«Euskal Herria Jamaika Clash» es una producción en euskera, inglés y castellano, desbordante de energía, pasión y contenido político. Los músicos llegaban al estudio con sus parejas, amigos e hijos. Inclusive el cocinero y la gente de la oficina estuvieron en las sesiones de grabación de (Talka Records, 2006), en los míticos estudios Tuff Gong […]
«Euskal Herria Jamaika Clash» es una producción en euskera, inglés y castellano, desbordante de energía, pasión y contenido político.
Los músicos llegaban al estudio con sus parejas, amigos e hijos. Inclusive el cocinero y la gente de la oficina estuvieron en las sesiones de grabación de (Talka Records, 2006), en los míticos estudios Tuff Gong International.
«Todo mundo empujando, ayudando, sonriendo, bailando, y cuando ya se grababa, había aplausos, inclusive. Me impactó mucho», dijo, en entrevista telefónica, Fermin Muguruza, músico y activista vasco con enorme reconocimiento internacional, acerca de la experiencia de grabar en los estudios del sello creado por The Wailers, en Kingston, Jamaica.
«La música en ese país es algo que se comparte desde el momento de su creación, el que se grabe un disco se considera una celebración, porque se sabe que es algo que va a trascender», siguió Muguruza, quien se presentará en México, en mayo próximo.
El hecho de que los jamaiquinos tomaran la grabación «como una celebración de la vida e instrumento de resistencia» impresionó a Muguruza y los otros vascos presentes, los músicos Xabi Solano y Jon Elizalde, y el productor Xabi Pery: «Lo consideramos algo muy cercano a nosotros». Mediante su obra, Muguruza ha mostrado que para él la celebración de la vida mediante la música es en sí un instrumento de resistencia: ante la oscuridad, bailar y cantar; ante un mundo que a diario intenta convencer que la solidaridad y la esperanza han muerto, resistir con el baile colectivo.
«Es el reggae de la línea del frente/ que se note que estás presente… Ten cuidado al pasar a mi lado/ porque soy una cuchilla andante», canta Fermin en La línea del frente , homenaje a piezas de reggae, como Steppin’ razor , de Peter Tosh.
Fruto de la experiencia en la isla, en la que participaron algunos de los más talentosos y comprometidos músicos jamaiquinos y vascos, es un cadencioso disco en euskera, inglés y castellano, desbordante de energía, pasión, alegría y contenido político.
Lenguaje, medio de unión
Literalmente, la música era el lenguaje que unía a aquella pequeña Babel en la que se comunicaban en patua (inglés hablado en Jamaica), euskera, castellano y francés.
El amplio abanico de personajes (entre ellos, las míticas I-Threes, coristas de Marley: Rita, su viuda, Marcia Griffiths y Judy Mowatt) que colaboraron en las grabaciones, se refleja en la riqueza de estilos («están presentes todos los que han influenciado al reggae»): «La primera canción ( Azoka Eguna ) es más soul reggae, tiene un ritmo jungle estilo Bristol». Baxua eta Lurra es una hermosa balada, en la que participan las I-Threes. Plastic turkey es un ska tecno. En Yalah, yalah, ramallah! confluyen las combativas culturas árabe y vasca.
El disco contiene un dub «cercano a la nueva vanguardia del tecno en Berlín: un dub que, de tan minimal, nos dice cómo muchas veces menos es más».
Participan músicos veteranos, como U Roy («de los primeros que empezó con el toasting , que influyó en la creación del hip hop»); pasando por Toots («soul reggae»); hasta jóvenes como Masta Blasta o Lisa Dainjah.
Los técnicos de sonido del disco provienen de dos generaciones musicales: uno en la grabación (el de Bob Marley, Errol Brown -«más roots, conscious reggae») y otro en la mezcla (Shane Brown, hijo de Errol -inclinado al new dancehall).
Muguruza contó sobre la figura del productor (en este caso el reconocido Clive Hunt): «Hay un sentimiento muy africano, de considerar a todo músico un griot: el productor es una especie de jefe de tribu, que no se dedica a dar órdenes, sino a cuidar, a escuchar los problemas. Hay mucho respeto hacia él».
La música que hacen hoy los jóvenes en Jamaica es «el new dancehall, ahora más nervioso (hay poca expectativa de futuro, se plasma en esa liberación de energía muy salvaje), muy influenciado por el gangsta rap. Por otro lado, están los sing-js (cantante y diyéi a la vez)». Welcome to Jam Rock («muy político»), de Damian Marley, hijo de Bob, «era lo que más se escuchaba allá».
También «hay un estilo más melódico, cercano al roots, pero siempre con rap, con el bagaje tecnológico actual, sin olvidar los músicos en vivo, la mezcla entre lo orgánico y lo digital, sería el conscious reggae, liderado por Luciano (participa en el cd), pegado a la comunidad, el que lleva el legado de la gente más combativa de la época de Bob y Peter Tosh».
Fermin Muguruza estará en México con su banda, y hará realidad un sueño: tocar en el Zócalo (el 20 de mayo). «Será algo realmente grande. Es una de las cosas que me falta por hacer. Conozco bien el Zócalo. La vez pasada que estuve en México fue con la Marcha del Color de la Tierra (convocada por el EZLN y que llegó a la Plaza de la Constitución en 2001)».
Muguruza viene invitado por el Festival Ollin Kan. Presentará el disco (editado y distribuido en México por Home Records).
En Europa, a pesar de las propuestas que ha recibido de multinacionales, sigue editando (Talka) y distribuyendo sus discos de forma independiente.
Desde que era un chaval ha estado cerca del reggae y del punk (géneros que se nutren uno del otro y comparten la postura rebelde: «El rechazo al sistema de los punks los unió a la música reggae. En los años 80, el movimiento más influyente a nivel estético y musical era el revival, el ska que en los años 60 fue la banda sonora de la independencia (por eso a los vascos nos influye tanto -y creo que por eso en México impactó). Esas bandas que mezclan el ska con la actitud punk, haciendo el revival del ska (los Specials, The Selecter) me influyeron para empezar a hacer música con Kortatu (su primera banda, 1986), mezcla de punk y ska reggae».
La palabra como arma
La postura crítica de Muguruza ante el poder y su lucha desde distintos frentes (como la independencia del País Vasco y el altermundismo), siempre reivindicando la palabra como arma, han permeado su quehacer artístico.
El músico, quien respalda las movilizaciones populares en Oaxaca y Atenco, opinó respecto de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona: «Apoyo a los zapatistas y a la sexta, pero me hubiera gustado que ganara López Obrador. Era el momento de cambio de correlación de fuerzas, era uno de los cambios que esperaba esa Latinoamérica que comienza a construirse».
Cercano a lo que ocurre en los barrios europeos, el cantante aseguró que sigue siendo fuerte el trabajo en éstos, sólo que «no tiene difusión mediática. Interesa la quema de coches en las barriadas de las afueras de París o en Toulouse, pero no interesa el trabajo que hace, por ejemplo, el Taktik Colektiv en la misma ciudad». Taktik Colektiv, una de las experiencias altermundistas que Muguruza considera importantes, sostiene «que la única táctica es la colectiva». También menciona a «los movimientos asamblearios, con una capacidad de movimiento y organización muy grande» en el País Vasco. Por su parte, Berlín «vuelve a ser la capital de Europa en todos los sentidos: artístico, político; es la puerta que hace de bisagra entre Europa del Este y Europa Occidental que rejuvenece con la llegada de otros países».