Fidel sobre Palestina en la ONU:
Fidel: Si los norteamericanos no atacan a Irán, Israel lo hará por su cuenta
El 13 de agosto cumplía 99 años el Comandante Fidel y el 16 se celebraba los 100 años de la creación del Partido Comunista de Cuba. La organización revolucionaria se creó para el combate mediante el que el pueblo trabajador toma el poder, eso se consigue mediante la práctica y la elaboración común de tareas con el objetivo claro, táctico y estratégico que dispone del ideario de los parias de la Tierra… es el fin de la opresión.
El Comandante fue el primer combatiente por el pueblo de Cuba, compañero para la organización y el trabajo, dirigente político que hizo sentir a sus iguales que ellos/ellas eran Fidel, “Yo soy Fidel”, la cima ética, moral y de lucha antiimperialista. En el enfrentamiento descarnado con el monstruo norteamericano, la llegada del 13 de agosto, en condiciones agravadas por el trumpismo en Cuba y en el resto del mundo, su figura se ha visto recrecida en las manos laboriosas que albergan la esperanza de cambios transcendentales por la descomposición imperial, ha habido celebraciones, encuentros, transmisiones dedicadas a su experiencia y sus enseñanzas, y programación de nuevos pasos. Su capacidad de análisis en los documentos que nos ha dejado, son fuente inagotable de reflexión y de práctica de la defensa y ataque al enemigo de la Humanidad.
Sumarnos a Fidel nos hace mejores, más conscientes, más profundamente humanos, nos llena de valores de justicia socialista y audacia para el combate al imperio. Con Fidel nos integramos en el curso histórico de los pueblos soberanos.
El capitalismo ha construido una sociedad cuajada de racismo, explotación, corrupción y guerras, y ha establecido como ley que sus sometidos vivan con la capacidad de pensar anulada, y fue Fidel quien advirtió semejante falta en las multitudes sin esperanza. El imperio odia tanto a Fidel y Cuba que le impuso el más tétrico bloqueo, ese es el proceder con el que enseña que desprecia todas las Leyes, todo el Derecho Internacional, que su relación con la clase trabajadora del mundo solo concibe el dominio o la destrucción. No son anécdotas, son muestras que acompañan al bloqueo, la cárcel rodeada por fosos con cocodrilos o la guerra mediante ejércitos ucronazis, sionazis, o mercenarios a los países que desea destruir y someter. Cualquier trato con el imperio tiene el peso de aquellas palabras de Fidel: “Si aquí a esta Asamblea llegara un personaje interplanetario que no hubiera leído ni el Manifiesto Comunista de Carlos Marx, ni los cables de la UPI o de la AP, o de las demás publicaciones monopolistas, y preguntara cómo anda repartido el mundo, cómo está distribuido el mundo, y en un mapa viera que las riquezas están divididas entre los monopolios de cuatro o cinco países, sin ninguna otra consideración, diría: “El mundo está mal repartido, el mundo está explotado.
Para qué darle más vuelta a la cuestión. Este es el quid de la cosa, incluso, el quid de la paz y de la guerra, el quid de la carrera armamentista o del desarme. Las guerras, desde el principio de la humanidad, han surgido, fundamentalmente, por una razón: el deseo de unos de despojar a otros de sus riquezas. ¡Desaparezca la filosofía del despojo, y habrá desaparecido la filosofía de la guerra! ¡Desaparezcan las colonias, desaparezca la explotación de los países por los monopolios, y entonces la humanidad habrá alcanzado una verdadera etapa de progreso!”
Ahora bien, la clase creadora del sistema dedicado a la matanza humana, habiendo llegado al mayor de los dominios, no ha podido hacer desaparecer la guerra dialéctica, el frente que Fidel señaló como nuestro gran muro, el muro más fuerte que existe para la batalla y que arma invencible.
Los discursos de Fidel, las alocuciones, las entrevistas, análisis, libros, … tienen el objetivo de alimentar la conciencia de la realidad histórica en la que los pueblos navegan. Son una pequeña muestra de su ejemplo de vida alzada contra la opresión en América, en África, en Oriente, en Europa. Y sus reflexiones van siempre con la mano tendida al que necesita ayuda, acompañamiento, ningún otro país se ofreció para socorrer a los niños afectados por la explosión de Chernobil, ningún otro país como Cuba acogió, hoy sigue haciéndolo, estudiantes de todo el mundo pobre para que se formen como profesionales de gran valor social, ningún otro país ha enviado médicos y maestros a cualquier otro que le solicite, ningún otro país ofrece sus conocimientos científicos gratis, contra la Covid, el cáncer, …, y sin embargo ha sufrido la violencia imperialista, atentados terroristas, invasiones, envenenamiento de sus campos, ataques a sus embajadas, aislamiento comercial y bancario, bloqueo declarado genocida, robos de mercancías en otros países, persecuciones a las remesas enviadas a las familias en la isla, corte de vías comunicativas, ocupación de su territorio con la primera base militar de EEUU y campo de tortura, y el “estado profundo de la matanza humana” destina un presupuesto millonario para las campañas desinformativas/deformativas, las infiltraciones, la desestabilización económica-social…
Fidel siempre apostó por la conciencia política, por la cultura, por el conocimiento científico, y su legado une a la sociedad cubana. La conciencia fidelista es medicina infalible por acción y estudio, no se puede medir cuánto doctorado militante revolucionario ha salido de su servicio a Cuba. Quizás en la posteridad se pueda evaluar o calcular su aportación en muchos capítulos de la historia, su ejemplo ético es exuberante, su ejemplo de combatiente por los pueblos puede verse en los aplausos que reciben sus médicos cuando llegan a cualquier país. Era un lector infatigable y un atento observador de los acontecimientos y su desarrollo político, y a nadie se le escapa que su trabajo ha hecho despertar a multitudes con su agitación en los foros internacionales.
La lucha de Fidel no era una locura febril, era el nivel más alto de disciplina en el trabajo directo con el pueblo, en la entrega, en el estudio y análisis, por eso hablará de excesos solo quien no quiere transformar la realidad.
Estamos en el asalto 99 de Fidel, y celebramos que el hombre, el Comandante, sea el telescopio potentísimo de pasión objetiva, con el que recolectamos procesos individuales y colectivos, y canalizamos su esencia y su empleo. La desbaratada humanidad hoy en recomposición, hace presente al gran militante en su onomástica, fecha inspiradora de la contribución colectiva. Fidel, cabeza del mundo, sabe de la gran fuerza de la unidad.
Ramón Pedregal Casanova es autor de los libros: Gaza 51 días; Palestina. Crónicas de vida y Resistencia; Dietario de Crisis; Belver Yin en la perspectiva de género y Jesús Ferrero; y Siete Novelas de la Memoria Histórica. Posfacios. Colaborador del canal Antiimperialistas.com, de la Red en Defensa de la Humanidad.
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