Los historiadores que son gente muy erudita, siempre han hecho un enorme esfuerzo por interpretar la naturaleza de los procesos históricos desde hace varios siglos y tratan desde varias perspectivas de llegar a la génesis de los fenómenos. Por ello, se desarrolló la denominada filosofía de la historia. Este no es el tema que necesariamente […]
Los historiadores que son gente muy erudita, siempre han hecho un enorme esfuerzo por interpretar la naturaleza de los procesos históricos desde hace varios siglos y tratan desde varias perspectivas de llegar a la génesis de los fenómenos. Por ello, se desarrolló la denominada filosofía de la historia. Este no es el tema que necesariamente trataremos en esta pieza pero si tiene cierta relación.
Hace muchos años llego a nuestras manos un libro Titulado «Para comprender la Historia» de George Novak, intelectual estadounidense que se identificaba con el trotskismo. Si bien no somos de esa corriente y nunca lo seremos, es un trabajo muy bien elaborado y que recomendamos porque describe de manera llana y sencilla la dinámica de los procesos sociales y políticos y como estos en su correlación definen las tendencias de la historia. Y el tema es necesario abordarlo porque en el mundo de hoy, se han dado y se siguen dando una serie de acontecimientos que pareciera dibujar un escenario caótico.
En medio de este aparente caos que reflejan las insurrecciones sociales de las masas plebeyas en Argentina en el 2001, en Egipto en el 2011, en Sudan en el 2018, de los chalecos amarillos en Francia desde el septiembre de 2018, de las revueltas en Ecuador en días recientes y de los acontecimientos en donde el presidente Lizárraga del Perú, disuelve el Congreso y el pueblo lo apoya, se hace necesario identificar correctamente la época histórica que vivimos.
En nuestra opinión y es una conclusión que ya mencionamos con anterioridad en un artículo que nos publicó rebelión el 12 de abril de 2019 titulada «Alexandria Ocasio Cortez: hacia la gran rebelión mundial de las masas plebeyas» estamos en un punto de inflexión histórica y es la regularidad que caracteriza a nuestro tiempo. Y se puede llegar a esta conclusión desde distintas perspectivas de análisis.
Si partimos de las regularidades establecidas por los ciclos largos de Kondratieff que no solamente sirve para la identificación de ondas económicas sino de ondas políticas, este modelo nos dice que el cuarto ciclo largo que empezó entre 1945 a 1950 tuvo una onda larga ascendente hasta la gran recesión de 1974-75 e inicia su onda descendente entre 1975 a 1981, se ha prolongado de manera atípica hasta hoy. Para Kondratrieff la onda descendente se caracteriza por el gran desarrollo de las actividades especulativas que dan paso al endeudamiento de los Estados, de las empresas, de las familias y de las personas naturales. Este proceso genera manías especulativas en los mercados financieros que da paso a burbujas exuberantes que estallan y provocan crisis. Esta onda inevitablemente se agota y culmina en una depresión económica que en cada época se manifiesta con sus particularidades.
Immanuel Wallestein, ya desaparecido, señalo que la crisis del 2007 y 2008 era un punto de inflexión histórica y que la economía del sistema mundo entraba en lo que el denomino una larga depresión que se prolongaría por varias décadas y extinguiría el sistema capitalista y que daría paso a una nuevo sistema que pudiera ser peor que el capitalismo o mucho más democrático.
En el caso que nos ocupa si bien estalló una crisis financiera en el 2008 tal como se dio en 1929, a diferencia de la década de 1930, los gobiernos de los países más poderosos y sus bancos centrales acudieron al auxilio de sus grandes empresas y entidades financieras porque estas eran demasiado grandes para caer y han apuntalado con mayor profundidad el proceso de financiarizacion de la economía que esta crisis del 2008 debió haberle puesto fin. El resultado es que la voracidad de la financiarizacion continua y ha provocado lo que algunos denominan la zombificacion de la economía que se caracteriza por un dinamismo económico débil cercano a un cuasi estancamiento.
Este proceso que para algunos es anormal ya había sido descrito por John J. Hobbson, en su libro Imperialismo publicado en 1902, en donde hace una crítica de la economía política del colonialismo inglés, y en donde expresa sus temores de que la economía internacional en algún momento cayera en manos de rentistas. En 1916, Vladimir Lenin en su libro «Imperialismo: fase superior del capitalismo» recoge las aportaciones de Hobbson y concluye en una regularidad que es muy actual: que en la época imperialista el capitalismo se caracteriza por su carácter parasitario y descomposición. Y esto último es el origen precisamente de la financiarizacion denominado equivocadamente globalización.
Karl Polanyi, intelectual austro húngaro público en 1944 su obra La Gran Transformación, en donde hace una investigación de la economía política de los imperios antiguos y específicamente de la antigua Mesopotamia y descubre que la deuda al acumularse y llegar a ciertos niveles en todo el reino, por decreto del rey o emperador, era condonada para evitar que aplastara la economía del reino. (Karl Polanyi. El factor humano. YouTube)
Manolo Monereo, intelectual marxista de Izquierda Unida en España nos dice lo siguiente sobre la época actual de lo que denomina el momento Polanyi:
…En el año 1944 se publicó La gran transformación de Karl Polanyi y también la obra Camino de servidumbre de Friedrich Hayek. Es curioso que tanto Hayek como Polanyi vivieron el mismo ambiente cultural: la Viena de la transición, la Viena de la decadencia del Imperio Austro-Húngaro, la Viena que describieron de forma brillante Allan Janik y Stephen Toulmin en su libro La Viena de Wittgenstein, la Viena del austro marxismo que es una de las grandes aportaciones de la historia de la humanidad: de la emancipación, la Viena del psicoanálisis y del neopositivismo, la Viena de la literatura… En todo ese mundo extraordinario están los dos, y además ambos están muy influenciados por la Escuela vienesa de economía o Escuela austriaca que son los padres teóricos del neoliberalismo. Es importante partir de aquí porque tanto Hayek como Polanyi intentaban tomar notas de la crisis -mi idea es que hoy estamos en la crisis de la segunda globalización-, donde aparecen dos maneras de ver el mundo. Por un lado, a economía de mercado es lo natural, tiene leyes naturales que hay que respetar y si el Estado interviene por la reacción de la sociedad eso tendrá consecuencias que es lo que interpreta Hayes como el fin de la economía de mercado y por tanto la llegada del totalitarismo. Por otro lado, las consecuencias terribles de una economía de mercado que se hace sociedad de mercado y mercantiliza todos los aspectos de la vida, por tanto la economía de mercado tiende a disolver a la sociedad y a desintegrar al ser humano, y esto ocasionará una reacción de la sociedad. Los dos viven esa reacción de la sociedad pero desde esas dos perspectivas diferentes. Yo creo que esos dos mundos son los que hoy también están presentes. Es decir, por un lado, esta enorme mercantilización del conjunto de la sociedad que es el rasgo más característico del neoliberalismo; y por otro lado, que esa mercantilización provoca unas consecuencias sobre la sociedad, una de las consecuencias fue el fascismo y otra fue el socialismo. De alguna manera vivimos entre una fase A y una fase B de ese doble movimiento, que en los últimos tiempos Nancy Fraser ha intentado darle la vuelta añadiendo la idea de la emancipación. Este doble movimiento ha sido realmente muy influyente, por ejemplo uno de los libros más influyentes sobre los Estados de Bienestar escrito por Gøsta Esping-Andersen tiene como idea clave esa mercantilización de las fuerzas de trabajo, y señala que de los tres mundos de Estado de Bienestar el modelo más avanzado es el que ha conseguido des-mercantilizar más la fuerza de trabajo [1]-
Lo más curioso de todo esto es que Max Keiser, analista financiero de tendencia libertaria y director del programa RT Keiser Report, desde otra perspectiva ideológica llega a las mismas conclusiones anteriormente descritas y nos dice que en el mundo de hoy está registrando «La gran rebelión mundial contra la banca» y denuncia el carácter parasitario de la burocracia corporativa de las grandes entidades financieras del mundo actual.
El Dr. Michael Hudson, fue entrevistado por Max Keiser en su programa número 1.320, en donde este señala como en la antigua Babilonia se practicaba la idea del año del jubileo y que según las tablas en escritura cuneiforme significaba la condonación de las deudas contraídas cuando no se podían pagar. El Dr. Hudson manifestó que los babilonios conocían el interés compuesto y que en sus análisis concluyeron que las deudas crecían más rápidamente que la economía real y que las deudas se duplicaban en 5 años y se cuadruplicaban en diez años y para evitar que la economía fuera ahogada por las deudas impagables promulgaban el jubileo de la deuda. Esto fue precisamente lo que descubrió Polanyi y nuevamente otros economistas que no necesariamente conocen su obra están descubriendo hoy. Es decir, los antiguos babilonios conocían que la economía financiera tenía una dinámica diferente a la economía productiva. Curiosamente, en la década de 1980 en una entrevista que se le hiciera a Fidel Castro, líder de la revolución cubana, en donde trataba La Crisis de la Deuda Externa de América Latina, Castro precisamente planteaba como solución la condonación de la deuda. Incluso para esa época la Iglesia Católica instrumento una campaña por un jubileo de la deuda de los países más pobres [2].
Lo que nos tratan de decir estos intelectuales desde diversas enfoques y puntos de vista diferentes, es que en el mundo se está registrando una reacción de las masas contra la voracidad de los mercados y que esta respuesta derivara en la gran rebelión mundial de las masas plebeyas contra la opresión del gran capital monopolista financiarizado y que se manifestara de diversas formas y grados de intensidad en los cinco continentes. Y en todos los casos la razón fundamental es una reacción contra la voracidad de la especulación financiera y lo anterior es lo que provoca todas las insurrecciones que hemos mencionado con anterioridad.
Todo lo anterior es manifestación expresión de la crisis general de capitalismo que estalló en la primera guerra mundial y que fuera descrita por Lenin sigue vigente y a partir de 1989 con la caída del Muro de Berlín y posterior desintegración de la URSS continua pero en su versión 2.0. Esto último es muy importante comprenderlo porque no estamos viviendo un post capitalismo porque la propiedad privada, el aprovechamiento del trabajo asalariado y la obtención de lucros siguen siendo las bases de este sistema económico en que vivimos y que se desenvuelve en una fase caracterizada por el parasitismo de la burocracia corporativa de las grandes empresas y su consiguiente descomposición. También es necesario señalar que tampoco la denominada cuarta revolución industrial va a cambiar la naturaleza del sistema y no es cierto como quieren indicar algunos que la inteligencia artificial expulsara al ser humano del mundo laboral. Profundizara la automatización pero no sustituirá el cerebro humano que tiene conciencia y capacidad de libre albedrío y que ningún robot lograra desarrollar.
Notas
1) Una visión polanyiana del actual contexto económico-político. ENCRUCIJADAS. Revista Critica de Ciencias Sociales Nº 7, 2014, pp. 42-55.
2) La versión original del padre nuestro era la siguiente: Padre nuestro que estas en los cielos, santificado sea tu nombre, hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo. Perdona nuestras deudas, así como nosotros perdonamos a nuestros deudores… Lo anterior es muy importante porque esta redacción fue modificada. Esta alocución a la deuda en parte explicaría la verdadera razón de la rápida difusión del cristianismo en el imperio romano, pues Roma fue la primera en no practicar el jubileo de la deuda.
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