Bien sabemos que América Latina fue más conformada por la influencia del «pienso luego existo» de Descartes y de la Iglesia Católica, que de la Reforma y del empirismo de Locke. En América Latina todavía creemos en el psicoanálisis mientras que los anglosajones, dominados por el pensamiento de Locke, solo toman y recetan psicofármacos para […]
Bien sabemos que América Latina fue más conformada por la influencia del «pienso luego existo» de Descartes y de la Iglesia Católica, que de la Reforma y del empirismo de Locke. En América Latina todavía creemos en el psicoanálisis mientras que los anglosajones, dominados por el pensamiento de Locke, solo toman y recetan psicofármacos para que la psique humana funcione bien.
Hay alienación, es obvio, pero por lo menos con un sesgo humanizante y no deshumanizante como en el Norte rico.
Bien, es cierto, creemos en Francia como fuente de cultura, creemos en Francia como cuna de la Revolución burguesa contra la aristocracia, que casi llegó a ser una revolución proletaria abortada por la guillotina sobre la testa de Robespierre.
Por eso nos choca, por eso nos entristece, que a un país que es referente intelectual lo veamos arrodillarse frente a la fuerza aérea israelí.
Yo personalmente hice mi servicio militar desde los 12 hasta los 17 años en el Liceo Militar «General San Martín» en Buenos Aires. Con 17 años, en el quinto año de secundaria, era jefe de un pelotón de niños de 12 años. Un cadete de cuarto año perverso tiró un ladrillo sobre un charco, y empapó a mis cadetes de doce años con agua y barro. No tuve ninguna duda. Tomé al perverso por el pescuezo y lo presenté castigado a su jefe de compañía. Con es experiencia a flor de piel no pude comprender un artículo de Le Monde del 9/11/2006 [1] donde informa que la Ministra de Defensa francesa, Michèle Alliot-Marie, declaró que aviones cazas israelíes amenazaron una posición de fuerzas francesas de la FINUL, el 31 de octubre. Por dos segundos, afirmó, los aviones que amenazaron directamente a nuestras tropas no recibieron respuesta. La ministra precisó que los F-15 israelíes se lanzaron en picada lo que es una postura extremadamente clara de ataque. La FINUL confirmó el incidente subrayando que se trataba de una provocación de las fuerzas israelíes. Un oficial superior francés declaró que «por suerte nuestros hombres conservaron la sangre fría y comprendieron que se trataba de una provocación (sic)».
Esta espina la tengo clavada desde entonces, esperando alguna información que explicase la inacción de los jefes franceses, pero nada ocurrido salvo la explicación más hiriente aún de Israel que «la acción fue mal interpretada por las fuerzas francesas» lanzada el 9 de noviembre por el embajador de Israel en París. Eso es un insulto y eso sí es una verdadera provocación pero … Nada, todo quedó como entonces. Para rematarla el 19 de noviembre de 2006 [2], el embajador de Israel el la ONU, Dan Gillerman, acusó a Francia de «lanzar flores a los terroristas» al alentar una condena a las operaciones militares israelíes en la banda de Gaza, lanzada por una resolución con mayoría aplastante de la Asamblea General de la ONU, el viernes 17 de noviembre. «Los franceses expresaron su cólera por los vuelos de la aviación israelí sobre las posiciones del contingente francés», declaró con todo desparpajo el embajador israelí.
Seguimos en el «pienso luego existo» y lloramos por el autodesprecio del que Charles de Gaulle llamaba el «Grand Pays» y que nosotros nos seguimos interrogando ¿Seguirá siendo un gran país o como USamérica será una colonia del neocolonialismo perverso de Israel?
Referencias.
[1] La France demande des explicactions à Israël après un incident avec les casques bleus français au Liban. LE MONDE.FR. 9 de noviembre de 2006.
[2] Israël critique la politique proche-orientale de la France. LE MONDE.FR. 19 de noviembre de 2006.
(*) Guillermo F. Parodi es escritor, profesor universitario, miembro del Observatorio Internacional de la Deuda y de los colectivos de Rebelión y Tlaxcala (www.tlaxcala.es), la red de traductores por la diversidad lingüística.