inSurGente.- La reciente decisión de la FIFA, ya saben, ese organismo cuyos miembros velan (por favor, ¿tengo que decirles que lean entre líneas?) por la salud del fútbol internacional, ha decidido que en cinco ciudades de Bolivia, situadas a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, no se pueden organizar competiciones internacionales del […]
inSurGente.- La reciente decisión de la FIFA, ya saben, ese organismo cuyos miembros velan (por favor, ¿tengo que decirles que lean entre líneas?) por la salud del fútbol internacional, ha decidido que en cinco ciudades de Bolivia, situadas a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, no se pueden organizar competiciones internacionales del balompié, porque «resulta nocivo para la salud». Resultado: las capitales vetadas por tal medida, han sido testigos esta semana de varias demostraciones deportivas, en las que miles de compatriotas de Evo Morales retaban a los directivos del organismo internacional, haciendo todo tipo de demostraciones gimnásticas en sus calles, plazas y estadios, protestando por tan injusta decisión. Y no hubo ningún accidente por fatiga, carencia de oxígeno o vómito repentino por exceso de masticación de la hoja de coca.
No pongo en duda que los informes preceptivos de los especialistas consultados por la Federación Internacional, determinen que la práctica del fútbol en un estadio situado a esa altitud pueda causar en los jugadores mucha más fatiga y cansancio que en una cancha de Barcelona, Nueva York o La Habana, pero esos mismos galenos nunca han determinado que ese deporte millonario sea igualmente dañino cuando se juega a mas de 37 grados centígrados de temperatura ambiente, con una humedad del 90 por ciento. Ni tampoco, que un portero de un equipo en Helsinki o Montreal, pueda quedarse congelado entre los tres palos, a menos que se pasara el partido haciendo gimnasia rítmica, con el peligro que conlleva ese ejercicio, ya que te puede distraer y en el descuido, un avieso delantero adversario, aprovechando que estás tiritando, te cuela un gol a traición mientras intentas calentarte las nalgas para que no se te congelen los mocos o el aliento.
Tampoco he tenido acceso a ninguna prohibición, en la que esa pandilla de especialistas demostrara la misma preocupación por los pilotos de automóviles, de Fórmula 1 o de Fórmula V (mucho más veraniega), que van a mas de 300 kilómetros por hora, o de motoristas a la misma velocidad, en cualquier terreno y en cualquier país, porque está mas que demostrado que un hostiazo a esa velocidad te puede dejar como Esperanza Aguirre.
Tampoco he tenido el gusto de comprobar tanto mimo entre las autoridades de la Federación Internacional de esquí o alpinismo, en el sentido de que la práctica de ambos deportes puede conllevar accidentes bastante habituales, con resultados de paraplejía, tetraplejia o muerte. Y si me apuras, esos galenos podrían afirmar algo parecido de los peligros de bailar reggaetón en una discoteca sin ventilación, o aun peor, de jugar a cualquier cosa en cualquier ciudad de los Estados Unidos de Norteamérica, donde la polución ambiental es mil veces más peligrosa para sus habitantes que el oxigeno, purísimo aunque escaso, de esas ciudades de la bellísima Bolivia de Evo Morales.
Qué curiosa la medida… Y me pregunto ¿no será que si tuvieran que jugar allá estrellas como Ronaldihno, Beckham, o Kaká, podrían dejar de serlo a esa altitud, y no rendir como se espera de unos deportistas super millonarios? ¿Acaso no es más lógico pensar que tal prohibición obedece a las súplicas (soborno es muy duro) de los empresarios que detentan la titularidad de la presidencia de un club, quejándose de que sus jugadores tendrían que ponerse ciegos de infusión de coca, al tener que competir a 2.500 metros de altitud? ¿Creen los millonarios miembros de los consejos de administración de esas empresas privadas, multinacionales de la hipnosis colectiva, que engatusan a millones de personas cada fin de semana en medio mundo, que van a engañar a otros tantos millones de ciudadanos? A mí, al menos, no me la dan con queso.
Señoras y señores de la FIFA (aunque dudo de que en el seno de esa familia se cumplan los mínimos de representación de ambos sexos): Déjense de monsergas y confiesen que su determinación no está motivada por la preocupación acerca de la salud física de los jugadores de fútbol del mundo entero, sino por las cuentas corrientes de unas cuantas multinacionales llamadas Ajax S.A., Real Madrid S.A, Milan S.A., Barcelona S.A., y demás empresas. Sean menos arteros y canten la verdad. Ustedes no velan por la salud de nadie, sino por el bolsillo de los poderosos, que es otro cantar. El cantar de los cantares. El cantar de siempre.
Bolivia y los bolivianos tienen todo el derecho del mundo a poder organizar un campeonato de fútbol en sus campos. Y seria muy reconfortante presenciar un partido entre la selección española y la boliviana, que a buen seguro terminaría con la derrota de la primera, cuyos jugadores son de mucha altura, pero no de altitud.
Sería divertido que, por una vez, algunos jugadores famosos y super millonarios, pudieran pedirle un poco de hoja de coca al entrenador, sin tener que sospechar que haya camellos alrededor..