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Dos años después (XVI)

Francisco Fernández Buey: estudiante antifranquista y comunista democrático, profesor universitario, maestro de ciudadanos y ciudadanas

Fuentes: Rebelión

Para José Sarrión, que le leyó y le lee con la devoción a él debida El segundo de los dos motivos de referencia, decíamos, un motivo que fue pasando de unos países a otros, fue el antiimperialismo, es decir, esencialmente, «la denuncia del genocidio norteamericano en Vietnam». Se nos permitirá ahora un pequeño-largo paréntesis para […]

Para José Sarrión, que le leyó y le lee con la devoción a él debida

El segundo de los dos motivos de referencia, decíamos, un motivo que fue pasando de unos países a otros, fue el antiimperialismo, es decir, esencialmente, «la denuncia del genocidio norteamericano en Vietnam».

Se nos permitirá ahora un pequeño-largo paréntesis para dar cuenta de una conferencia dictada por Sacristán en Valencia directamente relacionada con la temática, una intervención muy del agrado de FFB. Su título: «Algunas actitudes ideológicas contemporáneas ante la ciencia». Su amigo la impartió en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Valencia el 25 de abril de 1969, con motivo de una semana de Renovación Científica que durante el curso organizó el Sindicato Democrático de Estudiantes de la Universidad (FFB ha hecho referencia a estos encuentros). Francisco Hernández Sánchez, uno de los asistentes, grabó y transcribió, junto con otros estudiantes, la intervención. A su gentileza debemos el texto que incorporo parcialmente.

La conferencia recoge el núcleo de la posición de Sacristán en asuntos relativos a ciencia, compromiso y crítica filosófica de la ciencia. No muy alejada, por cierto, de las consideraciones de su discípulo y amigo.

El esquema de Sacristán, muy a la forma del Tractatus, en primer lugar (puede consultarse entre su documentación, conservada actualmente en la biblioteca de Economia y Empresa de la UB):

La introducción

0.1. Observación sobre la fórmula de la conferencia, con alusión a anterior estancia aquí.

0.2. La única justificación posible de esa fórmula es acaso la artística

0.3. De no ser esa la finalidad, lo serio es sustituirla por la fórmula «ponencia», propuesta de tema a discusión, con tesis o sin ella.

0.4. Eso se trata de hacer ahora: presentar una ponencia a propósito de un objeto de preocupación en la actual situación de las ideas socioculturales.

El primer apartado, «Descripción»:

1.1. El tema es la degradación de la relación con lo científico y lo teórico en las creencias dominantes en sectores de mucha importancia para el plano sobrestructural de las pugnas sociales de la época.

1.1.1. Esos sectores son los intelectuales (incluyendo estudiantes) de tendencias anticapitalistas.

1.1.1.1. Aunque también ocurre en ambientes de los países socialistas.

1.1.2. Sería importante saber, por lo que hace a los países capitalistas, en qué medida el fenómeno llega a las clases trabajadoras. Pero incluso con la limitación vista el tema es complicado e importante.

1.2. En unos casos se trata de pérdida de la naturaleza filosófica de la ciencia, junto, o no, con un desprecio o una condena de la civilización científica.

1.2.1. Marcuse: la afirmación de las posibilidades «utópicas» de la ciencia (propiamente, de la técnica) va acompañada por la postulación de una actitud cultural que la haría imposible.

«(…) El carácter íntimamente instrumental del método científico-natural (…) Parece haber una relación muy estrecha entre el pensamiento científico- natural y su aplicación, entre el universo del discurso científico-natural y el lenguaje y el comportamiento cotidianos, una relación en la cual ambos se mueven bajo la misma lógica y racionalidad del dominio» Marcuse, Der eindimensionale Mensch [El hombre unidimensional],169.

1.2.1.1. Inciso: contradictoriedad incluso en su contexto: ¿»dominio» heideggeriano o posibilitación de la «utopía»?

1.2.1.2. A ese error sobre la ciencia se suma luego la condena mística, esta vez resueltamente a lo Heidegger, y hasta citándolo. Critica della società repressiva 68. Recoge, como en Der eindimensionale Mensch, la crítica heideggeriana de la ciencia y habla de «hybris» de ésta.>

1.2.1.3. De lo que se desprende la vuelta a una noción premarxiana de progreso y revolución, de socialismo.

«(…) hemos de concebir al menos la idea de un camino del socialismo desde la ciencia hasta la utopía, y no, como aún creyó Engels, de la utopía a la ciencia» Marcuse, Das Ende der Utopie [El final de la utopía],12.

1.2.2. La interpretación puramente instrumental de la ciencia es la actitud de un mero ideólogo como Pauwels en Le Matin des Magiciens [La mañana de los magos] y luego en Planète: añadir incoherentemente a la ciencia como instrumento actitudes irracionalistas, abiertamente mágicas.

1.2.3. Una orientación coincidente con esos resultados se encuentra en una corriente de pensamiento que las contraposiciones de moda sitúan a la mayor distancia de corrientes como la marcusiana: el estructuralismo francés.

1.2.3.1. Probablemente es necesario exceptuar a Lévi-Strauss mismo, cuya permanente vacilación filosófica indican una considerable problematicidad que sería indecente simplificar.

(Sobre Lévi-Strauss, vale la pena recordar este paso de la nota 9 a su traducción de la biografía de Gerónimo (pp.161-163):

«(…) La pasión teoricista -una mala pasión que hace estragos bizantinos en el pensamiento social europeo- ha edificado sobre esa idea y, al mismo tiempo, le ha dado cimientos, con el trabajo de etnólogos y antropólogos. La construcción teórica más conocida sobre este punto es quizá la tesis de las sociedades «frías» y las sociedades «calientes» de Lévi-Strauss. Esa tesis guía un análisis que abunda en sugestiones fecundas y probablemente también en verdades. Pero hay que evitar entenderlo y usarlo de un modo que haga perder de vista otros hechos a veces más importantes. Sociedades calientes serían las instaladas en el cambio… Frías serían otras sociedades que no cuentan con el cambio social sino que viven sobre el supuesto de la inmutabilidad. Si una sociedad fría choca con una caliente, la ruina de la primera es segura. Y es probable que a la muerte cultural (etnocidio) siga la física (genocidio).»

A eso se solía replicar con pruebas de adaptaciones rápidas y beneficiosas de poblaciones cuyas culturas han chocado con la europea, más concretamente, con culturas capitalistas en varios estadios. A lo que Sacristán comentaba

«Prescindiendo de opiniones que me resultan inadmisibles e incluso sublevantes -como la que cuenta entre esas adaptaciones benéficas el deprimente etnocidio de los hawayanos, prostituidos en la industria del turismo-, hay que reconocer que los indios norteamericanos, y los apaches entre ellos, por «frías» que fueran sus sociedades, habían asimilado cambios básicos antes de la llegada de los europeos (introducción de la agricultura como ocupación secundaria, y hasta primaria entre los pueblos, los comanches, los quiovas, etc) y se asimilaron rápidamente fuerzas productivas o instrumentos de producción tomados de la cultura invasora con la que chocaron: ¿quién se imagina a un sioux sin caballo, o a Gerónimo y Naiche sin los caballitos de la célebre fotografía de C. S. Fly (hasta con estribos montaban los apaches)?…»

Era conveniente no tomar al pie de la letra la contraposición de culturas frías y culturas calientes (ahistóricas e históricas)

«ni presuponer que la indudable gravedad de los choques culturales conlleva fatalmente un etnocidio: probablemente no haya culturas de todo ahistóricas, y tampoco es verosímil que todo cambio alógeno de una cultura sea mortal para ella (ni para sus individuos) en el sentido de implicar la pérdida de la consciencia de continuidad.»

Pero aún más conveniente es para el europeo, concluía Sacristán, «que no quiera cegarse de progresismo el librarse de la tentación también falseadora: la de despreciar el tema del choque cultural y no ver en él más que una moda decadentista, romántica y testimonial.»)

1.2.3.2. Pero a veces en sus mismos textos y a menudo en los de seguidores suyos se encuentra una yuxtaposición de sectaria e irreal cientificidad formal en cuestiones no formales con la negación de irrelevancia de la ciencia para la verdad.

1.2.3.2.1. En la degeneración divulgadora y periodística eso llega a lo grotesco.

«(…) el parque (nacional Xingu, del Brasil) acoge una docena de tribus que viven en la dulce obsesión de sus ritos de la edad de piedra, fabricando con sus manos refinados objetos, pintándose el cuerpo y alimentando un fuego eterno» Reportaje del Sunday Times Magazine y L´Express, «Le massacre systèmatique des indiens»[La masacre sistemática de los indios], por Norman Lewis, L´Express, 927,14-20 abril de 1969. Tiene este subtitulo (entre varios). «Ils vivaient conscients de leur place dans l´universe» [Ellos viven conscientes de su lugar en el universo]

1.2.4. La actitud se encuentra también en movimientos sociales importantes, principalmente en el movimiento estudiantil norteamericano. Y en el europeo.

1.2.4.1. La condena de la investigación pura por los estudiantes de Pavía.

1.2.4.2. El artículo de Ugo Farinelli en el Contemporaneo del 28-III-1969 («Contestazione e ricerca scientifica» [Protesta e investigación científica]).

1.2.4.3 Ejemplo tal vez extremo [Michael Rossman; Benjamin de Mott, «The Age of Overkill», The New York Times Magazine, 122 de mayo de 1968, p.104]

1.2.5. Por el contrario que sea a sus intenciones, la orientación vista es positivista, como lo fue el positivismo místico. Es reaccionaria y positivista por desconocimiento del valor filosófico (= inspirador de la conducta) del conocimiento, y por capitulación ante la deformación capitalista de la vida social de la ciencia. Es reacción por rendición y cansancio en el esfuerzo civilizatorio, con refugio en un Paraíso Perdido.

1.3. En otros casos se trata, por el contrario, de desconocimiento de la naturaleza formal de la teoría, de la ciencia in statu perfectionis, como decían los antiguos, y de su positividad, de su factualidad. Así se llega a una falacia naturalista invertida.

1.3.1. Presente en el poco coherente Marcuse.

«Lo que está en juego es la idea de una nueva antropología, no sólo como teoría, sino también como modo de existencia (…)» Marcuse, Das Ende der Utopie, 15 (SLA: libro que Sacristán tradujo poco después para Ariel).

1.3.2. En el movimiento estudiantil alemán e italiano, a pesar de su evidente superioridad intelectual sobre franceses, americanos, españoles.

» El MST subraya el peligro de la producción universitaria sistemática de sociólogos reducidos a «tecno-burócratas», a «especialistas de la investigación empírica», apenas dotados de un genérico plafond cultural. De ese modo, se planificaría la alternativa teoría-investigación» en un sentido dicotómico, cuya recomposición no podría obtenerse sino a posteriori, y en el mero sentido de una yuxtaposición injustificada.» Marco Boato, Informe sobre Instituto Universitario de Ciencias Sociales de Trento, en Documenti della rivolta universitaria, 10, 11.

«(…) ¿…cómo es que las seguras ciencias «exactas» resultaron impotentes, pasivas o hasta condescendientes ante el racismo?» «La dimensión técnica, instrumental, de la ciencia, que en la segunda mitad del siglo diecinueve determinó también las ciencias universitarias, es un producto de la sociedad burguesa establecida, ya desprovista de su liberalidad» (Wolfgang Lefèvre, Rebellion der Studenten [La rebelión de los estudiantes], 97 y 110/111)

1.3.3. No se puede hablar aquí pura y simplemente de reacción desde el punto de vista cultural y civilizatorio, porque en esos campos es posible un avance, como hasta ahora, ideológicamente obnubilado.

1.3.3.1. Pero sí se puede hablar de reacción epistemológica por ideologismo.

1.3.3.1.1. Con sus riesgos (Zdanov)

1.4. Ambas corrientes, desde sus contrapuestas falsedades acerca de la naturaleza del conocimiento científico, redundan en paralizadora sustitución de la idea de conocimiento por la idea de sabiduría (la consciencia de los salvajes).

 

El segundo apartado del esquema de la conferencia tiene como título «Explicación.»

2.1. El desprecio o la hostilidad para con la ciencia por parte de ancianos pensadores que recuperan así -Marcuse- el irracionalismo culturalista de fines del siglo XIX, en el cual crecieron, o por parte de los jóvenes, tiene explicaciones ideológicas de importancia.

2.2. La perspectiva de superación de la obnubilación ideológica, abierta por Marx en su crítica de la filosofía de Hegel, ha sido ideologizada por la apologética capitalista:

2.2.1. Bell.

» Pocos espíritus serios siguen creyendo que se pueden hacer planes y producir, mediante la «ingeniería social», una nueva utopía de armonía social. Al mismo tiempo, las viejas «contracreencias» han perdido también su fuerza intelectual (…) Por lo tanto, en el mundo occidental hay hoy día un acuerdo aproximado entre los intelectuales acerca de las cuestiones políticas: la aceptación del estado del bienestar, la deseabilidad de la descentralización del poder, un sistema de economía mixta y de pluralismo político (…) Ha terminado la edad ideológica» Daniel Bell,The End of Ideology [El final de las ideologías], 373.

2.2.2. Christopher Lasch sobre Encounter.

«Tal vez dejemos de ser acosados por la retórica de una arrogancia mesiánica del espíritu que ha perpetuado alegremente tantos repugnantes crímenes contra la carne» Ch.Lash, «After the Apocalypse» [Después del Apocalipsis], Encounter, octubre de 1953, pág.1.The Agony of the American Left [La agonía de la izquierda americana], 171/172

(Sobe Encounter, esta nota de Sacristán de la traducción castellana de La agonía de la izquierda en Norteamérica (p. 91):

«En países como Francia, Italia o España, la relación no sólo de Encounter, sino de toda actividad del Congreso por la Libertad de la Cultura, así como de todas sus publicaciones, con los servicios de espionaje norteamericanos era cosa sabida desde el principio, al menos para los intelectuales de izquierda y centro; es de suponer que con más razón para los de derecha.»)

2.3. La tradición revolucionaria científica, racional, se bloqueó.

2.3.1. En el Este, dominante, con una catástrofe teórica (consecuencia de la ideologización de las dificultades político-sociales) cuya gravedad es aún difícil estimar.

2.3.1.1. No sólo los casos Lysenko. Nivel Meliujin.

«Dentro del método metafísico de pensamiento, esas contradicciones (aporías de Zenón) son irresolubles y se presentan como una prueba de la supuesta impotencia de la mente humana, de su incapacidad para penetrar en la esencia de los fenómenos. La filosofía del materialismo dialéctico dio, por primera vez, una solución consecuente a tales contradicciones». «(…) el movimiento es posible y real debido precisamente a que el cuerpo en movimiento, en cada momento dado, se encuentra y no se encuentra en cierto punto del espacio» «Dentro del método metafísico de pensamiento, esas contradicciones (aporías de Zenon) son irresolubles y se presentan como una prueba de la supuesta impotencia de la mente humana, de su incapacidad para penetrar en la esencia de los fenómenos. La filosofía del materialismo dialéctico dio, por primea vez, una solución consecuente a tales contradicciones» S. Meliujin,El problema de lo finito y lo infinito, 23,23 y 25.

2.3.1.2. Ellos son muy causantes de que no se haya podido terminar con la obnubilación ideológica y de que ésta rebrote.

2.3.2. En el oeste, se cubrió al este.

2.4. La utilización positivista del cientificismo, de la ciencia como ideología, versión conservadora de la falacia naturalista.

2.5. La putrefacción de la cultura y la civilización burguesas.

2.5.1. Ciencia militarizada.

2.5.2. Crisis de la civilización urbana

2.6. Una reflexión sobre el reflejo ideológico de esa podredumbre enlaza los dos lados de la grave situación: la putrefacción de aquella cultura y la degradación de la teoría revolucionaria.

El tercer apartado lleva por título «Las consecuencias para la práctica.»

3.1. Aparente alternativa

3.1.1. O destructiva victoria de un pensamiento revolucionario irracionalista que tendría que repetirlo todo desde el Renacimiento o tendría que reprimir con policía e iglesia la nostalgia copernicana.

3.1.2. O derrota ridícula y siniestra.

3.2. Incluso en el caso de catástrofe civilizatoria, la segunda posibilidad es la única clara.

3.2.1. Aunque no sea más que porque el irracionalismo revolucionario es incoherente con las necesidades de los pueblos atrasados, con el más alto potencial revolucionario.

3.3. Es de mucho interés notar que los movimientos y las corrientes ideológicas aludidas muestran ya una práctica que refleja una percepción de su derrota inevitable.

3.3.1. Marcuse se guarda muy bien de meterse en nada, y lo declara.

3.3.2. Adorno llega a limpiarse de toda sospecha de práctica.

3.3.3. En los estudiantes americanos (y algunos otros), autosatisfacción masoquista y narcisista de derrotados a priori. «Al decir resistencia», escribe un graduate student de Berkeley, «queremos decir exactamente lo que decimos: queremos conseguir cerrar los centros de instrucción, detener los trenes militares, echar del campus a los reclutas, y, en general, destruir la máquina bélica». Él y sus amigos, empero, «no se hacen ilusiones acerca del resultado de la resistencia. La resistencia será aplastada.» Así pues, la resistencia se convierte en un acto de desesperación. Lasch,The Agony of the American Left, 181.182.

Habla un estudiante anarquista:

«Irán saliendo del metro en cuanto que empiece. Nos aplastarán. Pero antes haremos polvo las calles. Nos pegarán, pero antes pegaremos a la bofia… Será sangriento, pero la sangre vuelve locos a los liberales. Y hemos de conseguir que se vuelvan locos» (Lasch, op. cit., 182-183).

3.3.4. En otros, expectativa eufórica megalomaníaca (la estudiante de arquitectura).

3.4 ¿Qué hacer? A primera vista, se trata de recuperar la cientificidad para la revolución y la revolución para la cientificidad.

3.5. Pero si la deteriorización ideológica es real, eso presupone un ¿qué pensar?

3.5.1. Para averiguar por qué se esterilizó (práctica y teóricamente) la herencia revolucionaria científica.

3.5.2.1. Marx busca un socialismo científico, pero sin falacia naturalista ni especulativa.

3.5.2. Lo que implica aclarar la relación base-ciencia-sobrestructura.

3.5.2.1. Es primitivo (unilateral, no falso) contentarse con decir que la ciencia es una fuerza de producción. Lo es, pero es también sobrestructura.

3.5.2.2. Luego sobrestructura puede tener valores persistentes. Las siliconas, la geometría euclídea. Ser libre de obnubilación ideológica no quiere decir, hoy, ser libre de ideología, sino saber que se está preso en ella en mayor o menor medida y ser así, en principio, capaz de criticar la propia prisión.

3.5.2.3. Capas de significación de «ciencia»:

3.5.2.3.1. Concreción social de una práctica (historicidad)

3..5.2.3.2 Teoría formalizable.

3..5.2.3.3. Halo de la teoría

3.5.2.3.4. Métodos

Elementos ideológicos de cada capa: cada capa tiene elementos ideológicos, no sólo la primera o más global. Porque las capas abstraídas no existen solas. La unidad del individuo hoy «posible». No del sistema científico.

Hasta aquí el esquema de la conferencia. Recojo en las próximas entradas algunos pasos del desarrollo que no se ha conservado completo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes