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¿Hacia una victoria de la izquierda?

Fuentes: Rebelión

13,7 millones de electores concurrirán a un balotaje el 13 de abril para dirimir quien asumirá la presidencia de Ecuador, entre la candidatura progresista de Luisa González y la del abanderado de la oligarquía, Daniel Noboa ¿Luego del desgaste de sucesivos gobiernos neoliberales, se encamina Ecuador hacia una victoria de la izquierda?

Los resultados del balotaje están marcados de incertidumbre. Y es que de las últimas encuestas antes de la veda del 4 de abril, aceptadas por el CNE (Consejo Nacional Electoral), apuntan a un empate técnico, cuyo resultado dependerá del 7% de electores indecisos: Mientras Telcodata, otorga 50,2% a Luisa Gonzales y 49.8% a Noboa; Comunicaliza da 50,3% a Noboa y 49,7% a Luisa González. Además, como para aumentar las tensiones, el saliente presidente Daniel Noboa de Acción Democrática Nacional (ADN) anticipó en Radio Sucesos que podría desconocer los resultados al afirmar : “La reconoceré (la derrota) si es que vemos que se perdió y no hubo ningún indicio de fraude”. Por su parte, Luisa González promete que saldrán a las calles a exigir que se “abran las urnas” en caso de detectar un eventual fraude.

Negativo balance del Gobierno de Daniel Noboa

Las elecciones están marcadas por el negativo balance del corto gobierno de apenas 16 meses, del saliente presidente Daniel Noboa. En efecto, el bancario Lasso, se vio obligado a renunciar a la presidencia disolviendo el Congreso con la llamada muerte cruzada, para evitar la destitución por corrupción por sus vínculos con la mafia albanesa. El gobierno de Noboa, además de cometer errores garrafales, no hizo más que profundizar las políticas liberales y ligadas a Washington de Lenin Moreno y Guillermo Lasso, y aparece desgastado.

Y es que Daniel Noboa pertenece a la oligarquía ecuatoriana. Es hijo del magnate bananero Álvaro Noboa, quien postuló sin éxito a la presidencia en repetidas ocasiones. Ciertamente, su imagen de outsider y nuevo rostro de la derecha ecuatoriana ante la crisis de seguridad, le permitió ganar la presidencia en el balotaje de las elecciones extraordinarias de octubre de 2023. Sin embargo, entre otros, el periodista y escritor Orlando Pérez, denuncian que Daniel Noboa y su entorno familiar están implicados en al menos siete casos de corrupción.

Daniel Noboa no ha conseguido reducir la violencia, aunque, adelantándose a Trump, haya elevado a la categoría de “terroristas” a los narcotraficantes, lo que le permitió declarar un “conflicto armado interno” y decretar un Estado de Excepción que ha sido renovado sistemáticamente desde enero de 2024 en el marco del denominado Plan Fénix, para combatirlo. Sin embargo, a pesar de la extrema militarización del país, su estrategia no ha dado resultados. Por un lado, arreció la violencia en enero, con 781 asesinatos en un mes. Por otro lado, subsiste la violencia en las cárceles (37 asesinatos) y los desplazamientos forzados en los territorios. Y lo que es peor aún, la autorización del uso letal de fuerza para las Fuerzas Armadas agudizó la crisis de seguridad porque la represión estatal abrió el camino a abusos como la desaparición de 27 personas, incluidos nueve adolescentes. Uno de esos casos causó escándalo en diciembre pasado, porque fue filmado y los militares están siendo juzgados. Su política de mano dura y de violación de derechos humanos ha sido criticada por el Comité Permanente por la Defensa de los Derechos Humanos (CDH) y Amnistía Internacional. Noboa propone insistir en la misma estrategia exclusivamente represiva. Ya externalizó el combate contra las pandillas, contratando como asesor a Erik Prince y los mercenarios de Blackwater que participan en la campaña mediática para su reelección.

Además de la cuestionada “mano dura”, Noboa tampoco ha conseguido enfrentar la crisis económica, los altos índices de desempleo y pobreza. Pese a que la deuda pública fue el argumento para eliminar políticas sociales, ella sigue siendo más del doble que en 2016. Ciertamente, en el Referendo y Consulta Popular del 21 de abril de 2024, los ecuatorianos apoyaron mayor seguridad, pero rechazaron las propuestas neoliberales de Noboa, de desarrollo de la inversión privada extranjera extractivista y continuar la reducción del aparato estatal y las políticas sociales.

Su estilo autoritario y auto centrado, se acompañó de inoperancia ante la crisis energética que se tradujo en largos apagones por falta de inversión en infraestructuras. Además, continúan los efectos del extractivismo denunciados por movimientos sociales. Entre ellos, la peor catástrofe ambiental en 30 años por el derrame de petróleo en Esmeraldas. En política internacional, destacó la barbarie oligárquica, del asalto a la embajada de México, en violación del derecho internacional, para capturar al asilado correísta Jorge Glas. También destaca su alineamiento con Washington y su subordinación a Donald Trump. Sin embargo, ello no le exoneró del aumento de aranceles del 10%, que afectarán fuertemente las exportaciones ecuatorianas. Entre acuerdos con EU en seguridad y defensa, está el que autoriza la intercepción de las llamadas narcolanchas Noboa pide ayuda para el combate al crimen organizado como con el Plan Colombia. Noboa propone reformar la Constitución de 2008 para que Washington vuelva a instalar una base militar en Manta.

Ellos tienen el miedo, nosotros la esperanza

El balotaje refleja la pugna entre, por un lado, el neoliberalismo extractivista basado en el mercado, el combate contra el narcotráfico y la inseguridad como lo hicieran, sin éxito, los gobiernos de derecha en Colombia y México. Por otro lado, Luisa González representa un proyecto progresista con un nuevo liderazgo del correísmo, con retorno de la intervención estatal en la economía para reducir las desigualdades, aumento de la inversión en políticas sociales además de reformas en seguridad y justicia.

Luego de ser el segundo país más seguro bajo Revolución Ciudadana en 2016, entre otros, el periodista y escritor, Gonzalo J. Paredes el recetario de Moreno, Lasso y Noboa en un Ecuador dolarizado lo convirtieron en “el país más inseguro, no solo de la región, también del mundo”. Y es que el crimen organizado fue ocupando el espacio creado por el retiro del Estado durante los gobiernos de Moreno, Lasso y Noboa.

Luisa González coincide en que la inseguridad es uno de los problemas más graves de Ecuador, pero tiene un enfoque que va más allá de la represión. Propone atacar problemas estructurales que llevan al auge del crimen organizado mediante políticas públicas que van más allá de la fracasada lógica represiva de la derecha ecuatoriana. “Ellos tiene el miedo, nosotros la esperanza” es el eslogan de Luisa González. Propone restituir el Ministerio Coordinador de Seguridad y el Ministerio de Justicia, Derechos Humanos y Cultos, así como reestructurar los ministerios del Interior y Gobierno. Plantea depurar la fuerza pública y la “reinstitucionalización” del país mediante un proceso constituyente participativo, restableciendo el proyecto del “Buen Vivir”.

La candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González, representa otra alternativa para Ecuador. Su candidatura representa el progresismo, los pueblos y nacionalidades del Ecuador. En efecto, luego de un proceso de consulta de la Confederación de nacionalidades Indígenas de Ecuador (CONAIE), Guillermo Churuchumbi, coordinador del partido Pachakutik, brazo político firmó un acuerdo de 25 puntos en apoyo a la elección de Luisa González. Un acuerdo de gobierno que engloba además de Pachakutik y la CONAIE, a Revolución Ciudadana, el Movimiento de Renovación Total (RETO), la Plataforma de Mujeres por la Igualdad, la Plataforma de Condonación de Deudas, y Unidad de las Izquierdas, entre otros.

Se trata de una plataforma común de gobierno. Por un lado, incluye temas de seguridad, justicia y lucha contra la corrupción. Por otro lado, en materia de recursos naturales y derechos de la naturaleza yendo contra el extractivismo, contra la privatización de sectores estratégicos y proyectos que afecten la biodiversidad. Además, elimina el alza del IVA, impuesta por Noboa y propone políticas públicas que favorezcan un desarrollo económico que respete los derechos laborales y sociales. También propone garantizar la salud y la educación pública gratuita y de calidad con financiamiento adecuado. Asimismo, promete desarrollar políticas que construyan un Estado plurinacional e intercultural con pueblos indígenas, negros, cholos y montubios. Por último, postula el respeto a las mujeres y diversidades, la gestión comunitaria del agua y planes de asistencia a migrantes retornados.

¿Hacia una victoria de la izquierda?

Más allá del desgaste del Gobierno de Daniel Noboa, la unificación de Pachakutik con el correísmo el 3 de abril, sería la clave para una victoria de la izquierda ecuatoriana. Ese acuerdo terminó con años de división de la izquierda ecuatoriana y atrajo a la candidatura de Luisa González el 5.3% de los votos obtenidos por Leónidas Iza en la primera vuelta el 9 de febrero. Luisa González se transforma así en la esperanza del progresismo, del movimiento indígena y los movimientos sociales para que la izquierda vuelva a gobernar Ecuador.

Los resultados del balotaje presidencial entre el multimillonario ultraderechista y la joven progresista tendrán gran impacto en América Latina. Ya se sabe que, una victoria de Daniel Noboa significa que la ofensiva imperial de Donald Trump contaría con un aliado incondicional en su intento de reeditar la implementación de la doctrina Monroe 2.0. Una victoria de Luisa González fortalecerá la izquierda latinoamericana y sus instancias, aportando un remozado proyecto de “Buen vivir”, fruto de la experiencia y que va más allá del restablecimiento del correísmo.

Además, no se trataría sólo de una victoria del progresismo; “es tiempo de mujeres”, como declaró la presidenta de México Claudia Sheinbaum al momento de entregar su apoyo internacional a Luisa González. Se trataría de la primera vez que una mujer sería electa presidente en Ecuador. 

Blog del autor: https://comentariointernacional.com/2025/04/08/ecuador-hacia-una-victoria-de-la-izquierda/

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