(I) La América Latina de Hegel Hegel considera que América es el continente del futuro porque no tiene historia. Y no tiene historia porque no ha participado en la historia, ya que ella, a su juicio, es patrimonio de Europa. En otras palabras, no ha encontrado su destino. Eduardo Mayobre, en su «Introducción a […]
(I) La América Latina de Hegel
Hegel considera que América es el continente del futuro porque no tiene historia. Y no tiene historia porque no ha participado en la historia, ya que ella, a su juicio, es patrimonio de Europa. En otras palabras, no ha encontrado su destino. Eduardo Mayobre, en su «Introducción a América Latina a través de Jorge Guillermo Federico Hegel (1), recuerda que, para Hegel, América tiene futuro, pero indica que no lo conoce, porque no es profeta. En consecuencia, América está en la prehistoria. América es prehistoria. Es sólo geografía o paisaje.
La prehistoria es el lugar en el que no sucede nada humana o espiritualmente importante para la historia de la humanidad. Sus habitantes son, por ahora, como jabalíes u hormigas. Más adelante, podrán hacer su historia, pero, por ahora, son sólo naturaleza, ya que la naturaleza precede y prepara al Espíritu. En la mezcla de animales y paisaje, fermenta lo humano. El desarrollo universal del Espíritu sólo ha ocurrido en Europa y Asia. América, hasta ahora, no tiene originalidad ni significación histórica. Jorge Abelardo Ramos dice, con su clásico sarcasmo, que sólo en el lenguaje hegeliano es posible admitir la identificación del arcabuz de Pizarro, el cuidador de puercos, con el «espíritu» (2)
Hegel, en su introducción a la «Filosofía de la Historia», descarta lo que no considera importante. En consecuencia, desecha a América. En palabras de Ernesto Mayz Ballenilla, «América es un no ser. Siempre todavía». José Ortega y Gasset, al explicar a Hegel, anota que un ser es libre cuando obedece a las leyes. Y esto es imposible sin tener un Estado, del cual se desprende la formación de un gobierno. Para el pensador alemán, lo que existe de humano en América es la emanación de Europa. La población efectiva de América tiene origen europeo. En América importa la población que viene de Europa.
Sin embargo, entre América del Norte y América del Sur (más el Caribe) advierte enormes diferencias. América del norte, puntualiza, es más adelantada porque Europa ha colonizado ese territorio, sin tener que mezclarse con la población indígena, la que se ha desvanecido. Léase ha sido exterminada. En América Latina y el Caribe, se ha producido, después de la conquista (que es diferente a la colonización), una mezcla con la población. El mestizaje hizo que la «emanación europea» sea más dificultosa. En México y Perú, añade Hegel, se han desarrollado culturas nacionales (es decir locales), que debían expirar, como ocurrió al contacto con el Espíritu europeo.
Su ausencia de sindéresis lo lleva a afirmar que los negros fueron traídos a América porque era más fácil asimilarlos a la cultura europea. Dice Ortega y Gasset que Hegel padecía de una especia de «patriotismo protestante», por eso detestaba el catolicismo, en el que encuentra otra explicación del atraso de América del Sur y el Caribe. Insiste en que del protestantismo emerge el principio de la confianza mutua, lo que no ocurre con el catolicismo. Para que la situación cambie en América del Sur y el Caribe había que humanizar a los indios. Se debía orientarlos y catequizarlos. Había que «encomendarlos» a los europeos. De ahí la institución de la «Encomienda» en la América hispana.
El Bolivar de Marx
La condena de Marx a Bolivar en bien conocida: «Hubiera sido pasarse de la raya querer presentar como Napoleón I al canalla más cobarde, vulgar y miserable. Bolivar es el verdadero Soulouque» (3) Souloque fue un político haitiano de raza negra (1782 – 1867), que se hizo proclamar emperador en 1849, con el nombre de Faustín I y que gobernó de manera despótica durante una década. Marx formula esa explicación por el reclamo que recibió de Charles Dana, quien le había pedido revisar su síntesis biográfica de Bolívar que escribió para la New American Cyclopedia (4).
Marx exhibe en este trabajo sus prejuicios contra Bolívar y el conjunto de los latinoamericanos. Al describir los acontecimientos de 1813, sostiene que las tropas patriotas estaban debilitadas debido a que «tres cuartas partes de su ejército se compone de nativos, que en cada encuentro se pasan al enemigo» Añade que Bolivar, «como la mayoría de sus compatriotas», es incapaz de todo esfuerzo de largo aliento. Puntualiza que, el 3 de noviembre de 1819, «Bolivar debe hacer frente a un enemigo privado de toda clase de recursos, cuyos efectivos se reducían a 4.500 hombres, las dos terceras partes, además, eran nativos y mal podían, por ende, inspirar confianza a los españoles». Casi al concluir su esbozo biográfico, anota que los pocos éxitos alcanzados por el ejército (patriota) se debieron a los oficiales británicos.
Con estos antecedentes hegelianos, Marx no podía admitir que el sub continente engendrara a un genio militar y, más aún, a un Libertador de cinco naciones. En esa línea de pensamiento, Lord Ponsonby, quien con George Caning, consiguió la desmembración de Uruguay de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sostuvo que «la raza latina era una forma degenerada de la especie humana» (5). Estos antecedentes llevan a Marx a atribuir sólo a oficiales británicos los éxitos militares de los patriotas.
La animadversión de Marx contra Bolívar tiene tres fuentes: La de historiadores españoles resentidos con el Libertador por la pérdida de las colonias españolas en América del Sur; la de «investigadores» británicos que buscaban opacar a Bolívar para que los lauros de la Guerra de la Independencia sean apropiados por militares ingleses; y el odio a Bolívar de las oligarquías locales, como la de la Lima vidriosa y virreynal (como la llama Pedro Godoy), contra quien había decretado la abolición de la servidumbre de los indígenas en el Perú y su derecho a ser propietarios individuales de tierras. A esta oligarquía no le consolaba el saber que, si se aplicaban los decretos de Trujillo, de 1824, se produciría la liquidación de las tierras de comunidad.
Las fuentes utilizadas por Marx para escribir sobre Bolivar fueron escasas y con prejuicios. De acuerdo al historiador alemán Hans-Joachim Konig, Marx se basó, en gran parte, en la «Historia de Bolivar», del general Docoudray-Holstein (1831), así como en las «Memorias del General John Miller», publicadas en Londres, en 1819, quien trabajó después para el gobierno peruano. La escasa diligencia de Marx en el presente caso (ya que es conocida su probidad y cuidado con el que escribió sus obras), es más notoria aún al constatarse que trabajó en el British Museum, de Londres, en cuyos anaqueles se hallaban obras de J.P. Hamilton y R.L. Vowell, publicadas en 1827 y 1831, respectivamente, en las que la figura de Bolivar es mostrada en una dimensión distinta y que, al parecer, no las consultó (6).
En estos tiempos en que se habla mucho de «integración» conviene recordar los prejuicios hegelianos de europeos y norteamericano. Sin embargo, más importante que lo anterior es erradicar nuestros propios prejuicios ideológicos, los que salen a relucir cada vez que se formulan planteamientos integradores con las transnacionales dentro de nuestras economías. La retórica integradora (tipo MERCOSUR) será tan ineficaz, como siempre, en tanto nuestros estados nacionales no controlen los recursos estratégicos. Mientras ello no ocurra, Hegel y Marx continuarán sonriendo desde ultratumba al ver los vanos esfuerzos integradores de hormigas o jabalíes. 1.- ConcienciACTIVA 21, Número 18. Octubre 2007
2.- Jorge Abelardo Ramos: «Historia de la Nación Latinoamericana». Tomo I. Página 43
A. Peña Lillo, Editores. Segunda Edición. Agosto, 1973
3. – Carlos M. Ayala Corao: «Marx y Bolivar». Periódico «El Universal», de Caracas.- 01-07-01)
4.- Carlos Marx: «Bolivar y Ponte»: Artículo publicado en el tomo III de The New American Cyclopedia. Escrito en enero de 1858. Apareció en la edición alemana de MEW, t. XIV, pp. 217-231. Digitalizado para MIA-Sección en Español por Juan R. Fajardo, y trascrito a HTML por Juan R. Fajardo, febrero de 1999.
5.- Ramos: (Ob. Cit.) Tomo I. Página 266
6.- Ramón E. Azocar: «Bolívar visto por Marx». Analítica.com. Venezuela. 8 de Septiembre de 2005).