Traducción del portugués para Rebelión por Luis Carlos Muñoz Sarmiento
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En el poema-libro Café – Tragedia Secular, del poeta modernista brasileño Mário de Andrade, es posible leer los siguientes versos: «Yo soy aquél que dice:/ yo soy la fuente de la vida/ No cuentes tu secreto a los grandes/ y siempre renacerás./ ¡Fuerza…! ¡Amor…! ¡Trabajo…! ¡Paz…! A su turno, em el poema Nuestro tiempo, del libro La rosa del pueblo de Carlos Drummond de Andrade, los siguientes versos pueden ser leídos: «Oh cuenta, viejo negro, oh periodista, poeta, pequeño historiador/ [urbano/ él, sordomudo, depositario de mis desmayos, ábrete y cuenta/ niña atrapada en la memoria, viejo tullido, polillas de los archivos […], ganchos en el suelo de la/ [costurera, luto en su brazo, palomas, perros callejeros/, [animales cazados, contemos./ Todo tan difícil después de haber dejado de hablar…»
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¿Qué relación posible habría entre los versos «No cuentes el secreto a los grandes/ y siempre renacerás», de Mário de Andrade; y la apelación del poeta mineiro Carlos Drummond de Andrade para que los no grandes, viejos negros, poetas, pequeños historiadores, palomas, perros callejeros cuenten o quieran contar sus secretos inconfesables? ¿Cómo guardar el secreto a los grandes y contar aquello que éstos apenas no quieren oír, sino también y sobre todo hicieron callar? ¿El inconsciente social de una determinada época de tradición del oprimido estaría en la relación entre lo que se cuenta para los grandes, a través de éstos y lo que es callado, inviable, volviéndose inconfesable?
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Y ¿qué sería un inconsciente social? ¿De qué modo él tendría relación con el siguiente pasaje de Revisión de la teoria de los sueños, de Sigmund Freud, principalmente considerando el siguiente tramo?: «El proceso de elaboración onírica es algo completamente nuevo y diferente, que no se asemeja a nada conocido anteriormente. Él nos dio la oportunidad de entrever, por primera vez, los procesos que se realizan en el sistema inconsciente, mostrándonos que son bastante diferentes de aquello que conocemos acerca de nuestro pensar consciente, y a este forzosamente han de parecer absurdos e incorrectos. La importancia de esa construcción fue todavia acrecentada por el descubrimiento de que, en la construcción de los sintomas neuróticos, están en actividad los mismos mecanismos (no aventuramos a decir, procesos de pensamiento) que aquellos que transformaran los pensamientos latentes en sueño manifiesto».
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Con Freud y al mismo tiempo dilatando para más allá de la escena primaria edípica individual, el inconsciente social de una época dada sería aquello para el cual «en la construcción de los sintomas neuróticos (de una sociedad) están en actividad los mismos mecanismos que aquellos que transforman los pensamientos oníricos latentes en sueño manifiesto», lo que equivale a decir que un arreglo socio-histórico, por ejemplo, el nuestro, se constituye como un sueño manifiesto (en verdad, una pesadilla) que dice aquello que no puede ser dicho, que está prohibido, a saber: los pensamientos oníricos latentes en los viejos negros, en el viejo tullido, en las polillas de archivo, en los animales cazados, en los oprimidos, después de todo.
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Una sociedad de tradición del oprimido, basada en la desigualdad entre sus partes, su contenido manifiesto y ella misma, tal como se nos presenta, al naturalizar la desigualdad, volviéndola normal, aceptable, sabrosa. Los pensamientos oníricos latentes de una sociedad desigual constituyen, a su vez, sus procesos primordiales, en un contexto en que estos tienen relación con lo que no puede ser contado: el sufrimiento de los oprimidos, las injusticias y por tanto las escenas primordiales a partir de las cuales lo obvio se vuelve ululante, a saber: la violación del robo oligárquico del trabajo colectivo, en el cual, según Mário de Andrade, siempre renacemos -desde que no contemos nuestros secretos a los grandes.
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El contenido manifiesto de una sociedad oligárquica, pues, es su histeria; su esfuerzo ideológico para esconder los procesos primordiales que están en su base, que la alimentan. En términos de Marx, esos procesos primordiales son simplemente la relación entre opresor y oprimido. Para entender, pues, la histeria en que vivimos, en la fase actual de la civilización burguesa, es preciso alcanzar su contenido latente, momento a partir del cual estaríamos aptos para definir el inconsciente social de la actualidad.
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¿Y cuál será el inconsciente social contemporáneo? ¿Cómo en él se da la relación entre el contenido manifiesto de los principales oligarcas siempre que su version de la historia y de los procesos oníricos primordiales a partir de los cuales a los «viejos negros» esclavos se les impide expresarse? ¿Cómo llegar al contenido latente de nuestra época sin tener que contar nuestros secretos a los grandes? ¿Y cuáles son los contenidos principales al mismo tiempo manifiestos y latentes de la actualidad? Tecnológicamente hablando son los Cinco Ojos (Estados Unidos, Inglaterra, Canadá, Australia y Nueva Zelanda) que vigilan a toda la humanidad, capturando nuestros secretos a través del proyecto Echelon, red de vigilancia planetaria dotada cada vez más de refinada tecnología para archivar, clasificar y manipular, con diversos intereses, todas las comunicaciones electrónicas realizadas por la humanidad entera.
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¿Cuál es el objetivo latente de los Cinco Ojos del espionaje contemporáneo, el Echelon? Antes de responder a esa pregunta sería exacto presentar, aunque como hipótesis, el siguiente argumento: el contenido manifiesto de cualquier arreglo histórico desigual es siempre una trampa para capturar a los oprimidos, sea silenciándolos, sea induciéndolos a contar sus secretos a los grandes.
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El contenido manifiesto del arreglo socio-histórico contemporáneo es, desde este punto de vista, el que hemos hecho a través de las tecnologias de información [que no de comunicación: nota del trad.] (pero no solo), a saber: haber contado sin cesar nuestros secretos a los Cinco Ojos del [espionaje] Contemporáneo, que nos atrapan a través del panóptico estelar y del panóptico molecular. El primero se refiere a los satélites artificiales que cubren el planeta Tierra mapeando pueblos, etnias, regiones, países, riquezas minerales, océanos, rios, flora y fauna. El segundo, a su turno, nos instiga a decir nuestros secretos más íntimos a través de cuño personal, como celulares, portátiles, a través de los cuales nos comunicamos por medio de correos electrónicos, redes sociales, sitios que visitamos en Internet, llamadas telefónicas, etc.
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Todo funciona a partir de lo que está en juego en el concepto biopoder de Foucault, con sus dos ejes: el corporal-individual y el de la biopolítica de la población. Para Michel Foucault, el biopoder se confunde con el surgimiento de la civilización burguesa y de su expansión planetaria. Su pregunta básica es: ¿cómo definir el perfil de la humanidad?: 1) en lo particular, a través de la confección de subjetividades de género, étnicas, de clase y un sinfín de otras; 2) en el conjunto, a través de la puesta en escena de las subjetividades producidas en el nivel particular a fin de componer el escenario planetario de la especie humana, no sin muchas jerarquias y desigualdades, a fin de perpetuar la supuesta superioridad de la subjetividad-mayor: la occidental-estadounidense.
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El panóptico molecular corresponde, pues, a la dimensión corporal-individual del biopoder y, a su vez, el estelar respecto a la biopolítica de la población humana, razón suficiente para argumentar que una no existe sin la otra. A través del primero, el panóptico molecular, nos contamos quiénes somos o deseamos ser: hombres, mujeres, negros, amarillos, asiáticos, musulmanes, gays, heterosexuales, travestis, brasileños, españoles, rusos, chinos, trotskistas, maoístas, leninistas, chiítas, sunitas y así en adelante. A través del segundo, el estelar, estamos a favor de la especie humana desde fuera de la Tierra, en un contexto en el que las particularidades constituídas deben luchar unas con otras, salvaguardando y defendiendo los intereses de las oligarquías que componen el eje occidental-estadounidense, la única particularidad que se presenta como universal, Ideal del Yo para los demás.
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Consideremos, a propósito, un caso concreto, actualísimo: la «particularidad» ucraniana versus la de Rusia. Para el panóptico estelar, controlado por los Cinco Ojos, en nombre de Occidente como universalidad supuestamente trascendental, cuando uma particularidad ofrece o puede ofrecer peligro para la particularidad-mayor, la oligarquía occidental, las otras deben ser atrapadas (lo que incluye financiamiento, entrenamiento y entrega de diversas armas) con el objetivo de contraponerse a la particularidad que no quiera o no acepte ser apenas una sobreviviente agregada de y para la oligarquía occidental-estadounidense.
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Para imponer su voluntad sobre el conjunto de la humanidad, la oligarquía occidental, bajo el dominio estadounidense, se vale de todo, de cualquier subterfugio, aliándose con cualquier particularidad o subjetividad contada, confesada, en el terreno-mundo. Es precisamente eso lo que está ocurriendo en Ucrania. El golpe de estado planeado, financiado y llevado a cabo por la oligarquía occidental, en Ucrania, colocando en el poder nazistas «pura sangre», tiene como objetivo no solo cercar y someter a Rusia, a corto, mediano y largo plazo, sino también el de colocar al país en el plano de las particularidades aisladas. Así, al gastar energias defendiéndose y construyendo modos diversos de librarse de los nazistas ucranianos, llenos de odio racista, el oso ruso tendrá menos tiempo para contraponerse al águila estadounidense.
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Si, como sistema, la psique freudiana es constituída por un Ello, la instancia pulsional del deseo sin límites, el lugar del bárbaro, del irracional; un Yo, el lado de la inconsciencia y, en cierto sentido, de la civilización y sus racionalidades; y un Super-yo, la dimensión psíquica de la moral, del orden, de la salvaguardia del Yo antes de los ataques instintivos del Ello, entonces sería posible comparar la situación de la oligarquía occidental-estadounidense, esa particularidad que finge no ser, al mismo tiempo un Ello, un Yo y un Super-yo. Y así va haciéndose por una razón muy simple: el contenido manifiesto de la civilización burguesa contemporánea colonizó al inconsciente humano, razón por la cual juega con el Ello, el Yo y el Super-yo para dominar al planeta entero.
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Ese juego tiene, él mismo, un contenido manifiesto, a saber: toda la humanidad a confesar sus secretos a los grandes de Occidente y a ser literalmente procesada en la red de vigilancia global llamada Echelon, en un contexto en el que la oligarquía occidental-estadounidense se presenta al mismo tiempo como el Yo y el Super-yo de hoy, no solo aliándose con el Ello de todos los rincones del planeta sino también produciéndolos, siendo básicamente ese el principal motivo del ininterrumpido bombardeo, por aviones no tripulados [drones: Nota del Trad.], realizados diariamente por Estados Unidos en Somalia, Paquistán, Yemen, Afganistán, más allá de mantener la mayor prisión a cielo abierto del mundo, Palestina.
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Lo que está en juego con ese stress mortal impuesto a los pueblos del Medio Oriente, de Asia, de África e igual de toda la periferia del sistema-mundo es precisamente la producción sinfín de Ellos ambulantes de religión, de drogas, de identidades, de armas, a fin de usarlos en el terreno-mundo contra todo lo que pueda presentarse como Yo (en sentido freudiano), razón, civilidad, justicia, emancipación y libertad colectivas.
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Aliándose y produciendo meticulosamente el Ello subjetivo de la humanidad, la oligarquía occidental-estadounidense es ella misma una alianza del Super-yo con el Ello para combatir el Yo civilizatorio. Aunque se presente como el Yo civilizatorio, dicha oligarquía se constituye en el verdadero Ello que secuestró al Super-yo, las fuerzas de represión, para ponerlo contra todo y contra todos, incluso contra los gringos y los europeos porque su proyecto de Ello/Super-yo de dominación planetaria nunca fue tan oligárquico, el verdadero Ello/Super-yo que siempre se impuso a los pueblos.
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Es para eso que sirve, pues, el panóptico molecular y estelar bajo el dominio de los Cinco Ojos, con su proyecto Echelon: poner el Ello de las individualidades, de las particularidades subjetivas contra todo lo que sea Yo de proyecto colectivo, racional, basado en la justicia, en lo común, en el cuidado de las vidas, humanas y no humanas. Si el nombre de ese modelo de sociedad es comunismo, es contra este que se vuelca la humanidad Echelon, razón suficiente para afirmar que el verdadero proyecto Echelon es el de la humanidad Echelon, extraña unión monogámica entre el Ello y el Super-yo, bajo el régimen totalitario, del todavía sonriente Ello/Super-yo, oligárquicamente hablando, estadounidense-europeo.
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Si básicamente todo lo aqui descrito puede ser analizado como el contenido manifiesto de la humanidad contemporánea, el inconsciente social de la actualidad está relacionado con el siguiente proceso primario en cuestión: ¿cómo contarnos como alteridades sin confesar nuestros secretos a los grandes, inscribiéndonos como Echelon o Ello que se impone como Super-yo contra todo lo que sea Yo o sintoma de justicia colectiva? ¿Cómo contarnos como colectividad humana, Yo civilizacional de la vida emancipada de todo juego oligárquico sin ser atrapados por el Echelon del Super-yo de la represión global sobre la humanidad libre?
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Como toda pregunta supone incrustada una respuesta, el proceso primario de la actualidad es: evitar hacerse como particularidad aislada, poniéndose como colectividad, como la vida de modo general, humana y no humana. Para ello, ahora las luchas por la emancipación no pueden ser tomadas más como agendas particulares. Eso significa decir que no pueden ser más nacionales, étnicas, de género, epistémicas, ni un hablar a solas.
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Para hacerse como colectivo, es preciso combatir el contenido manifiesto de la humanidad actual actuando directamente contra la máquina que lo produce, el Echelon de vigilancia, clasificación y manipulación de nuestros secretos, contándonos fuera de sus cinco ojos oligárquicos. Eso no se hace sin una oposición sistemática y disciplinada contra el imperialismo en su version estadounidense-occidental, ese Ello/Super-yo travestido de Yo; e igualmente sin una clara perspectiva pos-burguesa, centrada y dedicada a la producción de una sociedad que no sea rehén de la relación compra y venta, que no se venda por lo tanto, ya que se entrega de forma gratuita al futuro de su emancipación del yugo oligárquico.
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Bajo este punto de vista, es preciso dejar claro: las manifestaciones que toma y tomará la humanidad en la contemporaneidad, en todos los continentes, no funcionaban y no funcionarán porque están constituídas por agendas particulares, razón suficiente para desconfiar de ellas, como un analista debe sospechar del contenido manifiesto, debe ver los desplazamientos y condensaciones con relación a los procesos primarios.
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Para llegar al proceso primario de la humanidad en la contemporaneidad, a su inconsciente social,actuando en este, es fundamental saber que el imperialismo occidental-estadounidense se produce y se expande a través del inconsciente social, lo que significa decir que él manipula los procesos primarios a fin de hacernos pensar que estamos cambiando el mundo, al realizar manifiestos de revoluciones.
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Eso tiene un nombre o algunos nombres: revolución de los tulipanes, de los colores o simplemente falsas revoluciones, realizadas a través de contenidos manifiestos que se presentan como si fuesen primordiales, en los cuales y a través de los cuales nos ponemos como verdadera «carnada de piraña» del imperialismo occidental-estadounidense.
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Para forjarse como procesos primordiales, actuando directamente en el inconsciente social, el destino de las manifestaciones, cualesquiera que sean, no solo debe volverse contra el contenido manifiesto de una humanidad sometida a la agenda mediática a través de la cual contamos nuestros secretos a los grandes, sino que también debe hacerse a partir de la incorporación de una agenda colectiva, nunca particular, a través de la cual los intereses del imperialismo estadounidense-europeo, dependiendo de la región que ocupemos en el planeta, se deben volver no solo un referente de absoluta y disciplinada negativa sino también el motivo de manifestarnos localmente, de modo que debemos manifestarnos, en los países, contra las fuerzas oligárquicas internas que están al servicio del imperialismo estadounidense-europeo.
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Es por eso que estoy contra las manifestaciones anti-copa del Brasil. Ellas son el contenido manifiesto y como tal son resistencias inconscientes al siguiente contenido primordial: un Brasil, un continente latinoamericano, el mundo todo, al final, actuando en el inconsciente social para que todo esté libre del Echelon del imperialismo estadounidense-europeo.
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Ese el motivo por el que agitamos las banderas en las calles. Nos queremos confesar a las corporaciones mediáticas, que no tienen otro objetivo: entregar nuestras cabezas en bandeja de plata al super-yo del imperialismo estadounidense-europeo, al servicio, a su vez, de banqueros y transnacionales [ya no multinacionales: Nota del Trad.] que actúan en el mundo como verdadera identificación itinerante (a través de sus infinitos deseos de ganancia de procesos primarios colectivos) contra la humanidad en el proceso primario de su propia igualdad interminable.
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