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Frente a una derecha «de izquierdas», un comunismo «conservador»

Fuentes: "Er ist das Einfache Das schwer zu machen ist." "Es lo sencillo, que es tan difícil de hacer" (Berto

«Er ist das Einfache Das schwer zu machen ist.» «Es lo sencillo, que es tan difícil de hacer» (Bertolt Brecht, Lob des comunismus -Loa del comunismo) Nuestro amigo Samuel de Quilombo ha tenido el acierto de dar en su blog el enlace hacia los videoclips de dos canciones que en otras circunstancias habrían parecido surrealistas, […]

«Er ist das Einfache Das schwer zu machen ist.»

«Es lo sencillo, que es tan difícil de hacer»

(Bertolt Brecht, Lob des comunismus -Loa del comunismo)

Nuestro amigo Samuel de Quilombo ha tenido el acierto de dar en su blog el enlace hacia los videoclips de dos canciones que en otras circunstancias habrían parecido surrealistas, pero que en la tristeza de nuestro presente parecen casi normales. Se trata de la canción electoral de Forza Italia para las últimas elecciones y del videoclip de las juventudes del partido de Sarkozy, la UMP, para promover la imagen, como diría José Antonio Primo de Rivera, «alegre y faldicorta» del actual régimen francés. Dentro de un hipótetico festival de Eurovisión de la canción descerebrada, me gusta más » Meno male che Silvio c’è «. Creo que algo así sería el prefecto himno nacional de un país donde el Tío Gilito o el Padre Ubu de Alfred Jarry fuesen presidentes. Italy 9 points!

La canción francesa de los chavales y chavalas de la UMP, coreada por sus mayores tampoco tiene desperdicio: nos permite comprender cuán errado era el lema «Otro mundo es posible». Es un lema de izquierda como el «Changer le monde»(Cambiar el mundo) de la canción sarkozista. La derecha francesa, en este momento extremo de la neutralización política asume un discurso explícitamente de izquierda, tras haber asimilado a importantes representantes del PS. Ya otras revoluciones pasivas absorbieron el discurso y el personal político de la izquierda. El fascismo italiano fue fundado por un dirigente importante del PS y el nacionalsocialismo incorporó a su discurso elementos del populismo obrerista de la izquierda socialdemócrata o stalinista así como el antisemitismo o «socialismo de los imbéciles». En este caso, la absorción se ve facilitada por el hecho de que la izquierda realmente existente sólo pueda ser la izquierda de un sistema del que queda descartado el antagonismo (véase como síntoma más actual la unanimidad vergonzosa en torno a ariantes del capitalismo neoliberal verde en la cumbre de Copenhague). Lo que distingue a la derecha de la izquierda, según el discurso político que inspira el videoclip sarkozista, es que la derecha acepta asumir el riesgo y mirar al futuro, mientras que la izquierda se queda en posturas conservadoras. Como dice el mensaje (no cantado) inicial: «El peor riesgo es no tomar ninguno». POr consiguiente, la verdadera izquierda es la derecha y Sarkozy el nuevo Che Guevara. De todas formas, este lamentable travestismo (los hay más dignos, alegres y divertidos) se basa en la lógica misma del dispositivo liberal que establece como los dos límites de la política la asunción de riesgos y la protección contra el riesgo. El último Foucault nos enseñó que esta lógica de la seguridad (que entraña una dialéctica riesgo/protección) es la base misma del biopoder liberal. Su combinación en el capitalismo verde es paradigmática, pues el mismo sistema -capitalista- que crea el riesgo es el que se ofrece a paliar las consecuencias mediante métodos -el mercado de emisiones de Co 2- que entrañan un enorme riesgo. Es como la mafia, que ofrece protección contra unriesgo que es ella misma.

Una izquierda que se quede anclada en estas coordenadas está condenada a desaparecer engullida por la derecha para constituir un partido único Sarkozysta o berlusconiano. Para hacer frente al capitalismo es necesario otro terreno: no decirle al régimen que está cambiando el mundo todos los días que otro mundo es posible. Podría responder a los ingenuos altermundialistas:»¿Otro? Todos los que queráis, siempre que sean el mío y os los pueda vender.» De lo que se trata es de otra cosa, no de cambiar el mundo, ni de hacer otro mundo, sino de tener un mundo, que es precisamente lo que el capitalismo nos impide hacer a diario. Tal vez, frente al progresismo capitalista, el comunismo tenga que ser radicalmente «conservador».

— Publicado por John Brown para Iohannes Maurus

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.