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Representaciones de lo afro

Encuentros y desencuentros en tensión

Fuentes: Rebelión

¿Afrocentrismo o estrategia intercultural? El tuntuneo de esa pregunta debe sonar, con ritmo y rima, en las próximas líneas sentipensantes del libro Representaciones de lo afro y su recepción en Ecuador, de Michael Handelsman [1] . ¿Líneas? Desde luego, pero como se entiende barrio adentro, del monte para allá o casa adentro como palenke memorial: […]

¿Afrocentrismo o estrategia intercultural? El tuntuneo de esa pregunta debe sonar, con ritmo y rima, en las próximas líneas sentipensantes del libro Representaciones de lo afro y su recepción en Ecuador, de Michael Handelsman [1] . ¿Líneas? Desde luego, pero como se entiende barrio adentro, del monte para allá o casa adentro como palenke memorial: son unos propósitos filosóficos para darle la vuelta a las adversidades, para encontrar, en algún recodo de camino o en alguna esquina, nuestra Madre de Dios. O nuestra Oxum. Es otro hallazgo teórico en estas carestías, sin importar que no sea por reclamo de abundancia y más bien por calidad del sentido comunitario, de entretenidas revelaciones, de cotidianidad señalada y por el axê empático del autor con nosotros y nuestro afán de comunidad relevante. El Abuelo Zenón no trabajó especialmente el afrocentrismo, su pensamiento es para el vigor filosófico de las comunidades negras colombo-ecuatorianas. Para él, la variable geográfica tenía importancia menor sea país adentro (Valle del Chota, Guayaquil y demás asentamientos territoriales) o país afuera, la línea fronteriza interestatal solo era «una raya» que apenas nos separaba, pero no nos dividía. El Abuelo Zenón para sus nietos y nietas, un chorro de gente que va desde aquí hasta Harlem, Salvador de Bahía, Buenaventura o alguna barriada de Buenos Aires, dejó limpio y claro, que la sangre estira pero no se arranca. Nuestra gente, donde quiera que esté, pone el tambor como una estrella en ese cielo de sonoridades parientes.

El pensamiento afroamericano, por quienes lo difunden by all necessary means [2] , es de liberación epistemológica, contrario a cualquier intento de dominación y también de puertas abiertas o sea de ‘par en par’ como la territorialidad comunitaria. ¿Algunos nombres? Por supuesto, Malcolm X, Frantz Fanon, C. R. L. James, Angela Davis, Abdías do Nascimento, Cedric Robinson, Manuel Zapata Olivella, Gloria Anzaldúa, Enrique Dussel, Juan García Salazar y muchos más. Juntemos a esos nombres a Catherine Walsh y Michael Handelsman.

Michael Haldelsman entiende el afrocentrismo «como una estrategia intercultural en el Ecuador», Leyendo la globalización desde la mitad del mundo, Quito: Editorial Conejo, p. 110. Y lo es, al ser una estrategia, no solo para nuestro país, tiene al menos un objetivo innegable e improrrogable: la liberación epistemológica (conocimientos y saberes) en cada sitio de conversatorio o teorización, en cada reunión de tono palenkero o en el bembeteo de nuestras cosas de negros y negras. Es el medio no el fin. La estrategia cambia si se modifica el escenario; no es perpetua, ni siquiera admite rigideces, dicho en el tono coloquial del terreiro: los caminos de los orixâs tienen sus avatares particulares. O como lo plantea Catherine Walsh en la presentación de este libro: (…) encuentros y desencuentros en tensión: en este caso, (es) entre la historia-memoria colectiva y viva del cimarronaje y las luchas (por la) libertad,…» Esa tensión subyace en la raíz del verso, del poema o de la décima afropacífica; en la novela o en la palabra suelta, en los decires y en los haceres, en el activismo a lo brechtiano y en el verbalismo de bajo compromiso, en el inquilinato político-partidista y en los sueños illescanos de una gran unidad política del Pueblo Negro del Ecuador, en empujar costa abajo la Gran Comarca Afropacífica y en perseverar que la raya siendo una maldición no vuelve aguachenta la sangre tensada hacia Colombia, o país adentro, hacia el Valle del Chota, Guayaquil, Quito y demás asentamientos. Esa tensión es el malembe [3] irremediable, por ahora, del afrocentrismo.

En las Representaciones de lo afro… M. Handelsman presenta dos partes contradictorias del todo afroecuatoriano. Una: el abuso colonial perceptivo de tres intelectuales de nuestras comunidades, colocados en el parapeto de sus ciencias, sus parámetros sociales y sus comprensiones estéticas. En esas representaciones las comparaciones, sin dudas, son desde el eurocentrismo subjetivo y radical de sus valoraciones. Ajustándome a ese punto de vista, aquello que tiene sus propios avatares es aborrecible, exótico, triste, inferior, etc. Como esos sacerdotes de un culto definitivo no admiten equivocaciones o sus propias incomprensiones dejan de ser tales, aunque cabe recordarlas para las malas memorias. Y dos: aquellos provenientes de esas comunidades con sus alcances indispensables para exhibir con autoridad su representación autónoma: Juan García, Antonio Preciado, Adalberto Ortiz, Nelson Estupiñán Bass y Juan Montaño. Por decirlo desde el palenque notorio en estas, apreciamos la sabrosura de la guascosa bala de plátano, pero también requerimos de su historia gastronómica; es correcto, el antiguo tema de la satisfacción de los consumos, en versión del cimarronismo inconforme. La parroquia lectora adquirirá conclusiones progresivas sin los tropiezos de las inducciones del autor. La complacencia por la lectura del buen texto no esconde la seriedad académica del ensayo.

Muchos de nosotros no vamos por ahí defendiendo una raza, aun con lo problemático de su significado y la recurrencia habitual a ese nominativo, así pues, defendemos el derecho a existir de las comunidades negras y aquellos productos culturales nuestros, con sus imperfecciones, son eso, nzelá [4] (como diría alguna abuela en lingala). Es estrategia. El afrocentrismo no es oposición a, para nada, son «perspectivas fundamentadas en y desde las diversas experiencias de ser negro, tanto en el Ecuador como en el resto de la diáspora afroamericana. […] el afrocentrismo como un pensamiento coherente sí tiene resonancia y vigencia a través de la diáspora, ya que el origen de África, la esclavitud y el racismo constituyen un legado compartido por los que se identifican, o han sido identificados como negros» [5] . El afrocentrismo es pensamiento coherente y crítico, un medio cognitivo emancipador. La pedrada atrevida en el muro de cristal de la colonialidad del saber, del poder y del ser. Y volviendo al motivo de esta jam session, el libro de nuestras representaciones, no creo que Michael Handelsman y también Catherine Walsh escriban desde el título de «amigos del Pueblo Negro». A nuestro juicio, ambos escriben porque se sienten fraternalmente parte de nuestro pueblo. Para decirlo en idioma de abuelos: son yayá. O sea hermano y hermana. Yayá Michael y yayá Catherine.

Santiago Castro-Gómez escribe que «es muy fácil hablar de una «decolonialidad» a nivel molar (en la amplitud social y cultural, JME) sin ver la colonialidad alojada en las propias estructuras del deseo que uno mismo cultiva y alimenta» [6] . Cuando los que suelen etiquetarse como amigos de nuestro pueblo, por ejemplo, historiadores, antropólogos y científicos sociales chorreando una adefesiosa misericordia, cuentan nuestras existencias como recortes malhadados de otras sociedades, hacen altísimas biografías de próceres blancos (subrayando, en nosotros, supuestas querencias al sometimiento de la personalidad en cuestión) y están las trampas de sus invenciones contrabandeadas como si eso fuera nuestra historia. ¿Cómo cuestionamos esas representaciones falsetas e interesadas en eternizar la opresión racial afrodescendiente? Hay vías para andarlas, sin importar las veces que tengamos que recorrerlas, así se extravíen los orishas menores, una de ellas, vaya usted a saber si no es la más importante son las lecturas de nuestras representaciones, en libros como el de yayá Michael Handelsman. O de yayá Catherine Walsh. Sus líneas se aproximan más y mejor a aquellos que queremos aceptar como nuestras representaciones en los poemas de Antonio Preciado, en las novelas de Nelson Estupiñán Bass o de Adalberto Ortiz, en las investigaciones del maestro Juan García (el hermano mayor de nuestras comunidades afropacíficas) y en la filosofía de los palenkes de abuelas y abuelos dicha por boca del Abuelo Zenón.

Hasta el último comunero afroamericano, urbano o rural, sabe que la pobreza no es un accidente providencial desfavorable o porque unos nacieron afortunados y otros sin fortunas, pero con bastante infortunio. La pobreza impuesta no es ninguna virtud espiritual. Si este jazzman fuera ese último comunero diría que el racismo es el determinante de la economía política en nuestros países, es decir, favorece a quienes se apropian del casi todo. Ese ‘casi’ (el apenas algo) para la casi totalidad de la humanidad urbana y rural. ¿Hay una economía social de saberes en las repúblicas americanas? O también cabe la pregunta, ¿hay una economía política de saberes en esas mismas repúblicas? A juzgar por los precarios resultados del Decenio de la Afrodescendencia (2015-2024), habría que gritar que no. ¡No hay! Pero hay estos palenkes de resistencias para no dejar de ser, no se habla de tamaños y sí de la importancia; palenkes de resistencias para construir poder, yo afirmaría unas decisiones políticas a pesar de la partidocracia de la sociedad dominante o mayor; y palenkes de nuestros saberes para avanzar con el pensamiento crítico del Abuelo Zenón y el maestro Juan García. Este libro de yayá M. Handelsman es activo de lo dicho hasta aquí. Nuestras lecturas, las diversas lecturas, completarán aquello que por ahora no se dijo. Axê, hermanos y hermanas.

 

 

 

 

 

 

Notas:


[1] Representaciones de lo afro y su recepción en Ecuador-Encuentros y desencuentros en tensión , Michael Handelsman, Quito, Ecuador: Ediciones Abya-Yala, Universidad Andina Simón Bolívar (Sede Ecuador), 2019.

[2] «[…] bueno, pues yo también soy pastor, no pastor cristiano, sino pastor musulmán, y creo en la acción de todos los frentes y por todos los medios que sean necesarios», fragmento del discurso ‘El voto o la bala’, de Malcolm X, pronunciado en Cleveland, iglesia metodista de Cory, el 3 de abril de 1969.

[3] Suave, cómodo, conveniente, en lingala.

[4] Estrategia, en lingala.

[5] Leyendo LA GLOBALIZACIÓN desde la mitad del mundo, de Michael Handelsman, Quito, Editorial El Conejo, 2005, p. 69-70.

[6] Michel Foucault y la colonialidad del poder, Santiago Castro-Gómez, Bogotá, Tabula Rasa – Colombia, Nº 6: pp. 153-172, enero-junio 2007.

 

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