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François Houtart, una persona maravillosa, tan sencilla y tan bondadosa

Fuentes: Rebelión

François era una persona maravillosa, tan sencilla y tan bondadosa. Cuesta imaginar que detrás de su sonrisa amable y de la ternura que reflejaba su mirada, se escondiera una personalidad tan fuerte y con tan grandes dotes de organizador. Recorrió una enorme cantidad de países, no para hacer turismo sino para: estudiar y divulgar experiencias […]

François era una persona maravillosa, tan sencilla y tan bondadosa. Cuesta imaginar que detrás de su sonrisa amable y de la ternura que reflejaba su mirada, se escondiera una personalidad tan fuerte y con tan grandes dotes de organizador.

Recorrió una enorme cantidad de países, no para hacer turismo sino para: estudiar y divulgar experiencias transformadoras; educar a líderes y activistas sociales en muchos de esos países; servir de puente entre sectores que tenían problemas para establecer una relación armoniosa; sembrar la esperanza de la posibilidad de construir un mundo mejor.

Tuve la suerte de recibir sus informes de viajes, siempre muy instructivos y reflexivos. En cada viaje el aprendía y nos hacía aprender.

A pesar de su intensa actividad y múltiples compromisos, era capaz de leer los trabajos de otros y dar su opinión sugiriendo ideas que los harían más completos.

Estuvo siempre preocupado de fortalecer la hermandad entre quienes luchaban por una transformación social profunda. Estuvo a la cabeza o fue un colaborador cercano de iniciativas antisistémicas de carácter internacional como las desarrolladas en torno al Foro de Davos, el Foro Social Mundial, el Foro Mundial de Alternativas presidido por Samir Amin, y cuyo secretario ejecutivo era François.

Habría tantas cosas más que decir de este querido amigo que el 7 abril de 2015 cumplió 90 años. El no era un anciano, sino un hombre con mucha «juventud acumulada» -como dicen los abuelos cubanos- y un aguerrido luchador por un mundo alternativo al capitalismo donde la persona humana se pueda desarrollar plenamente. Un mundo en que se restablezca el metabolismo natural que debe existir entre el hombre y la naturaleza; una sociedad socialista en que sea la gente y no una élite privilegiada la que decida qué producir y cómo producir para satisfacer las verdaderas necesidades de la población y no las necesidades artificiales creadas por el capitalismo en su loca carrera por obtener ganancias ; una sociedad en que reine la justicia, la paz, la solidaridad y el pleno respeto a las diferencias entre los seres humanos. Una sociedad en que sea posible cumplir el mandamiento cristiano: «Amaos los unos a los otros» .

Gracias François por todo lo que nos has dado. Seguirás estando con nosotros dándonos fuerzas para luchar y acompañándonos cuando las nubes oculten el sol.

 

Nota: La mayor parte de este texto fue escrito en 2015, para su 90 aniversario.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.