Cuando las señales de una posible recuperación económica hicieron que el mercado de valores subiera por cuatro semanas consecutivas comenzando el 10 de marzo, está claro que la recuperación de la que se habló era una recuperación para los empresarios y banqueros, no para los trabajadores/as. Tres cuartas partes de un millón de obreros perdieron […]
Cuando las señales de una posible recuperación económica hicieron que el mercado de valores subiera por cuatro semanas consecutivas comenzando el 10 de marzo, está claro que la recuperación de la que se habló era una recuperación para los empresarios y banqueros, no para los trabajadores/as.
Tres cuartas partes de un millón de obreros perdieron sus empleos durante estas cuatro semanas, pero los financieros y especuladores estaban empujando el mercado basados en reportes de un incremento en la obtención de ganancias por los bancos y en un alza en la actividad en el mercado de bonos.
El 3 de abril, día en que el Departamento del Trabajo anunció que 663.000 trabajadores/as perdieron sus empleos en el mes de marzo, el mercado de valores de Dow Jones Industrial Average subió unos 49 puntos, coronando así el aumento en las cuatro semanas. Luego el mercado comenzó a descender nuevamente, basado en los reportes de un descenso en las ganancias corporativas.
Esto muestra claramente las diferencias sobre lo que significa la recuperación para Wall Street y lo que significa para los trabajadores/as. Los empresarios quieren ganancias más altas, mientras que los obreros lo que quieren son sus empleos, sus casas y su futuro. Esa es la razón por la cual la prensa capitalista puede hablar de señales de recuperación a la vez que el desempleo aumenta.
El desempleo verdadero es de 19,8%
De hecho, la prensa capitalista minimiza la verdadera cifra de desempleo para así esconder la extensión de la crisis entre los obreros. Según los titulares, el desempleo ha subido a un porcentaje oficial del 8,5%. Mucha menos publicidad se le da a la cifra del 15,6% — la otra cifra oficial — que incluye a los trabajadores/as desmoralizados por no encontrar empleo y aquellos forzados a tomar un empleo a tiempo parcial pese a que lo que necesitaban era uno de tiempo completo.
Tomando estos porcentajes en consideración, los desempleados y sub empleados, suman 24 millones y no 13,2. Pero aún esta cifra es una grotesca subestimación de la verdadera crisis de desempleo.
Un reporte publicado por Martin Weiss, un consultor financiero, revela que las cifras de «obreros desalentados» están completamente minimizadas. (moneyandmarkets.com, 6 de abril) Weiss cita las investigaciones de John Williams de ShadowStats.com: «Durante la administración de Clinton, «los obreros desalentados» «aquellos que se han dado por vencido por no encontrar trabajo» fueron redefinidos para que solo fueran contados si habían estado «desalentados» por menos de un año. Esto…aclaró la lista de la mayoría de los obreros desalentados.»
En otras palabras, un/a trabajador/a que ha estado desalentado por más de un año, desaparece totalmente de las estadísticas de desempleo. Basado en esto, Williams estima que la cifra real de desempleo es de 19,8% o sea, cerca de 30 millones.
La posibilidad de una pronta recuperación capitalista es poco probable, tomando en consideración que la manufactura va cuesta abajo, no solo en Estados Unidos, sino mundialmente. Aún los expertos burgueses/as más optimistas esperan una caída económica en la economía y un incremento en el número de desempleados de por lo menos medio millón al mes en un futuro cercano. De hecho, no hay un/a economista que pueda señalar un sendero a seguir para salir de esta crisis.
En el mejor de los casos, la esperanza es que la inyección masiva de fondos gubernamentales a los bancos, mas el otro paquete de estímulo más allá del paquete de $787 mil millones ya legislados, puedan disminuir la crisis y estabilizar el sistema durante los próximos dos años.
Pero un punto importante que debe recordar la clase trabajadora, los oprimidos, y todas las fuerzas progresistas y revolucionarias es el hecho de que hasta una recuperación capitalista modesta y forzada basada en infusiones del gobierno todavía dejaría en crisis a los trabajadores/as.
La más grande de todas las recuperaciones sin empleos
La clase trabajadora está atrapada en un sistema capitalista que está en crisis permanente. Por ejemplo, un artículo en el periódico Wall Street Journal del 28 de marzo habló de que hay señales de que se había alcanzado el final de la recesión. El artículo consideró varias declaraciones de banqueros e índices estadísticos del gobierno que pueden señalar una vuelta hacia el «crecimiento positivo», lo que significa una mejora económica capitalista con incremento de ganancias. En parte dijo:
«Pero una vuelta hacia el crecimiento positivo no es igual que una recuperación, particularmente con la tasa actual de un 8,1 por ciento de desempleo, el más alto en un cuarto de un siglo y subiendo a niveles más altos cada mes. Nariman Behravesh, el economista en jefe de HIS Global Insight … dice que el desempleo puede alcanzar un 10,5 por ciento a finales del próximo año, aún si la economía crece a una tasa del 3 por ciento.
«‘Lo que viene luego me temo, será la más grande de todas las recuperaciones sin empleo’, dijo Bernard Baumohl, economista en jefe del Grupo Economic Outlook de Princeton, NJ. ‘Aunque salgamos de la recesión desde el punto de vista estadístico a finales de este año, la mayoría de los americanos tendrá dificultad al distinguir entre recesión y recuperación durante los próximos 12 meses’.»
Desde luego, los expertos capitalistas no pueden predecir, y nunca han podido predecir con ningún grado de certeza, cómo va a funcionar la economía al largo plazo. Los marxistas, conociendo las contradicciones del capitalismo, sabiendo que el consumo no puede mantenerse al mismo nivel de la producción por ganancias bajo el capitalismo, entienden que la sobreproducción y la crisis son inevitables. Esta es la clase de crisis que está creando destrucción para los trabajadores/as alrededor del mundo en una gran escala desde la Gran Depresión. Entonces toda discusión sobre una recuperación es muy prematura.
Por ejemplo, hoy en los EEUU la crucial industria automovilística, que es central para la economía nacional, puede vender obteniendo ganancias, solo la mitad de la cantidad de autos que tiene capacidad de producir. La falta de ventas significa falta de ganancias. La falta de ganancias significa el cierre de la producción. Esto significa despidos, la destrucción de fábricas, más pobreza, menos ventas y la profundización de la crisis.
Lo mismo ocurre en la industria de la vivienda. Millones de casas no pueden venderse obteniendo ganancias mientras se multiplican las poblaciones de tiendas de campaña donde vive gente desamparada. La industria de la vivienda, como la industria automotriz, afecta a todos los sectores de la economía. La crisis hipotecaria, por la cual millones han perdido sus casas, significa no solamente un incremento en el número de gente sin techo, sino una subida del desempleo entre todos los trabajadores/as afectados por el colapso de la construcción de viviendas.
Como el capitalismo ha creado un proceso interconectado y esparcido de producción, una red de producción verdaderamente global, cada despido en una industria principal fomenta despidos por toda la red global que depende de esas industrias. Por eso el desempleo está subiendo tanto en los Estados Unidos como en el resto del mundo. El Banco Mundial estima que hasta 50 millones de trabajadores/as podrían perder su empleo este año.
Los trabajadores/as solo pueden recuperarse luchando
Nada de esto es una receta para la recuperación capitalista — todo lo contrario. La clase trabajadora no puede esperar a que los procesos automáticos del capitalismo se revivan, rescaten la situación, y eliminen el desempleo, la pobreza y el hambre.
Ahora mismo los trabajadores/as en Enfield, Gran Bretaña, y Belfast, Irlanda, han ocupado la fábrica de partes de automóvil Visteon, para demandar la indemnización por el cese del empleo y otros derechos. Esta sigue a otra ocupación semejante por los trabajadores/as de Waterford Crystal en Irlanda quienes estaban siguiendo el ejemplo de los trabajadores/as de Republic Windows and Doors que ocuparon su fábrica en Chicago el pasado diciembre.
Las acciones de la clase trabajadora, la capacidad de actuar por sus propios intereses, al organizar desde el nivel de base para resistir esta ola enorme de despidos, recortes de turnos, recortes de horas de trabajo, al igual que el resistir los desahucios y las evicciones, es la única manera de proceder hacia adelante.
El grito de combate «¡El trabajo es un derecho!» debe ser alzado por todos lados y así detener a los dueños empresariales.
Debe haber movilizaciones masivas y luchas coordinadas por una alianza entre las comunidades oprimidas y empobrecidas y los trabajadores/as para detener el cierre de fábricas y prevenir que los empresarios puedan irse dejando a las comunidades y en el proceso destruyendo tantas vidas.
Cada centavo de los trillones de dólares para los bancos debe ser puesto para aliviar el sufrimiento económico del pueblo creando un verdadero programa gubernamental de empleos con sueldos sostenibles y con beneficies — no solamente las migajas ofrecidas después de que los capitalistas hayan dividido el dinero del paquete de estímulo entre ellos y hayan extraído sus ganancias.
Esta es la única manera de echar la crisis a dónde debe estar, en las espaldas de los acaparadores ricos y quitarla de las espaldas de la clase trabajadora y de los oprimidos.
Ellos crearon esta crisis. Ellos deben pagar. ¡Rescatar al pueblo, no a los bancos!