En la segunda vuelta de las elecciones, que se celebraron el 11 de abril, en el Ecuador, ganó la presidencia de la república una figura de derecha conservadora y neoliberal; que evidenció la articulación y confabulación -en medio de la dispersión política- del conjunto de las fuerzas y poderes dominantes que promovieron la candidatura de Lasso como necesaria manifestación y aspiración de la representación política de la hegemonía del bloque dominante.
En un breve examen, en retrospectiva, de algunos de los factores, condiciones y circunstancias, del proceso electoral en el corto periodo de campaña de segunda vuelta, se ha evidenciado la necesaria correlación de fuerzas, la misma que derrotó a la tendencia correista y produjo el triunfo de la derecha neoliberal.
La pregunta es: ¿cómo se desenvolvieron los distintos elementos de la lucha política y electoral que condujo al mencionado resultado?
En forma sintética, se sitúa en este análisis, a modo de descripción e ilustración algunos de los elementos, que dieron lugar a dicho resultado.
Uno la situación de la institucionalidad del proceso electoral, principalmente los casos del CNE y TCE, que transitaron de una posición, en la que se puso de manifiesto en la primera vuelta, algunos rasgos fraudulentos, a la conformación de una unidad e inclinación de los principales vocales y fuerzas, a favor del candidato Lasso, y sus partidos políticos (CREO y PSC).
Dos, la participación de las tendencias político electorales de orientación centro izquierdista, donde renovadas presencias, como el Movimiento Pachacutik, y el partido Izquierda Democrática, expresaron importantes representaciones de algunos sectores, especialmente los medios, los indígenas, como los jóvenes, que en el balotaje encontraron representación circunstancial en uno de los finalistas; como también en el llamado a votar nulo, y que terminaron en una buena mayoría involucrándose con el candidato conservador ¿ derechización de la sociedad? y/o ¿estrategias organizativas y comunicativas de uno de los candidatos?
Tres el desempeño electoral, fue el aspecto más comentado por los analistas, como condición de la capacidad y fuerza de los candidatos finalistas, donde se ha examinado especialmente, variantes y formas, como mecanismos de la conducción o estrategia electoral. Se destaca principalmente el caso de una renovada conducción estratégica, del candidato de derecha, que dejo en segundo orden la fracasada estrategia “anticorreista”, aplicada en la primera vuelta, lo que abrió así la perspectiva de una candidato renovado, agradable-al decir de los asesores, Duran Barba y Nieto; concertador, y paladín de la necesidad democrática del Ecuador. Mencionada planificación que también puso en práctica dispositivos y mecanismos propios del marketing y desempeño electoral, principalmente, de la comunicación política, que según algunos analistas fue el factor determinante del triunfo del candidato derechista neoliberal, Lasso, en tanto pudo captar al votante, especialmente, el joven que demandaba un representante anti establishment, con valores e ideología de nuevo tipo.
En contraste con este desempeño, en el contexto de la correlación de fuerzas existente, está la manifiesta debilidad de la campaña y promoción de Arauz. En este aspecto se examina el caso de las declaraciones del expresidente Correa, algunas de manifiesta imprudencia; la ausencia de estrategia, y conducción de campaña, como la débil e incongruente comunicación política, que le hizo perder votos limitándole la posibilidad de conquistar nuevos, que más bien los capto el candidato Lasso.
II.
En la mencionada descripción de algunos factores que nos acercan a la comprensión del resultado final del 11 de abril, hay uno en especial que se encuentra en el campo estructural, más allá del fenómeno estrictamente electoral, y que se refiere especialmente a la definición del poder, su articulación y hegemonía. Compresión critica que busca desmitificar las elecciones, en tanto se concluye que el triunfo de Lasso no puede ser considerado como resultado únicamente de factores de la escena, (el aspecto estratégico electoral, y/o la comunicación política); puesto que deja en la sombra (oculta) los aspectos estructurales decisivos y determinantes de la escena y /o comportamiento electoral. Voy al canto: la aprobación de la llamada Ley de Defensa de la Dolarización, por caso, que privatiza el banco central y crea la norma para la articulación de la economía a las necesidades del capital financiero, es una muestra de este proceso de acumulación y modelo económico en tanto aspecto central de la ortodoxia neoliberal.
En esta perspectiva en efecto, el triunfo de Lasso y su destino gubernamental está ligado al impulso neoliberal de la economía ecuatoriana, la misma que responde a cambios estructurales ligados a la hegemonía del capital financiero. En esta línea paradigmática planteada, expresa al conjunto de sectores dominantes, donde el capital financiero y bancario articula y subordina importantes intereses del bloque de poder.
Configuración y desarrollo interno de esta determinación que se da en el contexto de la nueva geopolítica de la región en un proceso de confluencia de fuerzas, potencias mundiales y gobiernos, en la línea del predominio de la tendencia de derecha reaccionaria en el continente. Geopolítica mundial y regional que ha entrado en un nuevo momento. El mismo que pone de manifiesto nuevas contradicciones entre las grandes potencias mundiales: EEUU y China, y la necesidad de ingresar, por parte de EEUU, a articular formas y mecanismos de dependencia y colonialidad de nuestra América. Vuelve a ser la soberanía regional un aspecto determinante de la política de la izquierda en la región
Desde este marco el presidente electo ya se ha expresado, en actos y actitudes, como por caso, cuando ha concurrido a un dialogo con el derechista presidente de Colombia Duque para concertar acuerdos democráticos y comerciales y comprometer la participación del Ecuador en este próximo periodo en la definición política en la región, en correspondencia con la posición definida por la nueva administración norteamericana del presidente Biden.
Así, son este conjunto de aspectos descritos los que constituyen la correlación efectiva de fuerzas de las elecciones y del próximo periodo de gobierno, donde se ha podido advertir un proceso de interrelación y confabulación de intereses en favor del presidente Lasso.
En este contexto analizado ha surgido la iniciativa del llamado voto nulo por parte de la tendencia indígena, democrática ecologista. Llamado que no solo tuvo que ver con el rechazo a la forma injusta de responder, por parte del CNE, respecto a las sospechas de fraude que se dieron en la primera vuelta, sino y sobretodo como expresión y representación de una línea política alternativa (la tercera vía se ha dicho), que se inició de manera potente en la acción contra hegemónica del movimiento indígena y popular en octubre de 2019, cuando se manifestó frente al proceso hegemónico neoliberal, y que en las elecciones y el llamado voto nulo constituyen la continuidad independiente de esta posición.
En un análisis empírico de la campaña electoral se concluye descriptiva y sintéticamente, lo siguiente:
Lasso obtiene la presidencia con el 52,4% de los “votos válidos” frente a Arauz que solo consiguió el 47,6%. El voto nulo alcanzó el 16,3% del total de los votos, sumando al nulo los votos blancos (1,6%) y el ausentismo (20,9%) se alcanzó el porcentaje de 38,78% de los escrutinios. Si ajustamos los resultados a los votos totales, y no solo en relación a los votos válidos (por un candidato u otro), podemos observar que el voto de rechazo y la apatía ante el sistema electoral constituyen una manifestacion creciente en el país.
De estos datos se puede colegir que de los votos que se dirigieron al nulo quedo un porcentaje importante que se encamino a Lasso, que es lo que en definitiva dio el triunfo al candidato derechista. Efectivamente de un total de votos recibido por Yaku Perez equivalente a 1.700.000 votos; 700.000 se mantuvieron en el voto nulo y 1.000.000 al parecer se orientaron hacia el candidato Lasso. Por otro lado una lectura de los resultados permite concluir que en algunos cantones de la sierra se dieron resultados que muestran la interrelación del voto nulo con la acción de resistencia y movilización indígena.
En efecto, el voto nulo, por otra parte, tuvo fuerte presencia en la Sierra Centro y la Amazonía. En las provincias de Bolívar, Chimborazo, Cotopaxi, Azuay y Tungurahua el nulo obtuvo más del 30% de del total e, incluso, superó la votación de Arauz. Tal presencia supero el promedio histórico de 8,7%, que tuvo su punto más alto en 2006, cuando el nulo sumó el 11,8% de los votos, evidenciando un grado de descontento que supera el último momento de gobierno de derecha neoliberal, previo a la entrada de Rafael Correa y el correismo.
Más allá de las veleidades de la coyuntura electoral, es notorio que al correísmo le pasó factura su relación contradictoria con las organizaciones populares, en especial con el movimiento indígena. De allí que justamente en las provincias de mayor votación de Pachakutik, el ahora presidente Lasso cosechó una votación mayor.
En esta contexto analizado me permití hacer la siguiente sugerencia de conducta política (por la importancia cito en extenso).
“1. Sugiero llamar a votar nulo, para garantizar la independencia política, y rechazar la maniobra de los organismos electorales de no transparentar el proceso. Voto nulo, porque ninguno de los dos finalistas representan el anticapitalismo, y en la coyuntura no constituyen una posición coherente y efectiva anti neoliberal.
Formulando al mismo tiempo, algunas líneas programáticas coyunturales, para emplazar y demandar a uno de los dos candidatos que llegue a la presidencia, y generar las acciones necesarias desde abajo para alcanzar las demandas planteadas en estas líneas programáticas,asi:
a. Afianzar la unidad del movimiento indígena y popular que tuvo importante concreción en octubre de 2021, formulando una clara diferencia con los candidatos a la presidencia seleccionados para segunda vuelta.
b. Exigir avances en la formulación de un modelo económico contrario al neoliberal hegemónico, como fue la propuesta de Octubre de 2021, y apoyar la hoja de ruta de la consulta anti minera de Cuenca
c. Exigir una política y acciones que superen la exclusión de las mujeres, b particularmente impulsando el aborto.
d. Defender el agua, el medio ambiente, y la sociedad oponiéndose a ciertos proyectos mineros de gran escala
e. Llamar a combatir la corrupción, principalmente, creando el mecanismo principal de un sistema nacional anticorrupción recogiendo la propuesta de CNA
f. Impulsar la defensa social y laboral, como crédito a los pequeños productores del campo y la ciudad
g. Fortalecer la soberanía regional, sin caer ni claudicar en la disputa de la región por parte de las potencias mundiales
2. Esta conducta sugerida requiere organizar debates en torno al importante Parlamento de los Pueblos, que analice las implicaciones sociales y políticas de la conducta asumida, y propongan estrategias y acciones encaminadas a hacer realidad los principales puntos de este programa antes planteado y otros que se sugieran”
Dicho comportamiento en el periodo gubernamental, tenderá a manifestarse bajo la forma institucional, pero también desde la movilización y resistencia, constituyéndose en la orientación fundamental de casi todas las facciones del movimiento indígena, como popular, que expresaron en esta conducta electoral lo que se vio como la fuerza potente de octubre de 2019
¿Qué pasó? ¿Porque se aplicó parcialmente el voto nulo? Al parecer no hubo convicción respecto a la necesidad de construir una tendencia indígena popular ecologista, y en consecuencia, no se dio la suficiente campaña por el voto nulo dejando a buena parte del electorado sin conducción, el mismo que aparece manifestándose a favor de Lasso. Paradoja e incongruencia del hecho electoral y de los límites e incongruencias del quehacer político del movimiento indígena, que vuelve a manifestarse de manera equívoca y ambigua en línea estratégica, careciendo de certeza para coincidir con otras fuerzas políticas.
En su aspecto fundamental entonces, así se manifestaron las tendencias electorales: la derecha neoliberal, la correista y la insurgente democrática popular. Adicionalmente con estas se expresó una fuerza nueva reconstituida de la Izquierda Democrática que en la segunda vuelta tendió, al parecer, a inclinarse a favor de Lasso.
III
Correlación de fuerzas (la nueva correlación del periodo) que abre el camino de definición del momento gubernamental de Lasso, que en la práctica carece de la fuerza, coherencia e identidad necesaria para dar gobernabilidad y conducir con éxito el gobierno,
¿Qué le depara al Ecuador cuando la tendencia triunfante de derecha, aquella de Lasso, es minoritaria? Para suplir este déficit, se ha buscado y se busca articular asambleítas de algunas agrupaciones independientes, especialmente, para forjar una mayoría asamblearia y llevar a cabo, como en el pasado, a manera de “aplanadora”, el programa neoliberal. ¿Volvemos a la vieja y experimentada experiencia y capacidad de los socialcristianos, para conducir el Ecuador, sin ejecutivo, desde los destinos neoliberales aupados por las tradicionales y regionales fuerzas oligárquicas de la costa y Guayaquil?
Es en esta línea, que se encuentra evidenciado el epílogo electoral. La llamada gobernabilidad, vale decir la capacidad de gobernar contando, con las fuerzas necesarias en el parlamento o Asamblea Nacional para encaminar y consolidar un programa neoliberal y una política que debe contar con la mayoría de votos en el parlamento.
La situación del proceso electoral que se ha vivido, vuelve a manifestarse en esta inestabilidad del momento, sin mayoría, donde el correismo tiene 48 asambleístas, Pachacutik 28, la Izquierda democrática 16. Quedando para la derecha, Socialcristiana y CREO apenas 30 votos, fuerza minoritaria en la asamblea, En estas circunstancias de debilidad y equilibrio de fuerzas, ¿cuál será la conducta de los asambleístas y de cada tendencia, en torno a definir las autoridades de la Asamblea?
En esta perspectiva se abren algunas posibilidades:
Una primera, todavía difícil de alcanzar, constituida por la propuesta de la derecha, la misma que encabezaría un asambleísta del PSC. Controlaría la Asamblea Nacional y negociaría con el ejecutivo, al mismo tiempo que definiría la aprobación de temas importantes del programa neoliberal del gobierno de Lasso;
Una segunda posibilidad es aquella que surge de un acuerdo programático sólido, que se ha dado entre ID y Pachacutik, y que discrepa con la propuesta neoliberal de derecha. Podría alcanzar un acuerdo con la corriente correista, la misma que está dispuesta a ceder la presidencia al militante de Pachacutik, Quishpe, ¿cabe esto?. Nos encontraríamos en la alternativa de un bloque o frente anti neoliberal, sin embargo la difícil y ambigua situación política que ha actuado en todo el periodo, podría convertirse en obstáculo de este acuerdo o coincidencia, dejando el paso al pacto de la tendencia de centro izquierda con la derecha.
Una tercera es la de un acuerdo de esta alianza de centro, con la derecha neoliberal. Inestabilidad. Donde podría acordarse la dirección de la asamblea, pero el programa neoliberal, en cambio, a ser discutido y resuelto en el proceso parlamentario, como dice la canción: “se hace camino al andar”.
Hay una hipotética cuarta posibilidad, que se daría sin acuerdo programático, en tanto todos los bloques resuelven la conducción orgánica de la asamblea. De tal manera de salir pragmáticamente del paso, sin compromisos, y cumplir con la formalidad que dispone la carta magna.
Desde estas condiciones, y en esta perspectiva, cabe preguntarse ¿en el Ecuador de hoy es posible la concertación nacional? Es decir, ¿una unidad de fuerzas, sectores y tendencias que deciden un programa común de unidad para el Ecuador?, donde se deponen ciertas tesis y posiciones neoliberales, y se abre un conjunto de concesiones de orden económico, social y sanitario en torno a temas como impuestos, defensa y fortalecimiento del seguro social, no privatizaciones, racionalización y reducción del estractivismo minero, etc
¿Es posible pensar y prever que las fuerzas de derecha y de las tendencias y bloques cedan y abran un camino de la concertación donde, como ocurrió en octubre 2019, se puedan sugerir propuestas de impuestos extraordinarios y una línea de cambio del modelo económico?
¿De qué depende? Si la derecha gobernante carece de fuerza para imponer su línea neoliberal y gobernar, cabe articulaciones con al Movimiento Pachakutik o quizás una que concilie y coincida con el correismo, lo que puede afectar la credibilidad y legitimidad necesaria para la gobernabilidad.
Dadas las condiciones objetivas, al parecer, esta perspectiva de concertación esta descontada. Se impone inevitablemente una línea de concentración-hegemónica, que además cierre el círculo de la hegemonía, es decir contemple integralmente los cambios del estado y régimen político. Vale decir: Acuerdo nacional, formas de estado de excepción, desicionismo, arbitrariedad y autoritarismo, como aspectos centrales de la concentración gubernamental que llevará a un nuevo momento de inestabilidad y crisis política y al con frotamiento de la tendencia anti neoliberal, donde concurren, en pos de un acuerdo nacional popular Pachacutik, Izquierda Democrática y, secundariamente, el correismo, en contra de las posturas gubernamentales neoliberales.
Ir más allá de la formalidad del termino concertación, trascendiendo la sola voz de mando y predominio de los intereses económicos en juego en el bloque en el poder, para crear los mecanismos políticos,-estrictamente políticos- de organización estatal y régimen. Tal es la situación del Ecuador de hoy, donde su crisis evidencia situaciones de anarquía jurídica y debilidad ideológica que ha llevado a echar mano de las formas del estado de excepción, y que se plantea desde ciertos sectores lucidos de la derecha reaccionaria volver a la neoliberal constitución de 1998, ¿no será también aquí de concertar para llegar a un acuerdo jurídico, a un pacto constitucional que pongan las virtudes de una y otra constitución, la del 1998 y la del 2008? Esto es concertar, y es posible si hay esta disposición; sino más bien nos encaminamos, y eso es lo que se advierte por la posición de la concentración del poder, es decir la línea de imposición del poder e interese hegemónicos, excluyendo a la mayoría de la nación.
En este sentido planteado se requiere observar que el proyecto de dominio político hegemónico para afianzarse integralmente requiere desplegar importantes elementos, de distinto nivel: uno, de carácter económico, relativo a la implementación de la política neoliberal fondomonetarista, ligada al capital financiero nacional e internacional; Dos de carácter jurídico, relacionado a la propuesta de consulta para modificar aspectos del estado y régimen político; la misma que se complementa con el requerimiento de correctivos jurídicos y constitucionales, en medio de la proclama de grupos de derecha cuestionando la vigencia de la constitución de 2008, y proponiendo el regreso a la constitución neoliberal del 1998, donde se distinguen al menos dos vías, la de la Asamblea Constituyente, o aquella que elabora, una comisión de notables, la nueva constitución para luego en una consulta popular escoger entre la establecida en 1998 y la nueva, como se dio, por caso, en 1978, que en referéndum se votó entre la constitución reformada de 1945 o la nueva elaborada por juristas notables;
Tres, finalmente el cambio de hegemonía ideológico cultural, hacia posturas regresivas y conservadores, que constituyo una situación crítica, que abrió el espacio, entre otros factores, para la reacción extraordinaria contra-hegemónica de Octubre de 2019.
Factores todos estos que abonan en el sentido de cerrar el círculo de la hegemonía dominante, como diría Gramsci, en línea regresiva. ”A sangre y fuego” decíamos, y sin consenso, sin concertación, y por lo tanto con limitada legitimidad, y débil conducción hegemónica.
Ante esta perspectiva trazada por la hegemonía dominante se abre la tendencia de la contra hegemonía, que se expresó en Octubre de 2019, y que tuvo su importante participación en el proceso electoral y el llamado al voto nulo, generando una corriente indígena, popular ecologista, que contiene la posibilidad, desde la movilización y la resistencia, de crear un bloque o frente anti neoliberal, enfrentando al modelo económico y a un nuevo momento de crisis política dominante, donde las fuerzas populares deben articularse, teniendo en cuenta, los acuerdos, los pactos y las coincidencias. Así entonces ante el proceso que busca cerrar el círculo hegemónico se abre uno alternativo. Estas son las condiciones de la lucha política en este próximo periodo, en medio de llamados ilusos a la concertación.
De todas formas hay que señalar que frente a esta realidad descarnada de las posiciones, intereses y correlación de fuerzas, hay una ideología u opinión social que considera que es posible llegar a una concertación -consenso- y unidad nacional, ¿cabe esto para el ejecutivo, parlamento y conducción ejecutiva del gobierno de Lasso?