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En el día internacional del síndrome de Asperger

Fuentes: Rebelión

Tomo pie, inspiración y contenido en un magnífico artículo -«Putin y el síndrome de Asperger»- de un historiador y activista imprescindible: Francisco Morente [1]. Ejemplos, sus escritos, de rigor, información, oportunidad -que no oportunismo-, perspectiva crítica y excelente escritura y argumentación. Hace algunos días, señala FM, alguna prensa «se hizo eco de un informe del […]

Tomo pie, inspiración y contenido en un magnífico artículo -«Putin y el síndrome de Asperger»- de un historiador y activista imprescindible: Francisco Morente [1]. Ejemplos, sus escritos, de rigor, información, oportunidad -que no oportunismo-, perspectiva crítica y excelente escritura y argumentación.

Hace algunos días, señala FM, alguna prensa «se hizo eco de un informe del Pentágono que afirma que Vladimir Putin tiene síndrome de Asperger». Tratándose de alguien al que se ha identificado y se sigue identificado, día tras día, noche tras noche, Ucrania tras Siria y Libia, como cabeza visible del Eje del Mal, la probable inferencia del lector/a es más que evidente: estrecha relación, cuando no correlación casual, entre el síndrome señalado y rasgos de carácter y personalidad negativos y dañinos [2].

Pero no es eso. Una vez más, no es eso.

El síndrome de Asperger es un trastorno del desarrollo que se encuentra dentro del espectro autista al que normalmente «acecha un profundo desconocimiento». En algunas casos, a la ignorancia hay que sumar una notable insensibilidad añade nuestro historiador. «La misma que gastamos cuando nos referimos a los presidentes Rajoy y Mas, a la dirección del PSOE o la junta del Barça como autistas, porque no conectan con la realidad». O cuando hablamos o incluso escribimos, añado yo ahora, a tontas y a locas y sin venir a cuento y con escasísima sensibilidad, de la esquizofrenia de determinada línea política o de un colectivo, organización, líder o partido. Quienes con esa ligereza hablan de los autistas y de los asperger (o de las personas bipolares o esquizofrénicas o… los ejemplos pueden proseguirse), apunta correctamente FM, «no tienen la más remota idea del sufrimiento que muchas veces hay detrás de las historias de esas personas». O, siendo más cautos, lo olvidan o caen en el manido tópico en el momento en que dicen o escriben.

Contrariamente a lo que se suele creer las personas con síndrome de Asperger no son genios, aunque a veces, recuerda FM, «pueden tener habilidades extraordinarias en áreas concretas a las que restringen su interés». Su excelente descripción de las personas afectadas : «Son personas con problemas para interiorizar las reglas de conducta social que tenemos por normales, pero tan inteligentes como cualquier otro individuo y poseedoras, habitualmente, de una gran sensibilidad y una rica vida interior».

Desde luego y por supuestísimo, no son ni malvadas ni perversas (aunque pueda haber entre ellas malvadas y/o perversas). Lo contrario es mucho más verdadero: «suelen ser ingenuas e incapaces de comprender la mentira, y están alejadas de toda malicia, lo que no les hace la vida precisamente fácil». Además procesan la información de manera especial y no porque carezcan de lógica «sino porque funcionan con una diferente» de la de muchos de nosotros. Ordenan el mundo conforme a sus criterios lógicos, que son lógicos y razonables desde su concepción, «y lo que les pueden parecer disparatadas son algunas de las cosas que hacemos las personas consideradas normales». ¿Ejemplo de esas cosas disparatadas? Engañar y maquinar contra los demás, atributos muy extendidos entre personas consideradas normales, lógicas, frías y fuertemente razonables, especialmente entre las dedicadas a determinadas áreas y tareas. No hace falta dar nombres de celebridades del mundo económico y político-cultural hispano (el catalán incluido por supuesto).

Detrás de muchos chicos y chicas con síndrome de Asperger, continúa el profesor de la Autónoma, «hay historias de acoso escolar y marginación, que se traducen en falta de autoestima y, en ocasiones, depresión y otros problemas muy serios. La vida puede resultar muy difícil para ellos y para sus familias». La mayoría de profesores y profesoras de secundaria (estas últimas suelen estar más atentas y sulen ser más cuidadosas y protectoras) hemos vivido esas historias. Por si faltara algo, «la llegada a la edad adulta no solo no resuelve los problemas, sino que a veces los agrava». La incorporación de estos jóvenes al mundo laboral por ejemplo, cuando se da, cuando hay condiciones, cuando el paro y la indignidad no están por encima de la estratosfera y subiendo hacia alejadas galaxias, «suele ser muy complicada y no lo tienen fácil para desarrollar una vida completamente autónoma». Como tantas otras personas, jóvenes y no tan jóvenes a las que acechan enfermedades como las señaladas anteriormente.

Hoy, 18 de febrero, se celebra el Día Internacional del Síndrome de Asperger. Seguramente ese día oiremos bonitas palabras de labios de nuestros gobernantes, pronostica el profesor Morente. Los mismos gobernantes, comenta críticamente, «que con sus políticas dejan a los afectados en la estacada. Hechos y no palabras son lo que estos necesitan. Para una familia con un hijo o una hija con síndrome de Asperger, pocas cosas hay más gratificantes que encontrar profesores y psicopedagogos en las escuelas e institutos públicos dispuestos a todo para ayudar a esos chicos». No es que no lo hagan: «lo hacen olvidándose de que les han recortado abusivamente el sueldo y les han empeorado sus condiciones laborales». Gestos, que son mucho más que gestos, «que demuestran lo importante que es garantizar que lo público, en este caso la escuela, siga funcionando». ¿Alguna duda sobre este nudo destacado? Ninguna por supuesto. Por sus políticas les conoceréis; no por su retórica insustantiva: parole, parole, parole.

Afortunadamente, comenta FM, «así es en muchos de nuestros centros educativos». No gracias al conseller de Enseñanza de turno (del gobierno de la Generalitat de Cataluña) sea este Ernest Maragall o Irene Rigau, neoliberales en su estado más puro y servil aunque la primera sea militante de CDC con extrañas conexiones corporativas familiares y el segundo, eurodiputado al lado del gran filósofo wittgensteiniano Terricabras, sea miembro de un partido-montaje llamado MES o similar que dice aspirar -¡que me parto!- a renovar la izquierda catalana. No gracias a ellos, por supuesto, «sino gracias a la entrega de los profesionales», del profesorado, de los enseñantes y colaboradores con interés desinteresado (Lo mismo, probablemente, podrá afirmarse de otras comunidades españolas).

FM toca realidad, no sueña. «No esquivo la realidad: en los últimos años ha sido necesario reducir gastos. Sin embargo, lo relevante es en qué se recorta, cuáles son las prioridades». Y ocurre lo que ocurre, como él mismo señala: «mientras ha habido dinero para pagar conciertos a colegios de elite y a escuelas que segregan por sexo, se han recortado plantillas en las escuelas públicas y se han liquidado profesores de refuerzo, indispensables para atender a chicos y chicas con necesidades educativas especiales». Los ejemplos del segundo grupo se agolpan; los colegios de élite, en muchos casos, llevan la marca Opus Dei, la del Ministro catalán de Interior del gobierno español.

La crisis ha sido la coartada para ejecutar el programa de privatización y jibarización del Estado del bienestar en el que tanto PP como CiU creen a pies juntillas, concluye FM. «En Cataluña, además, se ha tapado con el procés. Lo dijo con admirable sinceridad el conseller Santi Vila hace bien poco: sin la estelada, no se hubiera podido imponer tanto sufrimiento social». Andreu Mas-Colell lo dijo bien a las claras, incluso antes del procés, en su discurso inaugural del curso académico del año 2011. Lo público, dijo, como los gases tiende a expandirse. Aprovechen la ocasión, aprovechen la crisis, les gritó a los empresarios y «emprendedores» presentes. ¡Dejemos que lo sólido se desvanece en el aire! ¡Humo con ello!

No hay tantas distancia afirma FM: en Madrid se mercadea con la vida de los enfermos de hepatitis C, «en Barcelona, con la de los enfermos de fibromialgia y con síndrome de fatiga crónica. Aquí y allí se ceban con los más débiles y desprotegidos». En Madrid y en Barcelona, individuos que no merecen el calificativo de decentes, señala, «cometen sus fechorías mientras se llenan la boca con la Marca España y el Viaje a Ítaca». Dos variantes de la misma moneda: poder, bandera y privilegios.

Gentes, éstas, con la que Morente no iría ni a tomar café en el bar de la esquina. Yo tampoco, ni ustedes por supuesto. Sobre todo si recordamos un excelente crterio de Jorge Riechmann: una sociedad es más o menos justa, se acerca más o menos a nuestra noción de sociedad buena, en función de la forma en que trata a sus sectores más vulnerables. Las personas afectadas por el síndrome de Asperger están entre ellas. No debemos olvidarlas.

Notas:

[1] http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/02/13/catalunya/1423851296_957257.html

[2] Ta n arbitrario como identificar a los asperger, la conjetura más extendida, «con personalidades brillantes como Albert Einstein o Bill Gates». Es usual, señala FM, «que se felicite (de buena fe) a los padres de un chico o una chica con síndrome de Asperger por tener en casa un genio en potencia».

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.