Al igual que nadie se siente cansado ni aburrido cuando se habla de las libertades civiles, de los derechos de los ciudadanos y de la lucha contra la pobreza, del mismo modo no debería sentirse aburrido ni cansado cuando se habla de la teoría del valor de Marx, pues dicha teoría demuestra que el valor […]
Al igual que nadie se siente cansado ni aburrido cuando se habla de las libertades civiles, de los derechos de los ciudadanos y de la lucha contra la pobreza, del mismo modo no debería sentirse aburrido ni cansado cuando se habla de la teoría del valor de Marx, pues dicha teoría demuestra que el valor de la riqueza es obra del trabajo humano abstracto, esto es, del gasto de la fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto.
La concepción de Duncan Foley sobre el trabajo humano abstracto
En la sección El trabajo productor de valor, de su obra Para entender El Capital, Duncan Foley se expresa en los siguientes términos: «La más difícil de estas ideas es el concepto del trabajo abstracto. Marx señala que siempre que vemos a alguien trabajar lo vemos realizando una tarea específica como parte de algún proceso específico de producción. Vemos a alguien hilando o tejiendo una tela o capturando datos o fundiendo hierro. Todas estas actividades de trabajo son trabajos concretos, dirigidos hacia la producción de un valor de uso particular. Pero -replica Marx- resultaría extraño decir que el trabajo de tejer o el trabajo de procesar datos es el trabajo que produce valor, porque si observamos toda una sociedad productora de mercancías, veremos que cada uno de los tipos de trabajo concreto agrega valor a su producto. Marx sostiene, entonces, que en una sociedad productora de mercancías lo que produce valor es el trabajo en general, o el trabajo abstracto. Otra forma de comprender este punto es considerar que en una sociedad productora de mercancías todos los tipos de trabajo concreto tienen la capacidad de producir valor. Cuando abstraemos las peculiaridades concretas de los tipos específicos de trabajo, nos quedamos con la naturaleza común de producción de valor».
La concepción de Marx sobre el valor de uso
Foley expone la naturaleza del trabajo abstracto de una forma oscura y atribuye a Marx una forma de razonar que no le es propia. Primero acabemos con la oscuridad. Marx afirma que el trabajo representado en la mercancía tiene un carácter doble. Al igual que la mercancía es un objeto doble, valor de uso y valor, del mismo modo es distinto el trabajo representado en el valor de uso que el representado en el valor. Todo valor de uso es producto de una actividad productiva conforme a un fin, esto es, trabajo útil. Y al igual que los valores de uso se distinguen cualitativamente unos de otros por tener propiedades y utilidades distintas, del mismo modo se distinguen cualitativamente los trabajos que les dan existencia: son cualitativamente diferente el modo de operar, los medios y el fin perseguido. Es más, si los valores de uso no fueran cualitativamente diferentes, no tendría sentido el intercambio de unos por otros. Cuando se cambia 20 varas de tela por 1 traje se está cambiando el trabajo útil del hilandero por el trabajo útil del sastre. Se cambian trabajos cualitativamente diferentes. El valor de uso, esto nunca hay que olvidarlo, es el motivo material del intercambio.
La concepción de Marx sobre el trabajo humano abstracto
Vayamos ahora a por el concepto de trabajo humano abstracto. Todo proceso de intercambio se puede representar por medio de una ecuación. Utilizaremos el ejemplo de Marx para hacer más fácil la exposición: 20 varas de tela = 1 traje. En la sección dedicada a exponer el carácter doble del trabajo representado en las mercancías, Marx se expresa en los siguientes términos: «Sastrería y tejeduría, aunque actividades cualitativamente distintas, son ambas gasto productivo de cerebro, músculos, nervios, manos, etc., humanos, y en este sentido son ambas trabajo humano. No son más que dos formas distintas de gastar fuerza de trabajo humana». Y al final de esta sección Marx resume las nociones de trabajo útil y de trabajo abstracto en los siguientes términos: «Por un lado, todo trabajo es gasto de fuerza de trabajo humana en el sentido fisiológico, y en esta calidad de trabajo humano igual o de trabajo abstractamente humano constituye el valor de las mercancías. Por otro lado, todo trabajo es gastos de fuerza de trabajo humana en forma específica y determinada por su fin, y en esta calidad de trabajo útil concreto produce valores de uso».
Nombre y contenido del concepto
Hay tanta falta de rigor por parte de Foley en la elaboración de los conceptos básicos de El Capital, que se malogran la calidad teórica de los mismos. Es una distinción teórica elemental la que se establece entre el nombre de un concepto y su contenido. Y lo que se sabe del concepto de un objeto se sabe por medio del contenido, no por medio del nombre. No es cierto que sea difícil entender el concepto de trabajo humano abstracto según afirma Foley. Si nos preguntáramos qué es el trabajo humano abstracto, de acuerdo con lo dicho por Marx, responderíamos lo siguiente: gasto de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto. No hay que ser especialmente inteligente para entender este hecho. Luego la dificultad no debe provenir del contenido del concepto de trabajo humano abstracto. La dificultad proviene del hecho de que Foley no sabe por qué Marx llama trabajo humano abstracto al gasto de fuerza de trabajo humana sin tener en cuenta cómo ha sido gastada.
¿Por qué Marx llama trabajo humano abstracto al gasto de fuerza de trabajo sin tener en cuenta la forma de su gasto?
La razón estriba en el punto de partida que escoge Marx para estudiar la naturaleza del valor. Marx parte del valor de cambio, esto es, de la relación de cambio entre mercancías. Recordemos que el intercambio entre 20 varas de tela y 1 traje se puede representar por medio de una ecuación: 20 varas de tela = 1 traje. ¿Qué nos dice esta ecuación? Que en dos cosas diferentes existe algo igual y de la misma magnitud. Luego habría que restar a la tela y el traje lo que tienen de diferente para ver qué tienen de común. Tenemos que abstraer las tres cosas en las que son diferentes: las propiedades, las utilidades y los trabajos útiles que les dan existencia. Y si restamos esas tres cosas, ¿qué nos queda?: el hecho de que en ambas se ha gastado fuerza de trabajo humana. Como este contenido conceptual, gasto de fuerza de trabajo humana, ha sido obtenido por medio de un proceso de abstracción o resta, Marx llama trabajo humano abstracto al gasto de la fuerza de trabajo humana sin tener en cuenta la forma de su gasto. Luego los dos errores de Foley sobre el concepto de trabajo humano abstracto son los siguientes: uno, no dominar con claridad el contenido de ese concepto, y dos, no saber por qué Marx llama trabajo humano abstracto al gasto de fuerza de trabajo humana.
Los razonamientos de Foley que él le atribuye a Marx
Veamos cómo dice Foley que razona Marx. Enumeraré sus juicios para que el lector no se confunda. Uno: Vemos a alguien hilando o tejiendo una tela. Dos: Estas dos actividades son trabajos concretos dirigidos hacia la producción de un valor de uso particular. Tres: Pero -replica Marx-resultaría extraño decir que el trabajo de hilar o el trabajo de tejer es el trabajo que produce valor. No hay ningún lugar de El Capital donde Marx se exprese en estos términos. Y lo que dice Foley en esos tres juicios encadenados no representan un razonamiento. Si Marx hubiera razonado así, El Capital hubiera sido una obra menor. Expliqué en el parágrafo anterior dónde y por qué Marx llama trabajo humano abstracto al gasto de fuerza de trabajo. Pero lo peor en el razonamiento de Foley no queda ahí, trata de explicar por qué resulta extraño que el trabajo de tejer o el trabajo de hilar sea el trabajo de creación del valor: «porque si observamos toda una sociedad productora de mercancías, veremos que cada uno de los tipos de trabajo concreto agrega valor a su producto». El problema lo resolvemos, a juicio de Foley, sencillamente observando, en vez de un caso aislado, el conjunto de los trabajos productores de mercancía: veríamos así que el trabajo concreto agrega valor a su producto. No se trataría entonces de la elaboración de una demostración conceptual, sino de mirar. Foley remata todo este tortuoso y aparente razonamiento del siguiente modo: «Marx sostiene, entonces, que en una sociedad productora de mercancías lo que produce valor es el trabajo en general, o el trabajo abstracto». Es decir, Marx, de acuerdo con lo que dice Foley, concluye de forma arbitraria.
Foley lo quiere intentar de otra manera y hace la siguiente formulación: «Otra forma de comprender este punto es considerar que en una sociedad productora de mercancías todos los tipos de trabajo concreto tienen la capacidad de producir valor. Cuando abstraemos las peculiaridades concretas de los tipos específicos de trabajo, nos quedamos con la naturaleza común de producción de valor». Hay dos errores básicos en este aparente razonamiento de Foley: uno, no nos dice en qué consiste la capacidad de los trabajadores para producir valor, sencillamente lo da por supuesto; y dos, no nos dice cuál es la naturaleza común de la producción de valor.
Foley no sabe que la dificultad de El Capital no estriba en la comprensión conceptual del trabajo humano abstracto, sino en el análisis de las formas del valor. En la sección El carácter fetichista de la mercancía y su secreto de El Capital, Marx dice lo siguiente: «¿De dónde nace, pues, el carácter enigmático del producto del trabajo en cuanto adopta la forma de mercancía? Evidentemente de esa misma forma».
Bibliografía
Karl Marx, 1976. El Capital. Akal.
Duncan K. Foley, 1989. Para entender El Capital. Fondo de Cultura Económica.
Blog del autor: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com.es/
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