Cuando lo escuché tuve que hurgar en mi memoria hasta recordar el término. La Homeopatía se menciona en “La rama dorada”, el tratado sobre magia y religión de James George Frazer. Recientemente, el doctor Francisco Durán, director nacional de epidemiología, anunció escuetamente que: “Se comenzará a aplicar un medicamento homeopático como prevención contra el coronavirus”. Y tengo dudas al respecto.
¿Cuándo reconoció la comunidad científica cubana la medicina homeopática como sistema terapéutico validado estadísticamente y comprobado empíricamente? Nótese que mi pregunta no está orientada a los aspectos legales del asunto que ya fueron aclarados por una funcionaria del MINSAP en una entrevista que le realizara el periodista Lázaro Manuel Alonso. Según la funcionaria, el uso de la medicina homeopática en Cuba ha sido aprobada por las autoridades correspondientes. Por supuesto, sin que la mayoría de los cubanos ni siquiera nos enteráramos. Pero yo refiero a lo que considero lo primordial en este caso: el aspecto científico.
Reconozco que no estoy familiarizado con la farmacología. Sólo sé que en toda práctica terapéutica, antes de su uso masivo, sus efectos deben ser probados estadísticamente con protocolos rigurosamente controlados. Los detractores de la medicina homeopática –la mayoría de los científicos en el mundo- precisamente le señalan inconsistencias en la validación de sus resultados. ¿Es el Prevengho-Vir, el medicamento en cuestión, la excepción de esas inconsistencias experimentales y metodológicas atribuibles a la homeopatía?
Los defensores de la medicina homeopática[i] plantean que no genera adicciones ni efectos adversos y que posee carácter holístico, o sea, sirve para una amplísima gama de síntomas. Hago un ejercicio de fe, asumo que es así y que se tienen evidencias empíricas de tales afirmaciones aunque no estén avaladas por la ciencia establecida. Pero en el artículo “Homeopatía. Fundamentos científicos[ii]”, publicado en pdf en el dominio del MINSAP, se exponen tres puntos clave que hago notar: “la homeopatía es un método experimental por utilizar la experimentación humana en individuos sanos[iii]”, lo cual me sugiere la siguiente pregunta: ¿Resulta médicamente ético que nuestros epidemiólogos decidan experimentar masivamente con el pueblo cubano sin que nuestros medios nos hayan explicado, claramente hasta la fecha, de qué se trata?
Lo que se intentó argumentar con la entrevista de Lázaro Manuel Alonso no tiene sustento científico, si vamos a ser serios. Sus puntos fueron: “Ya se aprobaron medicamentos similares en otras epidemias como el Prevengho-Dengue para el dengue”. ¿Y qué? ¿Que el Ibuprofeno funcione contra la artritis reumatoide significa que el Kenaló tenga que funcionar contra la espondilitis anquilosante? ¿Qué estudios avalan que funcionaron las medicinas homeopáticas durante otras epidemias? ¿Dónde se puede acceder a los datos estadísticos y a los informes de la comprobación empírica de su efectividad? Otro argumento: “Se ha estado usando en personas de la tercera edad para fortalecerle el sistema inmunológico, en pacientes psiquiátricos y en pediatría”. ¿Y con qué resultados? ¿Dónde están publicados y avalados los datos científicos de que su uso fue efectivo en esos grupos de riesgo?
Otro argumento de los defensores de la medicina homeopática es: “se supone que estimula el sistema inmunológico[iv]…”, de modo que: ¿Han decidido las autoridades sanitarias cubanas aplicar un medicamento a partir de una suposición? Y el tercer punto clave: “En la homeopatía cada tratamiento exige una “individualización” meticulosa del mismo, entonces: ¿Es posible aplicar masivamente un tratamiento que exige una “individualización” meticulosa? ¿Cómo establecer las dosis acordes al tipo específico de paciente sin una práctica terapéutica que garantice esa “individualización” meticulosa?
Puesto que las declaraciones del doctor Francisco Durán acotan que el Prevengho-Virus se aplicará en ámbitos comunitarios, se podría inferir que se maneja una definición de comunidad que permita un control eficaz del carácter empírico del tratamiento homeopático. Sin embargo, en la entrevista ya mencionada de Lázaro Manuel Alonso, se explica que el medicamento se administrará en las áreas de salud de todo el país, de modo general, y con “una vigilancia farmacológica activa”. ¿Acaso que se haga bajo esa vigilancia farmacológica activa no significa que ni siquiera estén seguros de su efectividad?
Para los millones de cubanos que no deben tener la más mínima idea acerca de qué cosa es un medicamento homeopático, ¿cuál es el impacto de que se haya mencionado el Prevengho-vir en la conferencia de prensa donde habla la máxima autoridad epidemiológica del país? Acostumbrados a vacunaciones masivas, a no tener que preocuparnos por el tétanos, la poliomielitis, la viruela… ¿acaso no es altamente probable que seamos inducidos a una falsa seguridad contra el coronavirus cuando se habla de un medicamento preventivo que expertos y periodistas aclaran que no cura nada? Medicamento que ni siquiera es un preventivo específico contra esta enfermedad en cuestión. De farmacología apenas tengo conocimientos generales, pero sí se algo de Teoría de la Comunicación. Puedo asegurar responsablemente que las propuestas adversativas en la comunicación preventiva están tan contraindicadas como la aspirina a los hemofílicos.
En una conversación que tuve hace tres días con uno de los más importantes especialistas cubanos en medicina interna, éste me explicaba que el SARS-COVID-2, al ser una enfermedad nueva, producida por un virus debutante en humanos, precisa de respuestas terapéuticas nuevas y que, mientras se establecen los protocolos más eficaces según métodos de ensayo-error-discriminación-ensayo-corrección, hay que ir aplicando aproximaciones según las experiencias ya probadas con otras afecciones con síntomas similares. Infiero que se haya partido de esa premisa para el uso del Prevengho-vir y. De ser así, yo estaría de acuerdo por aquello de que: “cuando no hay perros se montea con gatos”, pero: ¿Es que acaso no hay otros medicamentos sí probados científicamente, sí avalados clínicamente con suficientes estadísticas, que pudieran cumplir tal función? Los hay.
Entonces, ¿por qué gastamos una parte de los exiguos recursos de la nación en producir y distribuir algo que, de todo aquello que pudiera funcionar, es lo menos avalado científicamente? No tengo la menor idea.
Notas:
[i] M. N. Riverón Garrote. “La homeopatía como propuesta válida para la atención primaria de salud” en, www.scielo.infomed.sld.cu
[ii] A. Ballester Sanz, M.J. Sanz Franco y E Galán Grau. “Homeopatía. Fundamentos científicos”, en www.actualizaciones.infomed.sld.cu Edición en PDF.
[iii] idem
[iv] idem