Se debe tomar en cuenta estos factores antes de emprender cualquier empresa, para que no suceda lo que le está pasando en Ucrania al imperialismo americano. Jugaron con la lógica de siempre ganar, y van a perder, pues la vida no se rige por la dicotomía blanco o negro sino por la multiplicidad de los […]
Se debe tomar en cuenta estos factores antes de emprender cualquier empresa, para que no suceda lo que le está pasando en Ucrania al imperialismo americano. Jugaron con la lógica de siempre ganar, y van a perder, pues la vida no se rige por la dicotomía blanco o negro sino por la multiplicidad de los colores.
Pensaron: Si Rusia no envía tropas para defender a los rusos que habitan en el sureste de Ucrania, nuestros pupilos del sector de derecha los van a exterminar -es el término que usan-, consecuentemente los rusos de Moscú van a arrojar a Putin del poder y Rusia será nuestra; si Rusia envía sus tropas para defenderlos, el sector de derecha comandará la resistencia que reforzaremos con armas de la OTAN, luego de derrotada la intervención, los rusos de Moscú van a arrojar a Putin del poder y Rusia será nuestra. ¡Qué bestia! Somos lo máximo, la CIA vale su peso en oro.
Todo hubiera salido de película de no ser por un factor imponderable que no tomaron en cuenta, el pueblo en armas. Olvidaron que es difícil, en ocasiones imposible, derrotar a un pueblo armado. Eso que les está pasando en Ucrania ya le pasó a Napoleón en España y Rusia, a Hitler en Bielorrusia y Yugoslavia, al Japón en China, a Inglaterra en EE.UU. y a EE.UU. en el despojo de las tierras de los aborígenes de Norteamérica. Tuvieron que matar a setenta millones de búfalos para derrotar a los indios que se quedaron sin su fuente de alimento, acto que constituye el mayor genocidio de la historia. Jerónimo, último jefe apache, luchó hasta ser traicionado, luego fue condenado a trabajos forzados por el crimen de defender a su pueblo, la tribu chiricahua.
¿Qué se oculta tras este intento de exterminar a los rusohablantes de Ucrania? El imperialismo busca acorralar a Rusia hasta que no tenga más salida que intervenir en defensa del derecho de ese pueblo de vivir en una sociedad que les reconozca igualdad ante la ley; luego, con ayuda de la monstruosa maquinaria de propaganda que nos controla el pensamiento, asustar al planeta entero con el ‘cuco’ del imperialismo ruso. Así aspira a apretar más aún las clavijas del vasallaje mundial y eliminar la posibilidad de que alguna vez nos independicemos de su tutelaje. Por eso, odiar a Rusia es la consigna que nos intenta imponer ante el temor de que el resto del planeta siga el ejemplo ruso y se rebele contra el moderno sistema colonial vigente.
Estos planes van a fracasar aparatosamente porque en Ucrania se enfrentan a un pueblo en armas y al liderazgo sólido de Putin, que ya les ha bajado el moco algunas veces.
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