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A 35 años del nacimiento del FPMR

El Rodriguismo hoy

Fuentes: Rebelión

Se cumplen 35 años del nacimiento del FPMR – Frente Patriótico Manuel Rodríguez, su historia es más o menos conocida, el origen desde el Partido Comunista , sus acciones y planteamientos, la división de 1987, sus héroes y muchas cosas más de este intento popular por romper el monopolio de las armas por parte de […]

Se cumplen 35 años del nacimiento del FPMR – Frente Patriótico Manuel Rodríguez, su historia es más o menos conocida, el origen desde el Partido Comunista , sus acciones y planteamientos, la división de 1987, sus héroes y muchas cosas más de este intento popular por romper el monopolio de las armas por parte de la burguesía.

Hoy, en el año 2018, la relevancia del Rodriguismo ha disminuido, especialmente en las nuevas generaciones, es para buena parte del país, un recuerdo casi anecdótico. No tiene importancia si fuiste del FPMR, y lo que es peor, para muchos no tiene importancia si luchaste contra la dictadura desde las calles y las barricadas.

El Rodriguismo se fue «apagando» con la «muerte» de los grandes relatos, así como se fue apagando la militancia épica de la izquierda, somos hijos de un cambio negativo creado desde las clases dominantes, el tránsito desde la lucha social a la aspiración individualista. Hoy los que levantamos las banderas revolucionarias solo sobrevivimos.

Los capitalistas ganaron y hoy administran inteligentemente su triunfo. La burguesía es una clase sólida, con problemas por cierto, pero sólida, y nosotros somos parte de una clase fragmentada, coaptada, sin un horizonte de lucha revolucionaria.

Haber sido combatiente del FPMR, es como haber pertenecido al GAP de Allende, personas a las cuales podemos admirar, pero que no tiene relevancia para la política de hoy. Puedes haber sido del FPMR y hoy ser militante del PC y su política socialdemócrata, del MPMR, de las vertientes del FPMR (A), estar en la casa e incluso trabajar como asesor de los diferentes dispositivos represivos que tiene el Estado a nivel académico o social. Es decir haber pertenecido al FPMR en los 80, en los 90 y los años posteriores, no es garantía de nada. Políticamente significa poco para el pueblo chileno actual. Es una identidad que ha ido perdiendo fuerza.

Unos de los grandes triunfos del sistema, de las concepciones culturales post modernas, es la muerte de los grandes relatos, todo es «liquido», no hay identidad, todo es momentáneo, pasajero. Como nos dijo una vez un Lonko mapuche, en esta misma sala, «los mapuche sabemos lo que somos y ustedes los chilenos no saben lo que son».

Es más, hoy por hoy, es tan «legítimo» haber sido allendista o pinochetista, son solo puntos de vista diferentes, son cosas del pasado, opinan a lo menos la mitad de los chilenos en la actualidad, son cosas de viejos, dice buena parte de la juventud, a la cual le interesa de sobre manera consumir el máximo de bienes materiales posibles o en el caso de los más conscientes, militar de orgánica en orgánica como un saltimbanqui. Somos el país con menos organización social de la región; el chileno promedio es el que tiene menos amigos, el que está más endeudado y preso de un consumo hedonista, somos la población con más desconfianza hacia el otro, al cual se ve como una amenaza.

El triunfo político militar de la burguesía en Chile, en los 80, significó comprar incluso a buena parte de los ahora ex revolucionarios para su proyecto democrático burgués. El horizonte socialista fue remplazado por el horizonte de la DEMOCRACIA BURGUESA, es desconcertante escuchar a los más «progre» del movimiento social, hablar maravillas de las sociedades nórdicas y sus derechos, es decir el horizonte posible ya no es el socialismo o el comunismo, si no humanizar al capitalismo, un capitalismo que se construye con la explotación de las grandes poblaciones del tercer mundo o de sus propios bolsones de pobreza incrementado con la migración masiva.

Los gestores del actual sistema, que es un parto entre la dictadura, los gringos y la oposición burguesa contra la dictadura, a través de una falsa transición, pactaron no solamente que el sistema económico y toda la institucionalidad continuara, es decir pasar de la dictadura cívico militar de Pinochet a la dictadura del Capital, llamada Democracia burguesa.

También pactaron borrar de la historia el papel de la lucha radical contra la dictadura, en especial la lucha armada y si no podían borrarla, desprestigiarla o llevarla a la irrelevancia política. Lo consiguieron.

Si asumimos la realidad, entonces tenemos enormes desafíos para los revolucionarios, los anticapitalistas, los que pensamos que existe lucha de clases y que ella es violenta, más allá de las formas de luchas adecuadas para cada momento. Tenemos el desafíos de re-pensarnos a partir de los que somos, no renunciando a nuestros sueños y utopías.

Son muchas cosas que podríamos decir de nuestra pasado, cosas importantes, que el FPMR, nació tarde, que nació sin definiciones claras, que fuimos ineficientes, que a pesar de todo elevamos la moral de los luchadores, que fuimos un intento serio del uso de la fuerza por parte de pueblo.

Algunos dicen que el FPMR fue solo para la lucha contra la dictadura, otros, que es la visión también del MPMR, que éramos el germen de un ejército del pueblo, que nacimos para la revolución y no para la vuelta de la DEMOCRACIA BURGUESA.

De todo ello. Nos quedan enseñanzas y particularmente el recuerdo, siempre presente, de aquellos jóvenes, hombre y mujeres, que dieron su vida por un Chile justo y soberano.

Pero desde el MPMR, también nos gustaría hablar de futuro, de los desafíos que tenemos, de las necesidades. Siempre hemos pensado que la lucha es el mejor homenaje a aquellos que hoy no están físicamente con nosotros.

Decir esto, tiene una carga política, no queremos solo recordar, queremos salir de la derrota, queremos construir futuro. Porque más allá de la victoria capitalista, la injusticia social, la explotación, la dominación es brutal, porque el sistema nos lleva a la muerte como humanidad, porque si no existe un cambio civilizatorio no tenemos futuro como chilenos, latinoamericanos o como especie humana.

Hablar de futuro en el Chile de hoy, en primer lugar es retomar paradigmas revolucionarios, que siempre están abiertos a lo nuevo, necesitamos desde la unidad anti-capitalista, hablar de lucha de clases, por eso la Central Clasista es relevante; hablar que lo que sufrimos hoy es una dictadura del capital, bajo el régimen de DEMOCRACIA BURGUESA, que esta democracia burguesa hay que destruirla, no modificarla, por eso no estamos ni ahí con el Frente Amplio, que es más de lo mismo; hablar que necesitamos que el pueblo y en especial los trabajadores sean gobierno y sean poder, para eso el poder popular hoy, sino disputamos poder en la base no es posible el cambio radical; necesitamos hablar de que la rebelión social es el único camino para conseguir cambios sustantivos.

El sentido del Rodrigusimo hoy, del que queremos pregonar desde el MPMR, es ayudar a recrear una identidad popular revolucionaria, la identidad del Chile Popular, de la Patria Popular, de un nuevo sujeto social revolucionario en base a los trabajadores, de una chilenidad anti-oligárquica, no retórica, sino real. Esa identidad esta en los sentimientos de muchos, en las herencias culturales del pueblo, a pesar del individualismo reinante, es posible ver en los que luchan hoy a las violetas parras, a los luis emilio recabarren, a los lautaros, a las janequeos, a los santiago arcos, a las tatiana fariña, a los josé valenzuela levi y tanto otros. Con ellos tenemos que construir un camino.

La patria popular, los y las trabajadoras clasistas, tiene que levantarse con su independencia de clase, con su radical disposición a luchar, es posible tener fe en un futuro mejor. Tenemos que ofrecer seguridades ideológicas. Nadie está dispuesto a luchar sin tener sueños. La crisis actual hay que aprovecharla, es una oportunidad a pesar de nuestras evidentes debilidades.

En esto el rodriguismo tiene mucho que decir y hacer, una de las cosas importantes es nuestra memoria rebelde como pueblo, por supuesto hay que re-escribir la historia, así como en sociedades más sabias que la nuestra, las vivencias concretas eran más relevantes que las especulaciones etéreas, tenemos que decir nuestra verdad como pueblo, decir que chilenos y chilenas combatieron en las revoluciones de centro-América, que hubo militares que se negaron al golpe de Pinochet y por eso fueron asesinados, que hubo chilenos que soportaron la tortura y la prisión política y más allá en el tiempo, existe una gigantesca herencia de lucha de generaciones y generaciones de compatriotas que se alzaron contra injusticia. Decir que somos latinoamericanos y nos une con pueblos hermanos una larga lucha anti-imperialista, decir que hace 111 años en la matanza de la Escuela Santa María de Iquique, obreros boliviano y peruanos, ante la petición de sus consulados, dijeron «con los chilenos vinimos , con los chilenos morimos», que existió Antonio Ramón Ramón, que ajusticio al asesino Silva Renard, un 14 de diciembre de 1914, que hubo una guerrera mapuche, Janequeo, que derrotó a los españoles o que hubo una mujer periodista, Rosario Ortiz, en Concepción que empuñó las armas libertarias en la guerra civil de 1859.

Son tantos y tantos ejemplos en nuestra historia que la oligarquía no quiere que sepamos, nos quieren sumisos, con amnesia, sin identidad, donde solo ellos, desde distintas áreas, pueden opinar y dirigir, el bajo pueblo, los trabajadores, somos solo flojos, ignorantes. Para ellos somos el estereotipo del «El roto chileno», bravo frente a nuestros vecinos, pero sumisos e ignorantes frente a los patrones.

José Martí decía «La ignorancia mata a los pueblos, y es preciso matar a la ignorancia».

Uno de los Larraín, dijo cuándo se debatía por la posibilidad de una Asamblea Constituyente hace algunos años, que como se podía poner en un mismo nivel a los «mimos» de la calle con doctores o especialistas universitarios. Es el desprecio oligárquico por lo popular.

En nuestras raíces e historias esta la identidad de la chilenidad popular, antagónica a la chilenidad oligárquica, son algunas de las formas que ha tomada la lucha de clases en esta tierras.

El pasado es relevante, pero el futuro lo es más.

2019, debe ser un año en que pongamos de moda el anti-capitalismo, donde unitariamente vamos a tratar de impedir que se realice en Chile la reunión de la APEC con su capitalismo anti-humano.

Chile, la región y todo el planeta está en medio de una enorme crisis medioambiental, la tecnología de cuarta generación está generando masa humana sobrante, hay un nuevo orden mundial cada vez más represivo y excluyente. Esta puesto en cuestión el vivir en sociedad. Tienen razón los pueblos originarios, particularmente, los hermanos bolivianos, en plantear el BUEN VIVIR, como camino comunitario de una nueva forma de vida. O vivimos de otra forma o nos morimos.

Los revolucionarios no estamos obligados a escoger entre neo-liberalismo o neo-keinisianismo, como nos ofrecen los políticos sistémicos, nos ofrecen dos respuestas posibles para enfrentar el futuro, dos respuesta desde el capitalismo. Tenemos que dar una respuesta revolucionaria, ya está claro que el mal menor, es parte del mal mayor.

Que se vayan todos: los corruptos, los avaros, los abusadores del pueblo, de la madre tierra, que se vaya la burguesía, las transnacionales, la burocracia que se apropia de la plusvalía social, los milicos que hoy son verdaderos mercenarios.

Para los miedosos de lo nuevo, los amantes de la seguridad cómoda, es bueno recordar la frase de San Martín, al cruzar Los Andes, cuando ni si quiera tenia ropa para ponerse, le dijo al ejército libertador «seamos libres lo demás no importa».

Simón Bolívar sentenció, «Todos los pueblos del mundo que han lidiado por la libertad han exterminado al fin a sus tiranos».

Hermanos entre todos levantemos una nueva épica.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.