I. EL PROBLEMA DE LA GOBERNABILIDAD 2. DEBILIDAD DEL PARTIDO EN RELACIÓN CON EL GOBIERNO 3. EL APARATO BUROCRATICO MUNICIPAL Y CÓMO ENFRENTARLO 3.1. LO QUE SE HEREDA 3.2. RACIONALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN SIN DESPIDOS 3.3. CORREGIR LA MALA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS SERVICIOS 3.4. REIVINDICACIONES SALARIALES Y RECURSOS ESCASOS 4. LA PARTICIPACIÓN POPULAR EN EL […]
I. EL PROBLEMA DE LA GOBERNABILIDAD
2. DEBILIDAD DEL PARTIDO EN RELACIÓN CON EL GOBIERNO
3. EL APARATO BUROCRATICO MUNICIPAL Y CÓMO ENFRENTARLO
3.1. LO QUE SE HEREDA
3.2. RACIONALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN SIN DESPIDOS
3.3. CORREGIR LA MALA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS SERVICIOS
3.4. REIVINDICACIONES SALARIALES Y RECURSOS ESCASOS
4. LA PARTICIPACIÓN POPULAR EN EL GOBIERNO
4.1. DIFICULTADES INICIALES
4.2. ELEMENTOS A TENER EN CUENTA
4. 3. EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO, LLAVE MAESTRA PARA LA PARTICIPACIÓN Y POLITIZACIÓN
1. Quisiera detenerme en los experimentos sociales que un sector de la izquierda latinoamericana está haciendo en varias alcaldías del subcontinente, porque estoy convencida de que estas experiencias prácticas nos otorgan valiosas enseñanzas, no sólo para continuar avanzando en este terreno sino para construir un proyecto de sociedad alternativo al capitalismo; un proyecto socialista esencialmente democrático, donde el pueblo juegue realmente un papel protagónico.
2. Me estoy refiriendo a experiencias relativamente recientes -y no ajenas a los cambios actuales del mundo que estudié entre los años 1991 y 1994- y que me servirán de base para las reflexiones que a continuación expondré. Se trata de ocho experiencias de gestión municipal: la Intendencia de Montevideo del Frente Amplio de Uruguay 176, cinco alcaldías gobernadas por el Partido de los Trabajadores de Brasil y dos por la ex Causa R de Venezuela. Elegí estas experiencias porque no eran gobiernos «francotiradores», sino que, por el contrario, respondían a un proyecto político partidario o Rentista que les otorgaba una fisonomía propia y permitía a un observador externo identificarlos como expresiones de tal 0 cual agrupación política.
3. Se trata de un primer intento de sistematización que debería ser profundizado.
4. Pero no toda la izquierda comparte mi visión de la trascendencia del trabajo en los gobiernos locales. Los sectores más radicales son muy escépticos en cuanto al papel que pueden jugar los gobiernos locales en la acumulación de fuerzas para el cambio social: sostienen que lo que estos gobiernos hacen es simplemente administrar el capitalismo, que sólo sirven de parachoques a las políticas neoliberales y los acusan además de intentar cooptar a los líderes del movimiento popular, con lo que este movimiento en lugar de fortalecerse con dicha experiencia se debilitaría.
5. Estas opiniones tienen mucho que ver con la percepción que se tenga de la actual situación política y del papel que se otorgue al estado en ella. Quienes piensan que puede abrirse una situación insurreccional y que de lo que se trata es de demoler el estado burgués, es decir, que existe una posibilidad de ruptura revolucionaria en el horizonte inmediato, tenderán a minusvalorar este espacio. Quienes pensamos, por el contrario, que vivimos un período ultraconservador y que estamos en grandes desventajas en cuanto a la correlación de fuerzas a nivel mundial y local, pensamos que de lo que se trata es de acumular experiencia política y organizativa dentro del marco de relaciones jurídico?institucionales burguesas para preparar las condiciones de un cambio ulterior y, por lo tanto, valoramos positivamente el acceso a la administración de un gobierno local por parte de la izquierda. Lo consideramos un espacio que permite crear condiciones culturales y políticas para ir avanzando en la organización autónoma de la sociedad.
6. Pero para que los gobiernos de la izquierda representen una práctica realmente alternativa, es necesario que se diferencien nítidamente de los gobiernos autoritarios de derecha y de los populistas de derecha o de izquierda que hasta ahora han sido y siguen siendo inmensamente mayoritarios en América Latina.
7. Los gobiernos que he estudiado y que he denominado gobiernos de participación popular se proponen superar el estilo tradicional profundamente antidemocrático de gobierno, que concentra el poder en pocas manos e ignora a la gran mayoría de la población, decidiendo por ella. En ellos se busca que la gente juegue un papel protagónico. Se trata de poner en práctica una forma de ejercicio del poder a nivel local que combata las desviaciones tradicionales:
abusos de poder, favores de poder, eternización del poder, pero, sobre todo, que delegue poder en la gente.
8. Se orientan además por el lema artiguista: los infelices deben ser los privilegiados y tratan de buscar prioritariamente soluciones para los que siempre fueron humillados y estuvieron desamparados, sin que ello signifique que abandonen su preocupación por la ciudad como un todo. Procuran invertir las prioridades para pagar la deuda social acumulada con los sectores más desvalidos -sin por ello abandonar a los que siempre fueron atendidos-. Y practican una plena transparencia administrativa, rindiendo cuenta periódicamente de su gestión a la ciudadanía.
9. Por otra parte, son gobiernos que valoran el papel del estado en la atención a las necesidades de la población. Consideran que no se trata de disminuir su papel, sino de desprivatizarlo, es decir, de impedir que el aparato estatal sea usado en función de los intereses privados de un grupo de privilegiados y, por lo tanto, lo que hacen es democratizarlo.
10. Es interesante constatar que gobiernos provenientes de agrupaciones políticas tan diferentes como el Partido de los Trabajadores de Brasil -un partido de masas con fuerte arraigo en los trabajadores industriales y entre los campesinos-, el Frente Amplio de Uruguay -un frente político constituido por diversos partidos de izquierda e independientes- y la ex Causa R de Venezuela – un partido?movimiento de cuadros- han experimentado problemas similares y han encontrado caminos muy parecidos para resolverlos, sin haber establecido previamente un intercambio de experiencias. Veamos a continuación algunos de ellos.
1. EL PROBLEMA DE LA GOBERNABILIDAD
11. Una de las primeras cuestiones que se les plantea cuando asumen el gobierno es el de gobernabilidad, problema completamente ajeno a una izquierda acostumbrada a ser siempre oposición. Muchas veces han ganado las elecciones con la idea de hacer un gobierno exclusivamente de trabajadores, pero muy pronto perciben que tal política los inviabilizaría, porque -además de aislarlos social y políticamente- tendría un reflejo directo en el parlamento, donde se aprueban las reformas fundamentales que les permiten gobernar, por ejemplo, los impuestos, la ley del presupuesto, etcétera.
12. En muchos casos el acceso al gobierno se da por mayoría relativa -con algo más de un tercio de los votos se puede llegar a ser alcalde-. Por otra parte, no es fácil que en los primeros mandatos se cuente con una correlación favorable en la cámara legislativa. Esto quiere decir que inicialmente la mayoría de la sociedad no comparte el proyecto político de la izquierda y que es necesario buscar cómo gobernar en esas condiciones. Y la única forma de lograrlo es con una correcta política de alianzas, cosa que los sectores de la izquierda más radical no suelen entender.
13. Esta política de alianzas se ha construido en torno a una propuesta política de gobierno para la ciudad, propuesta que interpreta los intereses de la mayoría de la sociedad enfrentándolos a los intereses de la minoría privilegiada. Esta minoría suele oponerse a ella y trata de sabotearla; pero ha habido sectores sociales con los que se ha podido negociar y otros a los que sólo se ha podido neutralizar. La base natural de apoyo de estos gobiernos son los sectores populares, pero no todos ellos parten apoyándolos-recordemos que, en América Latina y el Caribe, la derecha logra obtener muchos votos entre los sectores más oprimidos de izquierda-; la adhesión de estos sectores tiende a crecer en forma muy significativa cuando constatan que efectivamente-y no sólo de palabra-favorecen a los intereses populares.
14. La práctica les ha hecho comprender que el grado de hegemonía no se mide por la cantidad de personas que la organización política tenga en la administración, sino por la cantidad de personas que se sienten interpretadas por el proyecto político de ese organización. Y esto se traduce, a nivel de gobierno, en una actitud no sectaria, que busca incorporar a los cargos de dirección a las personas más adecuadas para desempeñarlos, ya sea personas que representan a otros partidos de la coalición política que permitió el triunfo electoral o personas independientes.
15. Por otra parte, para lograr la mayoría necesaria para aprobar sus proyectos en la cámara municipal-donde los representantes de la coalición de izquierda se encuentran en minoría-, las alcaldías estudiadas usaron tres tipos de movimientos: el primero consiste en levantar proyectos muy bien elaborados y tan atractivos y de tanta acogida popular que torne difícil a los concejales de la oposición adoptar una actitud en su contra si quieren mantener su apoyo electoral; el segundo consiste en tratar de negociar directamente con los concejales de las diferentes bancadas para que ellos incluyan propuestas de la alcaldía en proyectos de su autoría; y el tercero consiste en movilizar a los sectores sociales interesados en esos proyectos para que presionen a la cámara.
16. Por supuesto que lo mejor sería contar con una correlación favorable en la cámara muncipal, de ahí que en las elecciones se esté poniendo el acento en que no basta elegir al alcalde, que hay que consegutr tambien una mayoría en el órgano legislativo municipal. El problema de las alianzas se desplaza entonces al terreno electoral: una alianza electoral más amplia asegura una mejor correlación de fuerzas en este órgano.
2. DEBILIDAD DEL PARTIDO EN RELACIÓN CON EL GOBIERNO
17. Uno de los problemas comunes a todas estas organizaciones políticas es que cuando ganan por primera vez un gobierno local se produce de inmediato un drenaje de sus mejores cuadros de las organizaciones políticas y de masas hacia el gobierno. Estos cuadros son llamados a asumir tareas de dirección o de asesoría en las distintas direcciones administrativas. Y las nuevas tareas institucionales y las enormes dificultades que deben enfrentar para poner en práctica un programa de gobierno alternat~vo les hacen ganar experiencia en un terreno que no conocían: aprenden cómo funciona, cómo se organiza el aparato de estado. Se dan cuenta por primera vez en carne propia de las enormes trabas que el tan denunciado aparato burocrático heredado plantea a un proyecto transformador. Esto les hace madurar y muy pronto aprenden que una cosa es ser oposición y otra ser gobierno.
18. Por su parte, las organizaciones políticas, debilitadas por el drenaje de cuadros sufrido, impotentes de seguir el ritmo de la tuina de decisiones que requiere un órgano ejecutivo de esas características, e incapaces de entender la diferencia entre ser oposición y ser gobierno, en lugar de cumplir el papel de instancias orientadoras del accionar institucional, suelen limitarse a tomar una actitud dé oposición crítica a voces más dura que la de la propia derecha. Esto explica que las relaciones entre estos gobiernos y sus respectivas agrupaciones políticas no han sido las mas felices, al menos en los períodos iniciales.
19. La experiencia ha llevado a concluir que estos gobiernos requieren de un órgano de interlocución partidaria al más alto nivel-nacional o estadual-para resolver las divergencias que suelen surgir con las respectivas direcciones políticas municipales y un equipo político que reflexione más allá de lo cotidiano, que piense en las grandes lineas de trabajo y que, cada cierto tiempo, haga una evaluación crítica de la marcha del gobierno, para poder corregir a tiempo el rombo si éste ha perdido la dirección o si aparecen nuevas situaciones que exigen un viraje no planificado.
20. Si bien el gobierno debe tener autonomía respecto del partido, ésta no puede ser absoluta, no puede extenderse a cuestiones de principlos, ya que de hecho el primero compromete con su accionar al segundo. No se trata de consultar todas las decisiones, porque hay que ser operativos y el ritmo de la alcaldía es mucho más dinámico que el del partido, pero sí habría que discutir colectivamente las grandes líneas de trabajo.
21. Y como en ese margen de autonomía el gobierno puede poner en práctica medidas con las que la organización política no esté de acuerdo y que la comprometen ante la opinión pública se plantea el dilema de expresar públicamente críticas para deslindar responsabilidades-sabiendo que esto será aprovechado por la derecha para desprestigiar al gobierno-, o aparecer comprometido con una política que no es la del partido.
22. Si no existe suficiente madurez en la organización política y si sus críticas son meramente destructivas en lugar de señalar la forma en que se podrían subsanar los errores cometidos, las críticas públicas pueden ser contraprodu-centes y terminan por debilitar la gestión popular.
3. EL APARATO BUROCRATICO MUNICIPAL Y CÓMO ENFRENTARLO
3.1. LO QUE SE HEREDA
23. Uno de los mayores desafíos de estos inexpertos gobiernos es tratar de dominar el aparato burocrático que heredan. A las trabas legales, las dificultades económicas, la animadversión de los gobiernos centrales que no tienen ningún interés en apoyarlos, se une el problema que provoca el exceso de personal, producto del fenómeno del clientelismo político, el desinterés de los servidores públicos más antiguos por cambiar sus hábitos porque están ya acomodados a su viejo estilo de trabaio y la falta de voluntad de aquellos que no concuerdan políticamente con la administración. Se hace cada vez más evidente que no basta cambiar al chófer para que el mismo vehículo transite por los empedrados caminos de la participación popular. Se hace imprescindible cambiar también el vehículo.
24. Por otra parte , estos gobiernos deben hacer frente a las tesis neoliberales que -usando como principal argumento la ineficiencia estatal- plantean la necesidad de reducir el estado privatizando los servicios publicos. Deben demostrar eficacia y para eso necesitan racionalizar y modernizar los servicios sin despedir funcionarios.
3.2. RACIONALIZACIÓN Y MODERNIZACIÓN SIN DESPIDOS
25. Se trata, sin duda, de un problema complejo que no se resuelve sólo con buenas intenciones. Sin embargo, ya existen experiencias interesantes en algunas de estas alcaldías. Se ha logrado modernizar sin crear cesantía reciclando a sus trabajadores:
se les reubica en otras actividades y se les imparte cursos para prepararlos, probando de esta manera que la preocupación humanista que procura defender las condiciones de vida de los trabajadores, no es contradictoria con la posibilidad de modernizar las empresas estatales y servicios públicos.
3.3. CORREGIR LA MALA DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA DE LOS SERVICIOS
26. En algunas alcaldías el problema no ha sido tanto la existencia de trabajadores sobrantes en determinadas empresas o servicios, sino su inadecuada distribución geográfica. Suelen existir, especialmente en las grandes ciudades, sectores de la población que son marginados de los servicios municipales por su lejanía del centro de la ciudad debido a que muchos funcionarios públicos no están dispuestos a prestar sus servicios en lugares muy alejados. Una forma de resolver este problema fue abrir un concurso público dirigido a personas que no pertenecían a la máquina de la alcaldía y otorgar la ubicación geográfica a partir del pontaje obten~do. Quienes obtuvieron los pontajes más altos pudieron escoger el lugar en que deseaban trabajar, los restantes debieron desplazarse a los lugares asignados para no perder su puesto de trabajo. Paralelamente a esta mecida la alcaldía se preocupó de estimular a quiénes decidían irse a trabajar a lugares más alejados, pagando una cantidad adicional al salario base del trabajador de acuerdo a la distancia.
3.4. REIVINDICACIONES SALARIALES Y RECURSOS ESCASOS
27. Uno de los aprendizajes más difíciles ha sido el manejo del personal municipal.
28. Las organizaciones políticas de izquierda generalmente sólo tienen experiencia en fil trabajo reivindicativo sindical y con una orientaaon generalmente muy economicista. Tradicionalmente los mejores dirigentes han sido los que más logros materiales conseguían para los trabajadores. A esto se une la deteriorada situación en la que se encuentran generalmente los trabajadores municipales y las enormes expectativas que genera el acceso de la izquierda al gobierno local. El resultado es una creciente presión de estos trabajadores para lograr un alza en los salarios. Las alcaldías de izquierda son muy sensibles a esta situación: saben que el pago de un salario justo es un medio para que esos trabajadores recuperen la dignidad. ¿Cómo resolver, con los limitados recursos materiales con los que se cuenta, esta cuestión y al mismo tiempo la necesidad de destinar recursos a obras sociales dirigidas a satisfacer las necesidades de los más desvalidos?
Vinculación de salarios con las recaudaciones
29. En este terreno ha habido dos iniciativas que me parecen interesantes: la primera se refiere a la vinculación de los aumentos salariales al aumento de las recaudaciones. Con esta política se trata de hacer conciencia en los trabajadores municipales de que su trabajo forma parte de un todo más global que es la ciudad y sus necesidades. Al mismo tiempo, al realizarse esta vinculación se pretende buscar en ellos aliados firmes para lograr aumentar los impuestos y mejorar, en general, las recandaciones de la alcaldía. En la medida en que mejoren los servicios la gente estara más dispuesta a pagar impuestos.
Las comisiones tripartitas
30. Otra iniciativa interesante ha sido la de formar comisiones tripartitas administración?funcionarios?movimientos populares para discutir conjuntamente la política salarial de los funcionarios. Los movimientos populares entienden muy bien la necesidad de que los funcionarios obtengan mejores salarios, pero esa comprensión no implica que estén dispuestos a renunciar a las obras sociales que necesitan. Para estar dispuestos a hacerlo estos movimientos han exigido obtener por parte de los funcionarios un mejor servicio. El servidor público debe entender que la defensa de los servicios públicos pasa por conseguir mantener su calidad, porque es la población usuaria la que si es bien atendida estará motivada para sumarse al funcionarismo en la defensa de los servicios públicos contra la privatización.
Involucrar a los servidores en la toma de decisiones
31. Por otra parte, estas administraciones se han dado cuenta de que no es con autoritarismo, utilizando un estilo verticalista y estableciendo controles represivos, como se puede conseguir superar las deficiencias y faltas de disciplina de los servidores públicos. Lo que se ha hecho es discutir con los propios funcionarios las medidas a adoptar, porque si las personas participan de las decisiones se sienten involucradas y comprometidas. La actitud que tenga la administración con respecto a sus trabaadores es de vital importancia para que éstos se sientan corresponsables de los servimos que prestan y estén dispuestos a trabajar con mayor eficiencia. El gran desafío que tuvieron estos alcaldes fue el de hacerse respetar sin ser autoritarios y combinar esto con el respeto de la autonom~a que deben tener los movimientos sociales. Han debido aprender a resolver correctamente la contradicción que se plantea entre tener que facilitar la autoorganización y la movilización de los trabajadores-ano cuando esta movilización pueda tener por objetivo criticar a la alcaldía o presionar para conseguir sus reivindicaciones-y, al mismo tiempo, mantener su autoridad frente a la sociedad, porque sin autoridad, sin respeto, no se puede gobernar. Este desafío es grande porque si los dirigentes sindicales son de derecha, lo que buscan, muchas veces, es causar problemas a un gobierno de izquierda.
32. Al preocuparse por las condiciones de trabajo y de vida de los funcionarios, al valorizar su aporte a la sociedad, al permitirles recuperar su dignidad, se modifica la imagen que el propio servidor tiene de sí mismo, con el consiguiente aumento de su autoestima y esto, a su vez, repercute positivamente sobre su eficiencia. Al mismo tiempo, al mejorar la calidad del servicio que presta, el trabajador se siente más satisfecho consigo mismo y recibe el aprecio de la población. Éste se Expresa de diversas maneras y constituye un gran estimulo para continuar perfeccionando el servicio.
4. LA PARTICIPACIÓN POPULAR EN EL GOBIERNO
4.1. DIFICULTADES INICIALES
33. Como ya hemos expuesto, las alcaldías a las que aquí nos referimos se han planteado como meta la construcción de un proyecto social en que la sociedad civil, y especialmente los sectores populares, tengan un papel protagónico. Y para ser consecuentes con estas formulaciones, al asumir el gobierno, han debido encontrar fórmulas para que el pueblo participe en la gestión administrativa: discutiendo las medidas a adoptar, definiendo prioridades y fiscalizando el quehacer del gobierno y de sus diversas direcciones administrativas. Por otra parte, al mismo tiempo que creaban espacios institucionales para la participación popular, han debido contribuir al desarrollo de la organización autónoma del pueblo, única garantía de que el proyecto estratégico de una sociedad socialista sea viable en el futuro.
Asambleismo no es democracia
34. Ésta no ha sido una tarea fácil. Cuando estos gobiernos populares triunfaron, no sólo se encontraron con un gran escepticismo y apatía en la gente, sino que, al mismo tiempo, con movimientos populares débiles, fragmentados, despolitizadas; se encontraron con un pueblo acostumbrado al populismo, al clientelismo, a no razonar políticamente, a pedir cosas. En las asambleas populares que organizaban lo que ocurria era que se recogía un listado de peticiones que sobrepasaba ampliamente la capacidad de respuesta del municipio.
35. Esa experiencia los llevó a concluir que no toda asamblea era sinónimo de democracia; que las asambleas no eran productivas si la gente no tenía la información adecuada, si no estaba politizada. La politización se convirtió, entonces, en el problema fundamental. Para profundizar la democracia era necesario politizar. El problema fue cómo bañar a la gente-expresa el ex alcalde de Caracas, Aristóbolo Istúriz-, cómo acercar hasta el más humilde de los ciudadanos la posibilidad de politizarse y de adquirir la capacidad para tomar decisiones. Para lograr eso era fundamental darle información a la gente: sólo existe democracia con gente igualmente informada.
4.2. ELEMENTOS A TENER EN CUENTA
Llegar a la gente, no sólo a los activistas
36. Un problema serio que se les presenta a estos gobiernos cuando intentan ponerse en contacto con la población es que sólo encuentran a los activistas: el trabajador, presidente de su asociación de vecinos; un ama de casa líder en la comunidad, activistas que sí estaban politizados pero mal politizados, pues cargaban con los vicios y los defectos fundamentales del sistema político tradicional: populismo, caciquismo, verticalismo, corrupción, manipulación del movimiento popular. ¿Cómo hacer entonces para llegar realmente a ese pueblo, e interesarlo a participar en la gestión estatal?
Los problemas más sentidos por la población: el punto de partida
37. Una de las cosas que estos gobiernos aprendieron es que es fundamental partir de las necesidades inmediatas de la gente y, aunque parezca de Perogrullo, es necesario subrayar que estamos hablando de las necesidades de la gente y no de lo que nosotros creemos que son sus necesidades.
Escuchar y respetar los criterios de la gente aunque sean diferentes a los de la administración
38. También es importante que los dirigentes administrativos, y todos aquellos que impulsan la organización de las comunidades, sepan escuchar y sean flexibles para aceptar los criterios de la gente, aunque no sean sus propios criterios. Pueden existir criterios técnicos muy válidos para situar, por ejemplo, la parada de una línea de ómnibus en un determinado lugar, pero la población tiene otro criterio. Si el técnico no es capaz de convencer a la población con argumentos, ésta se sentirá avasallada en su soberanía. Por otra parte, no siempre el criterio técnico es el más correcto.
Necesidad de contar con un minimo de organización y de recursos técnicos y materiales
39. Para lograr que la gente participe se requiere también contar con un mínimo de organización de la comunidad y de elementos técnicos y materiales para poder implementar las ideas que surjan. De ahí la importancia de las experiencias autogestionarlas en algunos municipios.
La confianza en el hombre: elemento clave para estimularla
40. Y, por último, es necesario tener una gran confianza en la iniciativa creadora del pueblo, considerando que éste puede llegar a elaborar soluciones que quizá no han sido pensadas por la administración.
4. 3. EL PRESUPUESTO PARTICIPATIVO, LLAVE MAESTRA PARA LA PARTICIPACIÓN Y POLITIZACIÓN
41. Pero, en todas las administraciones que he estudiado, la llave maestra para llegar a las bases y motivar la participación de la gente en el gobierno de la ciudad, ha sido convocar a la población a discutir y decidir acerca de las obras que la alcaldía, de acuerdo con sus recursos, debía prior~zar. A este proceso de participación de la gente en la toma de decisiones acerca del destino de los recursos de la alcaldía, el Partido de los Trabajadores de Brasil le ha dado el nombre de presupuesto participativo y es en sus gobiernos locales donde la experiencia se ha consolidado más.
42. La novedad del presupuesto participativo es que en este caso no son solo los técnicos o los gobernantes, a puertas cerradas, los que toman decisiones sobre la recaudación y los gastos públicos. Es la población la que, a través de un proceso de debates y consultas, define los valores de los Ingresos y gastos, y decide dónde serán hechas las inversiones, cuáles deben ser las prioridades, y las acciones y obras que deberán ser desarrolladas por el gobierno, de ahí que el presupuesto sea participativo.
43. Es interesante observar que a través de la puesta en práctica de este proceso de discusión con los vecinos del destino de los recursos para obras de las alcaldías, es como se logra transformar la lógica tradicional de distribución de los recursos públicos que siempre había favorecido a los sectores de mayores ingresos. El presupuesto participativo, al fomentar la participación popular, especialmente los sectores más necesitados, es un arma poderosa para una mejor redistribución de la renta de la ciudad.
44. El presupuesto participativo se transforma también en un instrumento de planificación y de control sobre la administración.
45. El problema del control es quizá uno de los elementos más olvidados, pero a la vez quizá uno de los más fundamentales para que exista una gestión democrática, porque nada se saca con decidir determinadas prioridades, ni conseguir recursos para determinadas obras, si la gente no se organiza para dar seguimiento a estas iniciativas, para vigilar que los recursos se empleen en las obras a las que estaban destinados, que no se desvíen a otros objetivos y que las obras se ejecúten con la calidad requerida.
46. La falta de control organizado por parte de la gente es lo que facita no solo la corrupción y el desvío de recursos, sino el que los propios vecinos no hagan las cosas como deben hacerlas para favorecer los intereses colectivos.
47. En la alcaldía de Caroní se hablaba de la consolidación democrática de las obras. Una cancha deportiva no sólo se repara o construye con la participación de los vecinos que van a usufructuar de ella, sino que también éstos se organizan para darle mantenimiento, para cuidarla, para hacer que se respeten las normas que ellos mismos ponen para evitar su deterioro, etcétera.
48. El presupuesto participativo es también un instrumento muy eficaz en la lucha contra el clientelismo y el intercambio de favores. Como la definición de las obras a ejecutar la hacen los propios vecinos, se neutraliza así la influencia de los dirigentes administrativos, concejales, caudillos locales, en la distribución de los recursos.
49. Es, ademas, un eficaz medio para agilizar la máquina adminis trativa, hacerla más competente y disminuir la burocracia, aumenta el nivel de satisfacción por las obras realizadas y disminuye la demanda de otras obras, al mismo tiempo que mejora la calidad de vida en esos lugares; por otra parte, las personas, al ver la eficiencia y la transparencia en la utilización de recursos provenientes de su tributación, tienen una mejor disposición para cumplir con las normas tributarias y no evadir impuestos. Por último, quizá el logro más significativo sea el haber conseguido motivar la participación ciudadana en las tareas de go bierno de la ciudad: el que los vecinos conozcan y decidan sobre las cuestiones públicas es la forma concreta en la que el pueblo puede go bernar y eso hace crecer humanamente a las personas, las dignifica-la gente deja de sentirse mendigo-, las politiza en el sentido amplio de la palabra, les permite tener opinión independiente que ya no puede ser manipulada; y las convierte cada vez más en sujetos de su propio destino.
50. Según Tarso Genro, este proceso permite romper con aquella alienación tradicional de los liderazgos comunicaros que entienden que su problema es un problema que afecta exclusivamente a su calle y a su barrio. Las personas comienzan a comprender que sus problemas no son ajenos a la situación global de la economía, a la situación social nacional, inclusive a la situación intemacional. Esto nada tiene que ver con la cooptación de esas organizaciones populares por el estado o de su disolución en el estado. Por el contrarío, se forma un núcleo de poder fuera del estado, fuera del ejecutivo y fuera del legislativo y por eso pienso que se trata de una experiencia altamente positiva y altamente revolucionaria.
51. Esta experiencia se apoya, además, en otras múltiples iniciativas de estas alcaldías que van creando más y más espacios de participación popular. En Porto Alegre, por ejemplo, existen hoy decenas de foros más allá del Consejo del Presupuesto Participativo Que es el más famoso, porque es el que moviliza a los sectores más oprimidos y más explotados de la sociedad-: los Consejos de la Ciudadanía, los Consejos contra la Discriminación y el Racismo, el Consejo Municipal de Cultura, el Consejo Municipal de Salud, el Consejo de Asistencia Social, los Consejos Tutelares. A través de todos ellos se ejerce ese proceso de participación directa del ciudadano.
52. Para terminar este tema, quisiera expresar que estoy convencida que en momentos en que la política y los politicos sufren un gran descrédito y que esto afecta también a los partidos de izquierda-gobiernos locales en manos de una izquierda transformadora pueden ser un arma muy importante como contraejemplo al neoliberalismo, demostrándole a la gente que la izquierda no sólo dice ser mejor; sino que realmente es mejor. Y algo no menos importante: pueden servir, como ya decía al comienzo, de señales de un camino alternativo.
53. Su responsabilidad, por lo tanto, es muy grande. En ellos no sólo se juegan los sueños de la gente, sino en parte también el futuro político de la izquierda.