Cada día que pasa, se hace más frecuente de que los pueblos de diferentes partes del mundo, salgan a las calles primero a protestar y exigir pacíficamente como siempre acostumbraban hacerlo, pero como van las cosas ahora el sistema poco y nada les puede responder a sus demandas, insisten y no son escuchados, y como […]
Cada día que pasa, se hace más frecuente de que los pueblos de diferentes partes del mundo, salgan a las calles primero a protestar y exigir pacíficamente como siempre acostumbraban hacerlo, pero como van las cosas ahora el sistema poco y nada les puede responder a sus demandas, insisten y no son escuchados, y como respuesta son reprimidos violentamente, con todos los equipos de las policías entrenados para arremeter a los pueblos y en otros lugares sacan además el ejército, que saben para que son las armas que manejan ocasionando heridos y muertes. Esto de sacar a los militares con su aparato de muerte, es evidente cuando el pueblo les cuestiona el poder.
En algunos lugares consiguen con su represión aguantar la ira de los pueblos, pero conforme está pasando el tiempo y las contradicciones del sistema capitalista que ya no soporta su reciclaje en base a la explotación y saqueo del hombre y la naturaleza, se van agudizando cada día más y más, y cuando los pueblos son conscientes de que son un poder capaz de conseguir sus objetivos, y persisten en sus luchas, pueden vencer.
Las protestas que el mundo esta viviendo en estos tiempos, no solamente son por más pan, ahora los pueblos especialmente de países llamados «desarrollados», es decir países ricos y otros menos ricos del norte del mundo y del África, por fin se están dando cuenta de que como dice en alguna parte la Biblia de los cristianos «no solamente de pan vive el hombre», y que estamos en este mundo no como un aparato digestivo, sino que también hay que reconocer que en otras latitudes existen millones de personas que viven en la miseria y donde miles de niños mueren por pésimas condiciones de salubridad y de hambre y deben ser tomados en cuenta.
Esas diferencias vergonzosas que arrastra la humanidad desde siglos y que se acentúan y toman las características de una pandemia universal, desde que el capitalismo imperial arremete con todo, en su afán de satisfacer a los menos en sus ansias consumistas, derrochadoras y depredadoras del medio ambiente.
En ese tren del capitalismo fabricante de mentes egoístas, para que en una competencia desigual, donde los muchos escupen sangre para que los pocos vivan mejor, está llegando a su fin y los pueblos no soportan más, cualquiera sea el resultado de las rebeliones en todas partes en contra del sistema, este mundo no volverá a ser el mismo, tendrá que contar con los hambrientos, los descalzos y los explotados del mundo que ahora si saben que es lo que no quieren y que es lo que quieren.
Los responsables de toda esta oleada de rebeliones en el mundo pretenden desconocer los motivos, culpando como responsables de los actos de respuesta de los pueblos a su violencia, a la «delincuencia» principalmente, así como a los teléfonos celulares de algunas redes de comunicación.
Ya era la hora en que esos pueblos se rebelen ante el sistema que con el membrete de «bienestar», han sido sometidos a las reglas de sociedades controladas, en que la democracia y la libertad son signos de comer bien y no tener derechos de reclamar y estar pendientes que naciones invaden o son cómplices sus gobiernos, para someter a otros pueblos, y no tener el derecho de oponerse o no querer reclamar que no se asesine a ciudadanos civiles, en guerras fueras de sus fronteras así como ver pasivamente, a sus empresas transnacionales que esquilman a ciudadanos en otros países con el pretexto de «inversiones» y «ayudas». Los pueblos se cansaron de ser parte silenciosa de las políticas de sus gobiernos, por mantener los privilegios de las clases dominantes, y que hoy comienzan a azotar el estomago y el futuro de sus pueblos. Esa es la ira contenida que comenzó a brotar y no se sabe cuándo llegará a parar.
Como expresara en alguna oportunidad el gran Fidel Castro, «el genio del pueblo se salió de su botella» y muy difícil que vuelva a ser sometido a normas rígidas del sistema capitalista, bajo la consigna de comer bien y no reclamar, que embrutecen el pensamiento y truncan la solidaridad internacional que debe existir entre humanos.
Hay varias maneras de protestar o luchar, cuando se es una simple minoría, financiada por el imperio norteamericano y sus satélites, con armas y dineros, para derrocar gobiernos con apoyo popular masivo, como queda demostrado en el caso concreto de Libia, que continua siendo sometida al más bárbaro bombardeo, asesinando por docenas a ciudadanos, que no se prestan a apoyar la división de su país por una minoría vende patria en desbandada, pero firmemente apoyada por EUA y sus cómplices. Y otra manera es la que estamos viendo, Países donde mayorías protestan en contra de sus gobiernos entreguistas y seguidores del imperio norteamericano, que dilapidan dineros de sus pueblos para invadir naciones en busca de sus riquezas naturales, para seguir financiando un sistema que se hace pedazos, a costa de recortar los derechos legítimos a sus ciudadanos.
Pero eso no es todo, este es el comienzo luego vendrán los demás, otras naciones de otras latitudes, como Asia y Europa del este tendrán que poner sus barbas en remojo, ya les tocará su turno de rendir cuentas a sus pueblos.
Nosotros los «tercermundistas», en luchas permanentes seguiremos siendo solidarios especialmente con los menos favorecidos del «primer mundo» en sus luchas en contra del sistema que ahoga, oprime y explota no sólo al ser humano, sino que también a la naturaleza, porque esa siempre ha sido nuestra razón de luchar.
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