Traducido del francés para Rebelión por Caty R.
La polémica del burkini es el salto cualitativo que precipita la política francesa a la nada, el último acceso de ridículo que le asestará el golpe de gracia. De la extrema derecha a la extrema izquierda toda la clase política participó en el coro estival. La izquierda obsesionada con el velo, resucitados de la derecha sin complejos, el FN al acecho, ¡qué hermosa unanimidad! Parece que el asunto de la identidad es su medio de vida, el peligro musulmán su fondo de comercio y la caza al pedazo de tela inoportuno la prioridad de Francia.
Con la cara crispada el primer ministro arremete contra el pañuelo y fantasea con los pechos de Marianne (1). El presidente de los republicanos sueña con una ley que proscriba definitivamente el velo y el burkini. El vicepresidente del Frente Nacional quiere prohibir todo a la vez, velos, cruces y kipás. Un candidato de la izquierda de la izquierda ve en un traje de baño una ofensiva salafista. ¿El lema común? Se adivina, la erradicación. Como si eliminar los símbolos externos de la diversidad confesional permitiera homogeneizar la sociedad y borrar milagrosamente todo lo demás.
Dan ganas de reírse de esta competición, pero causa daños. Al caricaturizar el debate de las ideas, esta contienda ridícula reviste de inanidad el juego democrático. Esta gresca estival en torno a un traje de baño no se conforma con ridiculizar a la clase política. Al incitar a la caza de fantasmas además infantiliza a la población, la enajena y le hace volver la mirada hacia un teatro de sombras. La polémica del burkini es la caza del pokémon para adultos. Es la política rebajada a la categoría de una diversión compulsiva para impúberes.
Pero el problema de todas las parodias es que acaban sustituyendo a lo que imitan. Parodia de democracia, la democracia-burkini sustituye así el debate ciudadano como el euro sustituyó al franco, la comisión de Bruselas al Gobierno y las multinacionales al Parlamento. Deberíamos preguntar si el TTIP es bueno para el desarrollo, si la ley laboral es buena para el empleo y si la OTAN es útil para la paz. Pero nada de eso, nos toca padecer, de la mañana a la noche, las polémicas de la vestimenta.
Al parecer esos pedazos de tela tienen un lamentable significado que los supera, denotan una tendencia militante. Admitiendo que eso fuera verdad, ¿nuestra sociedad es tan débil que no soporta verlos, hasta el punto de querer hacerlos desaparecer? Suponiendo que la portadora del burkini quiera islamizar a los cangrejos a golpe de retel, nuestro encarnizamiento en el combate no es señal de nuestra fuerza, sino de nuestra debilidad. Ese formidable vendaval demuestra nuestro agotamiento democrático, es la manifestación patética de nuestra impotencia para hacer frente a los verdaderos retos.
En el fondo este vacío sideral es la expresión de una grave pérdida, la de la soberanía. Al perder el derecho de hacer o deshacer la ley al final de una deliberación colectiva nos entregan atados de pies y manos a los impostores de todo pelaje. Tanto que los ciudadanos se verán frustrados de su ciudadanía, serán una pieza de caza ideal para los creadores de disputas bizantinas. La payasada política en torno al traje de baño es ahora la señal más clara de ese despojo. Su absoluta vacuidad testimonia la pérdida total de la ciudadanía democrática. Como un revelador químico visibiliza el hundimiento de la soberanía popular. El burkini es el taparrabos de una democracia de risa, el chiste verde con el que la oligarquía nos entretiene mientras decide en nuestro lugar y palpa sus dividendos.
Nota de la traductora:
(1) Figura alegórica, personificación y uno de los símbolos nacionales de la República Francesa. (Wikipedia).
Bruno Guigue, en la actualidad profesor de Filosofía, es titulado en Geopolítica por la École National d’Administration (ENA), ensayista y autor de los siguientes libros: Aux origines du conflit israélo-arabe , L’Economie solidaire, Faut-il brûler Lénine?, Proche-Orient: la guerre des mots y Les raisons de l’esclavage , todos publicados por L’Harmattan.
Fuente: http://oumma.com/223577/france-l-avenement-de-democratie-rire