A pesar de llevar unos cuantos lustros defendiendo a personas acusadas de serlo, sigo sin saber muy bien en qué consiste ser un hacker. Fundamentalmente, porque todos mis clientes son inocentes, incluso cuando han sido condenados por error. Así que para definir qué es un hacker, siempre recomiendo acudir a la desambiguación de la Wikipedia, […]
A pesar de llevar unos cuantos lustros defendiendo a personas acusadas de serlo, sigo sin saber muy bien en qué consiste ser un hacker. Fundamentalmente, porque todos mis clientes son inocentes, incluso cuando han sido condenados por error. Así que para definir qué es un hacker, siempre recomiendo acudir a la desambiguación de la Wikipedia, donde encontramos esta definición:
«Hacker es un neologismo, comúnmente asociado al mundo de la informática, que se utiliza para referirse al profesional que está en la cúspide de la excelencia en su profesión, es decir, cualquier persona que le apasiona el conocimiento, descubrir o aprender nuevas cosas, entender el funcionamiento de estas y dominarlas».
Estoy de acuerdo con la opinión de la inteligencia colectiva, que como su nombre y adjetivo indican, no tiene nada que ver con la opinión de los medios de comunicación, responsables de la degradación del término hacker.
Es hacker la persona que es capaz de explorar un sistema hasta sus lugares más recónditos, en busca del conocimiento. Es aquel que no se conforma con lo obvio, que tiene una visión de las cosas que pasa desapercibida al resto de mortales. Es aquel que puede tener una comprensión de la totalidad, que no está mutilada por el conocimiento específico. Es aquel que puede ver lo que otros no han podido imaginar, ni tan siquiera soñar.
La mayor parte son jóvenes, pero también los hay cincuentones. Como diría Juan Carlos García Cuartango, los hackers son como las morcillas, de tres tipos: jónico, dórico y corintio. Y como las morcillas y la historia, están hechos de sangre y siempre repiten.
Cuando se hace mayor, el hacker pasa a ser samurái. Cuando por fin se doctora, se convierte en arquitecto de la Red. Y sólo entonces, cuando ya es demasiado viejo para la aventura, entiende por fin la diferencia entre hackear sistemas y Jaquear el Sistema.
Carlos Sánchez Almeida es abogado especializado en internet y nuevas tecnologías
Fuente: http://www.publico.es/ciencias/305262/hackear/sistemaso/sistema