Recomiendo:
0

'Le promeneur du Champ de Mars', cálidamente acogida en la Berlinale

Guédiguian recrea los últimos meses de poder de Mitterrand

Fuentes: El Períodico

Robert Guédiguian ha dejado su Marsella natal, el marco habitual de sus películas comprometidas con los temas sociales, políticos y étnicos, para irse nada menos que a los salones del Elíseo y revivir los últimos meses de poder del presidente François Mitterrand. La película Le promeneur du Champ de Mars tuvo ayer una buena acogida […]

Robert Guédiguian ha dejado su Marsella natal, el marco habitual de sus películas comprometidas con los temas sociales, políticos y étnicos, para irse nada menos que a los salones del Elíseo y revivir los últimos meses de poder del presidente François Mitterrand. La película Le promeneur du Champ de Mars tuvo ayer una buena acogida en su presentación dentro del concurso en Berlín, una ciudad que parecía una estación de esquí por las persistentes nevadas. El filme, inteligente y ameno, gira en torno a dos ejes centrales: las palabras y modo de vida del estadista francés, excelentemente interpretado por Michel Bouquet, y las vivencias del joven periodista que lo entrevista, casi cohabitando con él; un hombre que al margen de este trabajo tiene sus vaivenes sentimentales.

VERTIENTE POLÍTICA

Las conversaciones entre ambos van desde la banalidad hasta la política en su máxima expresión. El socialista Mitterrand ocupó durante un decenio la presidencia de la República francesa en unos momentos en que el socialismo estaba de capa caída y en el que las luchas internas cercenaban la estabilidad en el PSF (Partido Socialista Francés). Bouquet-Mitterrand se refiere con desdén a Jospin y Rocard, al tiempo que muestra su poco afecto hacia la figura de Charles De Gaulle. «La película es una ficción pero todo lo que dice Mitterrand es verdad, extraído de sus discursos, entrevistas o escritos», dijo ayer Guédiguian. Tras elogiar la actuación de Bouquet («sin él no hubiera hecho el filme»), el realizador indicó que Mitterrand le gusta más como figura histórica que como político de aquel momento. «Hay cosas en las que no estoy de acuerdo, como las actuaciones en Argelia, Ruanda y Bosnia. Pero éste es otro tema, otro debate», afirmó. La otra película en concurso fue Paradise now, del palestino Hany Abud-Assad. Trata la espinosa realidad de los atentados suicidas contra Israel a través de un acercamiento a un par de jóvenes amigos que son elegidos para el «honor» de autoinmolarse con bombas adosadas al cuerpo para matar soldados israelís. Es un interesante documento aunque huele algo a panfleto. El director afirmó que la película se proyectará en Israel, de lo que se sentía orgulloso, y que fue más difícil rodar en Naplusa que en Tel-Aviv, porque la ciudad israelí «no está ocupada». La tercera película de la jornada no compite por el Oso de Oro pero, junto con Hotel Ruanda, es lo mejor que se ha visto hasta ahora en la Berlinale. Tickets es una joya compuesta por tres episodios que han rodado, no individual sino conjuntamente, tres grandes maestros: el italiano Ermanno Olmi, el iraní Abbas Kiarostami y el británico Ken Loach. Todo sucede en los vagones de un tren y en los andenes. Un prodigio de sencillez, profundidad, poesía y diversión. Tres historias distintas y coincidentes en tiempo y lugar, que constituyen una gran lección de cine.