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Ideología y cine: carta a un amigo cineasta

Fuentes: CatoVerde-CMBryan

Traducido del portugués para Rebelión por Catherine M. Bryan

«La producción no solamente produce un objeto para el sujeto, sino también un sujeto para el objeto» (1)  

Para tratar de ser mejor entendido (ganando tiempo, tratando de ser más preciso en nuestro diálogo), te envío algunas anotaciones sobre la noción (o concepto) marxista de «ideología» y su relación con el discurso estético y poético en la sociedad capitalista (2). Ellas ayudarán a explicar el sentido de mi crítica cultural de tu película.

«Ideología» es un término que fue inicialmente acuñado por el filósofo francés Antoine Destutt de Tracy durante la Revolución Francesa (3). En general, en un sentido abstracto y algo vago, la ideología se entiende como una colección de creencias y valores normativos que un individuo o grupo defiende por razones no puramente epistemológicas (ligadas a la razón, al intelecto, al conocimiento científico).

En la filosofía contemporánea, el concepto tiende a ser más estrecho que la noción original, y puede ser asociado a las ideas expresadas en términos amplios tales como «concepción del mundo» o «visión imaginaria del mundo», etc. En el mundo político, como sabemos, existen diversas ideologías políticas en conflicto, que cubren una amplia gama de intereses en la lucha entre sujetos humanos y entre clases sociales.

En el marxismo, la noción (o concepto) de «ideología», usada por los jóvenes Karl Marx (27 años) y Friedrich Engels (25 años) en el libro «La ideología alemana», estuvo asociada a la relación sujeto/objeto y a la noción de «falsa conciencia» del sujeto humano (individual o de la clase social). Esto implica que existe un nivel epistemológico (ligado al eje «verdadero/falso») y que el sujeto puede superar la «falsa conciencia» a través de su voluntad de conocer el objeto (de distinguir lo «cierto» de lo «errado»), ya sea individualmente o a través de una educación socialmente adecuada, ilustrada y/o científica.

En la medida en que Marx se desarrollaba como filósofo, sociólogo, economista, también desarrollaba y ampliaba su noción de ideología (más allá de la dimensión epistemológica) que comenzó a relacionarse con la dimensión cultural de los sujetos humanos como se puede verificar en sus 3 trabajos escritos posteriormente: «El Manifiesto del Partido Comunista», «El 18 Brumario de Luis Bonaparte»; y el Prefacio a «Una contribución a la crítica de la economía política».

Años después de esos escritos, en su libro «El Capital», el Marx adulto, seguía usando la noción de ideología como «falsa conciencia» para criticar los errores sistemáticos y las limitaciones esenciales y fundamentales de la Ciencia Política Clásica (de los economistas tales como Adam Smith, David Ricardo, Malthus, etc.). Pero en el libro «El Capital», Marx también renovaba y ampliaba su noción de ideología, asociándola a un nuevo concepto marxista: al concepto de «fetichismo de la mercancía», un término culturalmente amplio, que trascendía su concepto inicial de ideología (que estaba predominantemente asociado al nivel epistemológico, a la cuestión de la «falsa conciencia» y de la voluntad del sujeto de superar la ignorancia y conseguir aclaración).

Así, en esta nueva noción, Marx se refiere a algo mucho mayor que la conciencia y la voluntad del sujeto humano (individual y/o social) pues se refiere a una característica que pertenece a las relaciones estructurales y superestructurales (conscientes e inconscientes) de los sujetos humanos dentro del sistema capitalista. Por lo tanto, esta noción de ideología (ligada al sistema socio-económico-cultural como un todo) trasciende predominantemente la noción ligada a la conciencia y la voluntad del sujeto humano.

Históricamente, es el pensamiento de Karl Marx, en primer lugar, y luego el de Sigmund Freud, que proporcionaban los puntos de partida para cuestionar la noción de un sujeto unitario, autónomo, que para muchos pensadores de la tradición occidental ha sido tomado como la base de la «teoría liberal» del «contrato social» entre los seres humanos. En resumen, Marx y Freud son los dos pensadores que abrieron el camino para la deconstrucción del «sujeto humano» como un concepto central de la filosofía del sujeto: de la metafísica, de la historia, de la moral, de la psicología, de la economía, de la cultura, estética y de la poética occidental.

Aunque la noción epistemológica de ideología (verdadero/falso) asociada a la conciencia del sujeto (individual y social) continúe teniendo validez dentro del marxismo, trasciende y supera a la explicación que fue establecida por la filosofía del sujeto unitario y autónomo de otras filosofías occidentales. En resumen, se puede afirmar que, en general, existen dos nociones de ideología en el marxismo: una, predominantemente epistemológica, ligada a las limitaciones y errores sistemáticos del conocimiento humano y científico; la otra, predominantemente sociológica, ligada a la cultura como visión o «concepción del mundo» de las clases sociales, de sus intereses y de sus luchas (así como de las clases sociales y grupos humanos). No necesito reafirmar que estoy de acuerdo con estas dos nociones básicas de ideología dentro del marxismo como usted podrás comprobar leyendo mi tesis de Maestría, «Ciencia, concepción de mundo y programa en el marxismo» sobre el pensamiento del filósofo marxista español Manuel Sacristán Luzón (4).

En el marxismo occidental, los dos conceptos de ideología resultaron ser muy dinámicos, habiendo presentado continuidades, variaciones, diferencias y enriquecimientos por parte de pensadores como George Lukács, Antonio Gramsci, Louis Althusser, Manuel Sacristán Luzón, la Escuela de Frankfurt (Theodor Adorno, Herbert Marcuse, Wilhelm Reich, Erich Fromm…) Terry Eagleton, Fredric Jameson y, recientemente, Slajov Zizek.

Dentro del marxismo contemporáneo, por ejemplo, el filósofo francés Louis Althusser se destacó en la segunda mitad del siglo XX al proponer una novedosa noción de ideología. En Althusser, la noción de ideología, está intrínsecamente asociada al marxismo de Gramsci (su noción de hegemonía); al giro lingüístico estructuralista de Ferdinand de Saussure, Roman Jakobson, y Levi-Strauss; a las elaboraciones del Psicoanálisis de Sigmund Freud y de Jacques Lacan. Así, en Althusser, los tres registros de Jacques Lacan («Imaginario», «Simbólico» y «Real» en el sujeto humano) se utilizan para conceptualizar la ideología como «la representación de las relaciones imaginarias de los individuos con sus verdaderas condiciones de existencia» (5).

En este sentido, la relación entre sujeto y objeto (subjetividad y objetividad), tanto para Althusser como para Marx, Freud y Lacan, es el producto contradictorio de una estructura que tiende a ser necesariamente alienada, negada, y/o reprimida en el propio momento de la subjetivación.

En su libro «Ideología: una introducción«, Terry Eagleton nos explica: «Sea cuales sean sus fallas y limitaciones, la exposición de Althusser sobre la ideología representa uno de los grandes avances en ese tema en el pensamiento marxista moderno. La ideología ya no es sólo una distorsión o una reflexión falsa, una pantalla que interviene entre nosotros y la realidad, o un efecto automático de la producción de mercancías. Es un medio indispensable para la producción de sujetos humanos. Entre los diversos modos de producción de cualquier sociedad, hay un modo cuya tarea es producir las propias formas de subjetividad; y es tan material y tan históricamente variable como la producción de barras de chocolate o de automóviles»(6).

De acuerdo con Fredric Jameson, en su libro «Documentos de cultura, documentos de barbarie»,la noción de ideología (identificación regresiva con los valores dados) está contrapuesta a su noción de utopía (deseo de superación) y articulada a sus brillantes estudios sobre la narrativa occidental; está también asociada a los escritos de Lukács, Althusser y Lacan, destacando el registro del «Real» (la Historia humana) como una dimensión que tiende a ser imposible de ser representada por el sujeto humano. En Jameson (que también tiene libros sobre las contradicciones en la narrativa cinematográfica), el registro del «Real» es entendido como la dimensión específica de la Historia social real del sujeto humano, pero que no puede ser representada directamente por este sujeto: nosotros, sujetos humanos, sólo podremos acceder al «Real» (a la Historia) indirectamente, a través de su simbolización por los discursos narrativos (literario, teatral, cinematográfico, etc.). Así, sólo podemos acceder al «Real», (a la Historia humana), a través del proceso de simbolización e interpretación que se da en la narrativa, repito, de los discursos humanos (novela, teatro, cine, en el documental, en la novela de TV e otros), pues es a través de los discursos donde se expresa necesariamente el «inconsciente político» individual y social de las luchas históricas de poder entre las clases sociales y los grupos humanos (7).

En otro ámbito, también existe en el marxismo una noción más culturalmente específica de ideología (ligada a la Revolución Bolchevique de 1917 y a los escritos de Lenin y de Trotsky) que está asociada a los filósofos y críticos del lenguaje ruso como Valentín Voloshinov y/o Mikhail Bakhtin y a los artistas de vanguardia como Serguei Eisenstein, Bertolt Brecht, Jean-Luc Godard y Glauber Rocha, donde el concepto de ideología es también entendido como «el proceso de producción de significados, signos y valores para la vida social» (8).

Así estos artistas utilizan sus medios de comunicación y sus discursos artísticos (en la forma y en el contenido del texto literario, teatral o cinematográfico) como instrumentos expresivos en la lucha cultural para producir, generar y crear significados que tengan una función para la revolución social, para la resistencia crítica, de oposición o de subversión, de contrariedad o contradicción al discurso ideológico hegemónico (oficial, religioso, político, antropológico, cultural), dominante en nuestra sociedad dividida por las diferencias sociales, por las desigualdades de clases y por la injusticia social.

En esta lucha ideológica y política sería importante destacar también la significativa contribución del libro de Guy Debord «Sociedad del espectáculo» en el que nos enseña (siguiendo las enseñanzas de Karl Marx en el libro «El Capital») que la sociedad moderna «se presenta como una inmensa acumulación de espectáculos «(9).

Por último, también me parece importante destacar que:

1) El término «significado sintomático» (que utilizo para la crítica de tu película) está asociado, por un lado, al término althusseriano «lectura sintomática» y, por otro lado, está conectado a la expresión «falacia intencional» del crítico estadounidense William K. Wimsatt Jr): «no se puede confundir la intención del autor con el sentido efectivo producido por las imágenes y los sonidos» (10).

2) La noción de «significado sintomático (reprimido)» está relacionada con la visión del cine como «Dispositivo», «Apparatus» (proveniente de los teóricos del cine como Jean Louis Bawdry, Christian Metz y otros): la de estudiar la relación sujeto-objeto, vinculando el aparato técnico con una formación ideológica e histórica que los críticos de la cultura de enfoque marxista cuestionan a partir de los descubrimientos de pensadores (Marx, Freud y Nietzsche) asociados a la desmitificación del sujeto y de la conciencia como entidades autónomas. Así, esa doble dimensión del cine (como artefacto y como experiencia subjetiva de gratificación) colocaría al cine también desde, por ejemplo, la perspectiva psicoanalítica, como «maquina de placeres» entendiendo su efecto, predominantemente, como un movimiento de «regresión narcisista por el cual el espectador se entrega a una identificación con el aparato y luego con el imaginario representado en la pantalla «(11).

Históricamente, la teoría del dispositivo (Apparatus) ha sido discutida y cuestionada por teóricos como Giles Deleuze o David Bordwell; pero también ha sido discutida, desarrollada y ampliada por «Screen Theory» y la revista Screen, por la perspectiva feminista (Laura Mulvey y otros) y por cineastas y críticos marxistas de matizadas orientaciones teóricas: en el marco del marxismo, por ejemplo, tenemos actualmente destacados críticos de la cultura como Fredric Jameson (12) y Slavoj Zizek (13) que siguen pensando «el discurso cinematográfico» dentro de un amplio y abierto concepto de ideología en la tradición del marxismo occidental.

No me parece necesario seguir escribiendo sobre la historia de la noción de ideología; como mencioné al principio de esta carta, quería enviarte algunas anotaciones (elementos iniciales del marco teórico-metodológico que utilizo) que podrían ayudar a aclarar el sentido de mi crítica cultural. Una crítica que tiene como eje central (como mencioné antes) la relación ideológica entre subjetividad y objetividad en la sociedad capitalista y que encuentro en el discurso cinematográfico de tu película.

Esta relación ideológica dentro del discurso cinematográfico también podrá ser ampliamente estudiada en el libro «El Discurso cinematográfico: Opacidad y Transparencia», del teórico y crítico brasileño, Ismail Xavier. En este libro, Xavier muestra la evolución y la funcionalidad de las más significativas posturas estético-ideológicas de las diversas concepciones y teorías cinematográficas [la decoupage en el cine clásico; el realismo crítico; el modelo de André Bazin; la vanguardia (el modelo onírico, la imagen arquetipo, etc …), la deconstrucción y otras] que se han utilizado para justificar el uso de la imagen y del sonido en el discurso cinematográfico occidental (14).

Me quedo por aquí. Recibe un abrazo Vital.

Atentamente,

Jorge Moreira

Notas:

(1) Karl Marx, Introducción a la crítica de la economía política 1857, p. 81.

(2) Terry Eagleton. La estética como ideología (2011).

(3) Ideología: Una Introducción . (2007). Paidós Ibérica Ediciones S A.

(4) Jorge Vital de Brito Moreira. » Ciencia, concepción de mundo y programa en el marxismo «. Universidad Nacional Autónoma de México. UNAM. (1985). Consulte también el libro de Manuel Sacristán Luzón, Panfletos y materiales, I: Sobre Marx y marxismo . Icaria, Barcelona, 1983.

(5) Terry Eagleton. Ideología: Una introducción . (2007). Paidós Ibérica Ediciones S A.

(6) Terry Eagleton. Ideología: Una introducción . (2007). Paidós Ibérica Ediciones S A.

(7) Fredric Jameson. Documentos de cultura, documentos de barbarie ( 1989). Editorial: Antonio Machado

(8) Robert Stam. Introdução à Teoria do Cinema . Editora Papirus (2003).

(9) Guy Debord. La sociedad del espectáculo . La Marca Editora. (1995)

(10) Terry Eagleton. Una introducción a la teoría literaria . Fondo de Cultura Económica. (2002).

(11) Ismail Xavier. O Discurso Cinematográfico: Opacidade e Transparência. Paz & Terra. ( 2008)

(12) Fredric Jameson. As Marcas Do Visivel. Editora: Paz e Terra (1995) y, La estética geopolítica: Cine y espacio en el sistema mundial Ediciones Paidós; (1995)

(13) Slavoj Zizek. Mirando al sesgo. Ediciones Paidós (2000) y, Todo lo que usted quiso saber sobre Lacan y nunca se atrevió a preguntarle a Hitchcock. Editor: Manantial (1994).

1(4) Ismail Xavier. O Discurso Cinematográfico: Opacidade e Transparência. Paz & Terra ( 2008)

Fuente: https://catoverde-cmbryan.blogspot.com/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente del traducción.