanismos como la payola (sobornos a operadores y dueños de estaciones de radio) para hacer que un músico fabricado por la disquera suene simultáneamente en cientos de emisoras de radio y canales de TV. Luego, vende sus discos para recuperar la «inversión». Se suelen pagar grandes cantidades de dinero, entre 30 mil y 60 mil bolívares mensuales, para que un artista suene bastante. Esto trae como efecto adverso, que los músicos que no puedan pagar simplemente no suenan en la radio. De esta forma, se desplaza la cultura local a favor de la que quieran imponer las disqueras.

El Pacto-EP y otros grupos alternativos y tradicionales apuestan más bien a hacerse conocidos a través del contacto directo con sus fans, y apuestan a los medios estatales y comunitarios, las redes sociales y el Internet para que sus canciones y videos se divulguen. «Para nosotros lo más importante no es el ganar dinero con las grabaciones, sino que la gente nos conozca, que lo pueda adquirir la mayor cantidad de gente posible, y que eso se traduzca en shows en vivo, que eso es lo que realmente nos gusta hacer», dijo el líder de El Pacto.

«Gracias a Dios y a esta Revolución nos pudimos sacudir esta dictadura de las disqueras», dijo. Para Álvarez, el tema del Copyright va mas allá de la música y afecta directamente la libertad de expresión y de pensamiento de los pueblos. «El que tenga ojos, que vea: estos países del llamado primer mundo reprimen la libertad de pensamiento y de expresión, y nosotros avanzando hacia mayor libertad de pensamiento, mayor libertad de expresión, mayor creatividad artística y mayor libertad para hacer estas cosas».

CDs versus Internet

El líder de El Pacto-EP comparó la distribución del disco en físico, que fue publicado hace un mes y llevan 300 ejemplares repartidos, en contraste con las descargas por Internet. «Ya van casi 2 mil descargas en el mismo período de tiempo. Una de las cosas que más nos ha sorprendido es que el segundo país de donde más se descarga el disco es Francia. El tercero es Chile. Es algo que jamás nos lo hubiéramos imaginado».

«Bailando con los gallos» fue replicado por el Centro Nacional del Disco (Cendis), ente del Ministerio del Poder Popular para la Cultura. También se puede comprar en las Librerías del Sur por Bs. 30. Con el gobierno no hubo problemas en realizar este modelo de distribución a través de Internet, pero difícilmente una disquera privada hubiera estado de acuerdo con esta propuesta.

El activista del software libre Octavio Rossell fue quien recomendó a El Pacto-EP el uso de Creative Commons. La página web de El Pacto también está hecha bajo software libre, y Álvarez anunció que, en los próximos días, colocarán allí toda la discografía del grupo, así como videos y tres canciones que grabaron en estudio.

Actitudes preocupantes desde la izquierda

El Pacto-EP tocó el pasado domingo en Maracaibo junto a la agrupación Manu Chao, traída a Venezuela por el gobierno para realizar dos conciertos gratuitos.

Manu Chao es un grupo fuertemente identificado con la izquierda, que se volvió conocido justamente porque se iba a barrios y lugares humildes a tocarle a la gente, sin preocuparse por propiedades intelectuales ni derechos de autor.

Sin embargo, sus actitudes recientes tienen preocupados a algunos de sus fanáticos. En Venezuela, sus managers apelaron a las leyes del Copyright para prohibirle a canales de la televisión estatales, la transmisión del concierto en Maracaibo. Maltrataron duramente a la prensa en ambos eventos -en su mayoría medios del Estado y alternativos-, desalojando a fotógrafos y periodistas argumentando que «no tenían los derechos para sacar fotos».

El concierto del día viernes en Caracas fue transmitido en su totalidad por el canal público estatal TVES, pero los managers de Manu se enojaron enormemente porque el contrato, supuestamente, no le daba permiso al canal sino para transmitir una pequeña parte del evento. En represalia, los managers le prohibieron al canal Vive TV, también público y del Estado, transmitir el concierto del domingo en Maracaibo.

Cultura Libre
 

El abogado estadounidense Lawrence Lessig escribió en 2004 el libro «Por una Cultura Libre: Cómo losgrandes grupos utilizan la tecnología y la ley para clausurar la cultura y controlar la cretividad«, que recopila cómo las grandes transnacionales han modificado las leyes de derechos de autor y propiedad intelectual para perjuicio de nuestra propia cultura.

Lessig propuso un conjunto de licencias alternativas al copyright tradicional, llamadas «Creative Commons«, que los autores, músicos y cineastas pueden escoger para sus obras, permitiendo a la gente compartir el material. El artista puede poner ciertas condiciones de forma opcional: que el material no sea modificado, o que no se use de forma comercial.

Bajo consulta en el gobierno

El Centro Nacional de Tecnologías de Información (CNTI, ente del Ministerio de Ciencia y Tecnología) inició desde febrero un proceso de consultas públicas para adaptar al marco legal venezolano la licencia Creative Commons. «Las personas interesadas en participar en este proceso deben ingresar y registrarse en el portal web de la Organización Internacional Creative Commons (http://wiki.creativecommons.org/Venezuela/Public_Discussion), dirigirse a la wiki y desde allí dar sus sugerencias y opiniones», precisó John Piñango, líder del proyecto de adaptación de las licencias Creative Commons a la legislación venezolana por parte del CNTI. El proceso de consultas estará abierto durante el mes de marzo.

Mercedes, de Las Hormigas Negras, en Sábana Grande.
Que la cultura libre florezca en cada esquina, apoyada
por su pueblo.

Es importante que artistas, músicos y cultores se familiaricen con esta propuesta, con el fin de volverla lo más criolla posible.

Pero también es importante el apoyo popular a los artistas que deciden confrontar los modelos tradicionales impuestos por las disqueras, para intentar la distribución directa, las licencias Creative Commons y los conciertos como nuevas formas de subsistir.

Los artistas revolucionarios están en contra de la criminalización de quienes descarguen sus MP3, pero también necesitan vivir de su música. Así que, si te gusta un grupo musical y ves que está experimentando con nuevas formas de distribución, ¡apóyalo! Compra sus discos, en particular cuando veas que ellos mismos los elaboran, y el dinero no va a una transnacional. Acude a sus conciertos y toques. Apóyalos cuando los encuentres actuando en vivo. No dejemos al gobierno todo el peso de apoyar a estos artistas. Si quieres ayudar a cambiar el mundo y derrotar el sistema capitalista, ¡también debes poner de tu parte!

Fuente: http://lubrio.blogspot.com/2012/03/el-rock-proletario-y-la-musica.html