Elogio de la escuela y la familia El título, vaya por delante, no pretende ser ni una ironía ni una provocación. Pienso sinceramente que desde un pensamiento de izquierdas ( y ya considero que ser de izquierdas significa simplemente defender una sociedad mínimamente decente, es decir justa y humana) podemos reivindicar tanto la […]
El título, vaya por delante, no pretende ser ni una ironía ni una provocación. Pienso sinceramente que desde un pensamiento de izquierdas ( y ya considero que ser de izquierdas significa simplemente defender una sociedad mínimamente decente, es decir justa y humana) podemos reivindicar tanto la escuela como la familia.
Esta reflexión me ha venido a partir de dos lecturas del sitio Rebelión del dia 10 de septiembre : la del artículo de Santiago Alba ( » Ciudadania y capitalismo» ) y la del de Antonio Honrubio Hurtado ( «Sistema de enseñanza y familia : Dos caminos paralelos para la perpetuación del sagrado sistema consumista-capitalista»). El artículo de Santiago me ha parecido impecable y contiene la crítica fundamental desde la izquierda a la asignatura «educación para la ciudadanía». Esta crítica es que el discurso políticamente correcto es una cortina de humo para ocultar la verdadera naturaleza de nuestra realidad social. Con todas las críticas posibles ( por ejemplo, me parecen muy interesantes las de Montserrat Galcerán recogida también en Rebelión) el libro de Fernández Liria sobre Educación, democracia y capitalismo me parece imprescindible como el único material aternativo y crítico al planteamiento convencional de esta asignatura. Por otra parte de forma muy gráfica Santiago recoge los mecanismos básicos a partir de los cuales los ciudadanos simplemente no existen en nuestra sociedad. No habla de la familia ni de la escuela justamente porque el sistema capitalista tiene mecanismos directos desde el mercado, la publicidad y los poderes políticos para crear individuos atomizados que son totalmente manipulados y se mueven por una lógica totalmente hedonista.
El artículo de Antonio Honrubia, en cambio, me ha parecido muy discutible. Digamos que para contrarrestar sus verdades a medias ( por excesivamente maniqueas) plantearé una serie de puntos polémicos con su artículo.
1) En el tardo capitalismo globalizador no hay ideas sagradas y utilizar este término para referirse a su ideología me parece confuso. La ideología dominante es la del todo vale y como ya decía el agudo filósofo Slavoj Zizek el superyo actual es «goza al máximo». Hay un nihilismo tecnológico y hedonista que cada vez domina más. Incluso me atrevería a decir que ideologías conservadoras como la del partido republicano amercicano o del PP español no son las que tienen más futuro, justamente porque aunque hoy pueden resultar útiles, el capitalismo no las necesita.
2) La idea de unas clases dominantes planificando los mecanismos de perpetuación me parece excesivamente simple. Creo que la realidad es mucho más compleja y el resultado final es producto de múltiples procesos que explican lo que es hoy la educación o la familia. Y, en todo caso, el control social no son propia de un sistema de dominación clasista sino de cualquier sistema social posible.
3)Referido a la escuela no creo, sinceramente, que ésta inicie un proceso de deshumanización a menos que tengamos una idea roussoniana del individuo humano. De hecho, cumple una función necesaria de socialización con elementos, que desde una perspectiva de izquierda son aprovechables. No olvidemos que el derecho a la escuela ha sido una reivindicación histórica de los movimientos emancipatorios.
4)La autoridad ya no existe ni en la escuela ni en la familia. Esta es la tendencia y al capitalismo le va bien justamente porque éste no quiere nada que frene el consumo. Ni tampoco la necesita porque la violencia es inherente al sistema. Si un trabajador no obedece se le despide : no hace falta aprendizaje previo. Los alumnos y los hijos más rebeldes aprenden rápidamente este mensaje en los centros de trabajo, sin formación previa.
5)La visión de Wilheim Reich en el que la familia era la estructura jerárquica y autoritaria que mantenía el sistema me parece hoy totalmente errónea. Más bien parece que vamos, en los países ricos, hacia el Mundo feliz de Huxley en el que la pareja y la familia, con sus lazos afectivos, son subversivos. Al sistema le interesa más individuos aislados, fríos y sin afectos que otra cosa. De hecho el individualismo egoísta del capitalismo se manifiesta hoy en los que quieren vivir solos porque no quieren compromisos ni sacrificios : simplemente pasarlo bien. Tener hijos podemos considerarlo casi un acto de generosidad que va en contra de lo que cada vez es más la ideología del capitalismo.
Resumiendo este artículo, rápido y espontáneo porque quiere reflejar sólo una reflexión inmediata, prefiero pensar que la escuela y la familia son frentes de lucha en los que los ciudadanos de izquierda, como profesores y como padres, deberíamos implicarnos para inventar algo luego, para crear realidades diferentes a la escuela y familia autoritaria, que hoy están dejando de existir. Y no es de su falta de la que debemos alegrarnos sino de no ser capaces de conseguir que sean medios para formar a estos ciudadanos críticos y razonablemente felices que son el único objetivo aceptable para la humanidad futura.