¿Cómo no admirar a un pueblo que lo ha dado todo por ser libre? ¿Cómo dejar de sentir dolor cuándo la esencia pura de la utopía abandona lo mundano para hacerse eterno? Fidel Castro Ruz, se instaura donde ya habitaba, junto a ellos, a quienes nos dieron lo que hoy gozamos, desde el más humilde […]
¿Cómo no admirar a un pueblo que lo ha dado todo por ser libre? ¿Cómo dejar de sentir dolor cuándo la esencia pura de la utopía abandona lo mundano para hacerse eterno? Fidel Castro Ruz, se instaura donde ya habitaba, junto a ellos, a quienes nos dieron lo que hoy gozamos, desde el más humilde campesino hasta los grandes próceres de Nuestra América, hoy se han encontrado con hermandad Simón Bolívar, José Martí, Benito Juárez, Augusto César Sandino, Julio Antonio Mella, Ernesto «Che» Guevara, Salvador Allende, Fidel Castro y muchos más, hoy se consagra una vida para volverse ejemplo, sus actos guían la esperanza, quienes crecimos con la Revolución Cubana lloramos por la partida, al tiempo en que celebramos que Cuba siga firme, continúe siendo el ejemplo digno de humanidad, de esperanza y sobre todo, persista como la muestra de que otro mundo es posible.
Fidel se inmortaliza como le dio la gana, siempre fue así, no hubo forma de contener su impulso, tan cerca y tan lejos del Imperio, Fidel hizo del sueño vida, conquistó la realidad para transformarla, praxis revolucionaria que evoca al más puro amor, hoy que se marcha, su grandeza se agiganta, el viaje que iniciara en el Moncada y que hace sesenta años, el 25 de noviembre de 1956, partió desde México para la fase final de la Revolución, esa marcha culmina pero vuelve a comenzar, el pueblo cubano tiene su legado, hoy La Habana y las provincias se cubren de lagrimas, pero también se cubren de dignidad, porque llorar es humano y humana es la Revolución cubana.
Los actos y las reflexiones orientó para hacer de la vida humana una condición digna, en los últimos años, dedicó páginas de luz con su pluma, pero desde mucho antes ya lo hacía, en su histórico discurso de 1979 en la Asamblea de las Naciones Unidas, llamó a todos los países para que juntos defendieran los derechos de la humanidad, Fidel siempre supo que la desigualdad social y su solución no pueden verse en términos individuales pues son asuntos plurales, y que ante a los aspectos lacerantes de las políticas globales (injusticia, desigualdad, explotación, etc.), se necesita una colectividad que proyecte la restauración humana, sin menoscabo de las específicas necesidades, los derechos de la humanidad asumidos como guía, conducen al reforzamiento de la dignidad humana.
La integración de los países, la hermandad de las naciones, la unidad como utopía, Fidel heredó y materializó el pensamiento latinoamericano nutriéndolo de particularidades esenciales, hizo del análisis de la realidad el ejercicio vital para la supervivencia, el socialismo como fin, la revolución como el camino para lograr salvar a nuestras sociedades de su propia destrucción, la humanidad ponderó en la marcha histórica que construyó acompañado de un pueblo lleno de heroísmo. Sus reflexiones tienen mucho de profecía, pero no por hablar de imaginarios ficticios, profetiza lo que observa, el agudo mirar social le permitió anunciar y advertir muchos de los padecimientos de hoy, muchos de los padecimientos que vendrán si continuamos ignorando sus palabras, la humanidad está en peligro, en la utopía habita la salvación.
Fidel se va de los campos terrenales para andar los senderos de lo eterno, el mundo se convulsiona, el hambre se extiende, la pobreza se agudiza, la muerte se hace política, lo inhumano ocupa los poderes, y ahí, en esa pequeña y hermosa isla, el hambre se fue junto a la dictadura, la pobreza cambió de significante, la muerte se combate con dignidad, la educación socializada reconstituyó los derechos connaturales de todos los seres humanos, la salud y el deporte son ejemplo de esfuerzo y superación, son muestra del deseo de ver florecer a la humanidad, Cuba es la estrella más digna, con Fidel comenzó el camino del renacer, ahora, hoy, con la figura permanente de Fidel, Cuba seguirá la ruta trazada por el mejoramiento humano. Dos modelos confrontados, dos posibilidades para la humanidad, un Imperio que desde su constitución demostró su rostro inhumano, que hace de la dignidad en todos sus sentidos y manifestaciones un despreciable obstáculo para sus intereses, por otro lado, un proyecto que engrandece lo humano, que ha ido aprendiendo de sí mismo, de sus contradicciones siempre refrendando su valoración y respeto a los componentes de las naciones, las culturas y individuos, lejos de las perfección Fidel pertenece al campo de la valoración humana, y es que las mismas contradicciones son el camino para crecer y seguir transformando nuestras realidades, la auto-reflexión es el camino revolucionario.
La internacionalización de la dignidad y del sueño de un mundo mejor, se manifiesta hoy con los médicos y educadores que recorren el mundo, con los deportistas que hace del ejercicio un rasgo formador de dignidad, ante un Imperio que distribuye armas y destrucción, Cuba con Fidel ha distribuido el apoyo y la solidaridad humana por lo ancho del orbe. La victoria de Fidel no radica únicamente en que sobrevivió a los ataques en su contra, radica en que su ejemplo es humanidad, radica en que hoy Cuba brilla en lo alto de la geografía humana. Fidel se va para regresar como regresan los imprescindibles, en cada mujer y hombre que sigue y seguirá defendiendo a la humanidad en cualquier rincón del mundo.
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