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Esculpir en el tiempo

Fuentes: Hala Bedi/ SerialK

Duros eran los tiempos en los que visionar series nos remitía fatídicamente a compartir tiempo con militares yanquis reciclados a mercenarios claustrofóbicos fuma-puros o a deambular por improbables playas californianas rodeados de socorristas machos alfas saturados de testosterona y ávidos de silicona; ni qué decir de los estragos ocasionados por haber sido arrojados a las […]

Duros eran los tiempos en los que visionar series nos remitía fatídicamente a compartir tiempo con militares yanquis reciclados a mercenarios claustrofóbicos fuma-puros o a deambular por improbables playas californianas rodeados de socorristas machos alfas saturados de testosterona y ávidos de silicona; ni qué decir de los estragos ocasionados por haber sido arrojados a las histéricas e infumables intimidades de la oligarquía petrolera tejana. Así y todo, seamos sinceras. Pocas son las que llevando una cierta cantidad de juventud acumulada puedan alardear de no haber sucumbido, ya sea por conformismo, ya sea por cierta tendencia masoquista, a las venenosas delicias prefabricadas aquí señaladas. En todo caso, sea cual fuere nuestra tara, con semejante historial a las espaldas nadie hubiese dicho que este formato narrativo, el de las ficciones seriadas, lograría alguna vez emanciparse del formato conservador «caja tonta-sofá-mantita-pringles» para adentrarse en la hercúlea faena de reformulación del Séptimo Arte.

Y es que en los últimos 15 años la producción de series de alta calidad cinematográfica ha conocido un despegue sin precedentes en la larga historia de la ficción seriada. Las series han logrado un hueco, antes impensable, en la agenda mediática, cultural y hasta académica consolidándose como un artefacto cultural sui generis susceptible de generar intereses y aproximaciones de diferentes índoles. Así es como a la cada vez más acentuada implicación de grandes directores de cine en su realización (Martin Scorcese, Gus Van Sant, Steven Sorderbergh, Woody Allen, Paolo Sorrentino, etc.) y de festivales en su promoción se le añaden los intensos debates que este fenómeno genera tanto a nivel microsocial (bares, kuadrillas, etc.) como a nivel macro, a través de las redes sociales y hasta en espacios que hasta hace bien poco se mostraban reacios a su mera consideración como objeto de estudio (departamentos de semiología, sociología y ciencias políticas, entre otros). En pocas palabras, las series de autor se han convertido en los últimos años en un fenómeno cultural ineludible que genera un impacto social de calado a la vez que logra ofrecer un producto elaborado de gran relevancia artística.

Evidentemente, con esta afirmación no pretendemos tachar de inservible lo realizado en fechas anteriores al inicio de este siglo. Ni mucho menos. De hecho uno de los objetivos que nos proponemos mediante este espacio es incitaros a transitar por algunos de los caminos previamente desbrozados y sin los cuales no estaríamos donde nos encontramos actualmente. Ahora bien, aclarado esto, difícilmente se puede negar que en este principio de siglo XXI, con una fecha que bien podría coincidir con la aparición de la famosa serie de David Chase, The Sopranos – sin olvidar el superlativo antecedente creado por David Lynch en 1990, Twin Peaks– estamos asistiendo a la consolidación de un lenguaje propio donde se articulan temáticas y recursos, hasta ahora propiamente cinematográficos, con una gramática serial que abre inusitadas potencialidades por su manejo del desarrollo temporal y argumentativo de largo alcance a la hora de captar y relatar el mundo que nos rodea. Si el cine consiste en respetar cuidadosamente, en su planos y concatenación, el denso y trabajoso transcurso del tiempo biológico, humano y onírico- como lo defiende el genial cineasta ruso Andrei Tarkovski en sus reflexiones estéticas de cuyo título nos hemos apropiado para encabezar este artículo- entonces no queda duda alguna de que la nueva narrativa serial puede agregar su pulido granito de arena a este colosal proyecto.

En este sentido, ante semejante oportunidad os animo a superar prejuicios o traumas infantiles y a acompañarme en este viaje iniciático, algunas veces recorriendo juntas series ya consagradas, otras, catando a las que se animan a sacar el morro (¡no todas!), sin olvidar dedicarle, de vez en cuando, lecturas temáticas transversales en clave social y política. Finalmente, completaremos el menú con esporádicas entrevistas a personas del ámbito de la cultura, de la política y del activismo social de Euskal Herria en las cuales intentaremos sonsacarles confesiones acerca de su nivel de compromiso para con la causa serial.

Pues eso, como decía aquél, espero serialmente que esto sea el comienzo de una hermosa amistad…

Fuente: http://halabedi.eus/2017/01/18/analisis-esculpir-en-el-tiempo-guillermo-paniagua/