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Fina y Manu

Fuentes: Rebelión

Me acordé de aquel poema de Luis Cernuda: «Esperé un dios en mis días / para crear mi vida a su imagen, / mas el amor, como un agua, / arrastra afanes al paso. Me he olvidado a mí mismo en sus ondas, / vacío el cuerpo, doy contra las luces; / vivo y no […]

Me acordé de aquel poema de Luis Cernuda:

«Esperé un dios en mis días / para crear mi vida a su imagen, / mas el amor, como un agua, / arrastra afanes al paso.

Me he olvidado a mí mismo en sus ondas, / vacío el cuerpo, doy contra las luces; / vivo y no vivo, muerto y no muerto; /ni tierra ni cielo, ni cuerpo ni espíritu.

Soy eco de algo; / lo estrechan mis brazos siendo aire, / lo miran mis ojos siendo sombra, / lo besan mis labios siendo sueño.

He amado, ya no amo más; / he reído, tampoco río»

Pensé que era sueño, pero no, era determinación de jueces y fiscales de la audiencia de Bizkaia: «El primer juicio por la muerte de Íñigo Cabacas por un pelotazo de la Ertzaintza no será para dirimir responsabilidades sino para sentar en el banquillo a la abogada de la familia, Jone Goiricelaya, y a Gara. Hace ya casi seis años que un pelotazo de la Erzaintza mató a Íñigo Cabacas, pero el juicio para dilucidar responsabilidades sigue sin fecha. Por el contrario, este miércoles a las 9´30, arrancará el juicio derivado de la demanda del «Ugarteko» contra la abogada de la familia y contra el director de Gara y el priodista Iñaki Iriondo. A todos ellos el mando que ordenó «entrar con todo» al callejón en el que perdió la vida Cabacas les pide 250.000 euros por «daños y perjuicios por publicar la grabación de sus órdenes y su identidad».

Pues sí, tras mentira, tergiversación y engaño de erzainas, mandos y políticos al frente del operativo por fin, mediante «gara» nos enteramos de lo qué ocurrió: una encerrona, una venganza política, un disparate, un Ugarteko de Franco y Turkía, un hijo de puta al frente de escopeteros. Una muerte de un tiro en la calle, que pudieron ser más. Y luego niebla, mentira y silencio. Una mafia siciliana en nuestra vida y en despachos policiales con su omertá. En retaguardia El Correo de Franco emitiendo baba.

Fina, Manu… he sentido, he vivido de cerca vuestro dolor inmenso. Esas flores siempre frescas en la placa de aquel forofo del Athletic, vuestro hijo. Y esa distancia fría de Urrutia y palco. El desamparo de fiscales y jueces, el silencio de políticos, de alcalde, lehendakari y erzainas, que con frecuencia nos piden colaboración para esclarecer los hechos. ¡A otro perro con ese hueso! ¡Que cuadrilla de sinvergüenzas, pero qué apoyo de ese grupo de amigos nobles! ¡Asco y envidia!

Al Ugarteko, que pide indemnización por recriminarle su acción, por escuchar sus palabras y sus órdenes de muerte grabadas, por gritar su nombre en plazas y descubrir su cara cobarde, por callarse ante vuestro dolor y retirar su mano, he sentido ganas de partirle la cara. Y me he acordado de aquel verso que hace años escribiera el gran poeta Erich Fried al ajusticiamiento del fiscal general alemán Buback: «Hubiera sido mejor que un hombre así no hubiera vivido».

Fina, Manu… un beso y un abrazo ante esta afrenta de un hombre que ordenó una bestialidad, la muerte de vuestro hijo Iñigo, y hoy pide indemnización y amparo por, en definitiva, ponerse el pasamontañas de guerra y muerte ante semejante fechoría: Por ser descubierto cuando quería ser cebolla embozada de indignidad.

Fina, Manu… he sentido, he vivido de cerca vuestro dolor inmenso: la muerte de vuestro único hijo Iñigo, esperanza y futuro en vuestras vidas, de un tiro de escopeta impune de unos ertzainas con pasamontañas ordenada desde un micrófono por el Ugarteko, que hoy pide indemnización por su fechoría ennieblada.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.