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Globalización imperialista, alta tecnología y las probabilidades de la lucha de clases en los EEUU

Gigante con los pies de arcilla

Fuentes: Rebelión

«La burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción, y de tal modo las relaciones de producción, y con ellas todas las relaciones en la sociedad. La conservación de los viejos modos de producción en forma inalterada era, por el contrario, la primera condición de existencia para todas las clases industriales anteriores. […]

«La burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción, y de tal modo las relaciones de producción, y con ellas todas las relaciones en la sociedad. La conservación de los viejos modos de producción en forma inalterada era, por el contrario, la primera condición de existencia para todas las clases industriales anteriores. La revolución constante de la producción, el disturbio ininterrumpido de todas las condiciones sociales, la incertidumbre eterna y la agitación distinguen la época burguesa de todas las anteriores….

«La necesidad de constantemente ampliar los mercados para sus productos persigue a la burguesía por toda la superficie del globo. Debe afianzarse por todas partes, establecerse por todas partes, crear conexiones por todas partes.»

Karl Marx, Manifiesto Comunista

Es una medida del poder del materialismo histórico, la doctrina revolucionaria de Marx que profundamente nos informa sobre el carácter general del desarrollo del capitalismo en el siglo veintiuno. Esta doctrina forma la fundación analítica sobre la cual nuestro partido basa su pronóstico general referente al renacimiento de la lucha de clases en los EEUU.

Este documento se está escribiendo al principio de una crisis económica capitalista. Nadie sabe a este punto cómo terminará. Pero nuestra tesis no se basa en esta crisis actual o en ningún acontecimiento específico. Es parte de una visión de conjunto de los profundos efectos que ha tenido sobre la clase obrera la reestructuración del capitalismo mundial que ha estado en marcha ya por tres décadas pero que se ha acelerado en los últimos 15 años o más.1

Actualmente estamos viviendo en la estela de dos de los acontecimientos más importantes de finales del siglo veinte: el derrumbamiento de la URSS y de la Europa Oriental y la revolución científico-tecnológica realizada por el capitalismo monopólico en su anhelo por ganancias. La convergencia de estos dos acontecimientos ha creado una crisis para la clase obrera y, al mismo tiempo, está sentando las bases para el final de la estabilidad relativa del capitalismo que ha prevalecido en los EEUU y otros países imperialistas importantes desde finales de la Segunda Guerra Mundial.

Algunos años antes del derrumbamiento de la URSS, China, que abarca una quinta parte de la humanidad, recurrió a la política de «puerta abierta» permitiendo el extenso desarrollo capitalista extranjero. La India, el segundo país más poblado en el mundo, giró abruptamente en el 1991 hacia una integración económica con el imperialismo mundial.

Además, las fuentes vitales de ayuda material que iban del campo socialista a muchos países oprimidos alrededor del mundo fueron cortadas precipitadamente. De este modo, estos países oprimidos perdieron toda posibilidad de balancear la influencia del imperialismo y se convirtieron en presa fácil de la penetración neoliberal. Cuba socialista logró resistir esta terrible tormenta y permanecer como un faro de resistencia socialista.

Una población de quizás tres mil millones de personas rápidamente quedó expuesta al pillaje y sobreexplotación imperialista en el plazo de menos de dos décadas. De estas tres mil millones de personas, algunos expertos burgueses estiman que quizás mil millón y medio de nuevos trabajadores/as se incorporaron a la fuerza de trabajo global como ejército de reserva laboral.2

Cambio en la división mundial del trabajo

Simultáneamente con su victoria política sobre los sectores más grandes del campo socialista, el imperialismo estaba avanzando en la revolución científico-tecnológica. Los avances que ocurrieron en las fuerzas productivas eran tan significativos como los que se hicieron en la revolución industrial del siglo 19.

Extremadamente importante para la clase obrera es el cambio en la división económica internacional del trabajo que ha emergido en las últimas décadas. Como resultado de los avances en la computarización, comunicaciones y transporte, tecnología del Internet, y el desarrollo de software, la antigua y marcada división del trabajo entre los países oprimidos y los países opresores, se está constantemente disolviendo.

Bajo la anterior división del trabajo, la fabricación de productos y la prestación de servicios estaban centradas en los países imperialistas. Los/as trabajadores/as y campesinos/as en los países oprimidos estaban destinados a suministrar las materias primas y los productos agrícolas para la máquina industrial imperialista. Los/as oprimidos/as estaban limitados/as sobre todo a las labores de menos destrezas y más duras en las minas y en las plantaciones produciendo para la exportación; o trabajando en los puertos, construyendo carreteras, ferrocarriles y manteniendo la infraestructura.

En el período actual, los monopolios gigantes han aprovechado la nueva tecnología para re dividir las operaciones de producción y servicios y así poder fragmentarlas en segmentos separados de modo que diversas partes del proceso puedan relocalizarse alrededor del globo a regiones con salarios más bajos, incluyendo la subcontratación en los mismos países imperialistas.3

Hay además una corriente cada vez mayor de servicios de los centros imperialistas subcontratados en el exterior. Alan Blinder, ex presidente de la Junta de la Reserva Federal, temiendo una explosión social en los EEUU, ha advertido que debido a los avances en el uso de la tecnología del Internet, hay de 30 a 40 millones de empleos en el área de servicios en los EEUU sujetos a la subcontratación en el exterior.4

Lenin sobre el imperialismo y el oportunismo

Cuando Lenin escribió su profundo análisis Imperialismo, la etapa más alta del capitalismo, hizo énfasis en que la exportación del capital por los monopolios era central a la etapa imperialista. Él observó que la exportación del capital rendía enormes súper ganancias que formaban las bases materiales para la corrupción de la burocracia sindical y de una sección significativa de la clase obrera con salarios más altos – es decir, el desarrollo de una aristocracia patriótica social sindical que constituyó el apoyo social para su propia clase dominante. Esta fue su explicación del colapso de la Segunda Internacional al principio de la Primera Guerra Mundial.5

Esta explicación de Lenin es cierta todavía. La sobreexplotación del mundo menos desarrollado todavía forma la base del privilegio relativo entre las capas superiores de la sociedad en los países imperialistas. Y seguramente, los pueblos en Asia, África, América Latina, el Caribe y el Oriente Medio todavía hacen el trabajo más duro en las minas y en las plantaciones. Y la exportación de capital es hoy una característica aún más esencial del imperialismo que lo que era en tiempos de Lenin.

Pero el análisis de Lenin se debe ampliar a la luz de los acontecimientos actuales. Junto a la tendencia de crear privilegios, la exportación del capital ahora también está teniendo el efecto opuesto. La exportación del capital ahora también está destruyendo los privilegios.

La sobreexplotación de los/as oprimidos/as y la acumulación de súper ganancias descritas tan claramente por Lenin, estaba confinada por la geografía y la geología porque la localización y el grado de sobreexplotación estaban determinados en gran parte por la localización y la riqueza de las minas, pozos de petróleo, tierra de labranza, trabajadores disponibles, y así sucesivamente.

La más reciente fase del desarrollo de las fuerzas productivas ha liberado a los patronos de estas limitaciones en sus esferas de sobreexplotación. Hoy, los/as trabajadores con salarios bajos pueden ser sometidos/as por el capital, virtualmente en cualquier parte del mundo, sin importar la geografía o la geología, ya sea en Singapur, Lesoto, Costa Rica, Bangladesh, Taiwán, Rumania, España o Misisipi en el sur de los Estados Unidos.

Por primera vez en la historia del imperialismo, los arquitectos de la economía del capital financiero mundial están lanzando a los/as trabajadores en los países ricos y privilegiados, región tras región, a competir directamente por salarios con los/as trabajadores en las áreas con salarios más bajos. Trabajadores/as de piezas de automóvil en Detroit compiten con trabajadores/as de piezas de automóvil en México. Trabajadores/as del servicio al cliente en Phoenix compiten con los/as trabajadores del servicio al cliente en las Filipinas. Las/os secretarios/as legales en Nueva York compiten con las/os secretarias/os legales en Bangalore. Las corporaciones transnacionales han creado una pugna mundial por los salarios en una carrera donde éstos van disminuyendo como en una espiral.

Adicionalmente, millones de inmigrantes de América Latina, el Caribe, Asia y el Medio Oriente llegan masivamente a los EEUU huyendo de la pobreza impuesta por el imperialismo y están sujetos/as a trabajar por salarios bajos y explotación extrema con muy pocos derechos y protecciones. La inmigración es una parte integral de la globalización imperialista y juega un papel esencial en el impulso de la competición por los salarios entre los/as trabajadores.

Marx sobre «la compra y venta de la fuerza de trabajo»

Marx explicó la naturaleza de los salarios en su análisis de la «compra y venta de la fuerza de trabajo.»6 Los salarios son el precio de compra que paga el capitalista por la fuerza de trabajo de los/as trabajadores/as. Y ese precio es determinado por lo que cuesta la subsistencia de la vida de los/as trabajadores/as y sus familias, siempre y cuando los patronos les necesiten. El precio que el capitalista tiene que pagar por la suma total de esto es el precio de la fuerza de trabajo, llamado salarios.

Al tratar sobre la cuestión de los salarios, Marx también explicó que cada país tiene su nivel determinado históricamente de lo que considera son los medios necesarios para la subsistencia de los/as trabajadores/as. Depende a lo que la clase obrera y la sociedad en general estén acostumbradas. En un país con una herencia de opresión, las masas son forzadas a vivir con poco. En un país más privilegiado las masas están acostumbradas a más, particularmente donde los sindicatos son fuertes. Por consiguiente, los patronos pagan menos o más basado en las condiciones nacionales.7

La revolución en la tecnología y la globalización de la producción y de los servicios capitalistas está erosionando la determinación nacional de los salarios. El nivel del salario de la clase obrera en los países imperialistas, bajo la presión de la competencia global impuesta por los gigantes monopolios, se está determinando cada vez más internacionalmente y bajo la presión hacia una disminución por los bajos niveles del salario en los países de salarios bajos. Los patronos en la GM, IBM, o GE han decidido que los salarios en los EEUU deben estar más cercanos a los salarios en China o México o las Filipinas que en Detroit, Nueva York o Chicago dado el mercado mundial para el trabajo.

La ley de Marx sobre el valor del trabajo y su corolario, la ley de la maximización de las ganancias, es la fuerza impulsora de la nueva fase de la globalización.

El marxismo nos enseña que es el desarrollo de las fuerzas productivas lo que no sólo crea nuevas clases y destruye las anticuadas, sino que bajo el capitalismo, que está obligado a revolucionar constantemente los medios de producción, el carácter y las relaciones de las clases existentes experimentan transformación constantemente.

Los resultados de la alta tecnología y los bajos salarios8

Desde los albores del capitalismo, la innovación tecnológica se ha dirigido a aumentar la productividad del trabajo, es decir, aumentando el índice de explotación de los/as trabajadores/as. La alta tecnología significa que relativamente menos trabajadores/as producen más productos en un tiempo dado a un costo más bajo para los patronos. Unido a este proceso está el refinamiento de la producción para incorporar las destrezas de los/as trabajadores/as en las máquinas y ahora articulados en los software, robots, etc. La tendencia histórica es la de reducir las destrezas del proletariado y así bajar sus salarios.

En los EEUU hay hoy millones de trabajadores/as con destrezas altamente desarrolladas las cuales ya no son necesitadas por el capital.9 Se han despedido a muchos/as pero hay muchos más que vienen de la nueva generación de trabajadores/as que se gradúan de universidad o de escuela secundaria con las destrezas y las especialidades que ya no son requeridas por la economía de bajos salarios. Los trabajos en el sector de servicios que han absorbido el exceso de mano de obra en los EEUU, no requieren grandes destrezas y la paga está cerca de los salarios de nivel de pobreza. Mientras que la GM era el empleador más grande de los EEUU con 600.000 puestos de trabajo seguro, bien remunerado y beneficios sindicales, Wal-Mart es ahora el patrón más grande de los EEUU con 1,2 millones de trabajadores/as sin beneficio sindical quienes trabajan por sueldos míseros.

Esta reducción de trabajos especializados está añadiendo a la competición mundial de salarios y está nivelando implacablemente el estándar de vida que va en descenso en los países imperialistas especialmente en los EEUU. Una nueva situación está amenazando, algo que los/as trabajadores/as no habían experimentado desde la Gran Depresión.

Las familias se han ajustado durante las últimas tres décadas trabajando en múltiples trabajos para suplir los ingresos perdidos. Los/as trabajadores/as han sido forzados/as a aceptar salarios más bajos y la reducción o la eliminación de beneficios; han aprendido a vivir con menos; se han sometido a duras condiciones de trabajo; se han mudado o viajado largas distancias para conseguir trabajos luego que fueran despedidos/as.

Los/as trabajadores/as han recurrido a cantidades sin precedentes de crédito y de préstamos para poder sobrevivir. La deuda personal de los/as trabajadores/as se ha utilizado para diferir crisis personales, diaria, semanal y mensualmente en millones de casos individuales. Ahora se ha transformado en una crisis de la clase en su totalidad y es parte de la crisis económica general del sistema.

En estos momentos millones de familias le hacen frente a la posibilidad de perder sus hogares. En los veinte años entre 1984 y 2004 más de 30 millones de trabajadores/as perdieron sus puestos de trabajo permanente en los EEUU. Solamente dos tercios pudieron encontrar nuevos trabajos y dos tercios de ellos/as trabajaron por menos dinero, con menos o ningún beneficio. La inseguridad está creciendo.10

Mientras tanto, EEUU tiene la población más grande en prisión en todo el mundo, desproporcionadamente negros/as y latinos/as, y cada año está creciendo. La represión, la brutalidad policíaca y el racismo se utilizan para reforzar la creciente desigualdad social que mantiene los salarios y las condiciones de vida de los/as africanos/as americanos/as, latinas y latinos, asiáticos/as e indígenas, atascada en el fondo de la estructura económica capitalista.

Las consecuencias sociológicas de la economía de alta tecnología y bajos salarios fueron precisadas por Marcy en 1985:

«Es este cambio altamente significativo de mejor pagado/a a peor pagado/a que está cambiando dramáticamente la composición social de la clase obrera, aumentando grandemente la importancia de la susodicha composición étnica de la clase obrera, es decir, el número de negros/as, latinos/as, de asiáticos/as, mujeres y otros grupos oprimidos, particularmente millones de trabajadores/as indocumentados/as.»11

Este acontecimiento traerá a los/as oprimidos/as al liderazgo de la lucha de clases y le investirá la energía y la militancia que fluye de combinar las luchas contra la opresión nacional y la explotación de clase.

Especulación Financiera y Sobreproducción Capitalista

Cada avance en la productividad hace más difícil la obtención de ganancias. Con cada salto en la tecnología, la producción tiende a sobrepasar al consumo más rápidamente que en la fase tecnológica anterior. La presión por ampliar los mercados crece pero nunca puede igualar el ritmo del paso de la producción. En la última recuperación en los EEUU, después de la recesión del 2000, por primera vez en la historia de los EEUU hubo una pérdida neta de empleos, 594.000, durante las primeras fases de la recuperación. Tomó más de cinco años recuperar el nivel de empleos que había antes de la recesión. Esto fue conocido como la «recuperación sin empleos.»12

La actual crisis financiera y crediticia sólo se puede entender en términos de la crisis intensificada de sobreproducción causada por la revolución científico-tecnológica y la productividad creciente del trabajo. Ni la expansión de mercados a través del mundo para las exportaciones de EEUU ni el gasto de miles de millones de dólares en militarización fue suficiente para absorber la sobreproducción de mercancías y de servicios y para generar empleos. Alan Greenspan, el jefe de la Reserva Federal, bajó la tasa de interés al 1 por ciento para abastecer de dinero la economía de los EEUU.

Mucho de ese dinero fue a crear un auge artificial del sector de viviendas y mucho más se invirtió en la especulación financiera y la extensión de la deuda de la clase obrera. Esto es lo que está detrás de la actual crisis en la economía de los EEUU que ahora se está convirtiendo en una crisis global.

Hay importantes conclusiones políticas revolucionarias que se pueden extraer de estos acontecimientos. Hay un gran aumento de la clase obrera internacional sobreexplotada en los países oprimidos. Este proletariado que crece rápidamente está siendo organizando por la penetración y el crecimiento del capitalismo lo cual sienta las bases para las futuras luchas de clases. En el período anterior del imperialismo la exportación de capital sostenía la estabilidad de clase en los países imperialistas a expensas de los países oprimidos. En la fase actual, la exportación del capital está siendo utilizada por el capital monopolista para minar la posición económica de todos los sectores de la clase obrera en los países imperialistas. Esto está destruyendo la base material de la colaboración de clase entre el capital y los altos sectores del movimiento sindical y la paz entre las clases.

«Guerra sin Fin» para la Reconquista

El imperialismo, como etapa final del capitalismo, es guerrerista por naturaleza. Ha demostrado esta naturaleza persistentemente en diversas formas. La lucha militar entre las potencias imperialistas para lograr la supremacía del mundo condujo a dos guerras mundiales hasta el ascenso del imperialismo de los EEUU como potencia dominante después de 1945. El impulso de la guerra cambió entonces hacia la guerra contra el campo socialista y los movimientos de liberación mundiales. Con el derrumbamiento de la URSS, el impulso de la guerra se ha expresado en la lucha de los EEUU por reconquistar los territorios perdidos durante la era de 75 años que comenzó con la Revolución Bolchevique y para suprimir cualquier desafío de los movimientos nacionales de la liberación.

Este impulso está detrás de las guerras contra Iraq y Afganistán, las amenazas contra Cuba, Irán, la República Democrática Popular de Corea, Siria, Venezuela, los movimientos de liberación en las Filipinas, Colombia, Palestina, Líbano y así sucesivamente. La tentativa de cercar a Rusia y de acumular fuerzas militares de los EEUU contra China en el Pacífico es amenazante para el futuro.

La vulnerabilidad de la máquina militar de los EEUU cuando tiene que reconquistar territorio con las tropas en tierra se ha revelado al mundo entero en Iraq y Afganistán. Los militaristas en el Pentágono están cada día más frustrados por su incapacidad de prevalecer en combates en tierra y están observando cómo su fantástico poderío militar es neutralizado por la resistencia a estas brutales guerras coloniales. Las aventuras militares en Iraq y Afganistán se están comiendo los recursos sin obtener ningún botín, una pérdida neta para Wall Street.

Hemos hecho este análisis no para quedarnos sentados/as y esperar a que llegue la revolución, sino para utilizar el marxismo como suponía ser utilizado, como una guía para un futuro revolucionario. Nuestro Partido está luchando con nuestros limitados recursos para estimular la lucha y para acercarnos a las masas en las primeras fases de la crisis que se avecina. Estamos luchando contra la guerra y tratando de acercarnos a los/as soldados; estamos intentando acercarnos a los/as trabajadores/as con el mensaje de que tienen el derecho a sus empleos, el derecho a sus hogares, el derecho a los alimentos y al cuidado de la salud, entre otras luchas concretas.

Estamos combatiendo la doctrina burguesa de «competitividad» de modo que los/as trabajadores/as no tengan su destino sujeto al mercado capitalista. Estamos intentando establecer la idea de que los/as trabajadores/as crean toda la riqueza y sus derechos vienen antes del derecho a las ganancias. Mientras la crisis económica se desarrolla, intentaremos construir el espíritu de resistencia de clase, la necesidad de la lucha clasista contra el ataque capitalista.

Estamos luchando por la solidaridad internacional de clase con los/as trabajadores/as desde la India a México que necesitan también de trabajos con buenos salarios. En la era de globalización, ésta es la respuesta a la competición mundial. Estamos luchando en defensa de los/as trabajadores/as inmigrantes, contra el racismo, la opresión nacional, contra la opresión sexual y de género como el único camino para conseguir la unidad de nuestra clase. Sobre esta base intentamos unirnos a todas las fuerzas antiimperialistas y comunistas en la batalla actual contra el capitalismo y en la fase próxima de la lucha para el socialismo mundial.

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1. Éstos conceptos básicos y los datos de apoyo se han desarrollado más completamente en un libro que se publicará, con el título en inglés de «Colossus with Feet of Clay, Imperialist Globalization, and the Prospects for Class Struggle in the U.S.»

2 Richard B. Freeman, «Doubling the Global Workforce: Presentation to Center for Global Development,» Nov. 8, 2004 <http://www.iie.com/publications/papers/freeman1104.pdf>. Thomas Palley, «Super-sized: What happens when two billion workers join the global labor market?» www.thomaspalley.com/?p=18>, posted Sept. 29, 2005..

3Un ejemplo clásico es el de Dell Computer, el manufacturero más grande de computadoras personales en el mundo que tiene seis plantas de ensamblaje alrededor del mundo — en Brasil, China, Irlanda, Nashville, Tenn., Austin, Texas, y Malaysia – combinando componentes de todas las partes del mundo. VerThomas L. Friedman, The World Is Flat: A Brief History of the Twenty-first Century (New York: Farrar, Straus and Giroux, 2006), p. 516

4 «Offshoring: The Next Industrial Revolution?,» Foreign Affairs, March/April, 2006.La subcontratación en el exterior en el sector de manufactura ha progresado considerablemente en años recientes, pero lo que está surgiendo ahora es la subcontratación de servicios. GE, IBM, Boeing, firmas de contabilidad, bancos importantes y casas de inversión, aerolíneas, prácticas médicas, etc. están subcontratándolo todo desde las llamadas de servicio al cliente, hasta las lecturas de rayos x, haciendo los impuestos, la programación de computadoras, ingeniería, investigación y desarrollo, etc. Estos trabajos están siendo transferidos a la India, las Filipinas, China y Rusia donde los salarios son una cuarta o décima parte de los salarios en los EEUU. Millones de empleos están en riesgo mientras los patronos se hacen más expertos en mover estos trabajos alrededor del globo al avanzar la tecnología.

5V.I. Lenin, «Imperialism and the Split in Socialism,» Collected Works, Vol. 23, Moscow, 1974, pp. 105-120,

6 Marx, Capital, Vol. I, p. 164 ff.

7 Ibid, p. 524 ff.

8El fallecido Sam Marcy, fundador y dirigente del Partido Workers World/Mundo Obrero escribió sobre la importancia que tiene para los/as trabajadores/as la alta tecnología tal y como se estaba introduciendo en los años 80. High Tech, Low Pay:A Marxist Analysis of the Changing Character of the Working Class, (New York: WW Publishers, 1986).

9Uchitelle, Uchitelle, The Disposable American: Layoffs and Their Consequences (New York: Alfred A. Knopf, 2006) p. 66

10Louis Uchitelle, «End of the Line As Detroit Workers Know It,» New York Times, April 1, 2007.

1[1] Marcy, «High Tech, Low Pay,» p. 72

12Lawrence Michel, Jared Bernstein, Sylvia Allegretto., State of Working America, 2006/2007, Economic Policy Institute, (Ithaca, New York, Cornell University Press, 2007) pp. 17-18, 211-212. También Stephen Roach, «More Jobs, Worse Work,» New York Times, July 22, 2004, y «Offshoring Backlash,» Global: Daily Economic Comment, Morgan Stanley Economic Trends, Feb. 13, 2004.

Fred Goldstein es miembro del Secretariado del Partido Wokers World/Mundo Obrero (WW/MO) y basado en el libro del mismo autor «Colossus with Feet of Clay: U.S. imperialism, globalization and the working class» (Monstruo con los pies de arcilla: Imperialismo estadounidense, globalización y la clase trabajadora)