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Guerra política y batalla de ideas

Fuentes: Rebelión

El imperio dominó al mundo más por la economía y la mentira que por la fuerza . Fidel Castro. 11.10.09 El pasado domingo 25 de octubre los canales de televisión colombianos replicaron las declaraciones del Presidente Chávez sobre el Ministro de Defensa colombiano , Gabriel Silva , el mismo funcionario que el viernes 30 de […]

El imperio dominó al mundo más por la economía y la mentira que por la fuerza .

Fidel Castro. 11.10.09

El pasado domingo 25 de octubre los canales de televisión colombianos replicaron las declaraciones del Presidente Chávez sobre el Ministro de Defensa colombiano , Gabriel Silva , el mismo funcionario que el viernes 30 de octubre participo junto a Jaime Bermúdez , Ministro de Relaciones Exteriores , y Fabio Valencia , Ministro del Interior, en la oprobiosa ceremonia de firma del acuerdo impuesto por el gobierno del Presidente Obama a Colombia con relación a la cesión de las bases militares en Colombia durante un periodo de al menos diez años. Algunos noticieros incluyeron la mención que formulo el Presidente Chávez sobre el hecho de que en Colombia no mandan los colombianos, sino el Imperio; pero la mayor parte de los noticieros colocaron el acento en las declaraciones sobre el estado mental del Ministro.

Este tipo de informaciones se inscriben en un proceso que se inicio prácticamente desde el siete de diciembre de 1998, cuando los medios masivos de comunicación en Colombia saludaron la elección del Presidente Chávez narrando lo contundente de la victoria y enfatizando que concederían un tiempo al nuevo Presidente, a la espera de que su retórica electoral no tuviese nada que ver con las decisiones del nuevo gobierno.

Se equivocaron en sus expectativas y acertaron en sus temores, pues el nuevo gobierno no defraudó las esperanzas que el pueblo venezolano depositó en el Teniente Coronel Hugo Rafael Chávez Frías. Con el mismo ritmo con el que la revolución bolivariana inició el proceso de desmarcar las decisiones públicas de la tutela imperial y afectó gradualmente los voraces intereses de la casta de los monopolios que mandaba en Venezuela , el aparato mediático colombiano , sintonizado con las principales agencias de noticias estadounidenses y los medios españoles , inició el proceso de convertir al Presidente Chávez en un estereotipo caracterizado por la belicosidad , el autoritarismo y el tropicalismo risible. Mientras tanto, se iniciaba el proceso de ocultar sistemáticamente el carácter soberano y la obra social y humana del nuevo gobierno, y las colosales presiones y acciones de agresión impulsadas primero por los gobiernos de Clinton y George Bush II sobre la administración Chávez, y ahora, defraudando las expectativas de sectores importante de nuestra población, por la administración del Premio Nobel de la Paz: Barak Obama.

En Colombia, la operación propagandística tendiente a generar miedo y odio hacia todo aquello que el poder imperante contempla como una amenaza para su propia preservación, ha alcanzado magnitudes difíciles de concebir. Desde los noticieros hasta las telenovelas han servido de vehículo para legitimar lo inaceptable desde una ética elemental, normalizar lo monstruoso a través de la banalización del horror y concitar el apoyo a la cruzada sobre la diferencia con la manipulación emocional de un pueblo estudiado por centenares de científicos sociales para identificar los mecanismos más eficaces en su direccionamiento.

El crimen del genio del humor político: Jaime Garzón, el 13 de agosto de 1999, revelo los umbrales extremos del miedo y el odio aniquilador de los responsables estatales de lo que denominan la guerra política. En la columna de Iván Cepeda del domingo 18 de octubre de 2009 en el diario El Espectador (www.elespectador.com) , se cita un aparte del articulo Guerra Política como concepto de guerra integral , publicado a mediados de la década de 1990 por José Miguel Narváez ( que fue consultor de cabecera y sub director del DAS del actual gobierno y hoy se encuentra procesado debido a las revelaciones de algunos mandos paramilitares que han señalado su responsabilidad en los asesinatos de Jaime Garzón y del último Senador de la Unión Patriótica : Manuel Cepeda , y han descrito los contenidos de la conferencia que el señor Narváez daba en los campamentos paramilitares y que se titulaba : ¿Por que es licito matar comunistas?) en la Revista de las Fuerzas Armadas , donde este ultimo afirmaba: «El trabajo de la subversión desarmada ha logrado en este proceso colombiano de conflicto interno más resultados en contra del Estado como un todo, que el trabajo del ente subversivo cargado de fusiles y ametralladoras. Es aquí donde se encuentra el verdadero centro del conflicto.»

Así, cualquier diferencia y cualquier oposición al orden imperante son susceptibles de ser catalogados como subversión y ser convertidos en objetivo de la persecución estatal o para estatal dentro del concepto de guerra integral. Desde 1999, con creciente gradualidad asistimos en Colombia a un proceso articulado a este clima creciente de histeria colectiva con relación a Venezuela y el gobierno de Chávez.

Al mismo tiempo, las tenebrosas alianzas que han servido para la ejecución del designio de exterminio de todo lo sospechoso de ser comunista o afín al comunismo, han sido invisibilidades en el aparato mediático. La génesis y el proceso de instauración de la doctrina anticomunista , el lugar del complejo militar de los Estados Unidos en la codificación de esta doctrina en muchas mentes , y la misma sistematicidad del proceso de exterminio , han sido ocultados: y cuando, como ahora , se reconoce en algunos medios la aniquilación metódica, solo se reconoce un periodo del exterminio y unos agentes ejecutores directos y a algunos mandos medios , que permiten mantener en la penumbra los altos responsables del holocausto.

En este sentido la supresión de la memoria ha sido un objetivo perseguido con feroz determinación y descomunales recursos por los encargados del control de la opinión pública. La instauración del reino del olvido se ha impuesto con la misma fatal periodicidad con la que el poder imperante ha ahogado en sangre la incesante rebeldía contra el régimen de oprobio. Al mismo tiempo han operado un proceso de confusión dirigido a evitar la comprensión de los acontecimientos que definen nuestro presente y nuestro porvenir. La anexión de Colombia a los Estados Unidos ( Ver texto de Fidel Castro del 07.11.09 en www.rebelion.org) es desdibujada por el sistema mediático nacional que se adscribe a la campaña internacional contra Venezuela que hace ver al agredido como agresor. La mayor parte de nuestro pueblo, y de los pueblos de América Latina, ignoran aún la imposición de las bases militares en Colombia y su significado.

En esta atmósfera tremebunda , la noción ética de la batalla de ideas creada por el Presidente Fidel Castro en 1999 a raíz del secuestro del niño Elián González , merece ser reflexionada y recreada por el inconmensurable significado de su potencia ética en una sociedad pérfidamente confundida y brutalmente afectada por la degradación moral resultante de los sucesivos imperios de la barbarie conquistadora , las secuelas de la colonia , los estragos del nuevo imperio continental , y la cultura del narcotráfico durante décadas, con su sacralización del dinero rápido y la sobrecogedora expansión de un estado mental que no recaba en los medios para alcanzar los fines , en medio de la más aberrante miseria material y espiritual.

Fidel se refirió a esta batalla como: Una batalla sin violencia, a base de verdades, a base de argumentos, a base de razones, usando la posibilidad de transmitir al mundo la verdad.

Esta batalla precisa la unidad de la inmensa diversidad que experimenta honda repugnancia frente a los abismos de maldad hoy imperantes y le duelen como en carne propia las profundas heridas causadas por la maquinaria de destrucción de la vida y la dignidad que funciona con pavorosa fuerza inercial en Colombia, pues como señaló Martí: los males solo se abren camino por entre las divisiones de los buenos.

La batalla de ideas en Colombia hoy se puede traducir en el abrirse paso de un referente ético en un escenario político inédito. Un referente ético comprometido sinceramente con la curación de nuestros males fatales más que con cualquier ambición, será acompañado con todas las energías, con todo el espíritu y el ímpetu por un pueblo ahíto de sangre, corrupción y barbarie.

El sentimiento de fraternidad de los pueblos latinoamericanos debe potenciar la comprensión de la complejidad de la circunstancia que vivimos y evitar las explicaciones simplificadoras que impulsan reacciones y acciones que agravan la deriva de la intolerancia y el odio pretendida por quienes nutren su existencia en la guerra. En este sentido ayuda mucho el cuidado de la palabra y el gesto, y el no permitir que la natural indignación provocada por los inverosímiles alcances de la infamia precipite la respuesta que será utilizada para enconar los ánimos por los genios perversos de la manipulación mediática.

Las declaraciones que nos ayuden a esclarecer nuestras circunstancias y nos comuniquen los logros sociales y humanos de los procesos políticos fraternos estigmatizados por el aparato mediático tienen infinito más valor que las respuestas que expanden la hoguera confrontativa sagazmente avivada por quienes utilizan el sentimiento nacionalista para construir una identificación artificial entre nuestro pueblos y sus victimarios de siempre.

Con relación al escenario nacional es posible percibir el clamor por la unidad y la movilización masiva, fraterna e imaginativa que genere confianza. La necesidad de transmutar los preconceptos y las emociones negativas hacia quienes no siendo parte de las diferentes organizaciones y movimiento sociales y políticos en los que se labora, comparten el anhelo y la voluntad de transformación de la dinámica involutiva imperante, y desobedecer la presión mediática que intenta situar los debates electorales y políticos en los temas que dividen a los que debemos estar unidos en esta hora decisiva.

Frente a la Guerra Política y su lenguaje de intolerancia , odio y aniquilación , hay que levantar la batalla de ideas inspirada en los más puros sentimientos del amor hacia nuestra tierra y nuestras comunidades , con un lenguaje esclarecedor que enseñe las vías de superación de las profundas heridas materiales , espirituales y culturales que se nos han infringido.Una batalla de ideas que nos libere de la alienación sobre las raíces de nuestros males sin avivar inquinas y rencores , y nos revele los caminos cotidianos de creación de un nuevo mundo.

En Colombia la adversidad de tantos años ha fraguado un pueblo tenaz que no se rinde ante la desgracia. Habitan en nuestro territorio semillas de otro porvenir posible para el mundo fundado en el amor a la tierra y el sentido de comunidad. Nuestro pueblo llano , mujeres y hombres indígenas , afrocolombianos , mestizos , andinos , amazónicos, llaneros , pacificos y caribeños , el pueblo arrojado a la miseria , masacrado , desterrado , escarnecido , no se resigna y está habitado por una fiera determinación vital. La desconfianza aprendida en siglos de engaños y de desinformación no impide que sea capaz de sentir quien le ayuda y quien lo desprecia, lo ofende o se dirige a él tan solo para utilizarlo. Es un pueblo espiritual y valiente que no se amilana ante las amenazas y los riesgos que trae su prolongado batallar por su libertad. Los paroxismos de la violencia y el horror utilizados para someterlo le han enseñado a amar en lo profundo la paz, pero no la paz de la esclavitud impuesta, sino la paz enraizada en el decoro de todos. La memoria de los seres que amamos, el amor a la tierra heredado de nuestros ancestros y un sentido de la dignidad que rechaza los métodos que no armonizan con los fines, son fuentes inextinguibles de nuestra resistencia. La magnitud colosal de la maraña establecida por el poder mafioso para impedir la libertad ha dotado a nuestro pueblo de una imaginación desbordada que será esencial en este tiempo decisivo. Como lo será el sentimiento de fraternidad que derrumba barreras, elimina distancias, desintegra orgullos y rencores, y nos reúne en invencible unidad ante lo que a todos nos hiere.

Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.