Alfredo Embid en una de las almas de CIAR, colectivo de investigación sobre las armas radiactivas. Pocas personas están tan informadas para comentar la importancia del tema y lo que en él nos jugamos toda la Humanidad, sin excepciones geográficas o sociales. Sus artículos y escritos pueden verse en dos páginas del colectivo: www.amcmh.org y […]
Alfredo Embid en una de las almas de CIAR, colectivo de investigación sobre las armas radiactivas. Pocas personas están tan informadas para comentar la importancia del tema y lo que en él nos jugamos toda la Humanidad, sin excepciones geográficas o sociales. Sus artículos y escritos pueden verse en dos páginas del colectivo: www.amcmh.org y www.ciaramc.org . Su dirección electrónica es: [email protected] .
¿Qué es CIAR? ¿Cuáles son sus principales finalidades?
CIAR son actualmente las siglas de Colectivo de Investigación sobre las Armas Radiactivas. Fue creado por la Asociación de Medicinas Complementarias ante el grave atentado que suponen las nuevas guerras radiactivas (Iraq, Afganistán, Yugoslavia) y las que se preparan, contra todos los habitantes del planeta y sus generaciones futuras.
Inicialmente las siglas correspondían a Coalición Internacional para la Abolición de las Armas Radiactivas (ICBUW), de la que nos hemos separado.
¿Por qué?
La utilización de armas radiactivas está expresamente prohibida por las leyes internacionales. Pedir su abolición -como esa asociación hace- es una forma de legitimarlas. Es una diferencia sutil pero importante que yo no advertí inicialmente. Esto lo entendí especialmente gracias a Priot Bein en un seminario en Praga en 2001, y a Karen Parker, abogada de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU, en el Congreso de Hamburgo de 2003. Pedir la prohibición de armas que ya están prohibidas, además de ser absurdo, provoca el efecto contrario: las legitima indirectamente. Promocionar la prohibición de algo (ocultando que ya está prohibido) concentrará las sanas energías solidarias de mucha gente en conseguir ese atractivo objetivo produciendo un resultado inverso al que se pretende.
Porque desde el punto de vista legal, una nueva prohibición en el mejor de los casos sólo conseguirá un acuerdo internacional no vinculante del que, como siempre, se desligarán los mayores implicados: Estados Unidos e Israel que se burlan siempre de las legislaciones de los máximos organismos internacionales.
Insisto no hay que pedir la prohibición de estas armas por la sencilla razón de que ya están prohibidas por las legislaciones internacionales vigentes. Los grupos que lo están haciendo están colaborando (sabiéndolo o no) a que se sigan usando.
Más tarde comprendimos que la Coalición Internacional para la Abolición de las Armas Radiactivas (ICBUW), también ocultaba, minimizándolos, algunos aspectos esenciales del problema.
¿Cuáles, por ejemplo?
Por ejemplo mantenía la mentira de que el mal llamado uranio «empobrecido» es solo eso; pero demostradamente no lo es. Ignoraba las pruebas de que se hubiese utilizado uranio en Afganistán, y sí se ha utilizado. Además promocionaba los trabajos de Dan Fahey y otros falsos activistas, mientras que ocultaba los trabajos de los investigadores mas críticos y honestos, como los del coronel Durakovic o los de la LLRC (Campaña de bajas dosis de radiación británica), que han hecho medidas de contaminación sobre el terreno en Inglaterra, Iraq, Afganistán, Líbano, en los veteranos de guerra y en la población. En contraste, el ICBUW recomendaba que organismos oficiales internacionales, que demostradamente han colaborado en la ocultación de la contaminación radiactiva y de sus efectos, como la OMS o la UNEP, hicieran las medidas de contaminación, lo que equivale a encargar la vigilancia antiincendios a un pirómano. Infiltrar los grupos disidentes (o crearlos) siempre ha sido una táctica de los servicios secretos para controlarlos.
¿Y usted ha denunciado a esa coalición que cita?
Me enfrenté con algunos miembros de la coalición denunciándolos públicamente en varias conferencias internacionales, con especial eficacia en la de Hanoi, Vietnam, en septiembre del 2004. Puedes ver el análisis de esta conferencia en nuestra web ( Boletín armas contra las guerras nº 56 http://www.amcmh.org/PagAMC/ciar/boletines/cr_bol56.htm) que ha sido comentada también por la Red Voltaire. ( Foro internacional en Vietnam contra las nuevas armas de exterminio. Gaston Pardo, Humberto Hernández Haddad. www.voltairenet.org/article122537.html ). Así que ese es el motivo por el que cambiamos el nombre.
La finalidad inicial fue proporcionar contrainformación sobre las armas radiactivas y denunciar las mentiras oficiales repetidas por los grandes medios de desinformación, pero también sobre otros temas relacionados con las guerras actuales y futuras.
Ustedes parecen centrarse básicamente en las armas radiactivas. ¿Por qué? ¿No les preocupan otros tipos de armamentos?
El motivo es muy simple. La contaminación radiactiva por las nuevas armas no sólo mata o enferma a la generación actual, sino que seguirá matando y enfermando a TODAS las generaciones futuras para siempre, pues produce un deterioro del patrimonio genético de la humanidad irreversible.
Esto está demostrado por los más recientes estudios científicos. Por ejemplo: basta un polvo radiactivo de una micra incorporado en el organismo para que las partículas alfa que emite produzcan una inestabilidad del material genético (inestabilidad genómica) en las células que impactan, e incluso en las que no impactan (efecto espectador); el efecto genético es mayor a bajas dosis, etc.
El problema no sólo se plantea para las poblaciones de Iraq o Afganistán si no para toda la población del planeta. Las partículas generadas en las explosiones tienen un tamaño en muchos casos inferior a la milésima de milímetro y por lo tanto se convierten en el polvo atmosférico, es decir, viajan en el aire. Por ejemplo la contaminación radiactiva derivada del bombardeo de Bagdad fue medida oficialmente en el aire de Inglaterra a los 9 días con aparatos de Halliburton del gobierno británico. Así que también es nuestro problema no solo el de los iraquíes.
Esa contaminación no es producida por «uranio empobrecido», que es un término que hay que abandonar, ya que lo utiliza el Pentágono para darnos la idea de que no es peligroso. El mal llamado «uranio empobrecido» contiene elementos radiactivos artificiales muy peligrosos, como el U236, que no existen en el uranio natural, y que se han encontrado en la orina y autopsias de veteranos de guerra, de la población afgana e iraquí como ha demostrado el coronel Durakovic, experto médico que trabajó para el Pentágono. También está contaminado con restos de plutonio, como se comprobó tras el bombardeo de Yugoslavia, y contiene uranio enriquecido, como se comprobó tras la guerra del Líbano.
¿Y es importante esa contaminación que está señalando?
Hay que tener en cuenta la magnitud de la contaminación. El número de átomos radiactivos artificiales liberados en las guerras de Iraq y de Afganistán es cientos de miles de veces mayor que los liberados por las bombas de Hiroshima y Nagasaki según han calculado científicos japoneses. Es preciso saber que no es el hongo atómico lo mas importante, sino las partículas hechas de átomos radiactivos que se liberan. Las explosiones atómicas asesinaron a 300.000 de japoneses directamente (a pesar de que Japón ya había planteado la rendición incondicional), pero las partículas radiactivas aspiradas a la estratosfera dieron la vuelta al mundo; siguen y seguirán aquí afectando a toda la población.
También es fundamental entender que esta contaminación se añade a todas las demás fuentes de contaminación radiactiva que vienen aumentando desde 1945: centrales nucleares en funcionamiento «normal», residuos, accidentes, pruebas nucleares (más de 2.000), irradiaciones médicas, etc., y que sus efectos se acumulan y seguirán actuando durante miles de años contra la vida en la tierra.
Publican ustedes un boletín electrónico titulado: «Armas contra las guerras». ¿Son ustedes pacifistas? Si es el caso, ¿qué filosofía de la paz defienden?
Ni en la asociación AMC, ni en CIAR hay una ideología, ni una filosofía unitaria, así que solo puedo hablar en mi nombre.
Yo no me considero pacifista, y menos cuando compruebo que muchos movimientos que así se etiquetan en realidad están siendo manipulados y sirven a los intereses del imperio. Tenemos por ejemplo al gurú del pacifismo mundial el Dalai Lama que es financiado demostradamente por la CIA y la NED, al que le he dedicado recientemente un extenso trabajo en el boletín nº 189
http://www.amcmh.org/PagAMC/ciar/boletines/cr_bol189.htm
Es solo un ejemplo, hay muchos otros: las ONG pacifistas que contribuyeron a desestabilizar Yugoslavia como Otpor, o como Kmara en Georgia, son financiadas por la Open Society del filántropo-especulador multimillonario George Soros ligado al Grupo Carlyle, a su vez estrechamente ligado a los Bush, a empresas de armamento como Looked Martin, y que como anécdota también se ocupaba del patrimonio de la familia Ben Laden.
Personalmente no pertenezco a ningún partido y creo que la filosofía de nuestras actividades es «dejarse de filosofías.» y «fabricar armas contra las guerras«, por ejemplo.
Desde el número 61 en la revista Medicina Holística hemos tratado el tema de la contaminación radiactiva por las nuevas armas. En 2003 dada la gran cantidad de información sobre el tema decidimos hacer un esfuerzo y publicar un boletín electrónico periódico que actualmente ya va por más de 200 números. Tanto los artículos como los boletines están a disposición pública en nuestra web. Naturalmente fuimos viendo que las «armas contra las guerras» no podían limitarse a este tema, por muy importante que sea, y debían incluir una crítica más amplia de sus justificaciones y de las mentiras que los medios de desinformación intentan que nos traguemos para prepararnos a que aceptemos las próximas guerras.
Proporcionar contrainformación y revelar las mentiras de los gobiernos y organismos oficiales es el primer paso en el proceso de «desaborregamiento». Y eso está al alcance de todo el mundo, nadie te obliga a creerte la propaganda camuflada de noticias de los informativos, ni a que no apagues la tele y dejes de comprar los periódicos. Puedes hacerte tus propios canales de información con una actitud crítica y diferenciar qué informaciones están documentadas, dan sus fuentes, enlazan con ellas y cuales no. No se trata de decirle a la gente lo que tiene que pensar, ni hacer, sino de darle armas para que pueda pensar críticamente. No se trata siquiera de que la gente esté de acuerdo con lo que decimos, pero sí de que tenga otras versiones de la realidad y que no deje de cuestionar todo lo que le ofrecen los medios de comunicación. Por eso en nuestros boletines pedimos siempre: «Si consideras que esta información debe estar a disposición de todos difúndela«.
Medicina holística, dice usted. ¿Qué tipo de medicina es esa? ¿Cuáles son sus presupuestos?
«Holístico» viene del griego holos que significa todo. No es ningún tipo de medicina ni tiene presupuestos. A mi juicio es solo una aspiración a tener una visión lo más global posible de la salud y la enfermedad en sus interacciones con el medio ambiente, que puede moderar la peligrosa tendencia reduccionista de la medicina ortodoxa. Pero hay algunos oportunistas de la New Age made in USA que han usado el término para encubrir actividades centradas en el «desarrollo personal» desactivando la imprescindible intervención en el medio ambiente social.
¿Creen ustedes que la cultura de la paz ha incrementado sus apoyos en estos últimos años? ¿No es el mundo actual tan o más violento que el de hace varias décadas?
Sí, el foso entre ricos y pobres es cada vez mayor, incluso en EEUU; y eso es violencia. El orden mundial de las multinacionales ha conseguido ya que mil millones de personas pasen hambre y sabemos que sus consecuencias en forma de síndrome de inmunodeficiencia nutricional adquirida (SINA), se transmitirán a sus descendientes, aunque llegue el día en que estos puedan alimentarse. Esto es muy grave, pero hay algo todavía peor. La contaminación radiactiva, en parte debida a la utilización de las nuevas armas, atenta contra la herencia misma de la humanidad y amenaza directamente su supervivencia. Pero también es cierto que la contrainformación independiente es cada vez mayor y la gente puede entender cada vez mejor, gracias a ella, que los medios mienten y ocultan estas cuestiones esenciales.
Nadie en su sano juicio quiere que sigan aumentando los cánceres y otras enfermedades en sus hijos, en los nietos de sus hijos… Independientemente de las ideologías y filosofías que cada cual pueda tener, esto es una cuestión que las trasciende. Tiene que ver con el instinto de supervivencia de especie que es mucho más antiguo que la humanidad. La gente puede tomar conciencia de la dimensión real de la contaminación radiactiva y comprender la magnitud del problema con el que nos enfrentamos, lo que puede unirnos a todos. Independientemente de las ideologías que frecuentemente sirven para separarnos. Es fundamental centrarnos en lo que nos une y no en lo que nos separa, y redimensionar los problemas.
¿Tienen algunos autores de referencia? ¿Cuáles son sus clásicos?.
Fundamentalmente los científicos que han cuestionado desde hace décadas el corazón del dogma oficial según el cual las bajas dosis de radiactividad no son peligrosas y que hay «dosis admisibles». Hemos publicado un libro (ECRR) realizado por más de 30 de estos científicos y numerosos de sus artículos que denuncian estos fraudes básicos.
Respecto a nuestras fuentes generales, las citamos rigurosamente siempre en las notas (hay artículos con mas de 100), dando también los contactos para que la gente pueda ampliar y verificar la información, estableciendo su propia red de enlaces y ampliando sus fuentes de información. Naturalmente tenemos preferencia por algunas fuentes de contrainformación general como el Reseau Voltaire en Francia, Global Research en Canadá o Rebelión en España.
¿Qué ha significado para el derecho internacional, para la relación entre las naciones, para la paz en el mundo el ataque angloamericano a Iraq?
Solo una violación más, con coartadas impresentables que se han revelado totalmente falsas; otro crimen de guerra. La utilización durante el ataque de más armas radiactivas que en la primera guerra de 1991, y además en zonas civiles, es un crimen contra la humanidad. Como ya dije es preciso denunciar que las armas utilizadas en las actuales guerras son ilegales a la luz de todas las legislaciones vigentes.
Esto no implica que no haya que actualizar las legislaciones, pero sobre todo está claro que lo primero es denunciar que no se están aplicando las que ya existen.
Hace unos días leía que uno de los mas importantes jueces de Gran Bretaña, Lord Bingham, acababa de denunciar, en el primer discurso que dio desde su retiro, que «el ataque a Iraq constituía una grave violación del Derecho internacional». Eso me recuerda que el Dr. Baverstock, director del programa de radiaciones de la OMS también denunció cuando abandonó la OMS que esta agencia de la ONU «había censurado su trabajo sobre la contaminación radiactiva en Iraq tras la primera guerra del Golfo». Y también al prestigioso profesor de biología molecular de Berkeley Stroman que dijo «todos los que dicen que el virus del SIDA no causa el SIDA tienen razón, pero he esperado a decirlo hasta después de jubilarme».
Es bastante significativo …
¿Es posible otra guerra contra Irán a pesar de la elección del nuevo presidente norteamericano?
Los dos candidatos estaban de acuerdo en las cuestiones esenciales, por ejemplo: extender la OTAN al este con Georgia y Ucrania, la instalación del fraudulento escudo antimisiles en Polonia, esgrimir el espantapájaros de la amenaza de Al Qaeda que justifica la fraudulenta guerra contra el terrorismo y la extensión del imperio. El presidente de los Estados Unidos hará lo que los poderosos le digan que debe hacer para mantener sus intereses. Es un actor como lo era de hecho Reagan. Los gobiernos hace tiempo que no gobiernan; más de la mitad de las economías del planeta no corresponden a estados sino a corporaciones, y eso sin tener en cuenta que de los tres sectores fundamentales: petróleo, armas y drogas, gran parte del segundo y la prácticamente la totalidad del último no se contabiliza.
Todos los elementos para atacar a Irán están emplazados desde hace años y ese ataque implicará la experimentación de las nuevas bombas atómicas «mini».
Pero hay una oposición a un ataque directo, incluso en el ejército que sabe que Irán responderá y tiene medios para alcanzar objetivos en un radio de 200 Km. Por ejemplo, el almirante Fallon, ex jefe del comando Central, amenazó con que él y todo su estado mayor dimitirían si se daba la orden de atacar Irán. Por supuesto también hay una creciente oposición entre la población estadounidense, a pesar de que con las actuales leyes cualquiera puede ser encarcelado sin garantías constitucionales por oponerse a la política gubernamental. Por eso justamente el gobierno acaba de cruzar el Rubicón permitiendo que el ejército intervenga en suelo estadounidense contra su propia población mandando a freir espárragos la ley Pose Comitatus que lo impedía desde hace 230 años.
Por otra parte Irán no es el único objetivo; reconocidamente otros son Rusia y China. Obama parece obedecer a la línea de estrategas como Brezinsky y Kissinger más partidarios de enfrentar a países que de la intervención directa. Por ejemplo cuando se provocó la guerra Irán-Iraq armando simultáneamente a ambas partes para que «no ganase ninguno y se destruyeran mutuamente», como reconoció Kissinger. Por ejemplo cuando se financió a los fundamentalistas islámicos, que luego serían la base de Al Qaeda, para que desestabilizaran el gobierno de Afganistán y «atraer a los rusos a la trampa Afgana», como reconocieron Brezinsky y el ex director de la CIA Robert Gates (actualmente Secretario de Defensa, y que continuará en el cargo con Obama).
La estrategia puede cambiar pero los objetivos imperiales son los mismos: impedir la emergencia de competidores, seguir robando los recursos del planeta y asegurando su flujo hacia occidente. Ahora la principal batalla se centra especialmente en controlar los últimos recursos de petróleo (y secundariamente de gas) a medida que nos aproximamos al zénit de las existencias que inevitablemente va a producirse en esta generación.
¿Está intentando Irán conseguir armamento atómico en su opinión?
No. No es mi opinión, es incluso la de El Baradei, director de la AIEA y de todas las agencias de inteligencia de los EEUU. Además las autoridades islámicas iraníes han condenado las armas atómicas desde hace años. En contraste, Israel ha reconocido que ya las posee (entre 100 y 200 cabezas nucleares) y por lo tanto, que ya ha violado impunemente todos los tratados internacionales al respecto.
En sus boletines ustedes suelen hablar con frecuencia de la verdad del 11/S. No aceptan la versión oficial de lo sucedido. ¿Qué pasó entonces el 11 de septiembre de 2001?
El 11 S es el séptimo caso de auto-atentado o provocación que ha servido de coartada para iniciar guerras en la historia de los EEUU. En este caso ha servido para lanzar la fraudulenta «guerra contra el terrorismo» que sustituye a la guerra contra el comunismo, con la ventaja de que ésta permite poder intervenir en cualquier momento, en cualquier parte del planeta con cualquier excusa.
Pero lo importante no es que nosotros no la aceptemos, si no el hecho de que haya cada vez más científicos, profesores universitarios, arquitectos, pilotos, militares y agentes de inteligencia USA que tampoco lo hacen. Los argumentos contra la teoría conspiratoria oficial son además hechos físicos que demuestran que las torres fueron demolidas controladamente y que en el Pentágono no se estrelló ningún avión.
Por otra parte, Al Qaeda es una creación de los servicios secretos anglo-estadounidenses en colaboración con el ISI paquistaní que históricamente empezó para desestabilizar Afganistán y la Unión Soviética.
En uno de sus últimos boletines, hablan ustedes del «trabajo criminal de las ONG de «ayuda» a Chernóbil». ¿Qué trabajo criminal fue ese? ¿A qué ONGS se estaban refiriendo?
Es un crimen minimizar el efecto de la catástrofe, ignorando los innumerables trabajos científicos que muestran la auténtica magnitud de la catástrofe. Los efectos de Chernóbil se han hecho evidentes, no solo sobre las poblaciones circundantes, sino también en toda Europa, como el caso de todas los demás contaminaciones radiactivas que sigue estando aquí. Destruir el trabajo de científicos como el profesor Nesterenko, ex director del Instituto de Energía Nuclear de la Academia de Ciencias de Bielorrusia, que han consagrado su vida a ayudar a los afectados especialmente a los niños, privándoles de la evaluación del grado de su contaminación interna y de las medidas sencillas que les ayudaban a disminuirla, es asesinarlos.
Una de esas ONG es ETHOS que es una rama del CEPN (Centro de estudio sobre la evaluación de protección en el ámbito nuclear) creado por la compañía de Electricidad de Francia (EDF), la Comisaría de la Energía Atómica (CEA) y la Compañía General de Materiales Nucleares (COGEMA del grupo AREVA). Es decir, los más destacados exponentes del lobby nuclear francés. El proyecto que ha seguido a ETHOS se llama CORE «Cooperación para la rehabilitación de las condiciones de vida en los territorios de Bielorrusia contaminadas por el accidente de Chernóbil», y en él participan además el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas, las embajadas de Francia y Alemania, la Comisión Europea, la Dirección para el Desarrollo y la Cooperación de Suiza, la UNESCO, y el Banco Mundial. CORE es todavía peor, ya que pretende extender su laboratorio humano todavía más, incluso haciendo volver a los cobayas a las zonas más contaminadas.
Alertan ustedes en ocasiones, no infrecuentes, sobre la OTAN y sus planes para dar «el primer golpe» nuclear. ¿Qué planes son esos? ¿En qué fuentes de basan para alertar sobre esa posibilidad?
El documento donde se menciona fue redactado por ex jefes de las fuerzas armadas de EEUU, Gran Bretaña, Alemania, Francia y los Países Bajos y presentado en Washington en enero de 2008.
No hay que olvidar que la OTAN es un apéndice del Pentágono, y la doctrina del primer golpe entró reconocidamente en la estrategia de éste desde su Revisión de la Postura Nuclear de septiembre 2002 con el nombre suavizado de «doctrina del ataque preventivo».
En marzo de 2006 la nueva doctrina de estrategia de seguridad nacional [National Security Strategy (NSS)] fue más lejos colocando a China y a Rusia dentro de los posibles objetivos de un ataque nuclear.
¿Se han dado en España, en su opinión, pasos hacia una visión más armónica, más pacífica, menos bélica, de las relaciones internacionales?
La política exterior española se alinea con la de la OTAN y la de EEUU independientemente de quien haga la payasada de pretender que gobierna. Por ejemplo, sacamos a los soldados de Iraq pero los mandamos a Afganistán a proteger las autopistas energéticas y los cultivos de opio que los talibanes habían reducido.
Parece usted atribuir una actuación positiva a los talibanes en el territorio de los cultivos de opio.
Yo no se lo atribuyo, me limito a constatar hechos. Los talibanes redujeron el cultivo de opio durante el último año en un 94% según el organismo más oficial que existe en la materia: la Oficina de drogas y del crimen de las Naciones Unidas, UNODOC. Cuando se les atacó la cosecha ya estaba recogida y los Estados Unidos lo sabían. Esto es un hecho, como lo es que gracias a la ocupación de EEUU y de la OTAN ahora Afganistán vuelve a ocupar el primer lugar del «hit parade» mundial de producción de opio con la ventaja de que ahora también produce heroína (que antes se producía solo en Pakistán).
No hay que olvidar que el cultivo a gran escala de opio fue introducido por los británicos en Afganistán, igual que en la India. El opio es un arma de guerra para someter a las poblaciones, y la heroína es su aventajada sucesora, más fácil de transportar, más adictiva y más mortífera.
Históricamente los talibanes fueron llevados al poder por la CIA y fueron mantenidos en él, gracias a Estados Unidos, para controlar la autopista energética que llevaría los recursos del Caspio hasta el golfo de Omán atravesando el país de norte a sur. Fueron invitados por EEU a discutir de ello con UNOCAL, pero no se pusieron de acuerdo en las condiciones y después disminuyeron la producción de opio. Nótese que nunca se había practicado una reducción tan drástica en toda la historia.
¿Creen ustedes que España tiene armamento nuclear o que puede conseguirlo con relativa facilidad?
España no tiene armamento nuclear pero puede servir de base para buques y aviones que sí lo tengan, como muchos otros países de Europa que están en la misma situación.
¿Qué opinan del resurgimiento de la apuesta por lo nuclear en algunos países?
Hay que tener en cuenta que la industria nuclear civil está indisolublemente ligada a la militar; así fue y así sigue siendo. El lobby militar-industrial está utilizando la campaña sobre el cambio climático para relanzar las nucleares vendiéndonoslas como «limpias». Los futuros problemas del cambio climático son una coartada para desviar la atención de los problemas mucho más graves que ya tenemos, como la contaminación radiactiva. Construir más centrales no hará más que agravar la catástrofe. Las centrales en funcionamiento normal emiten bajas dosis de radiactividad que se acumulan, y ni siquiera solucionarán la penuria energética que tenemos encima por el agotamiento del petróleo.
Por otra parte, hay que recordar qué hizo de apóstol del cambio climático Al Gore cuando era el vicepresidente del país más poderoso del mundo. Con Clinton hizo dos guerras radiactivas para destrozar Yugoslavia, acentuó el embargo y bombardeó Iraq, destruyó la única fábrica de medicamentos que poseía Sudán, atacó Somalia; intentó personalmente venderles el veneno AZT, que ya no querían tomar los blancos, a los negros de Sudáfrica, entre otras hazañas.
Sus publicaciones suelen hacerse en colaboración con AMC, la Asociación de Medicinas Complementarias. ¿Puede explicarnos que finalidades mueven a esa asociación? ¿Qué medicinas complementarias son esas?
En la AMC editamos libros, vídeos, damos cursos y desde 1986 hacemos una revista: Medicina Holística, que plantea dos cosas básicamente:
1- Que todas las medicinas deberían ser complementarias y colaborar en el mantenimiento de la salud. Que la sanidad puede enfocarse de otra forma mucho más efectiva y barata. Para ello nos centramos especialmente en los estudios científicos que corroboran la eficacia de las medicinas tradicionales y naturales como la acupuntura, la fitoterapia, etc..
2- Por otra parte siempre hemos sido muy críticos con la medicina ortodoxa. La gente suele pensar que la medicina es algo aparte pero la medicina se ha convertido en una de las industrias más rentables del planeta. La medicina industrial como cualquier industria no tiene como objetivo disminuir sus beneficios. La industria médica se rige por las mismas leyes implacables del capital que todas las demás: obtener el máximo beneficio. Promover la salud va contra este objetivo ya que todo el complejo médico-industrial se alimenta de la enfermedad. Es una contradicción elemental entre fines y medios que hasta un niño puede entender.
Esto ha desembocado en una situación surrealista en la que la medicina básicamente solo propone prótesis y se ha convertido en un peligro para la salud: alimenta las enfermedades e incluso llega a crearlas como en el caso del colesterol, la hiperactividad y el síndrome de déficit de atención, del SARS, de la gripe del pollo, o del SIDA supuestamente causado por un virus.
Esta situación aberrante es mantenida gracias a un férreo control de los medios de desinformación incluyendo los que se autodenominan «científicos» que son pagados por la industria médica y censuran cualquier información disidente.
El complejo médico-industrial donde 10 compañías farmacéuticas controlan más del 50% del mercado, se halla ligado estrechamente al poder financiero y a las demás empresas multinacionales, incluyendo las de armamento. Así, por ejemplo, Monsanto principal fabricante de transgénicos, de semillas que no pueden volver a reproducirse, de venenos como el Roundup, que utiliza la soja como arma alimentaria para someter a los países, también tiene su división farmacéutica. Además es una de las compañías responsables de la fabricación del agente naranja con el que se envenenaron las cosechas vietnamitas (otro crimen de guerra impune) y cuyas consecuencias aún hoy sigue sufriendo la población.
¿Relaciones entre la industria médica y la industria armamentística?
En ocasiones no es fácil identificar las relaciones entre la industria médica y la de armamento. Por ejemplo tuvo que ocurrir la catástrofe de Seveso para que nos enterásemos de que las dioxinas del agente naranja eran fabricadas entre otras empresas por Icmesa (una fábrica de productos químicos) que era una filial de Givaudán (que fabricaba cosméticos) a su vez filial de la multinacional suiza Hoffman la Roche. Roche también fabrica el valium para someter a la gente al orden, del mismo modo que fabricaba las dioxinas para someter a la población vietnamita.
Roche comercializa los medicamentos contra la gripe del pollo creados por la empresa farmacéutica Gilead Science (creadora de medicamentos contra las fraudulentas epidemias del SIDA y de la gripe del pollo) que estaba dirigida por el ex Secretario de Defensa Donald Rumsfeld que cuenta entre sus méritos con premios de la industria farmacéutica. Anteriormente Rumsfeld fue director de otras compañías farmacéuticas como D. Searle & Co que ocultó los efectos secundarios de los anticonceptivos (aumento del cáncer) y del aspartamo (neurotóxico y adictivo) y que finalmente fue absorbida por Monsanto… y volvemos a la casilla de partida.
Rumsfeld es miembro permanente del Club de Bilderberg donde encontramos a otros miembros de la dirección de Gilead como Etienne F Davignon y el ex Secretario de Estado de las administraciones Reagan-Bush, George P. Schultz, y también a Lodewijk J.R. de Vink director de la farmacéutica Hoffman la Roche.
Dice usted que «todas las medicinas deberían ser complementarias y colaborar en el mantenimiento de la salud». ¿Todas las medicinas? ¿No hay aquí ninguna forma de separar el timo de lo documentado?
El que las diferentes formas de entender y practicar la medicina se complementen es algo de sentido común, y ya se está haciendo, por ejemplo, en Cuba donde la enseñanza de la medicina natural y tradicional (acupuntura, fitoterapia etc.) está integrada desde los primeros cursos en las facultades de medicina, enfermería y odontoestomatología. Más cerca de nosotros en Francia, por ejemplo, la acupuntura es reembolsada desde hace años por la seguridad social.
Por supuesto, para poder separar el timo de lo documentado lo primero es que la gente tenga acceso a una información no controlada por el complejo médico industrial.
Afirma usted también que la sanidad puede enfocarse de otra forma mucho más efectiva y barata. ¿Qué forma sería ésa?
A mi juicio un sistema de salud y de asistencia integrado podría dividirse en tres niveles en orden de prioridades:
Primer nivel: prevención donde lo esencial es dar la prioridad a la medicina medioambiental.
Implica que la prioridad básica es que todo el mundo tenga agua limpia y comida suficiente … no es mucho pedir ¿O sí? Implica la identificación y supresión de tóxicos industriales que nos afectan a la mayoría, como la contaminación química y la radiactiva.
Segundo nivel: autogestión de la salud, eseñanza de la medicina natural y tradicional.
A nivel individual la enseñanza empieza en el embarazo, sigue en el parto, y en la escuela: enseñanza de técnicas de relajación, higiene, y conocimientos básicos de alimentación y medicina natural y tradicional.
A nivel de comunidades, por ejemplo, formación de promotores de salud integrados, respetando y mejorando las medicinas tradicionales propias de cada comunidad, dando prioridad a la utilización de recursos locales, fomentando la creación de empleos de autosubsistencia relacionados.
Tercer nivel: asistencia sanitaria.
La medicina natural y tradicional es también la tercera línea de asistencia sanitaria. Su función principal es la estimulación de las capacidades de autocuración del individuo con técnicas como la Acupuntura. Secundariamente tratamiento con productos naturales. Por ejemplo, fitoterapia, con prioridad a los productos que pueden ser producidos localmente.
La medicina ortodoxa pasaría al último lugar como medicina de prótesis cuando se han agotado los recursos de los niveles anteriores. Pero con algunos cambios como la reducción del número de medicamentos -de miles se pasaría a un centenar de medicamentos esenciales que son los realmente útiles-, producidos localmente y al mínimo coste.
En todos los campos de la asistencia se debería dar prioridad a la investigación cuyo objetivo fuese la mejora de la salud de la mayoría sobre aquellas que no pueden generalizarse o que tratan problemas que sólo afectan a una minoría.
La gente debe decidir si quieren un sistema sanitario que dé prioridad a su salud y no a los beneficios del complejo médico-industrial contra su salud. Para ello naturalmente deben estar informados con lo que volvemos a la contrainformación como paso previo para cualquier cambio.
Dice usted también: «el SIDA supuestamente causado por un virus». ¿Puede explicarnos esta afirmación?.
El SIDA es otro buen ejemplo de censura en la ciencia pues hay muchos virólogos, biólogos moleculares, epidemiólogos, inmunólogos, especialistas en física médica y microscopía electrónica, incluyendo a varios profesores eméritos y premios Nobel disidentes de la hipótesis oficial del SIDA que han sido silenciados en los medios. Por eso desde hace 16 años les hemos dado la palabra en dos congresos internacionales que organizamos y hemos publicado sus trabajos.
Es evidente que la sanidad debería ocuparse prioritariamente de los factores medioambientales que nos enferman, pero en lugar de ello los oculta utilizando como coartadas factores de responsabilidad individual como el tabaco, el alcohol o, en los últimos años, los virus.
Así en 1971 Nixon en plena guerra de Vietnam lanzó el «Programa para vencer el cáncer» aprovechando que estaba aumentando y que lógicamente la gente estaba alarmada. En realidad el programa tenía como objetivo, al margen de las cuestiones políticas, desviar todos los fondos de investigación para buscar el origen vírico del cáncer con la colaboración del Servicio de Inteligencia de Epidemias (EIS) de los Centros de Control de Enfermedades, que es algo así como la CIA médica. El presupuesto multimillonario excluyó la investigación de las causas medioambientales del cáncer, que eran cada vez más evidentes e incómodas para los empresarios: la contaminación química y sobre todo la radiactiva. Concretamente se destinó el dinero a la investigación de los retrovirus, porque los retrovirus no matan a las células que infectan y esa sería la condición indispensable para que un virus causase el cáncer. ¿Se encontró la causa vírica del cáncer? No. ¿Se encontró su cura? Tampoco. ¿Se detuvo el aumento del cáncer?, ni hablar; siguió aumentando especialmente en niños (algo que era totalmente excepcional antes de 1945). Pero sí se generó un monstruoso complejo de investigación biomédica inútil que fue reciclado en 1984 con el dogma de que un retrovirus ahora sí mataba a las células y producía el SIDA…
La hipótesis de que el SIDA era debido a un retrovirus relanzó el complejo medico industrial creado en 1971 para encontrar la causa vírica del cáncer, y tuvo la ventaja de que además de seguir vendiendo tests inespecíficos y medicamentos tóxicos, servía para controlar la inmigración, y además se podían eliminar sectores indeseables de la población.
Otra ventaja inestimable del SIDA es que crea miedo, y el miedo hace que la gente sea más manipulable. Todas las operaciones militares psicológicas incluyen este ingrediente. Miedo al ántrax (a los terroristas de Al Qaeda) o a la neumonía atípica (SARS) (miedo a los asiáticos) o a la gripe del pollo (miedo a China)… El miedo tiene la ventaja de crear insolidaridad, algo fundamental para que la gente acepte un mundo cada vez más injusto. El miedo desalienta los intentos de rebelarse contra el orden establecido y permite que éste pueda ser cada vez más represivo.
En Estados Unidos los efectos de la epidemia provocada de drogas duras inmunosupresoras, introducidas masivamente en los años 70, fueron reconvertidos en SIDA: los drogadictos, haitianos y negros pobres, fueron etiquetados y arrasados con dosis altas de AZT. En África se convirtió la epidemia de inmunodeficiencia ligada al hambre y a la falta de agua limpia en SIDA, y encima se les echó la culpa de haberlo originado y propagado divulgando historias descaradamente racistas. Como por definición ya no estaban enfermos de desnutrición, de malaria, o tuberculosis se les dejaron de dar los medicamentos que podrían haberlos curado lo que equivalía a condenarlos a muerte, y además se les impusieron nuevos programas para que no se reprodujeran. Pedir que se les den los medicamentos tóxicos más baratos, como hacen muchas ONG aparentemente críticas con las multinacionales, es contribuir a abaratar la muerte y extenderla.
En resumen una estrategia más de reducción de la población tan querida por la fundación Rockefeller que no dejó de colaborar con los laboratorios Wellcome, fabricante del AZT, que fue el primer medicamento para el SIDA que produce SIDA. No hay que olvidar nunca que para los poderosos, según sus propias declaraciones, sobra más de la mitad de la población del planeta.
Así que como ves todo está relacionado. Es lamentable que mucha gente que es muy crítica con otros fraudes como el 11 S, los motivos de las guerras o el terrorismo, en el caso de la medicina y en especial del SIDA no comprenda que el engaño es exactamente igual y que los responsables son los mismos.
Pero, entonces, en su opinión, aunque todo esté relacionado, el SIDA no existe como enfermedad, es una construcción política que esconde otras causas y atemoriza al mismo tiempo a la población. ¿Qué debería hacer entonces un digamos enfermo de SIDA?
El SIDA sí existe como enfermedad. Significa literalmente «síndrome de inmunodeficiencia adquirida». Lo que cuestionamos es que sea producido por un retrovirus. Cualquiera puede tener una inmunodeficiencia adquirida si no come lo suficiente, si tiene infecciones repetidas por no tener agua potable, si toma drogas o fármacos inmunosupresores, si sufre una depresión, estrés o un miedo importantes, como por ejemplo si acepta el vudú del diagnóstico que le etiqueta como seropositivo y le condena.
Mi recomendación es siempre la misma: en primer lugar cuestionar la versión oficial, informarse, hacerse una opinión propia; en muchos caso solo eso ya mejora notablemente a la persona y en algunos caso la cura. Por supuesto hay que ayudarle a identificar y a modificar los factores que lo han producido.
Pero en ningún caso se debe plantear ninguna «cura del SIDA» sin cuestionar la hipótesis oficial como algunos hacen, porque eso es mantener el vudú pseudocientífico; y el vudú mata.
Por otra parte, ¿y la OMS? ¿No tiene nada que decir la OMS en este asunto?
Llevamos desde los años 70 denunciando que la OMS miente y que está sometida al complejo industrial médico y al lobby nuclear. Por ejemplo, hay evidencias científicas abundantes de que la contaminación radiactiva es la principal causa del aumento del cáncer, de las enfermedades de civilización y del daño genético. Esta ocultación es mantenida gracias al mayor fraude científico de la historia.
Aparte de controlar para qué se dedican los fondos de investigación en cada país desviándolos de las causas medioambientales, como vimos en el caso del programa virus-cáncer de Nixon, hay una serie de instituciones internacionales aparentemente asépticas bien articuladas que se encargan de perpetuarlo.
En primer lugar tenemos a la Comisión Internacional de protección Radiológica (CIPR) que pretende ser la autoridad en elaborar las normas de cuanta contaminación es aceptable (entiéndase aceptable para que la industria nuclear pueda seguir enriqueciéndose a costa de nuestra salud). Se basa en concepciones científicas caducas, cuando no directamente falsas, para elaborar las «dosis admisibles» que son inadmisibles. Es una Comisión ligada al lobby nuclear cuyos trece miembros se auto-eligen fuera de cualquier control democrático.
En segundo lugar tenemos a la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA) que aplica las «recomendaciones» de la CIPR y se escuda tras ellas. Fue creada en 1957 también por el lobby nuclear militar-industrial para defender sus intereses.
En tercer lugar tenemos a la OMS que está especialmente sometida a la AIEA por un infame acuerdo firmado en 1959 y bien atada en todo lo que se refiere a contaminación radiactiva. De hecho no puede hacer declaraciones, investigaciones o publicaciones sin el acuerdo de la AIEA. Por eso se mantiene una manifestación permanente todos los días del año ante la sede de la OMS en Ginebra desde 2007 denunciando su complicidad criminal con la AIEA a la que yo mismo me sumaré tomando el relevo durante estas navidades.
Entiendo sus motivos, pero no parece que la OMS esté a gusto con ese acuerdo firmado en 1959. Fue más bien la industria atómica la que impuso esa subordinación. Y, si la impuso, parece que vio en la OMS una fuente de opiniones independientes, no tan fácilmente serviles.
La OMS sólo es aparentemente independiente y sus opiniones han sido puestas al servicio de los intereses de los poderosos. El presupuesto de la OMS es algo así como el de un gran hospital, el resto es financiación externa y quien paga manda como sabe todo el mundo…
Pero tienes razón en que el sometimiento fue impuesto por la industria atómica. Las primeras declaraciones de la OMS sobre la energía nuclear eran muy correctas, por eso justamente ya no tienen la más mínima posibilidad de hacerlas. La OMS en 1956 condenó la energía nuclear en un congreso que jamás se repitió donde participaron premios Nobel como J. M. Muller e importantes especialistas en genética que advirtieron sobre los riesgos del uso de la energía atómica (incluyendo los usos «pacíficos») para el patrimonio genético de la humanidad.
Creo que estaría bien para acabar recordar sus conclusiones que suscribo totalmente:
El patrimonio genético es el bien más precioso del ser humano. Determina la vida de nuestra descendencia, el desarrollo sano y armonioso de las generaciones futuras.
Como expertos, afirmamos que la salud de las generaciones futuras está amenazada por el desarrollo creciente de la industria atómica y de las fuentes de irradiación…
Estimamos también que las mutaciones nuevas que aparecen en los seres humanos, serán nefastas para ellos y para su descendencia.
No veo mejor forma de finalizar nuestra conversación, que por cierto creo que serían suscritas por el admirable médico y farmacólogo antinuclear Eduard Rodríguez Farré.. Le agradezco su tiempo, su disponibilidad y sus argumentos e informaciones.