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En dos mil caracteres

Elecciones en Euskadi y en Cuba

Fuentes: Rebelión

El pasado domingo 17 de abril hubo elecciones en dos lugares del mundo, autonómicas en Euskadi y locales en Cuba. La primera región está en el primer mundo, su régimen electoral depende del gobierno español y la comunidad internacional lo considera un sistema democrático con elecciones libres. En cambio Cuba no es un país «normalizado», […]

El pasado domingo 17 de abril hubo elecciones en dos lugares del mundo, autonómicas en Euskadi y locales en Cuba. La primera región está en el primer mundo, su régimen electoral depende del gobierno español y la comunidad internacional lo considera un sistema democrático con elecciones libres. En cambio Cuba no es un país «normalizado», su economía es socialista. Por eso la comunidad internacional la condena como «régimen dictatorial» donde, dicen, no hay elecciones libres y democráticas.

He seguido los dos comicios, el de Cuba in situ, el de Euskadi desde la distancia. En las «elecciones libres» de Euskadi se han prohibido en diferentes momentos las organizaciones Herri Batasuna, Batasuna, Euskal Herritarrok, Herritarren Zerrenda y recientemente Aukera Guztiak. En este último caso al menos, se trataba de listas electorales integradas por ciudadanos que no habían cometido ningún delito ni estaban inmersos en ningún proceso penal, los cuales no pudieron presentarse ante la ciudadanía para que decidiera sobre su elección. Es decir, se presentan diferentes candidaturas y los órganos judiciales eliminan a alguna de ellas. Había personas en Euskadi que tuvieron prohibido ser candidatos. Ya ocurrió antes en las elecciones municipales, la presencia de determinadas personas, también sin delito alguno, inhabilitaba algunas candidaturas.

En Cuba,»la dictadura», cualquier ciudadano pudo haber sido elegido ayer representante municipal. En las semanas anteriores era propuesto por un solo vecino y sometido a votación por la denominada asamblea local, quien decidía así si se convertía en candidato o no. Ningún órgano gubernamental ni ningún juez inhabilitó a un solo ciudadano para ser candidato.

En ambos lugares el voto no era obligatorio y era secreto. El recuento era público y abierto a cualquier observador, nacional o extranjero. La ciudadanía podía, con su abstención o su voto nulo, sancionar negativamente el proceso o expresar su rechazo al modelo. En Cuba ha sido menos del 4 % de los ciudadanos quienes no han votado, en Euskadi fue el 31 %.

Desgraciados los tiempos en que hay que explicar lo obvio, decía el Che.