En estos días en España y el mundo se debate entre democracia o la ausencia de la misma y es que la realidad objetiva es muy diferente, el juego democrático permite a la sociedad además de votar, participar activamente en la toma de decisiones políticas que afectan a la ciudadanía de manera directa. El desarrollo […]
En estos días en España y el mundo se debate entre democracia o la ausencia de la misma y es que la realidad objetiva es muy diferente, el juego democrático permite a la sociedad además de votar, participar activamente en la toma de decisiones políticas que afectan a la ciudadanía de manera directa. El desarrollo del capitalismo o Estado capitalista no permiten ninguna injerencia pública de este tipo ni lo han permitido nunca por tanto el factor democrático de los pueblos queda anulado, esto no es nuevo ahora, ha existido siempre, pero ahora que sufrimos las consecuencias de la crisis inducidas en la economía, donde el despertar diario nos muestra la esencia fundamental en la ausencia de los valores democráticos. El significado es simple y llano es el poder del pueblo para el pueblo, es una forma de organización social donde descansa el poder en todo el conjunto del pueblo o la sociedad, ¡qué lejos estamos de este imaginario real!, ¿no?
Entre poder y Estado actualmente tiene cierta relación directa que se ejerce desde el poder político como verdadero monopolio de la violencia en tanto a leyes de derecho jurídico elaboradas con el fin restringir o frenar el acceso a la libertad y el pleno desarrollo cultural, científico y político del ser humano. Aunque resulta difícil pensar separados el Estado y el derecho modernos, en nuestra cultura jurídica aún se concibe el derecho como una realidad ahistórica e independiente, no sólo del Estado, sino de cualquier forma de organización política. Los estudios históricos han demostrado, sin embargo, la falsedad de este planteamiento; en consecuencia, hoy no se puede poner en duda que el fenómeno jurídico lo mismo que el poder político no es un hecho natural contemporáneo del hombre, sino un producto artificial e histórico surgido en el seno de formas de organización social que han alcanzado un cierto grado de complejidad.
Por otra parte, aunque el fenómeno jurídico existía con antelación al surgimiento de las formas modernas de Estados, el Estado y el derecho modernos son realidades inseparables. Pero que sean realidades inseparables no nos puede hacer pensar en una identidad sustancial, pues el derecho no es el único aunque sí el más visible instrumento de organización de los poderes estatales. Otra teoría es un análisis que interpreta Marx: la sociedad capitalista se encuentra dividida en clases antagónicas sobre la base de este antagonismo de clase, se crean las instituciones jurídicas y políticas el Estado y el derecho con la finalidad de proteger mediante la coacción las condiciones que garantizan la continuidad del modo de producción capitalista y la posición dominante de la clase en el poder
Otra interesante aportación del poder, o para ser más exactos, los poderes, son relaciones de fuerzas que atraviesan todo el campo social con diferentes grados de concentración. Desde este punto de vista, el derecho debe pensarse como la codificación de un estado de cosas, resultado, siempre provisional, de complejos enfrentamientos de fuerzas. Principales referencias de diversas teorías criticas que al analizar nuestras sociedades contemporáneas ven en el surgimiento del orden social moderno, no la eliminación del conflicto o la maravillosa consecución de la armonía, sino la instauración de distintas formas de dominación.
Ante la perdida de soberanía de los Estados y la preeminencia de la economía como factor dominante, se plantea nuevas formas de organización social y un nuevo proceso político-económico que transforme la sociedad.
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