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Se restaura el Partenón

El saqueo artístico

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Noticia para algunos: el altruismo todavía existe. Una familia sueca que conservaba un fragmento de la Acrópolis lo ha devuelto a las autoridades griegas hace pocos días. La circunstancia alcanzó las primeras planas de los periódicos y es la segunda vez en este año que alguien devuelve parte del saqueo de los tesoros griegos. La […]

Noticia para algunos: el altruismo todavía existe. Una familia sueca que conservaba un fragmento de la Acrópolis lo ha devuelto a las autoridades griegas hace pocos días. La circunstancia alcanzó las primeras planas de los periódicos y es la segunda vez en este año que alguien devuelve parte del saqueo de los tesoros griegos. La polémica cuestión de la restitución de tesoros arqueológicos está tomando otro rumbo. El British Museum resiste, sin embargo, la presión internacional para devolver los llamados mármoles Elgin, la colección más importante de fragmentos del Partenón fuera de Grecia.

Birgit Wiger-Angner, pensionista sueca de 89 años, devolvió a las autoridades griegas, a mediados de noviembre, un fragmento de mármol que su bisabuelo había recogido de la Acrópolis de Atenas. Es una pieza decorativa, muy simbólica, del templo Erecteion. El pasado 4 de septiembre, la universidad alemana de Heidelberg hizo entrega al ministro de Cultura griego, Georgios Voulgarakis, de otro mármol del Partenón. El Gobierno griego aspira a reunir en este museo la colección del Partenón actualmente desperdigada en ocho instituciones europeas, incluidos el British, Louvre y el Vaticano. En 1800 el Partenón aún conservaba el 50% de sus esculturas originales.

Los mármoles del Partenón fueron saqueados en 1823 por el entonces embajador de Su Majestad Británica ante la Sublime Puerta, lord Thomas Bruce, conde de Elgin y Kincardine, quien obtuvo autorización del Sultán otomano para desencajar las esculturas del frontón del Partenón. Durante su traslado a Inglaterra uno de los buques se hundió perdiéndose un inestimable acervo de frisos y metopas. La primera reclamación de las autoridades griegas fue realizada tras su independencia en 1829. Lord Elgin no era un hombre de caudal propio y disfrutaba de la fortuna de su consorte. Cuando años más tarde se vio forzado al divorcio se sumió en una privación que le obligó a vender sus mármoles, en 1816, al Museo Británico por una ridícula suma.

El Partenón fue construido en diecisiete años, durante el gobierno del esclarecido Pericles. Durante todas las épocas la Acrópolis fue reverenciada. Alejandro Magno hizo colgar del arquitrabe mayor del Partenón los escudos que utilizó en sus conquistas. El emperador Adriano la restauró y enriqueció con nuevas edificaciones. Calígula edificó la escalinata principal que aún hoy conduce a la cumbre. Pero la Acrópolis, colina donde reposa el templo, ha sido también maltratada por el tiempo y por los depredadores de monumentos.

Los cruzados, a su paso armígero hacia la conquista de los lugares santos, convirtieron en iglesias católicas las basílicas ortodoxas que allí había. Los venecianos aprovecharon sus contrafuertes para emplazar artillería y el general Francesco Morosini se llevó a Venecia varias esculturas para conmemorar su victoria. Los turcos convirtieron el Partenón en mezquita, en 1460, y le añadieron un minarete que posteriormente fue desmontado; el Erecteion fue transformado en serrallo. A finales del siglo diecisiete un proyectil, que penetró por el techo durante una batalla, hizo estallar el polvorín depositado en el Partenón. Según los arqueólogos ese fue el mayor perjuicio soportado por el edificio desde que fue erigido. El templo debe haber sufrido considerablemente con el vandalismo teniendo en cuenta que los griegos no asentaban sus piedras con ningún tipo de mezcla sino las ajustaban con precisión gracias al tallado.

El gobierno griego contrató a una compañía de relaciones públicas en un intento supremo de recuperar los mármoles del Partenón que se guardan en el Museo Británico. El Ministerio de Cultura firmó con Burson Marsteller, la cuarta compañía más importante del mundo en materia de publicidad y cabildeo. El Museo ha denegado esta solicitud pese a que importantes figuras del parlamento, la política, cine y el teatro han respaldado la petición, como Judi Dench, Vanessa Redgrave y Julie Christie.

La Burson preparó una consulta pública, cuyos resultados fueron revelados en el diario Daily Telegraph, donde se demostraba que el pueblo británico aprobaba mayoritariamente la devolución de su patrimonio cultural a los griegos. Neil McGregor, director del Museo Británico, dijo con arrogancia colonialista que los mármoles del Partenón, sobrenombrados Elgin en memoria de su raptor, jamás serán devueltos. McGregor dijo jactancioso que los mármoles se hallan mejor en su actual ubicación.

Napoleón desposeyó a las naciones de Europa de sus caudales artísticos que en parte se devolvieron al ser destronado. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis se apropiaron de no pocas obras maestras, algunas de las cuales fueron a parar a las colecciones particulares de jerarcas como Goering. El multicolor penacho de plumas de Moctezuma se halla en Viena, las máscaras ashanti en Londres, la cabeza de Nefertiti en Berlín y los toros alados asirios en Paris. Quizás un día, en un universo realmente civilizado, los raptores de la memoria de los pueblos devuelvan su expolio a sus legítimos propietarios.

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