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Identidad, derechos campesinos y nuestra política agraria neoliberal

Fuentes: Rebelión

  Hay algo común en el reparto de los fondos para  fomento productivo de los  Programas de recuperación de suelos, la ley de bonificación forestal y también con la ley de riego, que anualmente reparten del orden de 60.000 millones de pesos en subsidios, sus beneficios efectivos se han  concentrado  abrumadoramente en empresarios e inversionistas […]

 

Hay algo común en el reparto de los fondos para  fomento productivo de los  Programas de recuperación de suelos, la ley de bonificación forestal y también con la ley de riego, que anualmente reparten del orden de 60.000 millones de pesos en subsidios, sus beneficios efectivos se han  concentrado  abrumadoramente en empresarios e inversionistas del agro, no en los campesinos, lo cual  sucede por diversos mecanismos.

 

Lo dicho se confirma en la renovación legal en curso de estas normas, en que se  propone equiparar en el trato a cualquier inversionista que se considere en un rango de monto de inversión menor con un campesino o pequeño productor agrícola familiar.»sin diferencias ni discriminaciones se acentúa con grandilocuencia en el mensaje presidencial de la ley de riego«, se prescinde de que el beneficiario sea quien trabaje directamente la tierra como establece la legislación actual que viene de nuestra  Reforma Agraria,  contradiciendo en los hechos el supuesto principio de equidad que buscan estas políticas que pagamos la mayoría de los chilenos. Otra manera de ejemplificarlo:  un Jeque Árabe, Madona, Daniel Farcas o algún parlamentario, con un predio de menos de 60 ha de riego, podrán aspirar sin objeción legal a estar en esta  categoría equiparable a la de campesinos para recibir beneficios del Estado, cosa que por lo demás ya practica sin ley desde el periodo de Lagos.

 

El hecho es que se da una solidaridad  para con los campesinos desde la mayoría de sociedad global y entre ellos mismos, la cual se basa en la aspiración natural de equidad e identidad cultural asociada al mundo campesino. Desgraciadamente esa solidaridad, para quienes  nos dirigen, es algo que se puede «aprovechar», sacarle partido  para el beneficio de los que si  son viables para el sistema, que no son los campesinos, de ahí se explica la lógica que se plasma en la nueva ley, hay que disfrazarse  legalmente de campesinos o lo que es lo mismo acabar con el concepto mismo de lo que significa ser un campesino para la sociedad y que tanto costo establecer en su momento histórico.

 

De esta manera es como actualmente se va construyendo legalmente el abandono de nuestros campesinos, y de los principios que defendió nuestra Reforma Agraria, los cuales ahora se quieren caducar completamente sin que se note. Es repudiable la concepción absurda de algunos e interesada de otros, por continuar el abandono de nuestros campesinos para integrarlos de mala manera  bajo un concepto egoísta a la globalización, al contrario se debe reforzar la idea de lo útil que seria a nuestra sociedad global responder adecuadamente a esa solidaridad que nace hacia nuestros campesinos y entre ellos mismos y no hacerla objeto de manipulación y peculado legal.

 

 

Leila Cárdenas Quilagayza

Ingeniero Agrónomo – U de Chile

Especialista en Recursos Fitogenéticos

 

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