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Imaginar el rumbo futuro

Fuentes: Rebelión

Al tiempo en que la guerra estremece Occidente, diversas imágenes de la cotidianeidad se presentan como un recordatorio sobre aquello que suele callarse.

La pobreza se expande en nuestro terruño y a lo largo del planeta, en diversas avenidas de las ciudades y calles céntricas es fácil notar la presencia de mujeres y hombres de todas la edades efectuando algún tipo de suerte, la búsqueda de un poco de dinero para solventar algún tipo de comida es visible en los rostros de la angustia que esta crisis va reproduciendo a gran escala, la precariedad, el desempleo, la explotación laboral, la marginación y las diversas formas de violencia sistémica-capitalista, despojan a millones de seres humanos en el mundo del elemental derecho a una vida digna, entendida como la garantía de la satisfacción de los requerimientos básicos para vivir sin urgencia y con la posibilidad de desarrollar a plenitud la esencia individual-colectiva de cada uno de nosotros.

La crisis mayor de humanidad a la que estamos sometidos, en parte por los ciclos naturales del sistema, y también por la desproporción inigualable en la historia del egoísmo como máxima de los gobernantes de las grandes potencias, nos han puesto como especie ante la disyuntiva inevitable de repensar con toda honestidad y aplomo el rumbo venidero –casi inmediato- que deseamos para nuestras sociedades, partiendo del supuesto de que en verdad anhelamos la sobrevivencia humana. ¿Deseamos seguir con el desarrollo desregularizado de las fuerzas productivas sin importarte que esto nos conduzca a ciclos continuos de crisis económicas y no efectué la distribución socialmente equiparada de la riqueza generada?, ¿continuaremos con la vulneración y desarticulación a escala global de los derechos fundamentales de los trabajadores y trabajadoras condenando su labor a condiciones infrahumanas?, ¿seguiremos mirando las bombas caer en horario estelar desde las pantallas de nuestros celulares como si se tratara de película hollywoodense?, ¿preferiremos por más tiempo mirar hacia otro lado cuando en las esquinas una mano nos pida una ayuda con voz de angustia y el desamparo del olvido social?

Es visible lo difícil de la situación, la crisis de humanidad se refleja de igual forma en la proliferación aumentada de estados de conflicto interno y externo en términos psicosociales, la recurrencia en la búsqueda de salidas aleatorias al acontecer diario con es el suicidio es una señal y alerta que no debemos ignorar, es un signo de que la crisis se profundiza afectando ya no solo la existencia humana en términos materiales, sino que ha penetrado ya de forma muy profunda la idea de esperanza de vida y el porqué existir de miles de seres, que ante la angustia comentada, la canalizan hacia formas autodestructivas. El eco de las bombas no solo retumba en los territorios disputados en la guerra, también lo hace en las urbes y comunidades que a diario guardan en su seno el padecer de los olvidados y oprimidos.

El rostro de la angustia se ha diversificado, se transforma y reproduce, este tiempo es definitorio y revelador, aquello que busquemos como humanidad comenzará a surgir si en consenso y con consciencia reflexionamos el rumbo futuro de la especie actual. No son tiempos para el letargo, son de impronta y de resurgimiento de la esperanza, incluso a pesar de lo oscuridad inmediata que nos rodea.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.