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Respuesta critica a Juan Pablo Cárdenas a próposito de la dispersión de la izquierda

Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile: ¿Triste espectáculo o comparación de peras con manzanas?

Fuentes: Rebelión

El día 29 de octubre el periodista Juan Pablo Cárdenas, director de la radio de la Universidad de Chile, publicó en el sitio web de la radio una columna titulada «El triste y doloroso espectáculo de la FECH«, haciendo referencia a la inscripción de ocho (de un total de nueve) listas que, en sus palabras, […]

El día 29 de octubre el periodista Juan Pablo Cárdenas, director de la radio de la Universidad de Chile, publicó en el sitio web de la radio una columna titulada «El triste y doloroso espectáculo de la FECH«, haciendo referencia a la inscripción de ocho (de un total de nueve) listas que, en sus palabras, «se asumen de izquierda». Cárdenas fustiga duramente a la izquierda estudiantil de la Universidad de Chile y compara la situación de la FECH con la de la FEUC, en la que la lista «Crecer» logró pasar a la segunda vuelta y se medirá con el gremialismo.

En el texto original de la columna, Cárdenas dice «Desde luego que en esta insólita dispersión probablemente ninguna de las candidaturas obtenga una contundente mayoría en una primera vuelta electoral, por lo que en una segunda votación los estudiantes se obligarán, tal cual lo hace la política adulta, a todo tipo de componendas para asirse de la Federación de Estudiantes». Advertido por un lector de que en las elecciones de la FECH no existe la segunda vuelta, Cárdenas corrige su texto, quedando finalmente como «Desde luego que en esta insólita dispersión probablemente ninguna de las candidaturas obtenga una contundente mayoría, por lo que los estudiantes se obligarán, tal cual lo hace la política adulta, a todo tipo de componendas para asirse de la Federación de Estudiantes».

Sin embargo, al eliminar la referencia a la primera y segunda vuelta, Cárdenas quita todo el piso lógico a la afirmación de que «los estudiantes se obligarán, tal cual lo hace la política adulta, a todo tipo de componendas para asirse de la Federación de Estudiantes». En efecto, el sistema de elecciones de la FECH, que es un sistema de integración, evita «todo tipo de componendas», pues los cargos en la directiva se distribuyen según un sistema de cifra repartidora basado en las votaciones de cada lista.

La comparación que se hace con la FEUC es desafortunada, pues las situaciones en que se encuentran respectivamente el movimiento estudiantil de la Universidad de Chile y el de la Universidad Católica son muy distintas. En la U. de Chile existe desde hace dos décadas una amplia hegemonía de la izquierda, en el contexto de una institucionalidad universitaria que incluye órganos como el Senado Universitario, con participación triestamental. La U. Católica, por el contrario, es la cuna del gremialismo y el principal baluarte ideológico de la derecha y el empresariado, en alianza directa con los sectores más conservadores de la Iglesia Católica. Si la tarea del movimiento estudiantil de la U. de Chile es defender a la principal universidad chilena de los embates mercantilistas de las políticas educacionales del duopolio Alianza-Concertación, en la UC se trata, por el contrario, de abrir paso al pluralismo en el centro ideológico del neoliberalismo.

La crítica de Juan Pablo Cárdenas, más allá de la cuestión del mecanismo de elección, apunta a la necesidad de la unidad de la izquierda en el contexto nacional, marcado por el predominio del neoliberalismo, y el de la propia U. de Chile, amenazada por los «enemigos de la educación pública» y «las fuerzas refractarias que operan en nuestra Universidad, en sus consejos y facultades». Esta es una cuestión más de fondo que requiere ser examinada con mayor detalle.

La actual fragmentación de las listas en la FECH es el síntoma de un proceso más profundo dentro de la izquierda estudiantil, en un contexto complicado en el que el reflujo producido por el escenario político nacional y las desorientaciones en la conducción del movimiento, han impedido que se vuelva a volcar toda la fuerza social acumulada en una lucha abierta por una educación pública, gratuita, sin lucro y democrática. En la U. de Chile, en particular, tenemos un escenario caracterizado por proyectos políticos emergentes que están definiendo sus alianzas tanto tácticas como estratégicas en este periodo, que están en proceso de acumulación de fuerzas aún incipientes y que se enfrentan a la debilidad interna de la FECH y al alejamiento de ésta de las bases estudiantiles. A lo anterior, debemos sumar el hecho de que el sistema electoral, al integrar a todas las fuerzas significativas, no arriesga la pérdida de la conducción en manos de una derecha contraria a los fundamentos de la lucha estudiantil. Ésos son los factores que explican esta mayor dispersión.

No obstante, el problema de la unidad y las debilidades actuales no hay que perderlo de vista. La unidad necesaria y urgente en la actualidad, no es la que le sirve a tal o cual fuerza para posicionarse mejor en la directiva de la FECH o sacar una mejor votación a nivel nacional en los distintos torneos electorales. Lo necesario, en cambio, es la unidad de las fuerzas sociales para impulsar la lucha contra el modelo neoliberal de la dictadura, que ha hecho suya la Concertación/Nueva Mayoría. No una mera agregación de siglas, sino la expresión de un movimiento popular que crece en términos de conciencia, proyecto y organización. La unidad, en definitiva, no como el ejercicio de intrigas cortesanas, sino como construcción de fuerza social para las transformaciones profundas que Chile requiere.

Cuando no se logran acuerdos políticos entre distintas fuerzas, dirimir las aspiraciones de conducción recurriendo al voto de las bases es un procedimiento legítimo, en la medida en que no se pierda de vista que, tras esas definiciones, la batalla más importante consiste en levantar la fuerza del movimiento social, dentro la más amplia unidad. Si eso no se pone en riesgo, no hay por qué ver en las diferencias un escenario «triste y doloroso». Ésa es la situación en la FECH: un escenario de mayor dispersión pero que no pone en riesgo, por sí mismo, la unidad de acción del movimiento estudiantil.

Lo importante ahora en la FECH será lograr un quórum que haga legítima, sin ningún género de dudas, a la nueva directiva, y cómo se consigue, tras las elecciones y con una mesa directiva con la total o casi totalidad de sus cargos de izquierda, seguir aportando a la construcción de un movimiento estudiantil unitario, fuerte y combativo.

Es indudable que la gran victoria de Crecer en la primera vuelta de las elecciones de la FEUC es un ejemplo y un estímulo para toda la izquierda, tanto los militantes universitarios como para los que miran la política estudiantil desde fuera. Pero los escenarios de dispersión y fragmentación también son parte de la política, como ha mostrado más de una vez la historia de los procesos de construcción popular. Ante ello, se impone el deber de un análisis riguroso de las causas y no una mera condena moral, que al final no pasa de reducirse a un maniqueísmo de «unitarios» buenos versus «divisionistas» malvados, útil para la galería y captar uno que otro voto, pero estéril para la acción unitaria y la superación de la fragmentación.

Iván Vitta, Fundación Crea

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.