El Foro Social Mundial, con todas sus limitaciones y dificultades, es una iniciativa a mantener. En primer lugar porque es el único encuentro abierta de los que quieren transformar este mundo en algo mejor. Su lema, Otro Mundo es posible, me parece inmejorable. Porque esto es lo que necesitamos creer. Me parece que cada vez […]
El Foro Social Mundial, con todas sus limitaciones y dificultades, es una iniciativa a mantener. En primer lugar porque es el único encuentro abierta de los que quieren transformar este mundo en algo mejor. Su lema, Otro Mundo es posible, me parece inmejorable. Porque esto es lo que necesitamos creer. Me parece que cada vez aumenta más la conciencia de los problemas globales de la Humanidad. Hace falta tener claras tres cosas : cuales son las causas, que mundo queremos y como avanzar hacia él. Quizás lo más difícil sea hoy este último punto, el de la estrategia.
Me entero de su celebración, hace unos días, por la traducción de un artículo de Immanuel Wallerstein publicado en La Jornada y reproducido en Rebelión. Wallerstein, tan preciso y extenso en sus análisis, es muy breve y preciso en sus artículos. La claridad le acompaña siempre, en los pequeños artículos y en los largos ensayos. Wallerstein nos dice que, aunque haya un cierto escepticismo en algunos participantes, aunque se constante que son los países occidentales los más representados, el FSM sigue vivo. Y sigue vivo con un mensaje de esperanza y no de miedo. Esto ya lo convierte en imprescindible.
El encuentro se ha celebr ó en Túnez. Un lugar perfecto, primero por ser un país periférico en la Economía-Mundo capitalista, y segundo por la reflexión que nos abre los acontecimientos de la primavera del 2011 y su dinámica posterior. Vimos en estos movimientos democráticos populares unas expectativas inesperadas para el movimiento emancipatorio. Pero vimos también como estas expectativas se vieron, en cierta manera, frustradas. Toda la energía desplegada no se concreta en cambios políticos ni económicos institucionales.
El lema del encuentro, propuesto por los tunecinos, es Dignidad. Me parece también una palabra muy adecuada. Dignidad dice mucho y es la base de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, uno de los documentos mejores de los que disponemos en la lucha emancipatoria.
Wallerstein nos habla de los tres debate s principales : el primero es el dilema entre movimientos alternativos y partidos-instituciones ; el segundo la posición del Foro frente a los países emergentes llamados BRICS ; el tercero sobre si es positivo o negativo formular un programa mínimo.
Respecto al primer punto mi planteamiento ( que creo que coincide con el de Wallerstein) es que hay que mantener la lucha en las instituciones apoyando a los partidos de izquierd a y al mismo tiempo potenciar experiencias alternativas y movimientos de resistencia. Esto genera tensiones y contradicciones, pero hay que asumirlas y ver como se resuelven en cada caso.
En lo que se refiere a los países BRICS hay que matizar mucho. Que aparezca un bloque que contrarreste el bloque hegemónico ( EEUU. Europa. Japón, Canadá) podemos considerarlo positivo. Ahora bien hay que analizar cada uno de los países, que representan realidades muy diferentes. Países como Brasil, India y China son los que me parecen más interesantes, por diferentes razones. Brasil ha tenido un partido reformista de trabajadores que no ha cuestionado la lógica del sistema pero ha corregido desigualdades. India es un país capitalista que tiene una democracia difícil que se implanta con la dificultad de las tradiciones jerárquicas. En algunas regiones han habido experiencias democráticas radicales gobernadas por la izquierda muy interesantes. China es un país que no hay que idealizar , pero que mantiene a nivel interno un crecimiento mínimamente planificado ( no de la mejor manera, también hay que decirlo) y con una tierra no mercantilizada ( aunque está haciendo un papel imperialista en África porque allí sí la está mercantilizando). En todo caso no ninguno de estos países representa, noi de lejos, este otro mundo posible que se defiende desde el FSM . Rusia y Sudáfrica por el tipo de modelos capitalistas y de terribles desigualdades que generan no creo que sean defendibles en ningún sentido.
Respecto a la cuestión del programa creo que sí es necesario un programa mínimo. Marx ya lo vio y fundó la primera internacional. La segunda está formada por partidos socialdemócratas, muchos corruptos y burocráticos, de los que casi nada podemos esperar. La tercera no existe y la cuarta es una pura marginalidad. No creo que sea bueno ni posible una quinta internacional. Pero sí una coordinación que debería establecer unas bases mínimas que podría orientar a las izquierdas reales en los diferentes países del mundo. El Foro Social Mundial es una oportunidad para hacerlo. Este programa mínimo debería concretarse en dos lemas : Democracia y Derechos Humanos. Olvidémonos de si luchamos contra el neoliberalismo o el capitalismo, que ya hemos hablado mucho. La Democracia y los Derechos Humanos son las dos grandes conquistas de la historia humana. No son exclusivamente europea , como nos recuerda Amaryrta Sen. Busquemos a través de la uiversalidad univeral, como decía Immanuel Wallerstein. Es decir de una unive r salidad construida desde todas las tradiciones , pero manteniendo este doble eje de la democracia y de los derechos humanos.
Discutamos entonces el significado emancipatorio de cada una de estas dos propuestas. Democraci a significa en primer lugar soberanía popular : quien gobierna lo hace en nombre del conjunto de ciudadanos ( esto es el pueblo, el conjunto de los mayores de edad). En segundo lugar, la deliberación directa e indirecta, a través de medios que hay que ir definiendo en cada sociedad. Aquí hablamos de discutir cuales son los procedimientos formales más adecuados , que no pasan necesariamente por las elecciones . H ay que pensar también que el sorteo es el método más radicalmente democrático, el único que considera la igualdad política de todos los ciudadanos para gobernar. En tercer lugar la universalidad de la consulta, que debe ser, como dice Charles Tilly «protegida y vinculante». En cuarto lugar hay que entender la democracia como un régimen, como dice Castoriadis, no solo como un procedimiento. Implica información y formación política, creatividad ciudadana. En quinto lugar, como decía Foucault, es necesario el coraje de decir la verdad.
Los derechos humanos se recogen en la declaración universal de 1948, que es un buen punto de partida. Parte de la idea de dignidad de los humanos, que me parece un punto de partida excelente.Del valor de la libertad y de la igualdad. De los derechos individuales ( herencia liberal) y los derechos sociales ( herencia socialista). Se puede discutir lo que dice la declaración pero me parece un buen punto de partida. Lo que hay que plantearse es como se garantizan estos derechos.
La democracia y los derechos humanos no son incompatibles con el mercado ni con el Estado. pero sí lo son con la lógica del capitalismo o con el Estado oligárquico y burocrático.
Este podría ser, pienso, un buen punto de partda para el programa mínimo. Esto debería unir a toda la izquierda, desde la más reformista a la más revolucionaria. Incluso a todo aquel, que sin reclamarse de la izquierda, reclame un mundo mejor. Es la lucha por la felicidad humana en el sentido más elemental, que quiere decir satisfacción de las necesidades y desarrollo de las capacidades. Lo decía un liberal, John Stuart Mill, de lo que se trata es de búsqueda de la felicidad general, que quiere decir de las felicidades individuales del conjunto d e los humanos. Felicidad individual que requiere, por supuesto, unas condiciones sociales materiales mínimas por las que hemos de luchar y no precisamente de manera individual.
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