El candidato Lasso y sus aliados vuelven a blandir la misma estrategia, que parece definir una conducta nacional: “todos contra el correísmo”.
Introducción
Este tercer artículo de la serie de documentos de análisis electoral 2021 (7 de febrero)1 tiene por objeto, hacer un balance crítico, del comportamiento en la competencia electoral; particularmente, de la situación electoral que puso de manifiesto conflictos, como es el caso del fraude, denunciado por el Movimiento Pachacutik -PK y su candidato Yaku Pérez.
Luego de las declaraciones contradictorias de los resultados parciales del conteo rápido, realizadas por los más altos personeros del Consejo Nacional Electoral -CNE, la misma noche de la primera vuelta, y en medio de una situación de confusión y descrédito, en un ambiente de fraude electoral, el CNE proclamó los resultados el sábado 22 de febrero a las 3 de la mañana. Los finalistas eran Aráuz en primer lugar, y Lasso en segundo. El CNE había desestimado la demanda de Yaku Pérez para efectuar un reconteo parcial de votos. Esto dio lugar a preguntarse: ¿Qué se está encubriendo? ¿Por qué no se permite que prospere el acuerdo de transparencia para garantizar la voluntad popular?
Esta situación se enredó institucionalmente en el CNE y en el Tribunal Contencioso Electoral -TCE, en medio de la protesta indígena que demandaba transparencia electoral en contra del fraude, y exigía finalmente a estos organismos el reconteo de votos. Proceso que se superó el día domingo 14 de marzo cuando el pleno del TCE negó el recurso de demanda de Yaku Pérez y el Movimiento Pachacutik y dio formalmente paso a la convocatoria electoral de segunda vuelta.
Los resultados electorales, ubicaron como finalistas, a la tendencia correísta con Andrés Aráuz en primer lugar y a la tendencia de derecha con Guillermo Lasso en segundo lugar, quienes intervendrán en la segunda vuelta, el 11 de abril, para dirimir la presidencia de la República. No obstante, cabe anotar el crecimiento de la presencia electoral de la ID que casi duplica la votación conseguida en 2017, en tanto que PK, si bien incrementa la votación de 2017, no consigue superar el porcentaje de votos conseguidos en anteriores eventos por otros candidatos de ese partido.
La candidatura de Aráuz ganó principalmente en la Costa, y también obtuvo una significativa votación en la Sierra Centro. En total consiguió el 32,72% de los votos. La candidatura de Pérez consiguió la mayoría en las provincias de la Sierra Centro y Sur y de la Amazonía, con el 19,39% de votación. Por su parte, Lasso alcanzó el 19,74% de votos válidos, y tuvo una importante votación en Pichincha y Quito; así como una votación alta en la Costa y en otras ciudades importantes como Guayaquil y Cuenca. Xavier Hervas, por otra parte, gano en Carchi, en algunos cantones de El Oro y de Loja y consiguiendo votos a lo largo del país, y alcanzando en total el 15,68% de la votación.
La elección para asambleístas presenta el mismo perfil que las presidenciales en cuanto a la distribución regional. De una Asamblea Nacional compuesta por 137 legisladores, el correísmo consiguió 49 legisladores, Pachakutik 27, Izquierda Democrática 18, PSC 18 y CREO 12. Por ende, se trata de una dispersión de fuerzas que avizora la concreción de pactos inter partidarios sin distinción de tendencias.
En síntesis, se puede concluir que hay un decrecimiento del 50% de la participación legislativa del correísmo de su cuota de 2017. La derecha neoliberal partidista representada por CREO y el PSC sostiene su cuota; en tanto que aumenta significativamente la presencia de PK y la ID.
A. Balance de la primera vuelta
El balance crítico de las elecciones requiere examinar los siguientes elementos o factores: (i) el régimen democrático y la denuncia de fraude electoral; (ii) las tendencias y/o proyectos en disputa; (iii) la configuración del bloque dominante y la hegemonía; y, (iv) la competencia y el desempeño electorales. La interrelación de estos factores configura el escenario que vive el Ecuador y representa la correlación especifica de fuerzas electorales.
(I) El régimen democrático y la denuncia de fraude electoral
La competencia electoral de febrero de 2021 y sus resultados han puesto de manifiesto la debilidad y limitaciones de la estructura institucional del proceso democrático en el Ecuador, lo que ha facilitado la arbitraria manipulación, técnica, administrativa y política, creando así las condiciones para un fraude electoral. El empate técnico entre Lasso y Pérez que prematuramente se publicitó como resultado de primera vuelta, generó en las filas del Movimiento Pachacutik y del candidato presidencial, la sospecha de fraude. Por esto se planteó como demanda principal la transparencia del proceso y la revisión, voto a voto, de un determinado número de urnas, a fin de establecer ya sea la transparencia del proceso o el fraude electoral. El CNE y TCE fueron cuestionados al oponerse a la demanda del reconteo de votos.
Esta situación evidencia los límites de una escena electoral que pone de manifiesto la ilegitimidad del proceso democrático y de sus organismos electorales, en el contexto de las formas del estado de excepción donde, como decía2, impera la arbitrariedad y el autoritarismo.
“En este sentido el momento –afirme en artículos anteriores de esta serie-se vuelve inestable e incierto, y puede llevar a consecuencias de difícil previsión, así como decisiones arbitrarias de corte autoritario, propias del estado de excepción, para concretar la hegemonía con la candidatura de derecha; situación que incluso podría conducir a tentaciones que busquen imponer la hegemonía a ‘sangre y fuego’, sin ninguna legitimidad, en base a la coacción arbitrariedad y autoritarismo, profundizando la crisis política”.
(II) Las tendencias y/o proyectos en disputa
En el proceso electoral se ha dado, por otro lado, determinada concurrencia y/o manifestación de cuatro “proyectos-tendencias políticas”, en medio de la denuncia de fraude, dispersión y polarización electoral:
- El proyecto reformista, neo desarrollista, de la llamada “izquierda populista”, que responde a sectores y grupos económicos dominantes que tiene un matiz distinto del predominante capital financiero, por un lado; y, por otro, a grupos que he denominado “oligarquía populista” con fuerte presencia de la corrupción pública, la misma que ha sido utilizada como una de las palancas de la acumulación capitalista por parte de determinados sectores económicos3. Andrés Aráuz, candidato de esta corriente, obtiene el primer lugar en la primera vuelta con el 32,72%.
- El proyecto “tendencia de derecha”, política y éticamente conservador y reaccionario, que se ancla principalmente en el neoliberalismo y en la aceptación de las condiciones generadas en el gobierno de Moreno con el FMI. Responde a sectores del empresariado y la banca, especialmente al capital financiero internacional, y representa el interés hegemónico del bloque de poder, donde Lasso, el candidato de esta posición, obtuvo el discutible segundo lugar en la primera vuelta con el 19,74%
- El proyecto “tendencia de izquierda ecologista”, de fuerte presencia indígena, corresponde a la necesidad de implementar una propuesta de modelo económico redistribuidor, equitativo-ecologista, contrario al neoliberalismo y extractivismo minero. Esta corriente surgió como expresión electoral del contra hegemónico movimiento de octubre de 2019, y representa un proceso de concurrencia de diversos sectores de izquierda que buscan la recuperación política de agrupaciones sociales, ciudadanas y sindicales de raigambre popular. El candidato Yaku Pérez, de esta tendencia, obtiene el tercer lugar, a pocas décimas de porcentaje del segundo: 19,39%
Esta importante posibilidad electoral es única y se da en el contexto de la disputa de matices en el proceso de articulación del bloque dominante; el mismo que ya se manifestó en octubre 2019 y que se expresa, especialmente, en el intento por candidatizar a la presidencia al empresario guayaquileño Álvaro Noboa4. Este fenómeno indudablemente abre un resquicio para la estrategia y acción, desde abajo, de los sectores sociales y subalternos.
- El proyecto del “centro izquierda”, renovador de la vieja agrupación socialdemócrata, Izquierda Democrática, abre la posibilidad de una tendencia centrista que configure el llamado centro izquierda, donde el candidato a la presidencia Xavier Hervas, obtuvo el 15,68% de la votación nacional.
(III) La configuración del bloque dominante y la hegemonía
El resultado del 7 de febrero refleja las condiciones en que se ha avanzado, aunque con tropiezos, en la consolidación del bloque de poder dominante y su hegemonía. Este afianzamiento se ha dado principalmente por la efectiva aplicación de medidas de política económica del gobierno de Moreno, que antes de retirase, pretende cumplir con las condiciones establecidas en el acuerdo con el FMI, como es el caso de la independencia del Banco Central (Ley de protección de la dolarización) y otras como la ley anticorrupción, (Ley de extinción de dominio) aprobadas por la Asamblea Nacional pero vetada parcialmente por el presidente Moreno, el mismo que ha sido identificado como el paladín del afianzamiento hegemónico del bloque dominante, en la configuración del bloque de poder y su hegemonía5.
Durante el tiempo de duración de la campaña electoral (31 de Diciembre 2020 a 7 de Febrero 2021), efectivamente, se dieron pasos en el proceso de articulación de la hegemonía económica del bloque dominante, que se encuentra constituido por una determinada representación de intereses de sectores, grupos económicos y fracciones de clase, en torno fundamentalmente a aquella ligada a los intereses del capital financiero y bancario. De tal manera que se encuentra en proceso la configuración de un bloque de dominio económico, especialmente, donde se destaca la política económica del gobierno de Moreno, pero que define, así mismo, las premisas para el emprendimiento de cambios en otros niveles, formas y mecanismos de dominación hegemónica, como es por caso del campo ideológico cultural, entre otros.
(IV) La competencia y el desempeño electorales
Una primera aproximación interpretativa de este elemento en la primera vuelta del 7 de febrero nos conduce a constatar la deficiente actuación del candidato derechista Lasso, que evidencia, adicionalmente, el revés y/o derrota de la estrategia anticorreísta, aplicada por la mencionada tendencia, cuyo fracaso era previsible desde un inicio6.
Dicha estrategia buscaba derrotar y liquidar a esta tendencia populista, por medio de la representación política de derecha, que ha pretendido corresponderse con el bloque dominante y hegemónico, el mismo que -como se dice- se encuentra articulado a intereses ligados al capital financiero internacional y bancario nacional, al mismo tiempo que ha definido un programa y modelo económico para los próximos años.
En estas circunstancias, paradójicamente, las cabezas de esta tendencia, junto con otros sectores, en la perspectiva por ganar la presidencia en la segunda vuelta, vuelven a blandir la misma estrategia, en una suerte de expectativa ilusa, que parece definir una conducta nacional: “todos contra el correísmo”. En una intervención política poco consistente buscan convocar a la “sociedad entera” a esta cruzada, en medio de desencuentros, desfases y contradicciones principalmente con el candidato, Yaku Pérez, que ha disputado el segundo lugar, y que expresa una posición anti neoliberal, contraria a la hegemonía y dominio del bloque dominante en ciernes.
Esta situación se ha dado en condiciones en que la limitada y cuestionada victoria de Lasso (19,74%) sobre Pérez (19,39%) en la primera vuelta y el significativo triunfo del candidato correísta Andrés Aráuz (32,72%), condiciona fuertemente la aplicación del anti correísmo como estrategia electoral. Entonces surgen las siguientes preguntas: ¿Cómo hacer para dar continuidad a un programa de derecha neoliberal fondomonetarista y concretar un programa y modelo económico en el próximo periodo?
En esta perspectiva, hay sectores políticos e intelectuales que pretenden mistificar y encubrir esta realidad. En nombre de un anti correísmo necesario, (anticorrupción y anti autoritarismo y/o anti totalitarismo), esconden (camuflan) la real diferencia, la misma que tiene que ver con una línea y programa neoliberales. Aquí está la cuestión de fondo de la lucha política electoral y que es decisiva en las elecciones del próximo 11 de abril. Esta es la contradicción principal y determinante que ya se expresó en octubre 2019. En este contexto, un dirigente de la Conaie, Floresmilo Simbaña, al ser preguntado por las condiciones requeridas para un diálogo con la derecha, afirmaba que era necesario que Lasso destaque la posición anti neoliberal y plurinacional, entre otras demandas del movimiento indígena7. Por otro lado, Yaku Pérez en sus declaraciones ha sido enfático en rechazar cualquier alianza con Lasso y Aráuz.
Por su parte, el dirigente indígena Leónidas Iza ha declarado:
“Estamos vigilantes que la reunión entre @yakuperezg y @LassoGuillermo no sea un acuerdo con la derecha. Esto sería ilegítimo e inconsulto con las bases de @CONAIE_Ecuador y Pachakutik. Nuestra lucha es contra la derecha neoliberal que saqueó el país venga de donde venga.”8
Y la Conaie, en declaración pública del 21 de febrero, llamó a:
“Rechazar todo acuerdo, pacto o alianza, con la derecha, venga de donde venga, y el correísmo desde cualquier autoridad electa por voto popular y/o autoridad organizativa que no haya sido previamente analizada y consensuada de manera colectiva por la estructura organizativa de la CONAIE, pues la mera intención menoscaba los intereses de las grandes mayorías empobrecidas y el proyecto político del movimiento indígena y de los sectores populares”9.
Para un examen integral de la situación actual, es necesario precisar algunos elementos de análisis previo a las elecciones del 7 de febrero. El anti correísmo fue utilizado como coartada durante el gobierno de Lenin Moreno en que se impuso la línea neoliberal en la conducción del Estado. Si bien esta ideología y estrategia estuvieron presentes para desmontar el autoritarismo correísta, y sectores sociales y de izquierda coincidieron en esta perspectiva apoyando en consecuencia la consulta que se llevó a cabo en el 2018, y que dio lugar a la conformación de Consejo de Participación Ciudadana y Control Social Transitorio; simultáneamente, el gobierno de Moreno, de manera improcedente, emprendió un giro hacia el neoliberalismo. En esa medida, tanto la ideología como la estrategia anti correísta jugaron un papel fundamental al orientar el Estado hacia ese interés.
Así, los resultados de la primera vuelta, sin duda, pusieron de manifiesto el revés y fracaso de la mencionada estrategia y, por tanto, de la conducción de una derecha política debilitada y decadente. En febrero, el candidato de esta tendencia, Guillermo Lasso, prácticamente pierde la elección al tener un empate técnico con Yaku Pérez, por el segundo lugar.
De esta manera surge en las elecciones del 7 de febrero un tercero excluido, el candidato Yaku Pérez, que le pisa los talones a Lasso, y en la representación electoral, recupera la fuerza de la insurgencia contra hegemónica anti neoliberal del movimiento social que se expresó en octubre 2019, y la novedad del votante constituido principalmente en el último periodo por los jóvenes llamados “centennials” y “millennials”, que han buscado y buscan otro horizonte electoral, valorativo e ideológico. En este sentido hay novedad en el candidato indígena, que se encuentra ligado a su posición anti neoliberal, que riñe con la derecha.
En consecuencia, en los hechos, la mencionada tendencia se ve obligada a negociar al terminar la primera vuelta con Yaku Pérez, para resolver el empate técnico-electoral; entonces surgen las preguntas: ¿Negociación para qué?, ¿Será por las circunstancias electorales en pos de legitimidad del proceso? o ¿Para imponer una línea neoliberal para la conducción del Estado?
Lo cierto es que la estrategia anti correísta en la primera vuelta perdió vigencia y capacidad de conducción. Sin embargo, en la perspectiva de la segunda vuelta se intenta regresar a ésta, y se busca ganar la presidencia generando un “anti correísmo universal”, de corte dogmático, en contra del candidato Aráuz. ¿Será esto posible y viable?; o quizás por estrategia pragmática -como dicen algunos sectores- ¿se debería más bien anclar en los aspectos económicos neoliberales (el programa y el plan) que mejor vende y que ha puesto de manifiesto en los últimos días el candidato Lasso?
B. Correlación de fuerzas y representación política
Además del revés sufrido por la estrategia anti correísta, la primera vuelta evidenció, por otro lado, una nueva correlación de fuerzas en la sociedad ecuatoriana, la misma que se ha manifestado a distintos niveles: en el campo político, donde emergió y se recompuso, con fuerza una nueva corriente ideológico-política-electoral que se creía en crisis, (desarticulada, y descompuesta), como es el caso de la izquierda ecuatoriana. En este sentido igualmente se puede interpretar el resurgimiento importante de la agrupación Izquierda Democrática.
A nivel institucional, se expresa el cambio en la correlación parlamentaria de fuerzas, donde se modifica de manera importante el número de asambleístas de corrientes como Pachacutik, Izquierda Democrática y el correísmo que -según la opinión de ciertos analistas- podría concretarse en el futuro en un frente parlamentario anti neoliberal; que enfrentaría a la debilitada tendencia de derecha en la Asamblea Nacional en el próximo periodo.
Este cambio de correlación tuvo un momento importante y fundamental de expresión en octubre de 2019, el mismo que hoy se manifiesta a nivel electoral, donde se constatan límites -profundos límites- para imponer la posición neoliberal a nivel de la conducción del Estado. Como ya dijimos en octubre 201910, la nueva situación incluye la crisis integral del Estado y de la hegemonía ideológica cultural, que llevó en buena parte, entre otras manifestaciones, a desatar a nivel de la ideología dominante una increíble posición racista.
Lo cierto es que, junto con esto, las elecciones del 7 de febrero hicieron brotar una nueva realidad política étnico cultural, principalmente concentrada en la expresión orgánica del Movimiento Pachacutik, que destaca su posición anti neoliberal, y que, en la segunda vuelta, ha llamado a votar nulo. Su anti correísmo (“enmarcado en la derecha”) adquiere otro sentido y cualidad, y abre condiciones para la expresión de otros valores sociales, como el ecológico, el anti neoliberal, el feminista, y en esta perspectiva muestra claramente la diferencia y contradicción con la ideología y estrategia fracasadas de la derecha ecuatoriana.
Este examen de la correlación de fuerzas muestra, por otro lado, un importante proceso de superación de la crisis de representación política, principalmente de la izquierda: desde el correísmo hacia el movimiento social radical liderado por el sector indígena11.
En efecto la fortaleza mencionada abre el horizonte de la izquierda, la indígena-popular, ecologista y más, y pone de manifiesto un proceso de superación de la representación de izquierda de la corriente populista correísta, que hasta ahora se había abrogado dicha expresión, la misma que dejó a la tendencia tradicional como critica de la izquierda, debilitada en su expresión concreta a nivel social y político.
En esta misma perspectiva se puede observar que se ha abierto un espacio electoral con nuevas manifestaciones, como es el caso de una significativa participación del candidato Hervas, de la Izquierda Democrática. Es decir, un nuevo centro que dispute a la derecha la representación. Claro está que dependerá de cómo se desarrolle su propuesta y sus alianzas, y cómo se desenvuelva en los próximos meses la construcción de una alternativa, concreta, viable y coherente.
C. A manera de conclusión / dilemas de la segunda vuelta
En medio de los avatares ligados a la denuncia de fraude, y el aumento significativo de la intención del voto nulo (21-23%) los dos candidatos han coincidido en hacer propuestas al comenzar la segunda vuelta. Aráuz ha expresado su diferencia con el ex presidente Rafael Correa y ha manifestado la necesidad de una autocrítica respecto al mencionado gobierno, como también su disposición de implementar una política económica autónoma, que eventualmente pudiera negociar con el FMI12. Mientras que Lasso, en sus declaraciones, ha pretendido convertirse en el candidato de todos los ecuatorianos y proponer derechos civiles como los de la reproducción sexual, la igualdad de género, el aborto, etc.
En el marco de la estrategia de derecha, se dan desplegado declaraciones y acciones que han pretendido convertir a Lasso en un candidato que reivindica lo nacional frente al correísmo, ¿es esto posible?, ¿un banquero conservador, expresión de una derecha, que pueda representar dicha condición?
En consecuencia, el desempeño electoral en el balotaje ha puesto a prueba la credibilidad de los dos candidatos finalistas, de la cual puede depender directamente el acceso a la presidencia de una de las dos opciones; y que los analistas de la comunicación política consideran como determinante para el triunfo de segunda vuelta13.
Así mismo, en la campaña de la segunda vuelta, Lasso se ha visto obligado a develarse como una representación principal del “establishment”. Fenómeno que se observa cuando su candidatura es especialmente promovida por sectores mediáticos que han distorsionado su condición ética y apuran el apoyo abierto a Lasso, sin respetar el principio de la libertad de expresión. A esta conducta se suman posturas de corte conservador del “establishment”: empresarios, sectores religiosos, entre otros.
Ante esta circunstancia electoral han surgido varias preguntas:
¿Podrá salirse Lasso de este cerco (límite) del “establishment” social e institucional? ¿Será creíble para el votante la necesidad de implementar importantes demandas como el aborto, por ejemplo, si su afiliación al Opus Dei (organización religiosa-católica claramente contraria a esta propuesta) se opone? Entonces, este dilema entre “establishment y anti establishment” podría debilitar su candidatura en la segunda vuelta, pues hay un electorado particularmente joven, “centennials”y “millennials”, que demandan actitudes y valores contrarios al establishment, y que constituyeron parte importante de la fuerza electoral de candidatos como Yaku Pérez y Xavier Hervas. ¿Cómo hacer? ¿Si el límite es el candidato conservador Lasso? ¿Será posible superar esto en tan pocos días de campaña?
Se advierte así mismo que la candidatura de Lasso y su coalición de derecha han lanzado una ofensiva ideológica, conservadora, intentando articular al “sentido común” de la sociedad – del que hablaba Gramsci – el que responde a posturas conservadoras y reaccionarias de la sociedad ecuatoriana. Desde este punto de vista la campaña ideológica ha activado convicciones y valores atrasados del campo ideológico-cultural, al mismo tiempo que ha concretado dicha ofensiva en el despliegue de los aparatos ideológicos del estado (como es el caso paradigmático de los medios de comunicación).
De otro lado, ¿será creíble el candidato Aráuz cuando autocritica al anterior régimen de Correa y promete abandonar el autoritarismo? O ¿cuándo en los últimos días, ha llamado a desechar el odio y afirmar el amor, mientras Lasso ha llamado principalmente al encuentro entre diversos?
En el proceso de campaña electoral de Lasso se ha podido identificar un discurso (relato) que promueve la candidatura de Lasso de forma “tremendista” y dogmática, el mismo que sataniza al populismo y al régimen de Correa, acusándole de autoritario y totalitario, acusándole de haber instalado en su gobierno un aparato delincuencial para el asalto a los fondos públicos y la corrupción. Este discurso que ubica al candidato Aráuz con dicho comportamiento, conduciría al Ecuador a salir de la dolarización y llevarlo a una situación semejante al modelo venezolano, vale decir, a “estigmatizarle con el estigma” de la antidolarización. ¿Será creíble esta acusación para el gran elector en segunda vuelta?, en que se observa que el candidato Arauz tiene límites para responder a esta ofensiva.
Sin duda el mencionado discurso reitera “tercamente” la línea fracasada de la ideología y estrategia anticorreísta en la versión –como dijimos en el primer artículo de la serie de documentos de análisis electoral 202114– de la concepción de la política del filósofo fascista Karl Schmitt, que la concibe como relación “amigo / enemigo”. Es un discurso que polariza, como ya se hizo en la primera vuelta, y defiende ideológica y doctrinariamente la fe en el neoliberalismo. Claramente estamos frente a una derecha renegada, que ha abandonado importantes posturas ideológicas anteriores, como aquella de la vieja democracia cristiana que promovía la sociedad comunitaria
En este examen se vuelve necesario considerar que hay otro discurso en las filas de la mencionada candidatura: más pragmático y menos dogmático y doctrinario, que se motiva por intereses utilitarios, concretos, económicos y sociales. Sin duda este pragmatismo político entra en tensión con el discurso doctrinario de derecha, y podría eventualmente confrontar a este relato confesional y dogmático. El primer relato se da en el contexto de Quito, más convencional y doctrinario; y el otro como la expresión ideológica de sectores de Guayaquil. Cabe preguntarse si estos dos relatos mencionados ¿expresan la diferencia y contradicción de la coalición de derecha, entre el PSC y Creo?, y en último término ¿se convertirá en obstáculo para impedir en la practica la unidad electoral que se requiere para derrotar a Aráuz y ganar la presidencia de la República?; ¿o será una simple manifestación de descomposición y decadencia de la derecha ecuatoriana?
A raíz del debate televisivo del domingo 21 de marzo, en que se ha generado una diversidad de opiniones respecto a la significación de la confrontación entre los dos candidatos finalistas, donde coinciden -sectores de una y otra tendencia- en la opinión de que el debate no tuvo significación en la perspectiva de cooptar a electores indecisos.
Quizás esta es la razón principal del candidato Lasso y su coalición para desplazarse al uso de estrategias políticas organizativas más eficaces como las que se han anunciado, intentando penetrar y dividir a los sectores indígenas de Pachacutik, que más bien han decidido finalmente llamar a anular el voto. Así mismo, Lasso ha intentado ganar el electorado de Hervas del partido Izquierda Democrática, cuya dirigencia partidaria ha llamado explícitamente a una suerte de libertad de voto, mientras el mencionado candidato a la presidencia ha llamado a votar por uno de los dos finalistas privilegiando a Lasso lo que pone en cuestión la dirección de la ID, resquebrajándolo y conduciéndole a una expresión -aunque circunstancial- de derecha que le puede costar su desarrollo futuro.
Este análisis concluye dejando abierta la previsión sobre los resultados de la segunda vuelta del 11 de abril, que colocará al Ecuador ante dos alternativas -como dice un editorialista -la “izquierda populista” y la “derecha liberal”. Se han omitido los datos relativos a la intención de voto que han circulado, en tanto muestran diferencias extremas entre una y otra encuestadora que los vuelve poco confiables para el análisis. En todo caso coinciden en el dato del porcentaje de indecisos: 12% aproximadamente, y del voto nulo que bordea el 21-23%,no registrado antes en otras elecciones.
Quedan pocos días para que cada uno de los candidatos con su campaña y desempeño electoral, el uso de la comunicación política, y la aplicación de estrategias organizativas, puedan conquistar los votantes necesarios, donde la credibilidad será la característica más importante junto con la autenticidad que representen al candidato y su tendencia.
Quito, 29 de marzo de 2021
Este artículo contó con la colaboración de Fabián Sandoval, principalmente en la edición.
Bibliografía
Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador CONAIE. 2021. Resoluciones del Consejo Ampliado, 21 de febrero.
Consejo Nacional Electoral. 2017. Resultados electorales. Quito: Consejo Nacional Electoral.
El Comercio. 2021. Andrés Arauz se reunió con representantes del FMI en Washington. https://www.elcomercio.com/actualidad/andres-arauz-reunion-representantes-fmi.html
Hernández, José. 2021. La consigna correísta de 2da vuelta: esconder a Correa. https://4pelagatos.com/2021/03/12/la-consigna-correista-de-2da-vuelta-esconder-a-correa/
Muñoz, Francisco. 2021. Conflicto electoral 2021 (II). https://rebelion.org/conflicto-electoral-2021-ii/
Muñoz, Francisco. 2020. Dispersión/polarización (Parte I). https://rebelion.org/dispersion-polarizacion-parte-i/
Muñoz, Francisco. 2019. Octubre 2019, contra hegemonía y política. https://rebelion.org/octubre-2019-contrahegemonia-y-politica/
Plan V. 2021. Los nuevos y viejos rostros y las claves de la próxima Asamblea. https://www.planv.com.ec/historias/politica/nuevos-y-viejos-rostros-y-claves-la-proxima-asamblea
Primicias. 2021. Tras la primera vuelta, Lasso afina su campaña y su imagen. https://www.primicias.ec/noticias/politica/guillermo-lasso-afina-campana-imagen/
Simbaña, Floresmilo. 2021. Entrevista con Andrés Carrión, miércoles 10 de febrero. Radio Platinum.
1 Muñoz, Francisco. 2020; Muñoz, Francisco. 2021.
2 En Muñoz, Francisco. 2020.
3 “La corriente correista ha dejado –se decía- una estela de diáspora política e ideológica, ligándose al mismo tiempo a grupos económicos beneficiados de su política y la corrupción. Su gobierno ha estimulado la generación de polos de acumulación capitalista (nueva burguesía), y ha conducido, en la actualidad, a una real y nueva expresión oligárquica populista, donde se ha debilitado la expresión critica que eclipsa su representación de izquierda”. En Muñoz, Francisco. 2021.
4 “La presencia legal y/o fáctica del candidato de la agrupación Justicia Social, Alvaro Noboa, muestra importantes diferencias con la corriente de derecha neoliberal; expresa, por una parte, una posición política de corte populista y evidencia, por otra, diferencias de matiz de una de las fracciones del bloque dominante, más ligada a la producción y exportación, que a las finanzas.”
En: Muñoz, Francisco. 2020b. Op cit.
5 “En medio de la aparente ineptitud e inoperancia gubernamental, el presidente Moreno se ha convertido en el paladín del afianzamiento hegemónico del bloque dominante. En esta medida se ha puesto al servicio de intereses y sectores económicos empresariales, como bancarios, de corte neoliberal, en la línea de consolidar la relación con el capital financiero internacional…
…En todo caso, un enfoque desde una visión crítica de las ciencias sociales, debe ser capaz de identificar la relación, complejidad y contradicciones de estos dos niveles, el del bloque y su hegemonía, por una parte y por otra, el de la escena o representación donde se requiere identificar las in correspondencias e incongruencias entre el uno y el otro aspecto, particularmente en momentos, como el que vive el Ecuador, de crisis o frágil configuración hegemónica, determinando la lucha y disputa de las distintas fracciones del bloque y del campo popular.” En Muñoz, Francisco. 2020.
6 “Precisemos: la estrategia ‘anti correista’, se ha constituido en este periodo en un ‘bumerang’, que regresa y afecta a los sectores proponentes. Situaciones de dispersión de la derecha y la centro izquierda pueden atribuirse, entre otros factores, a este antagonismo unilateral, y en consecuencia ha conducido a la consolidación de la mencionada tendencia, su representación y bastiones electorales, obteniendo efectivamente beneficios electorales, (de hecho en el momento de redactar este artículo, las preferencias electorales le dan a la tendencia correísta un 18,2% según la encuestadora interviú); haciendo previsible su llegada a la segunda vuelta electoral Presidencial en el 2021”. En Muñoz, Francisco. 2020.
7 Simbaña Floresmilo. 2021.
8 Leonidas Iza en Twitter.
9 Conaie. 2021.
10 “… en este sentido no es tanto la crisis económica el principal factor desencadenante de la coyuntura, sino la inviabilidad para trascender aquella, la misma que está ligada a obstáculos sociales de carácter ideológico y político, que no permiten dar salidas y superar la debacle económica.
“…Efectivamente, en el proceso de cambio de régimen, que ha vivido el Ecuador en estos años, se destaca un factor jurídico-político manifiesto en el carácter del Estado de excepción, el mismo que ha contribuido a debilitar la hegemonía ideológica-cultural del bloque dominante. La acción colectiva del movimiento indígena insurge y se despliega de manera potente en condiciones de este vacío político e ideológico que permite expresar la contra hegemonía. La movilización social y política del movimiento indígena es, por tanto, un rayo que cae en campo devastado, en medio de una situación (causa y efecto) de conducción gubernamental débil e incongruente, atravesada por la arbitrariedad y la imposición autoritaria, sin consenso, del acuerdo con el FMI para intentar superar la crisis económica. En Muñoz, Francisco. 2019.
11 En el primer artículo electoral (primera parte) al referirme a esta crisis de representación afirmaba:
“…Se vuelve de particular interés observar la profundidad de la crisis de representación política, especialmente de izquierda, donde se requiere examinar el probable desplazamiento en la representación, desde el correismo que ha aparecido en estos años expresando predominantemente a la izquierda, hacia el movimiento social radical liderado por el sector indígena, y que tuvo tan importante significación en las movilizaciones de octubre de 2019.Tema de vital importancia, que será corroborado por el desempeño de las distintas tendencias en las próximas elecciones 2021.Surge entonces la pregunta: ¿cómo se expresara electoralmente este cambio de representación de la izquierda que desplazaría a la corriente correísta, en medio de una situación de tensión entre Pachacutik y el movimiento indígena y popular?“ En Muñoz, Francisco. 2020.
12 Hernández, José. 2021; El Comercio. 2021.
13 Primicias. 2021.
14 “La polarización, por otro lado, determinada principalmente por la estrategia anti correísta conducida, por la derecha política ecuatoriana, – decía en un artículo anterior- que ha creado e incentivado el confronta miento ideológico, político y ético, entre dos grandes conglomerados del Ecuador, los correístas y los anticorreístas, produciendo así el enfrentamiento, desde concepciones ideológicas dogmáticas, sectarias, de corte religioso, abiertamente contrarias a las renovadas formulaciones de la iglesia católica en la nueva etapa del Papa Francisco, y de actitudes de odio y racista (principalmente con los indígenas), que ha exacerbado la mencionada polarización, la misma que se ha manifestado en contra del movimiento indígena, recordando el racismo y el patriarcalismo colonial del dominio ideológico cultural ecuatoriano, fortaleciendo así una ideología y cultura dominante obsoleta y reaccionaria, que hace recordar esa proposición que concibe la política como la dialéctica entre amigo/ enemigo del filósofo político del fascismo Carl Schmitt. Sin duda el mencionado confrontamiento adquiere ribetes significativos que conduce al antagonismo social de dimensiones estructurales, que eventualmente, se manifestara en el próximo periodo”. En Muñoz, Francisco. 2020.