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Cronopiando

Gastronoticias

Fuentes: Rebelión

Afirman los espárragos que la reforma del tomate no entrará en vigor hasta que las aceitunas lo aprueben, al margen de lo que afirme la lechuga sobre las recetas aplicadas a la crisis, dado que para el aceite ya ha pasado lo peor y la ensalada es un mejor lugar sin cebolletas. El riesgo, en […]

Afirman los espárragos que la reforma del tomate no entrará en vigor hasta que las aceitunas lo aprueben, al margen de lo que afirme la lechuga sobre las recetas aplicadas a la crisis, dado que para el aceite ya ha pasado lo peor y la ensalada es un mejor lugar sin cebolletas. El riesgo, en cualquier caso, es que la tasa de paro de los pimientos siga aumentando o que la Bolsa se dispare por la fusión del huevo con la mayonesa, antes de que para marzo se anuncie una nueva emisión de guisantes y se desplome el precio de la sal.

Por otra parte, la Audiencia ha archivado la denuncia del vinagre mientras se cifra en 25 el número de pepinillos afectados y persiste la protesta de las zanahorias por no haber sido consensuada su presencia en la cocina. Los taponamientos de salchichas por toda la mesa se han visto agravados por los torrenciales aguacates caídos sobre los platos que han desbordado el ajo y provocado inundaciones de vino por el mantel.

Los garbanzos han hecho públicas sus aspiraciones a presidir el menú por más que las lentejas, ya en precampaña, sigan movilizando a las patatas y acusen a la pimienta de haber ido a la ensalada en misión humanitaria y mantener vínculos con la mortadela.

Tras la jarra de agua han proseguido los bombardeos de berenjenas provocando graves daños colaterales en las calabazas, al tiempo que han sido sorprendidos tres puerros traficando especias en un cocido clandestino. Un pan suicida ha estallado sobre la servilleta provocando tres dedos y una uña, mientras miles de hormigas han llegado a la mesa y se persignan en torno al holocausto de la ensalada muerta. Más tarde se darán a conocer las previsiones sobre el futuro reparto de las migas.

Yo me levanto de la mesa con la urgencia de quien aún no ha pasado por el baño, deposito entre espasmos la cólera que nunca he digerido y me voy a la calle con la vergüenza de estar todavía vivo, vivo entre tanta desvergüenza.

Nunca más volveré a leer el periódico mientras como.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.