Recomiendo:
0

Hasta que saltó la liebre

Fuentes: Rebelión

El Congreso de EEUU ha decretado sanciones radicales relacionadas con el sector energético y bancario de la economía rusa, que apuntan contra el proyecto ‘Nord Stream 2’ y las empresas que hagan inversiones, vendan, alquilen o proporcionen a Rusia servicios, tecnología, información o apoyo para la construcción de tuberías de exportación de hidrocarburos. Se trata, […]

El Congreso de EEUU ha decretado sanciones radicales relacionadas con el sector energético y bancario de la economía rusa, que apuntan contra el proyecto ‘Nord Stream 2’ y las empresas que hagan inversiones, vendan, alquilen o proporcionen a Rusia servicios, tecnología, información o apoyo para la construcción de tuberías de exportación de hidrocarburos. Se trata, dicen, de castigar a Moscú por intervenir en las elecciones presidenciales de EEUU y por su política hacia Siria, Irán y Ucrania.

Más allá de la ilegalidad de estas sanciones, que institucionalizan una nueva Guerra Fría e ignoran los intereses de otros países, vale la pena recalcar cierto detalle: Los congresistas realmente disparan contra Trump al que, gústele o no estas acciones, meten en un callejón sin salida, pues si las aprueba su situación se torna escabrosa, tanto en lo interno como en lo internacional, y si las reprueba será acusado de ser agente del Kremlin y arrojado de inmediato de la Casa Blanca.

Los congresistas se oponen a la construcción del gasoducto ‘Nord Stream 2’ por considerarlo nocivo «para la seguridad energética de la Unión Europea (UE), para el desarrollo del mercado de gas en Europa Central y del Este y también para las reformas energéticas de Ucrania». Suena racional. Sin embargo, importantes empresas estadounidenses están contra de estas sanciones y advierten sobre las consecuencias negativas que ellas conllevan. Altos ejecutivos de empresas petroleras de EEUU piensan que las mismas pueden dañar la competitividad y dificultar la producción de gas y petróleo no solo en Rusia. El presidente del Instituto Americano del Petróleo, Jack Gerard, pide hacer una «enmienda radical» de las sanciones para «evitar consecuencias imprevistas».

Por su parte, algunos países europeos son críticos con las sanciones por los efectos negativos que tendrán contra sus propios productores; así, Alemania teme que las mismas arruinen sus negocios con Rusia. Previamente, el Ministro de Exteriores de Alemania, Gabriel, y el Canciller Federal de Austria, Kern, en declaración conjunta criticaron las sanciones, subrayaron que las penalidades políticas no deben mezclarse con los intereses económicos y expresaron el deseo de que el Departamento de Estado de EEUU modifique la normativa. Sostienen que el propósito de esta ley es la venta a Europa del gas licuado estadounidense, para desplazar al gas natural ruso y asegurar empleos en la industria de EEUU. «¡El suministro energético es asunto de Europa y no de EEUU! Nosotros decidimos quién y cómo nos suministra energía, basándonos en los principios de apertura y competencia de la economía de mercado», suscribieron en una declaración conjunta. Más claro no canta un gallo.

Wolfgang Ischinger, presidente de la Conferencia de Seguridad de Munich, escribe en un artículo para ‘The Wall Street Journal’ que «A menos que sea sometido a una revisión significativa, el proyecto de ley pondría en peligro la seguridad energética europea y dañaría las relaciones de Estados Unidos con Europa. El beneficiario de tal resultado sería Rusia», que el proyecto de ley no solo no logrará sus objetivos sino que causará nuevos problemas por promover los intereses comerciales de Estados Unidos a expensas de Europa. Es que, «esta no es una cuestión que deba decidirse en Washington», pues se trata de «una cuestión europea, que los europeos deben decidir con base a la legislación y la reglamentación europeas». La Cancillería de Francia también se pronunció sobre las sanciones a Rusia, manifiesta que «parecen ilegales desde el punto de vista del derecho internacional». Ojalá no se rindan.

Si existiera reciprocidad, Europa debería aprobar leyes por el comportamiento bélico e ilegal de EEUU, que beneficien los negocios europeos. Pero ¡qué va! Esta es harina de otro costal y deberá correr mucha agua bajo el puente antes de que el viejo continente se vea libre de la férula imperial.

Aunque no hay que ser tan pesimistas, según comunicó el ‘Financial Times’, Jean Claude Juncker, presidente de la UE, llama a examinar de manera inmediata la respuesta a EEUU si es que este país decide imponer nuevas sanciones a Rusia sin considerar los intereses europeos, insta a Washington a que públicamente garantice que las nuevas restricciones a Rusia no afectan a la UE, incluye la posibilidad de considerar inválidas estas sanciones en el territorio de UE y baraja medidas que se respalden en las normas de la Organización Mundial del Comercio.

Si así llueve, que no escampe.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.