He leído en los diarios que en alguna aparte del mundo han asesinado a cien niños y han despedazado muchos más en pocos días de bombardeos. No lo he leído con palabras tan duras. La prensa siempre cuida de no herir la sensibilidad de las personas civilizadas como nosotros. Pero igual me pregunto, mientras tomo […]
He leído en los diarios que en alguna aparte del mundo han asesinado a cien niños y han despedazado muchos más en pocos días de bombardeos. No lo he leído con palabras tan duras. La prensa siempre cuida de no herir la sensibilidad de las personas civilizadas como nosotros. Pero igual me pregunto, mientras tomo apaciblemente mi café de la mañana, ¿qué clase de bestia humana pudo haber perpetrado esta obra?.
No quiero pensar que ha sido sólo un error, otro efecto colateral, como dicen siempre. No voy a pensar que es obra de las bombas inteligentes, porque nuestro mundo civilizado no comete barbaries como en otras partes del mundo y en otros tiempos, como en alguno de esos reinos bárbaros donde las mujeres visten de más como en Asia o visten de menos como en África.
¿Sobre qué derechos se podría perpetuar semejantes crímenes? ¿Qué dios podría justificar tanto dolor y tanta injusticia? Porque, ¿no es una injusticia cien niños aplastados y despedazados por la Libertad, la Civilización, la Ley, el Derecho y las mejores Razones? ¿Bajo qué nobles argumentos se podría perpetrar semejante bestialidad animal para convertirla en pura bestialidad humana?